Uno de los aspectos más atractivos de la personalidad del papa Francisco, motivo por el cual se ha ganado el cariño del pueblo católico, es su sencilla humanidad. Muchas personas tienen la idea de que el papa está tan encumbrado que es una especie de criatura semi-angélica. “Debemos aprender a ser normales”, señaló Francisco en una entrevista. Y su humanidad la ha dejado ver sirviéndose su propia comida todos los días en el bufet del comedor de Santa Marta, recogiendo su bandeja después de comer, llamando a sus amigos por teléfono, viajando en su Ford Focus azul y pasando ratos con los ancianos, vagabundos e inmigrantes de Roma. Francisco sigue haciendo lo posible para librarse de un papado estilo principesco, sacudiéndose de aquellas cosas que le obstaculizan su contacto con el pueblo sencillo.
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