jueves, 27 de abril de 2017

Oremos por Venezuela

Venezuela vive momentos de mucha agitación política. Las manifestaciones populares contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro han dejado un saldo de decenas de muertos y muchos heridos. La situación de hambre y de miseria en la que vive el pueblo venezolano es tan extrema que muchos se han levantado para protestar contra el régimen de Maduro, a quien consideran que se ha convertido en un dictador despiadado.

Por su parte los obispos de Venezuela han mostrado una gran cercanía y un amor muy grande a su pueblo. Alientan a la ciudadanía a defender sus derechos fundamentales como la vida, la libertad y la salud, pero haciéndolo de manera pacífica y sin violencia. Les han dicho que la protesta cívica no es un delito, sino un derecho, y que su control no puede ser una represión desmedida. Con valentía han manifestado que cuando el estado no respeta los derechos de los ciudadanos, o cuando los poderes públicos se concentran en manos den sólo poder, deja de ser un estado democrático. Esa es la situación que vive Venezuela.

Seamos solidarios con los venezolanos, que están viviendo tiempos de caos y confusión, y oremos por ese querido país, para que pronto se restaure el clima social y para que el pueblo de Venezuela construya un digno futuro en la paz y la libertad.

miércoles, 26 de abril de 2017

Videntes y profetisas

Santuario de Nuestra Señora de la Salette, Francia
La vida de las primeras comunidades cristianas en el mundo se desarrolló, después de Jerusalén, en lo que conocemos como Asia Menor, además de los territorios de Siria e Irak. Tierras que hoy conocemos como Grecia y Turquía fueron, desde el siglo II, lugares donde se asentaron numerosas comunidades cristianas como Éfeso, Pérgamo, Laodicea, Antioquía, Palmira, Bitinia y muchas otras.

En Frigia, al sur del mar Negro, un hombre llamado Montano se convirtió al cristianismo. Había sido sacerdote de la diosa Cibeles. Como cristiano, Montano tenía falsos éxtasis durante los cuales empezaba a hacer profecías. Se le unieron Prisca y Maximila, dos mujeres que también empezaron a profetizar. Los tres pitonisos anunciaban el inminente fin del mundo y ordenaban a los fieles que se reunieran en cierto lugar para esperar la llegada de la Jerusalén celestial.

Las profecías de Montano y sus compañeras agoreras permearon en todas las clases sociales, y se fueron creando comunidades con estas tendencias delirantes. Llegaron a decir que una nueva era se estaba iniciando --la era del Espíritu Santo-, y que ellos eran los recipientes de la divinidad. Era el Espíritu Santo quien hablaba por sus bocas. La gente crédula y exaltada aceptaba fácilmente estas enseñanzas, y el movimiento se extendió, durante más de doscientos años, por toda el Asia Menor hasta Roma, África y las Galias.

Ceferino fue el papa que condenó esta falsa doctrina a principios del siglo III, pero ¡vaya dolores de cabeza que causó el montanismo en la vida de la Iglesia!

En la actualidad, por toda la geografía católica, de cuando en cuando, aparecen también montanistas modernos, personas ingenuas que siguen fácilmente a quienes dicen tener contacto directo con Jesucristo o la Virgen santa, sintiéndose elegidos o privilegiados. De hecho en la Diócesis de Ciudad Juárez hemos tenido, en años pasados, experiencias dolorosas de personas que creyeron a falsos videntes surgidos en algunas parroquias. Una vez que se descubrió el engaño, estos montanistas contemporáneos se sintieron manipulados, defraudados, y optaron por retirarse de la fe con heridas más o menos graves en su vida espiritual.

La Iglesia Católica es consciente de que Dios puede manifestarse en la vida de una persona a través de locuciones o visiones. Es lo que se conoce como 'revelaciones privadas' que Dios concede a ciertos cristianos, pero lo hace raramente. De hecho quienes tienen estas revelaciones deben pasar por pruebas, a veces duras, de parte de la Iglesia, para verificar su autenticidad. Apariciones como la de la Virgen de Guadalupe, la Virgen de la Salette, Nuestra Señora de Fátima o Nuestra Señora de Lourdes fueron aprobadas por los obispos diocesanos después de un largo discernimiento y haciendo pasar a los videntes por el crisol de la prueba. Gracias a Dios la Iglesia es cautelosa y a veces rígida con estos místicos y profetas, pues de lo contrario tendríamos una gran cantidad de desviaciones doctrinales y una permanente confusión en muchos corazones. Las falsas visiones pueden tener origen, incluso, en el mismo demonio que busca engañar a los hombres para luego apartarlos del camino recto.

