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Elegidos y destinados


"Soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure"
(Jn 15,16).

Elegidos y destinados son dos verbos que se conjugan juntos en la vida de los apóstoles. Somos elegidos para ser destinados a una misión, y somos destinados porque hemos sido previamente elegidos. Jesús no quiere que un verbo sea separado del otro.

Hay sacerdotes que se se sienten elegidos, pero no destinados. Sienten que pertenecen a una élite especial, a una casta sacerdotal con privilegios. Se pavonean de su vocación pero se sienten desligados y lejos del pueblo, maltratan a la gente con toda clase de abusos y se sirven de las ovejas para su propio beneficio económico. No somos elegidos para vanagloriarnos de la elección. El propósito es la misión, el envío que Jesús nos da.

Por otra parte existen personas que se hacen pasar por sacerdotes y que ofrecen toda clase de servicios, especialmente bendiciones, imposición de manos y exorcismos, con el propósito de lucrar con ello. Estos embaucadores no tienen ningún obispo que ejerza su autoridad sobre ellos. Quizá fueron personas que estuvieron en algún seminario y no pudieron continuar su formación porque no fueron considerados aptos para el ministerio. Se sintieron destinados pero no fueron elegidos.

La elección sin misión es elitismo. La misión sin elección es capricho y sectarismo. La clave para la alegría sacerdotal y religiosa es ser elegidos para servir al pueblo, y ser destinados porque confiamos en el discernimiento y en el Espíritu Santo que conduce a la Iglesia para edificar el Reino de Cristo.

Comentarios

  1. Muy de acuerdo y muy clara la explicación de que si es elegido también debe ser destinado.

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