miércoles, 3 de marzo de 2021

Iglesia en una noche oscura


La diócesis pasa por una profunda tristeza. La noticia de la culpabilidad y la sentencia al padre Aristeo Baca nos ha dejado una gran amargura en el corazón. Nos duele por una declarada víctima y un sacerdote condenado a prisión. Además, la honda división de los católicos entre quienes le condenan y quienes le absuelven, es también causa de mucho pesar para quienes queremos vivir en una Iglesia unida, siguiendo el deseo de Jesús: "que todos sean uno como tú, Padre en mí y yo en ti" (Jn 17, 21)

Un solo abuso por parte de un sacerdote debe dolernos hasta el fondo del alma. El sacerdote es un don de Dios para su pueblo y ha sido tomado de entre los hombres en favor de los hombres en las cosas que a Dios se refieren (Heb 5,1). Cuando este regalo de Dios para su pueblo se desvirtúa, el daño que se puede causar es enorme y, en caso de abuso sexual, es un grave pecado de escándalo que obstaculiza, en toda víctima, su camino hacia Dios. 

Ante la condena que ha hecho un tribunal a un sacerdote de nuestra diócesis, por este motivo, no podemos hacer menos que derramar lágrimas de pesar. Hay quienes creen que, aún después del juicio, el padre sigue siendo inocente; para ellos el dolor es aún mayor. Los católicos que lo creen culpable, si realmente aman a la Iglesia, no deberían alegrarse por su condena al estilo de los colectivos feministas que piden el "ojo por ojo", sino que deben entristecerse por la herida hecha a una declarada víctima y al sacerdocio.

Mi postura ante el caso del padre Aristeo Baca es, en sintonía con nuestro obispo Guadalupe, la de guardar un respetuoso silencio e invitar a la oración. Sabemos que la justicia humana está llena de imperfecciones y que la justicia de Dios nada sabe de venganzas sino de misericordia. La podemos resumir en la frase "Yo no quiero la muerte del pecador sino que cambie de conducta y viva" (Ez 18, 23). Esa debe ser la aspiración de todo sistema de justicia terrenal. Por eso nuestra invitación es a orar por la Iglesia y por todos los involucrados en este doloroso proceso, especialmente por la niña y el sacerdote para que Dios, en su misericordia, restaure sus almas, que tan gravísimos daños han sufrido.

Como Iglesia atravesamos por una noche oscura y, en medio de la noche, la actitud más sensata es la oración. El cardenal Sarah explica que, en una escena llena de misterio del libro del Génesis, Jacob combatió físicamente a Dios durante toda la noche. En esa batalla, su enigmático adversario lo golpeó en la articulación de su cadera y ésta se dislocó. Así nosotros, nos sentimos heridos por todos los hechos ocurridos en torno a este proceso judicial, pero recordemos que los santos son los hombres que luchan con Dios toda la noche, hasta que amanece.

En nuestras contiendas con Dios, en la oración, podemos preguntarle por tantas cosas y cuestionarlo por los hechos dolorosos; podemos llorar nuestras impotencias y desahogar nuestras rabias; podemos pedir que conforte los corazones atribulados y que cure el odio de muchos que han estado siguiendo este proceso. Y, sobre todo, hemos de pedirle a Dios por su Iglesia, que a pesar de que sus miembros la enlodamos con nuestros pecados, es ella la que nos sigue dando a Cristo. Que nuestra fe jamás decaiga, y que la Iglesia de Ciudad Juárez atraviese la oscuridad de la noche sabiendo que Dios nos conduce por un proceso de purificación. Él quiere renovar todas las cosas y no tardará la aurora en anunciar un nuevo día.

10 comentarios:

  1. Gracias! Padre. Por su mensaje. Que el nuevo día, traiga cosas buenas. Gracias. En oración.

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  2. Gracias Padre por sus palabras que reconfortan en estos momentos tan difíciles para nuestra diosesis.

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  3. Gracias Padre por sus palabras que nos dan esperanza, a seguir luchando con nuestra Oración.

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  4. Gracias por este mensaje tan bonito. Dios es amor infinito.

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  5. Nos unimos en oracion clamando a Dios misericordia

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  6. Yo he seguido la vida y obra del P. Baca por muchos años y tengo esta información de una fuente cercana, lo dejo a su criterio.

    Tres hechos inverosímiles, tres grandes mentiras y una condena injusta.

    A partir de tres hechos atribuidos al Sacerdote Aristeo Baca Baca, basados en tres mentiras, el pasado lunes 22 de febrero de 2021, también tres jueces del Poder Judicial del Estado de Chihuahua, le dictaron un injusto fallo condenatorio.

