Buena lectura para este verano. José Luis Martín Descalzo fue un sacerdote español de honda pluma. Lo que comenzó como una serie de artículos circunstanciales publicados en el diario español ABC, se convirtió en una colección de cinco libros donde se plasma la vida interior del escritor y periodista: “Razones para vivir”, “Razones para el amor”, “Razones para la alegría”, “Razones para la esperanza” y “Razones desde la otra orilla”. Cuando en Roma leí el primero de estos libritos de trasfondo muy humano y hondamente cristiano, sabía que tendría que comprar los otros cuatro y leerlos, y así fue. Los devoré. Por supuesto que se pueden adquirir y leer por separado. Las “razones” de Martín Descalzo se convirtieron en un poderoso estimulante para descubrir nuevas dimensiones del milagro de estar vivo y de afrontar la aventura de la vida con coraje, pasión y alegría.
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
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