martes, 4 de abril de 2017

Confesionario sin absolución: Cómo debo ayunar

Pregunta: Hola padre Hayen, espero esté muy bien. Disculpe por la molestia pero me gustaría su consejo sobre cómo ayunar. ¿Son seguros los ayunos de 24 horas, o es un tiempo muy prolongado? ¿O basa el ayuno más en algo espiritual?

Padre Hayen: aunque hay personas que pueden practicar el ayuno por motivos de salud, aquí nos enfocamos en su dimensión espiritual. El modelo de nuestros ayunos debe ser Jesucristo, quien ayunó retirándose al desierto para ayunar y orar durante 40 días, antes de iniciar su vida pública. El ayuno forma parte de la vida espiritual católica por el motivo de que ayuda a dominar las pasiones y también como penitencia para reparar los pecados. Te recuerdo que la Virgen María, en sus apariciones de Lourdes, Fátima y La Salette, aconseja hacer penitencia por los pecadores, lo que incluye el ayuno. Pero para que sea auténtico, el ayuno siempre deberá ir acompañado de propósitos de conversión y de reforma de la propia vida moral.

Tomando como ejemplos los ayunos que aparecen a lo largo de la historia sagrada, podemos ayunar por diferentes motivos: para pedir a Dios su auxilio en diversas circunstancias difíciles. También podemos hacerlo cuando estamos arrepentidos de un pecado especialmente grave. O bien, cuando existen situaciones de peligro personal, familiar o comunitario, por ejemplo alguien de la familia que ha caído en las drogas o en la cárcel; una ciudad o un país puede llamar al ayuno para evitar una guerra, un desastre natural o una epidemia. El ayuno puede practicarse cuando se va a realizar algo importante en la vida, por ejemplo el casarse para formar una familia o el ser ordenado sacerdote. Hay ocasiones en que el diablo nos acosa y la guerra espiritual se intensifica; en esos casos el ayuno es muy aconsejable, pues dijo Jesús que hay cierta clase de demonios que sólo pueden ser expulsados por la oración y el ayuno (Mc 9,29).

Por último te aconsejo dos formas de ayunar, que son muy propias de la Iglesia. La primera es el ayuno más tradicional, que consiste en hacer dos comidas frugales al día y una comida fuerte. Por comida frugal entendemos algo muy sencillo, como una fruta, algunos granos y un té de hierbas. Ese día de ayuno se evitará comer entre comidas y se eliminarán los refrescos, el café y las golosinas. Puede elegirse hacer el desayuno fuerte, mientras que el almuerzo y la cena serán muy sencillos. O bien se desayuna y se cena algo ligero, mientras que en el almuerzo se come fuerte.

La otra clase de ayuno es el de pan y agua, que consiste en comer un poco de pan cuando se tiene hambre durante el día, y agua cuando se tiene sed. Hay quienes comen el trozo de pan sopeándolo en el agua, lo que es un error. No se debe hacer esta mezcla, pues el agua mezclada con el pan dificulta la digestión y puede provocar dolores de cabeza. Repito, come pan cuando sientas hambre, y bebe agua cuando tengas sed.

No se te ocurra hacer un ayuno de 24 horas sin comer, como insinúas en tu pregunta. Eso es perjudicial para la salud. Mediante el ayuno, la Iglesia no nos pide pasar hambre, sino disciplinar nuestra manera de comer y ofrecerlo a Dios como un sacrificio, por los motivos espirituales que tengamos. Así que elige un día en que quieras ayunar (tradicionalmente es el viernes, día en que el Señor murió), acompáñalo con oración y nada de caras avinagradas, sino en la alegría del Señor. Te recuerdo que el Viernes Santo, además del Miércoles de ceniza, son días de ayuno de precepto para todos los católicos, entre los 18 y los 59 años de edad. Pero además eres libre de ayunar en cualquier otro tiempo del año, excepto durante el tiempo de Pascua, a menos de que tengas motivos muy especiales, pues en esos días celebramos la alegría de la Resurrección. Te mando una bendición.

(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook o en Twitter: @padrehayen)

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