El documento dice que estamos ante una “emergencia educativa”, es decir, ante algo gravísimo que está sucediendo en el ámbito de las escuelas y universidades. Es ahí donde a las nuevas generaciones de niños y jóvenes se les está adoctrinando –lavando el cerebro– para desestructurar a las familias. Esto se está logrando con la falsa enseñanza de que no existen diferencias entre el hombre y la mujer, y que todo se debe a condicionamientos culturales. En las clases de educación sexual, de biología o de civismo, en las escuelas se enseña hoy que las personas podemos elegir el comportamiento sexual que queramos, independientemente de lo que nos indica la naturaleza masculina o femenina.
“Varón y mujer los creó” nos dice que la única Familia que existe es la que está conformada por un hombre y una fémina, y que el único espacio moralmente válido para ejercitar las relaciones sexuales es dentro del matrimonio. Nos enseña así que no hay comparación entre la heterosexualidad y la homosexualidad, ni para vivir el amor en pareja ni para la educación de los hijos. Es la familia la que tiene el derecho de educar a los niños, y no el Estado. No es la pareja la que tiene derecho a adoptar, sino que es el menor el que tiene derecho de ser adoptado por dos personas de sexo contrario que reemplacen su origen natural de un padre y una madre.
Algunas instituciones católicas y sacerdotes, sobre todo en el ámbito educativo-pastoral, han cedido a las presiones de la cultura secular y de los grupos LGBTQ claudicando de enseñar la doctrina de la Iglesia. Basta mencionar a James Martin, el jesuita que promueve la bienvenida a la Iglesia de las familias gay en Estados Unidos; o a universidades como La Salle en Ciudad de México, que recientemente canceló una conferencia de los argentinos Agustín Laje y Nicolás Márquez sobre ideología de género; o la Universidad Iberoamericana que abre espacios para debatir la legalización del aborto y que permite el “día de la diversidad” en su campus.
¿Obedecerán a las enseñanzas de la Iglesia y al papa estos sacerdotes y centros educativos que se dicen “progres”, o seguirán contribuyendo a la pérdida de la identidad católica de sus alumnos y a la decadencia cultural que marca nuestras sociedades? Está por verse. Lo cierto es que si quieren seguir llamándose "católicas" deben de respetar el derecho de los alumnos y padres de familia de recibir formación católica, y no las barbaridades que hoy está enseñando la cultura secular. Cierto también es que Francisco no es el papa liberal que muchos han creído. En materia de aborto, eutanasia y género, el obispo de Roma ha sido muy claro y ha puesto los puntos sobre las íes, dejando ver que la enseñanza de la Iglesia obedece a una visión del hombre que no cambia ni cambiará con el tiempo.
“Hombre y Mujer los creó” es un documento que debe ser leído, meditado y estudiado por todos los católicos y hombres de buena voluntad, pero principalmente por los padres de familia que tienen a sus hijos en escuelas públicas y privadas, así como por las instituciones educativas católicas. El papa no nos llama a discriminar a las personas homosexuales ni a faltarles el respeto, pero sí a combatir la ideología de género –el homosexualismo político– para edificar la vida pública sobre los cimientos sólidos de la naturaleza humana.
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