Podemos acercarnos con confianza sólo a aquellos santos de la historia quienes tuvieron experiencias místicas extraordinarias y que llevan el sello de garantía de la Iglesia: santa Teresa de Ávila, san Juan de la Cruz, san Pío de Pietrelcina, santa Gema de Galgani, los videntes de Fátima, santa Bernardita, san Juan Diego, santa Hildegarda y muchos otros que no se dejaron engañar ni tampoco engañaron.

Las revelaciones privadas son escasas y nunca podrán contradecir o tergiversar la Revelación divina, al hablar de doctrinas que la Iglesia no enseña. La Revelación de Dios en la historia quedó concluida con el último libro del Nuevo Testamento, y desde ese momento dejaron de existir otras revelaciones. No seamos cristianos que viven con el deseo del 'espectáculo de la revelación', queriendo cosas nuevas y espectaculares. No pequemos de ingenuidad.

¡Qué mejor profeta que aquel quien sigue a Jesucristo!, y es capaz de iluminar y dar significado a su trabajo a sus sufrimientos, y ayuda a las nuevas generaciones a descubrir la belleza de la fe cristiana. ¡Qué mejor pitonisa que aquella que da sentido a sus sufrimientos y trabajos!, y con su palabra y testimonio de vida invita a otros a encontrar al Señor. ¡Qué mejor agorero que quien sirve a los demás con el gozo del evangelio!, y ayuda a descubrir a sus hermanos la belleza de la fe cristiana, y que sabe sonreír hasta en los momentos de prueba.

Son éstos los mejores testigos del Resucitado. A ellos sí les creo, y no a los Montanos de nuestros tiempos.

lunes, 24 de abril de 2017

El viento sopla donde quiere

Catacumbas de Domitila, Roma
Asombrosa fue la difusión del cristianismo. Apenas iniciado el siglo II, en el año 112, el historiador Plinio el Joven fue enviado por el emperador Trajano a explorar la región del sur del mar Negro, y en una población llamada Bitinia, encontró numerosos cristianos. Ese lugar, localizado a mil kilómetros de Jerusalén y 2,400 kilómetros de roma, el Evangelio ya había sido predicado. Esa comunidad cristiana era tan vigorosa que provocaba envidias y denuncias entre los paganos. Escribió Plinio al emperador que aquellos cristianos eran una multitud considerable, y que su masa, incluso, ponía en peligro las instituciones religiosas y sociales oficiales.

Ante la realidad de las persecuciones al cristianismo hoy en el mundo, constatada en la descristianización de Europa, en el secularismo de Occidente y en la persecución salvaje de los islamistas radicales, nos preguntamos ¿hacia dónde va el cristianismo? ¿cuál es su futuro? Y Jesús nos contesta, como a Nicodemo: "El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu" (Jn 3,8). Dios sigue actuando, calladamente, convirtiendo corazones que se abren al viento del Paráclito. Así florecen silenciosamente nuevas comunidades cristianas llenas de vigor, hay una explosión vocacional en África, más musulmanes discretamente se convierten en cristianos, y ningún discípulo de Jesús apostata de su Señor por más amenazas que haga el Estado Islámico.

Nuestro mundo necesita del Espíritu Santo, y quizá también mi corazón es la puerta que debe de abrirse para que el soplo de Dios venga a comunicarse a otros hermanos.

sábado, 22 de abril de 2017

Meditación no. 15 contra los pecados de la carne

La Pasión y Muerte de Nuestro Señor
(Rosemary Scott)

En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! (Gal 6,14).


Oración: Salve, oh preciosísima y dadora de vida Cruz de nuestro Señor, tú arrojas fuera los demonios por el poder de nuestro Señor Jesucristo crucificado en ti. Él descendió al infierno y, pisoteando el poder del demonio, nos dio su preciosísima Cruz para expulsar la fuerza del adversario. Oh preciosísima y dadora de vida Cruz de nuestro Señor, asísteme junto con nuestra Santísima Señora, la Virgen Madre de Dios, y con todos los santos, hoy y para siempre. Amén. Guárdame, Señor, con el poder de tu Santa y dadora de vida Cruz, y presérvame de todo mal (Oración del oriente cristiano a la Preciosa Cruz).

