H ace unos días agudicé mis oídos y escuché proclamar, a uno de esos predicadores protestantes de la plaza frente a Catedral, que la Iglesia Católica es tan rica, que posee más dinero –¡ja!– que Estados Unidos y que la Unión Europea juntos. No le di importancia porque sé que en muchas comunidades no católicas se azuza frecuentemente el odio hacia la Iglesia Católica tildándola como la Babilonia ramera. Pero días después vi, por televisión, a un conocido periodista local que aseguraba que el Vaticano –¡oh! ¡oh!– era de los estados más ricos del mundo. Eso sí me preocupó. Vayamos primero con las propiedades de la Iglesia. ¿Las tiene? Sí, y muchas: templos, hospitales, dispensarios, orfanatos, escuelas, seminarios y otros edificios que utiliza para el culto y la evangelización por toda la geografía mundial. Los ha acumulado a lo largo de los siglos y sirven únicamente para que la Iglesia cumpla su misión de evangelizar y dar culto a Dios. Pero estas propiedades inmuebles, más que ser ...
Vida católica: frontera México-Estados Unidos