Ahí está Medjugorje. Es un fenómeno mundial. Se ha convertido en el confesionario de Europa. ¿Son verdaderas las apariciones? ¿Sigue la Virgen manifestándose a esos videntes? No es cuestión de menor importancia sino de un evento de gran magnitud en el mundo católico que espera una respuesta de la autoridad de la Iglesia. En su viaje a Sarajevo, el papa Francisco voló por encima de Medjugorje y en el vuelo habló sobre que pronto se dará a conocer el informe del cardenal Ruini sobre esas apariciones que datan desde 1981. Pero una cosa es un informe y otra, un aval de autenticidad. De manera personal creo que la Iglesia, a corto plazo, no dará crédito a las apariciones diciendo que son auténticas. Mientras los videntes estén vivos y los mensajes se sigan dando, sería muy imprudente y riesgoso dar carta de garantía a ese fenómeno místico. Cuando la Iglesia dé su última palabra, creo que ni usted ni yo estaremos aquí para contarlo.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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