Sara y Agar sacaron lo más bajo de ellas mismas dejando entrar a las envidias y rivalidades (Gen 16, 1-16). La vida del hijo concebido por Agar dejó de importar y sólo pensaron, ambas mujeres, en su resentimiento recíproco. Satanás se apoderó, así, de la casa de Abraham. Hemos de vivir atentos a que las envidias no se cuelen en las obras de Dios. Hay que recordar que cuando decimos 'sí' a Dios estamos dando una pedrada en las puertas del infierno, y los ejércitos del mal se ponen en pie de guerra. Quien dice 'sí' a Dios en su vida debe estar en guardia permanente para no permitir que el Maligno se apodere de la obra de Dios. Renovemos nuestro 'sí' a Dios cada mañana y hagamos diariamente nuestro examen de conciencia.
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
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