Ir al contenido principal

Misterio del cuerpo


Las parejas casadas viven una vida sexual más plena y feliz que las personas solteras. Así lo indica un artículo de Michael Castleman en la revista Psychology Today. El autor cita varios estudios que algunas universidades de Estados Unidos han realizado sobre el tema. Otras investigaciones publicadas por Olga Khazan en la revista "The Atlantic" afirman que las personas que solamente tuvieron sexo con sus cónyuges tienen más probabilidades de tener un matrimonio "muy feliz".

En cambio las probabilidades más bajas de felicidad conyugal son para quienes han tenido más parejas sexuales antes de casarse. Es decir, mientras mayor es la promiscuidad prematrimonial mayores son los fracasos; y mientras las parejas llegan vírgenes al matrimonio, mayor es su dicha conyugal. Hay excepciones, por supuesto, pero la tendencia es generalizada, lo que no significa que quienes mantuvieron vida íntima durante su noviazgo no puedan tener una vida sexual satisfactoria en el matrimonio.

¿Por qué hay más satisfacción en el sexo reservado hasta el matrimonio? La razón es porque durante los años de noviazgo las parejas se dedicaron a conocer quién era realmente la otra persona. Su tiempo lo invirtieron en conocerse más el alma que el cuerpo, y por eso, cuando decidieron casarse, tomaron una buena decisión. En el sexo matrimonial nada hay qué temer: ni los embarazos inesperados, ni las enfermedades de transmisión sexual, ni el temor de ser abandonado por el cónyuge. Por el contrario, quienes mantienen vida sexual en el noviazgo tienen todos estos temores.

Los novios que guardan su castidad hasta el matrimonio comprenden mejor el significado del sexo; saben que la actividad sexual exige un alto grado de compromiso de ambas personas. Además logran crecer mucho en el dominio de sus pasiones, y por eso desarrollan más confianza con la otra persona. A un cónyuge así, es mucho más fácil entregarse. Luego los novios que esperan hasta el matrimonio, una vez casados, aprenden a tener sexo uno con el otro. No hay alguien más con quien compararse.

Hay personas que hacen mofa de estas ideas porque les parecen propias de una Iglesia de décadas atrás. Sin embargo la sexualidad encierra un misterio al que actualmente pocos tienen acceso. La palabra "misterio" no indica un rompecabezas difícil de resolver. Indica, más bien, el secreto de Dios desde la eternidad y que ha sido revelado a la humanidad a través de la Encarnación de Cristo Jesús y el envío del Espíritu Santo. ¿De qué secreto o misterio hablamos?

Ese secreto es que Dios no es un juez tirano e implacable, no es un Dios impersonal y sin rostro; tampoco Dios es un anciano que vive sentado solo en su trono en alguna región del cosmos. Ese secreto revelado es que Dios es amor, y que vive, infinita y eternamente, en un intercambio de amor en la comunión de tres Personas divinas. Y lo más increíble es que ese secreto lo ha revelado para introducirnos en su amor divino, para que aprendamos a amar como Él nos ama.

El misterio lo llevamos inscrito en nuestros cuerpos sexuados de hombre y mujer, llamados a ser "una sola carne": "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne" (Gen 2,24). Solamente el sexo vivido dentro del sacramento del matrimonio, y abierto a la posibilidad de la vida, es el que introduce a los esposos en este "gran Misterio" del amor Trinitario. Fuera del sacramento, la unión sexual carece de la gracia divina.

Volviendo al inicio, las parejas con menos promiscuidad prematrimonial, y quienes llegan vírgenes al matrimonio, tienen más posibilidades de felicidad en su hogar. La lógica es sencilla y profunda: los seres humanos llevamos el misterio de Dios inscrito en nuestra sexualidad de hombre y mujer, llamados a ser una sola carne y a amar al otro con el amor de Dios en nuestras almas. En ello se participa sólo por el sacramento del matrimonio. El sexo no es sólo una realidad biológica y emocional, sino teológica y espiritual.









Comentarios

Entradas más populares de este blog

Confesionario sin absolución: a mi san Judas se le rompió la cabeza y estoy asustado

Pregunta: Vivo en El Paso Texas y soy devoto de san Judas Tadeo, del cual tengo dos imágenes de yeso que compré. Mi suegra fue a la Ciudad de México y me compró otra imagen más de san Judas. Acomodó la imagen en su coche y cuando llegó a su hotel vio que la estatua tenía la cabeza quebrada. Cuando lo supe quedé muy impactado porque dicen que, cuando eso ocurre, es porque se ha cumplido algo que se le ha pedido al santo. Mi desconcierto fue mayor cuando compré, acá en El Paso Texas, otro san Judas, de color oro, muy bonito, pero al llegar a mi casa uno de los san Judas que ya tenía, estaba con su cabeza rota. Estoy muy impresionado. No sé a qué se deba, padre. A veces creo que el santo está celoso porque tengo varias imágenes de él. Agradezco su tiempo y le pido que me ayude. Padre Hayen: ¿Cómo? ¿Dos imágenes con cabeza rota? ¡Seguramente tú y tu suegra se van a sacar la lotería! Por favor, muchacho, no peques de ingenuidad. Pero además dices que san Judas está celoso porque tien...

380 cadáveres

El hallazgo de más de 380 cadáveres apilados en un crematorio de Ciudad Juárez, esperando durante varios años el servicio de cremación de algunas funerarias que subcontrataron dicho servicio, suscita algunas preguntas. El macabro descubrimiento hace que muchas personas pongan en tela de juicio si las urnas con cenizas que entregan las funerarias a sus clientes contienen las cenizas reales de su ser querido difunto, o si son cenizas de alguien o de algo más. Al despedir después de una ceremonia religiosa o de la velación en la capilla ardiente a un ser querido que ha muerto, los deudos confían en que la funeraria cremará el cadáver y les entregará las cenizas verdaderas. Pero todo puede resultar ser una farsa. Es importante reclamar el cuerpo de un ser querido difunto. Cuando Sara, esposa de Abraham, murió, éste reclamó el cadáver a los descendientes de Het y les dijo:"Aunque yo no soy más que un extranjero residente entre ustedes, cédanme en propiedad alguno de sus sepulcros, para...

Izaguirre y el príncipe del mundo

Los acontecimientos del rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán Jalisco, ponen la pregunta sobre el enigma del mal. Tales campos de entrenamiento para el sicariato, narcopanteones y hasta hornos crematorios –reminiscencia de aquellos hornos en que los nazis calcinaban a sus prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial– nos habla de los niveles tan extremos de podredumbre que puede alcanzar el corazón del hombre. México se ha convertido en un gran cementerio donde deambulan –como fantasmas a los que nadie hace caso– las madres y padres de las personas desaparecidas."Que mi súplica llegue hasta ti, inclina tu oído a mi clamor", es la aflicción del salmista que bien podemos poner en los labios de tantos familiares angustiados que buscan a su pariente cuyo paradero permanece ignoto. La Sagrada Escritura nos habla de los niveles de maldad que alcanzan niveles sociales: opresión de los pobres, injusticia en los tribunales y adoración de ídolos acompañada de sacrificios hum...