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Mi columneja


Heridas que sangran
Esta semana conversé con una persona que se procuró dos veces el aborto. Era una mujer cuya madre y marido la presionaron para abortar. Pocas veces he visto tanto dolor en una mujer que tomó esa mala decisión; era un sufrimiento absolutamente indescriptible. Su herida era tan profunda y tan sangrante que casi la lleva al suicidio. Sentía que su vida era inservible, que no tenía sentido, que el infierno estaba esperándola para devorarla, a pesar de saber que Dios había perdonado su pecado.

Se atrevió a hablar para mostrar su llaga al sacerdote, con la esperanza recóndita de encontrar perdón y alivio para su dolor. Hablar y no callar es demasiado importante. El diablo busca convencer a sus víctimas que se callen, que no lo digan a nadie, que Dios no les perdonará y así las orilla a vivir en la desesperación. Jesús expulsó a un demonio que era mudo (Lc 11,14). Bastó el poder de la Palabra para que fuera echado el diablo y el mudo comenzara a hablar. La mujer que abortó se atrevió a poner en palabras su pecado llevándolo a los pies de Jesús. Ahí comenzó su liberación. La clave de la curación está en hablar, en expresar el mal en palabras para expulsarlo, y dejar hablar a Jesús. Su Palabra llega hasta la profundidad del corazón, cura nuestras heridas y realiza la derrota del mundo de las tinieblas.

Entre asnos
Es tanto el complejo de inferioridad de algunas personas de la nueva clase política, que no sienten ninguna vergüenza para expresarlo con las más grotescas tonterías. La senadora Jesusa Rodríguez, en un video, aparece en el campo junto a unos burros diciendo lo siguiente: "Los ricos, los pobres, la clase media... todos somos animales. Sentirse superior a las otras especies, por ser humanos, es tan estúpido como sentirse superior a otros humanos por ser blancos, por ser ricos o por ser hombres". Y dirigiéndose al burro termina diciendo "¿Tú qué piensas?"

Nunca como hoy en la historia de la humanidad el hombre había tenido un concepto tan bajo de sí mismo, y nunca había visto yo a una persona de la política que lo expresara tan descaradamente. La mente humana, cuando se aleja de Dios, elabora una visión deprimente y pesimista del mundo y de la vida. Cuando se rechaza al Creador y se niega el alma espiritual, que sólo los hombres poseemos y no las bestias, las personas terminan por degradarse y sentirse animales. Con una visión como la que tiene la senadora, el hombre comienza a odiarse a sí mismo y acaba despreciando la vida, considerándola como la veía Sartre: una pasión inútil.

Todos coludos
El abuso sexual contra menores de edad es un delito y un pecado abominable que debe ser combatido dentro y fuera de la Iglesia. Después de la cumbre que el papa Francisco y los presidentes de las conferencias de obispos han tenido en Roma sobre las nuevas normativas para erradicar este mal, nos queda claro que ninguna institución a nivel mundial como la Iglesia Católica está tomando medidas tan serias con este propósito. El papa Francisco promulgó el viernes una amplia legislación sobre abusos sexuales para el Vaticano que requiere que las denuncias sobre presuntos abusos se reporten de inmediato a la fiscalía vaticana. La prioridad son los niños deben estar en ambientes seguros, así como la atención a las víctimas de los abusos.

Este cambio de política es un ejemplo para todo el mundo. Desafortunadamente la sociedad no está haciendo la parte que le corresponde para erradicar el abuso de menores. Estudios de Charol Shakeshaft sobre abuso sexuales a menores en el sistema educativo público de EEUU arrojan cifras espeluznantes: en comparación con la Iglesia Católica, los abusos en las escuelas ocurren cien a uno. Este tema, junto con el de la prostitución infantil organizada no han querido ser abordados por la sociedad ni por la prensa, las cuales han enfocado toda su atención sólo en lo ocurrido dentro de la Iglesia Católica. A perro callado míralo con cuidado.

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