En la Diócesis de Ciudad Juárez algunas parroquias celebran misas en centros comerciales. Las Misiones y Plaza Sendero son lugares donde aquellos que, antes o después de comprar su mandado, pueden encontrar a Jesús vivo y resucitado en la Eucaristía. Algo parecido realiza la Diócesis de Cuautitlán; ellos han instalado capillas en plazas comerciales donde hay acceso a las estaciones del metro. Parece extraño celebrar la misa en lugares donde no hay una feligresía estable, ¿valdrá la pena? Quienes defienden estas iniciativas afirman que muchas personas que no van a la iglesia pueden descubrir, en estos lugares, un espacio para escuchar la Palabra de Dios y hacer un poco de oración, o bien hablar con un sacerdote. La nueva evangelización invita a romper esquemas. ¿Será que entre frutas, verduras, zapatos y perfumes también se mete el Señor?
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
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