    Una muy bien organizada minoría integrada por grupos de feministas, apoyados por siniestros y obscuros intereses que buscan la destrucción de la iglesia católica, a través de una campaña sistemática muy efectiva, lograron posicionar en los medios masivos de comunicación, la idea generalizada en la sociedad juarense, de que el sacerdote era culpable de conductas delictivas de índole sexual, supuestamente cometidas contra contra una niña manipulada como instrumento de una infamia, pero sin haberle dado al acusado la oportunidad de un juicio previo y menos un juicio justo.

    Desde su aprehensión, se exhibió indebidamente en medios de comunicación masiva, su imagen personal a través de fotografías y videos, así como su nombre completo, presentándolo ya como culpable.

    Luego, sistemáticamente fueron filtradas las imputaciones en su contra, segmentando convenientemente la información, para publicitarla de forma sesgada y formar una conciencia pública preconcebida de culpabilidad, sin darse a conocer los hechos de manera objetiva.
    El hecho se asemeja a cuando Poncio Pilato, a sabiendas de la inocencia del Señor Jesús, lo entregó al pueblo enardecido con sed de tomar su sangre, para que lo crucificaran, no obstante no encontrar delito comprobado en su actuar.
    Una condena institucionalizada en respuesta a una sentencia del pueblo enardecido, quien juzgó solo en función de la gravedad del hecho atribuido, pero sin contar con elementos de juicio y evidencias claras.


    El sacerdote Aristeo Baca Baca es un icono en esta ciudad. Un ejemplo a seguir no solo por su forma de llevar su ministerio, sino por la enorme obra social que ha realizado en beneficio de la comunidad Juarense. Recordemos que ha hecho un asilo de ancianos, una casa hogar, un hospital, un comedor para niños, un colegio con kínder, primaria, secundaria, preparatoria y universidad, y muchas otras obras, todas en beneficio de los mayormente escasos de recursos económicos.


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  7. Guardar silencio y orar... me recuerda tanto a los políticos estadounidenses cuando expresan casos de tiroteos en ese país. El guardar silencio es lo que tiene a nuestra iglesia en crisis y aquí se sigue explotando. No solo es orar y guardar silencio, un profeta nunca hará eso. Un verdadero profeta anuncia y denuncia. Nos preguntamos porque cada vez más gente abandona la iglesia católica? Esta es una razón más...

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  8. Guardar silencio y orar... me recuerda tanto a los políticos estadounidenses cuando expresan casos de tiroteos en ese país. El guardar silencio es lo que tiene a nuestra iglesia en crisis y aquí se sigue explotando. No solo es orar y guardar silencio, un profeta nunca hará eso. Un verdadero profeta anuncia y denuncia. Nos preguntamos porque cada vez más gente abandona la iglesia católica? Esta es una razón más...

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  9. Guardar silencio y orar... me recuerda tanto a los políticos estadounidenses cuando expresan casos de tiroteos en ese país. El guardar silencio es lo que tiene a nuestra iglesia en crisis y aquí se sigue explotando. No solo es orar y guardar silencio, un profeta nunca hará eso. Un verdadero profeta anuncia y denuncia. Nos preguntamos porque cada vez más gente abandona la iglesia católica? Esta es una razón más...

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  10. Cuando fui víctima de abuso en mi adolescencia por un predicador muy querido en Chihuahua, los 3 sacerdotes a los que acudí, me sugirieron lo mismo, guardar silencio y perdonar. Defendieron a "Nico el cholo mayor".

    Me gané enemistades por doquier, nadie cercano a el me creyó.

    El era (lo asesinaron años atrás), entre ministerios de alabanza y predicación, el encargado de la apertura del mes de la biblia, en un evento masivo, de la mano del Padre Eduardo Estrada (uno de los que me dio la espalda).

    En su misa fúnebre, fueron alrededor de 15 sacerdotes los que se presentaron y un mar de gente, repito, era muy querido.

    Cuando la iglesia guarda silencio e invita a la protección de sus líderes, ya sean sacerdotes, diáconos, pedicadores, etc., se hace colaboradora de daños irreparables a las víctimas... cómplices, en otras palabras.

    Ojalá cambien esa estúpida y sumisa actitud ante la mierda de los malditos líderes religiosos pederastas.

    Comentario final: hoy, 25 años después, soy un adulto, dolido desde entonces con mi iglesia, esa que da la espalda a las víctimas y continua replicando las mismas prácticas, pero íntegro, nunca gracias a un sacerdote ni a la iglesia.

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