Tienes una buena razón para gloriarte en la Cruz de nuestro Señor, porque la Cruz es tu esperanza para obtener la victoria sobre los pecados. Fue ahí donde Jesucristo murió por nuestros crímenes. Si no fuera por la Santa Cruz, todos estaríamos muertos en nuestros pecados, sin ninguna esperanza de alcanzar un corazón limpio o ser partícipes de la naturaleza divina.

Quizá es por esto que los demonios odian tanto la Señal de la Cruz. Muchos santos nos dicen que este gesto tan simple, que la mayoría de nosotros aprendimos desde niños, si se hace devotamente con fe en Dios, tiene el poder de repeler a los demonios y de poner fin a la tentación. El Signo de nuestra Redención es el símbolo de la derrota de Satanás; por esta razón ¡cuánto odio le tienen los espíritus malignos! Así que la próxima vez que te veas asediado por la tentación, acuérdate de hacer la señal de la Cruz; y si tienes agua bendita, utilízala.

Meditar sobre la Pasión y Muerte de Cristo te ayudará inmensamente en tu lucha por la castidad. Como vimos anteriormente, recordar los sufrimientos que Jesús aceptó voluntariamente por amor a ti, te ayudará a profundizar más en tu amor a Él, y te despertará la Contrición perfecta por tus pecados del pasado. La magnitud del sufrimiento de Cristo también revela la terrible realidad del mal, y nos ayuda a aprender a odiar el pecado.

Lorenzo Scupoli dice que, en tiempos de tentación, hemos de pensar en la Pasión de Cristo:

Tu oración debe ser conducida de la siguiente manera. Cuando veas que llegan estos pensamientos, ponte en recogimiento y háblale a Cristo crucificado diciéndole: “Dulce Jesús, ven a rescatarme para que no sea víctima de mis enemigos”. En ciertas ocasiones puedes abrazar un Crucifijo representando a tu Señor agonizante, besar las marcas de las sagradas Llagas en sus pies y decirle con gran confianza y afecto: “Oh adorables sagradas Llagas, impriman su figura en mi corazón tan lleno de maldad, y presérvenme de consentir al pecado”.

Para tus meditaciones yo no comparto la opinión (como otros autores lo son), de que cuando la tentación es más violenta, debes considerar la degradante e insaciable naturaleza de estos pecados para llegar a sentir odio por la impureza; y que debes considerar cómo después de la impureza viene el disgusto, el remordimiento y la ansiedad, aún también viene la pérdida de la fortuna, la salud, la vida, el honor, etc. Estas consideraciones no son apropiadas para liberarnos de la tentación porque, en vez de protegernos del peligro, con frecuencia suelen incrementarlo. Si el entendimiento aleja los malos pensamientos, estas reflexiones naturalmente los vuelven a llamar.

La mejor manera de liberarse de estos es quitar no sólo los pensamientos mismos, sino también las reflexiones contrarias a ellos. Tratando de combatir los malos pensamientos por los pensamientos contrarios, simplemente hace que renovemos las ideas impuras y que inconscientemente las imprimimos de manera más profunda. Por eso contentémonos con la meditación de la vida y la muerte de nuestro Salvador.

La Iglesia nos ofrece diversas maneras de considerar la Muerte salvadora de Jesús. Por ejemplo, uno puede cultivar la devoción a su Preciosísima Sangre o a sus Santas Llagas. Además está el Viacrucis y los Misterios dolorosos del Santo Rosario. Quienes luchan con los pecados habituales contra la castidad encontrarán elementos en estas devociones que aplican específicamente a ellos. Por ejemplo, en la décima estación del Viacrucis “Jesús es despojado de sus vestiduras”, se reza frecuentemente por la intención de obtener la “pureza de la mente y el cuerpo”. El fruto del segundo Misterio doloroso del Rosario “La flagelación de Jesús” es obtener la virtud de la castidad o superar los deseos de la carne, o mortificar los sentidos. Muchos santos han dicho que Jesús soportó los horrendos azotes para reparar los pecados de la carne.

