El juego se llama ‘sexting’. La palabra es un compuesto de dos términos, ‘sex’ (sexo) y ‘texting’ (envío de un texto) para referirse al envío de imágenes de ellos mismos o de amigos con poca ropa, desnudos, o en posiciones eróticas a través de celulares, computadoras con cámara u otro dispositivo electrónico. Los jóvenes envían estas fotos a otra persona, ya sea para conquistarla, o sólo por diversión o para ganar aceptación, confiando en que la persona se quedará con las fotos. Pero no suele ocurrir así. Las fotos se pasan de persona a persona dejando al fotografiado en boca de todos.
Una de las advertencias que los padres deben hacer a sus hijos sobre el sexting es que cualquier foto provocativa será vista por todos en la web. Existen clubes de hombres que navegan en internet a la caza de fotos de adolescentes; clubes que intentan que los jóvenes suban sus fotos eróticas para luego establecer contacto con esos chicos y chicas para acosarlos.
El adolescente debe tomar conciencia de que sus fotos provocativas en la web son vistas por los hombres más pervertidos, sucios, bajos, degenerados, viciosos y lascivos de todo el internet. Subir fotos eróticas es posar para esas personas. Hay que hacer sentir vulnerables a los hijos e invitarlos a cultivar el pudor, que es un saludable sentimiento de vergüenza por mostrar la desnudez ante miradas lujuriosas. Mostrar el cuerpo solamente debe hacerse delante del cónyuge, pero no delante de los amigos y mucho menos ante los desconocidos que navegan en internet; hacerlo es exponerse a ser tratado como una mercancía que se utiliza para alimentar el morbo ajeno, para ser ocasión de un placer momentáneo y para luego ser desechado.
Los padres harán mucho por evitar el ‘sexting’ en sus hijos si establecen una buena comunicación con ellos y si les fomentan la autoestima. Mercedes Arzú afirma que cuando un niño se siente amado por sus padres, descubre que su vida es valiosa. Si encuentra amor en su familia es menos probable que lo busque en otra parte y que tome decisiones dañinas que entristezcan a su familia. La mayoría de las personas no soportan pensar que están haciendo daño a los que aman.
Cuando, en cambio, hay ausencia de amor y cariño en la vida de un niño, la adolescencia pasará a sus padres la factura. El adolescente sentirá deseos de amor y de aceptación entre sus amigos y lo buscará a través del sexo o de conductas destructivas. No entiende que lo hace motivado por el deseo de sentirse importante y necesitado. Cuando un joven no tiene un buen concepto de sí mismo, muchas veces decide ‘vivir el momento’, buscando cualquier tipo de placer en una situación determinada. El afecto, el diálogo, el interés de los padres por la vida de su hijo, es una fuerza que frena a los muchachos de tales comportamientos.
Prohibirles el uso de la tecnología no parece ser lo correcto. Ellos buscarán el acceso a las pantallas con sus amigos, y aprenderán a utilizarlas de manera irresponsable. Es mucho mejor formarlos en una disciplina para utilizar los artefactos, hablando sobre sus ventajas y riesgos, estableciendo horarios y restringiéndoles el uso durante las horas de la noche. Es importante que en casa se tenga la regla de que ninguna computadora se encuentre en las recámaras, sino que ésta deba estar en la sala, a la vista de todos.
La peor enfermedad de nuestro tiempo, diría Viktor Frankl, es la falta de sentido de la vida. Muchos tienen con qué vivir, pero no tienen nada para lo cual vivir. Muchísimos jóvenes están enfermos de falta de sentido de la vida y buscan con qué llenar ese vacío. Lo están haciendo con droga, alcohol, fornicación o exhibicionismo ‘on line’, entre otras cosas. En cambio quienes aprenden a amar y a respetarse a sí mismos y a los demás, quienes reciben una disciplina cariñosa en casa y observan la bondad de sus padres, tendrán un sentido de la vida optimista y evitarán autodestruirse con conductas peligrosas.
La peor enfermedad de nuestro tiempo, diría Viktor Frankl, es la falta de sentido de la vida. Muchos tienen con qué vivir, pero no tienen nada para lo cual vivir. Muchísimos jóvenes están enfermos de falta de sentido de la vida y buscan con qué llenar ese vacío. Lo están haciendo con droga, alcohol, fornicación o exhibicionismo ‘on line’, entre otras cosas. En cambio quienes aprenden a amar y a respetarse a sí mismos y a los demás, quienes reciben una disciplina cariñosa en casa y observan la bondad de sus padres, tendrán un sentido de la vida optimista y evitarán autodestruirse con conductas peligrosas.
Como siempre muy acertado en sus palabras. Gracias Padre saludos.
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