Ir al contenido principal

La simonía o el mercado de las conciencias

Me visita un amigo cristiano no católico con un problema que quiere que yo le resuelva. Alguien lo invitó a ser padrino de bautizo de un niño, y el asunto es que, al no tener él el sacramento del bautismo y la confirmación, mi amigo no puede ser padrino. El requisito mínimo para apadrinar a alguien en la pila bautismal es ser católico y estar confirmado. Pero mi amigo quiere que lleguemos a un arreglo para que yo le resuelva su problema. Al darle mi negativa se retira con un poco de frustración.

Muchas cosas se pueden comprar en la vida, pero no las cosas de Dios. Cuando Jesucristo resucitó de entre los muertos, los sacerdotes judíos, con una buena cantidad de dinero, compraron el falso testimonio de los guardias que custodiaban la tumba del Señor. Aquellos soldados dijeron que los discípulos de Jesús llegaron al sepulcro durante la noche y robaron su cuerpo, mientras ellos dormían. De esa manera trataban de acallar la resurrección, el acontecimiento más maravilloso y revelador de Dios en la historia.

Hoy también existe el mercado de las conciencias. Con dinero, éstas se compran y se venden. Es una feria que abarca a todo el mundo, y que no conoce religión. El dinero se vuelve un instrumento en manos del diablo para expandir su imperio del mal por toda la humanidad. Las ideologías apoyadas por los medios manipulan la información. La propaganda de guerra en Siria, de uno y otro bando, convencen a poblaciones enteras de que se trata de una guerra justa. O bien se difunden tantas mentiras sobre el derecho al cuerpo y el derecho a elegir el género, que acabamos convencidos de que el aborto es un derecho, de que la eutanasia es muerte digna o de que todos traemos un travesti por dentro que hay que sacar a flote.

Sin embargo no son los poderosos quienes compran las conciencias. Más bien son los débiles quienes venden su conciencia al mejor postor. Jesucristo es quien hace fuertes a las conciencias de los hombres, gracias a la fe en su resurrección. Un corazón donde vive y reina Cristo resucitado es una fortaleza inexpugnable, una conciencia que no se vende ni se corrompe. Por el contrario, ahí donde el Señor no reina, las conciencias son débiles y fácilmente se prostituyen.

En una ocasión Simón el mago quedó maravillado al ver que los apóstoles imponían las manos y se manifestaba el Espíritu Santo (Hch 8, 23ss). Simón quiso comprar con dinero ese poder, y fue entonces cuando san Pedro lo maldijo a él y a su dinero. La simonía solamente trae desgracias para la Iglesia. La destrucción de la fe comienza cuando se comercia con las cosas sagradas; cuando los laicos, con dinero, compran a los traficantes de boletas de bautismo sus pláticas para bautizar en la Iglesia. Es entonces cuando Pedro dice: "Maldito sea tu dinero y tú mismo, porque has creído que el don de Dios se compra con dinero. Tú no tendrás ninguna participación en ese poder, porque tu corazón no es recto a los ojos de Dios" (Hch 8, 20-21).

También existe una simonía fuera del ámbito eclesial, en la sociedad civil. Se trafica con nuestras conciencias, se compran con el periodismo vendido a intereses políticos. Se silencian las voces disidentes. Es la simonía de los favores y de los intereses que tanto ha perjudicado a nuestro país, la nefasta práctica de que los medios de comunicación dependan del presupuesto que los gobiernos les asignan, a cambio de publicidad y de no tocar la buena imagen de los gobernantes en turno. La vergonzosa costumbre de enlodar el nombre de aquellos que no asignan recursos públicos para mantener periódicos, radiodifusoras y canales de televisión.

La simonía siempre será un pecado grave delante de Dios. Su mal intrínseco es cambiar los intereses absolutos de Jesucristo y de su Reino, por los intereses egoístas del hombre.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Católicos y rituales paganos

La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...

La muerte del padre Rafael, mi vicario

La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...

Sanación del árbol genealógico

En las últimas décadas diversos grupos y personas en la Iglesia hacen oración para limpiar de pecados su árbol genealógico. Esta práctica es llamada "sanación intergeneracional". Incluso hay sacerdotes que la promueven haciendo misas con ese propósito. Es un grave error. Algunas conferencias episcopales como la de Francia y de Polonia, y ahora la española, se han pronunciado en contra de esta falsa doctrina y pésima práctica. Conocida también como la "sanación del árbol genealógico", la sanación intergeneracional tuvo su origen en los escritos del misionero y terapeuta anglicano Kenneth McAll, quien trató de hacer una conexión entre ciertas enfermedades y las fuerzas del mal. En ámbito católico fueron John Hampsch y Robert DeGrandis quienes popularizaron la práctica en grupos carismáticos. Según estos autores, existen pecados no perdonados, cometidos por los antepasados de una persona, que hoy tienen efectos perniciosos en sus descendientes y que se manifiestan a tr...