Finalmente, meditar la Pasión y Muerte de Cristo debe recordarnos nuestro deber y misión de tomar nuestra cruz y seguirlo. Ser permisivo en pecados solitarios como las fantasías, el deleitarse con imágenes impuras y cometer pecados contra el propio cuerpo es una indicación de que estamos centrados en nosotros mismos, que vivimos enfocados en nuestra propia gratificación persiguiéndola a toda costa. Esto se opone a la intención de nuestro Creador de que utilicemos nuestros órganos genitales solamente durante el acto de comunión entre dos personas, y no para el placer solitario. La impureza, pues, es con frecuencia síntoma de un problema más hondo que tiene que ver con el egoísmo. A menos de que trabajemos con la raíz que lo causa, tendremos muy pocas esperanzas de obtener la victoria sobre esta clase de vicio, o muy pocas posibilidades de tener una vida cristiana que dé frutos.

Los cristianos tenemos que vivir centrados en Jesucristo, y no en nosotros mismos. Muchas veces tenemos que negarnos a nosotros mismos y no ser indulgentes. Recuerda las palabras de nuestro Señor: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? (Mt 16,24-26).

¿Qué te traerá de beneficio, querido cristiano, el experimentar todo el placer en el mundo si pierdes después tu alma inmortal? En verdad que esa hora de placer es despreciable porque con ella estás comprando tu sufrimiento eterno.

Para seguir a Jesús, tenemos que negarnos a nosotros mismos, aún morir a nosotros mismos. Tenemos que mortificar nuestros deseos, pedir la gracia de decir “¡no!” a la tentación y a nuestra lujuria, hacer en cambio la voluntad de Dios y no la nuestra. Si tú estás haciendo los propósitos al final de cada una de estas meditaciones, ya has comenzado a negarte a ti mismo. Síguelo haciendo. Volveremos a hablar de esto más adelante en otras meditaciones.

Como se dijo en el versículo inicial de esta meditación, por Cristo y su Santa Cruz, el mundo está crucificado para ti, y tú para el mundo. Vive como si ya hubieras muerto para el mundo.

Propósito: si no tienes todavía un crucifijo en alguna de tus paredes, coloca uno o, al menos, lleva uno contigo para recordarte el gran precio que Jesús pagó por tus pecados. Medita con frecuencia sobre la Pasión de Cristo, especialmente en tiempos de tentación. Pide humildemente a Dios la gracia de soportar tu cruz, niégate a ti mismo los placeres de la carne y aprende la autodisciplina, que es parte de la vida cristiana.

La próxima vez que el Tentador susurre a tus oídos: “Te mereces un pequeño placer”, di a ti mismo: “Tengo que negarme este placer, cargar mi cruz y seguir a Jesús. Ofreceré este acto de negación de mí mismo en unión con la muerte de mi Señor en la Cruz”. Luego pide la gracia a Dios para cumplir tu propósito.

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Mide tu progreso: desde que hice la última meditación,

Cuántas veces:

a. Deliberadamente me toqué impuramente al despertar

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

b. Deliberadamente vi fotografías o películas indecentes

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

c. Cometí actos impuros solo o con otras personas

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

d. Deliberadamente me deleité en pensamientos impuros

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

e. ¿Cuándo fue la última vez que fui a la Confesión? __________________

f. ¿Cuándo fue la última vez que asistí a la Santa Misa?________________

viernes, 21 de abril de 2017

Concierto de adoración con sabor colombiano

La comunidad católica María Mediadora ha hecho cosas asombrosas en nuestra Diócesis de Ciudad Juárez a través de la evangelización y el canto. Sus seminarios de sanación y liberación han traído la salud espiritual a muchos que la habían perdido, han roto las cadenas del mal que no los dejaban ser libres y los han encaminado a vivir una vida cristiana más plena. 

La Comunidad María Mediadora está preparando un concierto de adoración y alabanza con músicos de Colombia -de donde es originaria la comunidad- el próximo miércoles 26 de abril en la Casa de la Renovación. Promete ser una noche repleta de emoción espiritual por medio de la música. No te la puedes perder.


