Ir al contenido principal

Libros: Ángeles y Demonios

Los libros que ofrecen la mayoría de las librerías comerciales sobre el tema de ángeles y demonios están de moda. Sin embargo la inmensa mayoría de estos libros presentan extrañas visiones sobre los espíritus celestiales y los del inframundo, más inspirados en las corrientes esotéricas de la Nueva Era que en una teología cristiana seria. Un católico que quiera formarse en cuestiones de angelología y demonología, para vivir mejor su vida espiritual, deberá prescindir de toda clase de basura esotérica que, más que educar, es causa de confusión. Si quiere formarse más profundamente en estos temas habrá de leer obras teológicas o espirituales que sigan la Tradición de la Iglesia y tengan sólidas bases bíblicas.

En estos días he terminado de leer "Ángeles y Demonios" (Las criaturas invisibles y las vicisitudes humanas) de Giorgio Gozzelino, publicado en 2006 por Ediciones San Pablo. No se trata de un manual de exorcística o de un libro devocional, sino de una obra teológica y filosófica –en algunas partes bastante densa– que presenta una exposición del tema de ángeles y demonios en la historia de la teología. El autor, que es sacerdote salesiano, nació en Turín Italia en 1930, es doctor en filosofía y teología, egresado de la Pontificia Universidad Salesiana de Roma. Es profesor de teología sistemática y de teología espiritual en dicha universidad en su sede de Turín, y ha publicado algunos libros sobre teología y espiritualidad.

Para su exposición de 236 páginas, Gozzelino sigue el método tradicional de los estudios teológicos. Primero hace un repaso por la angelología y la demonología en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Posteriormente nos transporta a las épocas sacrales de la Patrística y la Escolástica que profundizan sobre el tema, llegando a su punto de mayor profundidad con la doctrina de santo Tomás de Aquino. Con la llegada de la Edad Moderna la filosofía se va concentrando en el hombre, por lo que la reflexión sobre el mundo angélico y demoníaco, en un proceso lento, van perdiendo interés. La especulación teológica entra en un franco empobrecimiento y el tema de los ángeles se queda en una vasta tradición devocional, mientras que aparecen fenómenos de miedo a lo diabólico.

Con la llegada del siglo XX crece el proceso de secularización y las discusiones sobre la existencia de ángeles y demonios se hacen más tensas. Corrientes teológicas que siguen la Tradición afirman la existencia de estos espíritus mientras que otras líneas de pensamiento se vuelven contestatarias a la doctrina de la Iglesia. Algunas llegan a afirmar que las criaturas espirituales son meras representaciones del bien y del mal y que Satanás, como persona, no existe, y hasta llegan a afirmar que la creencia en el diablo es perjudicial para la fe de los creyentes. Esta eliminación del dato de la existencia del diablo en la práctica cotidiana de la fe, significa entonces el derrumbe de una profunda convicción que ha acompañado al cristianismo hasta nuestros días. ¿Podríamos dejar de tomar en cuenta ese dato de la Revelación sin alterar o empobrecer el mensaje del mismo Jesucristo? El autor no lo cree así, y nos enseña que, aunque la existencia de los ángeles –caídos y no caídos– juega un papel periférico en la fe cristiana, no por ello pierde su importancia.

¿Cómo entonces el cristiano católico de hoy puede ser fiel a la doctrina perenne de la Iglesia y, al mismo tiempo, adecuar las creencias sobre ángeles y demonios para su vida cristiana? Primero, con la ayuda de la misma Sagrada Escritura, de la teología y la filosofía, Gozzelino nos lleva por un desmantelamiento de todos los argumentos que niegan que las criaturas angélicas y diabólicas sean seres reales. Luego hace una exégesis científica de los textos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento, y demuestra que ángeles y demonios no son meras metáforas, sino seres personales que juegan un papel en torno al acontecimiento de Jesús de Nazaret. No tomar en cuenta estos datos es mutilar la fe de la Iglesia.

Pero no basta probar que existen demonios y ángeles. Hay que responder también por el significado que tienen en la vocación y el destino del hombre, el papel que juegan en nuestra vida personal. Es preciso recordar que si la teología acaba expulsando a Satanás y a los ángeles, éstos entrarán en la vida de muchas personas por la ventana de la superstición y de la magia, lo que puede significar para ellas un desastre espiritual. Lo que hemos de hacer, entonces, es tomar los datos revelados por Dios en su totalidad, según la doctrina perenne de la Iglesia, y articularlos en un lenguaje que entienda el hombre moderno. "Ángeles y demonios" es un libro que enriquecerá mucho al estudiante de teología, al religioso, así como al sacerdote que quiera tener una visión de conjunto sobre el tema, evitando los extremos de marginar a estos espíritus y de exagerar su papel en la cotidianidad de la vida humana. Una obra equilibrada, completa y concisa. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Católicos y rituales paganos

La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...

La muerte del padre Rafael, mi vicario

La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...

Sanación del árbol genealógico

En las últimas décadas diversos grupos y personas en la Iglesia hacen oración para limpiar de pecados su árbol genealógico. Esta práctica es llamada "sanación intergeneracional". Incluso hay sacerdotes que la promueven haciendo misas con ese propósito. Es un grave error. Algunas conferencias episcopales como la de Francia y de Polonia, y ahora la española, se han pronunciado en contra de esta falsa doctrina y pésima práctica. Conocida también como la "sanación del árbol genealógico", la sanación intergeneracional tuvo su origen en los escritos del misionero y terapeuta anglicano Kenneth McAll, quien trató de hacer una conexión entre ciertas enfermedades y las fuerzas del mal. En ámbito católico fueron John Hampsch y Robert DeGrandis quienes popularizaron la práctica en grupos carismáticos. Según estos autores, existen pecados no perdonados, cometidos por los antepasados de una persona, que hoy tienen efectos perniciosos en sus descendientes y que se manifiestan a tr...