Bendiciones a esta comunidad y a todos los que vienen de Colombia, a traer a Dios a nuestro desierto chihuahuense. Padre Eduardo Hayen Cuarón

Confesionario sin absolución: creo que puedo morir y temo por mi familia

La pregunta: Buen día padre, desde Argentina, feliz Pascua. Hace unos meses estoy aquejado por una enfermedad respiratoria. Todos me alientan, hasta mi médico, pero uno sabe mejor que nadie cómo se derrumba todo por dentro. Nunca antes tuve la percepción del final como ahora. La depresión, el dolor, la angustia y el enojo me ha superado y ha arrastrado a mi familia. Luché mucho por conseguir un empleo digno, y en febrero pasado recibí como regalo de Dios un puesto en una organización prestigiosa de mi ciudad, con un sueldo digno que sacaría de pobres a mis hijas y... pum, el golpe: mis vías respiratorias empezaron a deteriorarse, quizá sin retorno. No disfruto de mis hijas ni de mi trabajo tan ansiado. Se ha desatado mi miedo a la muerte, a la oscuridad, al olvido y al purgatorio. Lo que más temo es dejar a estas hermosas niñas sin sustento y empujadas a la pobreza. Soy sustento también de mis padres. Si me voy los dejaré a ellos, a mis hijas y a mi mujer en la situación más penosa y difícil. Le pido una oración, padre, para durar un poco más en buenas condiciones y encaminar a mis hijas en la vida cristiana. Dios lo bendiga, padre.

Padre Hayen: es un momento de cruz, sin duda, el que estás viviendo. La enfermedad, aunada a la situación económica de tu familia y la incertidumbre ante el futuro, te provocan este desconsuelo y te han hecho perder la paz interior. Sin embargo te invito a que mires tus problemas de manera diferente y que, más allá de la cruz, vislumbres a Cristo resucitado.

Tú y yo somos cristianos, y los discípulos de Jesús hemos de mantener una visión optimista y esperanzadora de la vida, por más que soplen vientos huracanados. Somos miembros de Jesucristo, quien triunfó sobre la muerte, y nuestra fe en él nos asegura el triunfo del bien sobre el mal. Por tu bautismo perteneces al Señor, Él es tu Padre, Jesús es tu adalid y quien vence en ti. Has de vivir con esta certeza, renovándola todos los días en la oración. A quien espera, su bien le llega. De otra manera los problemas pueden penetrar en tu estado de ánimo causándote desaliento y, de esa manera, le das poder sobre ti al espíritu del mal.

Es el Maligno quien se empeña en apagar la luz de la esperanza en tu corazón, y también en apagar la luz en tu hogar. Así que cuando te asalte el pesimismo y el desánimo, pregúntate ¿qué espíritu es el que me está invadiendo en este momento? Si es de miedo, de angustia o de depresión, te aseguro que no viene de Dios sino del enemigo. Haz, en ese momento, una oración de abandono en Dios como la de Carlos de Foucauld. Implora a la Virgen María y verás que pronto tu estado de ánimo empieza a serenarse. Repítete algunas veces: tristeza y melancolía, fuera de la casa mía. Y repítete muchas veces: Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí.

Desde hoy cuenta tus bendiciones. Al mal tiempo, buena cara. Estás vivo, tienes mujer, tienes hijas hermosas, tienes padres, tienes médico que te atiende. Todos ellos se preocupan por ti. Te animan a seguir adelante porque ven esperanza en tu recuperación. Tienes el empleo que tanto quisiste. Tienes, además, fe en Dios. ¡Cuántas maravillas sigue obrando Jesús en ti! Te aconsejo que busques a un sacerdote que te administre el sacramento de la Unción de los enfermos, junto con una buena confesión de tus pecados. Te recuerdo que la Unción no es para moribundos, sino para quienes tienen una enfermedad más o menos seria. Como sacerdote he podido ver a muchos enfermos que, después de recibir el sacramento, obtienen una gran paz interior y muchos de ellos recuperan su salud.

Finalmente te aconsejo que tengas en tu casa, alguna imagen de Cristo crucificado. Mírala con frecuencia y piensa: si Él sufrió tanto por mí para perdonar mis pecados y para que yo pudiera entrar en el Cielo, ¿por qué yo no he de sufrir un poco por Él? Éste dolor por el que estás pasando, y otros que vendrán -como nos sucede a todos- unidos a la Cruz del Señor, serán muy provechosos para tu personalidad, ayudarán a salvar a otras personas en el mundo y servirán para que otros pecadores se conviertan. La ignorancia de estas verdades que Dios nos ha revelado hace que el dolor de muchos sea inútil. Que no sea así contigo. Recibe una bendición, mi afecto y mi oración por ti.

(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook/Messenger : Eduardo Hayen Cuarón; o en Twitter: @padrehayen)

lunes, 17 de abril de 2017

La simonía o el mercado de las conciencias

Me visita un amigo cristiano no católico con un problema que quiere que yo le resuelva. Alguien lo invitó a ser padrino de bautizo de un niño, y el asunto es que, al no tener él el sacramento del bautismo y la confirmación, mi amigo no puede ser padrino. El requisito mínimo para apadrinar a alguien en la pila bautismal es ser católico y estar confirmado. Pero mi amigo quiere que lleguemos a un arreglo para que yo le resuelva su problema. Al darle mi negativa se retira con un poco de frustración.

Muchas cosas se pueden comprar en la vida, pero no las cosas de Dios. Cuando Jesucristo resucitó de entre los muertos, los sacerdotes judíos, con una buena cantidad de dinero, compraron el falso testimonio de los guardias que custodiaban la tumba del Señor. Aquellos soldados dijeron que los discípulos de Jesús llegaron al sepulcro durante la noche y robaron su cuerpo, mientras ellos dormían. De esa manera trataban de acallar la resurrección, el acontecimiento más maravilloso y revelador de Dios en la historia.

Hoy también existe el mercado de las conciencias. Con dinero, éstas se compran y se venden. Es una feria que abarca a todo el mundo, y que no conoce religión. El dinero se vuelve un instrumento en manos del diablo para expandir su imperio del mal por toda la humanidad. Las ideologías apoyadas por los medios manipulan la información. La propaganda de guerra en Siria, de uno y otro bando, convencen a poblaciones enteras de que se trata de una guerra justa. O bien se difunden tantas mentiras sobre el derecho al cuerpo y el derecho a elegir el género, que acabamos convencidos de que el aborto es un derecho, de que la eutanasia es muerte digna o de que todos traemos un travesti por dentro que hay que sacar a flote.

Sin embargo no son los poderosos quienes compran las conciencias. Más bien son los débiles quienes venden su conciencia al mejor postor. Jesucristo es quien hace fuertes a las conciencias de los hombres, gracias a la fe en su resurrección. Un corazón donde vive y reina Cristo resucitado es una fortaleza inexpugnable, una conciencia que no se vende ni se corrompe. Por el contrario, ahí donde el Señor no reina, las conciencias son débiles y fácilmente se prostituyen.

En una ocasión Simón el mago quedó maravillado al ver que los apóstoles imponían las manos y se manifestaba el Espíritu Santo (Hch 8, 23ss). Simón quiso comprar con dinero ese poder, y fue entonces cuando san Pedro lo maldijo a él y a su dinero. La simonía solamente trae desgracias para la Iglesia. La destrucción de la fe comienza cuando se comercia con las cosas sagradas; cuando los laicos, con dinero, compran a los traficantes de boletas de bautismo sus pláticas para bautizar en la Iglesia. Es entonces cuando Pedro dice: "Maldito sea tu dinero y tú mismo, porque has creído que el don de Dios se compra con dinero. Tú no tendrás ninguna participación en ese poder, porque tu corazón no es recto a los ojos de Dios" (Hch 8, 20-21).

También existe una simonía fuera del ámbito eclesial, en la sociedad civil. Se trafica con nuestras conciencias, se compran con el periodismo vendido a intereses políticos. Se silencian las voces disidentes. Es la simonía de los favores y de los intereses que tanto ha perjudicado a nuestro país, la nefasta práctica de que los medios de comunicación dependan del presupuesto que los gobiernos les asignan, a cambio de publicidad y de no tocar la buena imagen de los gobernantes en turno. La vergonzosa costumbre de enlodar el nombre de aquellos que no asignan recursos públicos para mantener periódicos, radiodifusoras y canales de televisión.

La simonía siempre será un pecado grave delante de Dios. Su mal intrínseco es cambiar los intereses absolutos de Jesucristo y de su Reino, por los intereses egoístas del hombre.

domingo, 16 de abril de 2017

Confesionario sin absolución: mi esposo es muy coqueto

Pregunta: Hola padre, espero que se encuentre bien. Mi esposo es muy coqueto con algunas compañeras de su trabajo. Ha tenido cuatro empleos diferentes y en todos se ha conseguido una amiga, que después termina gustándole. Cada vez que lo he descubierto ha roto mi corazón. Me he convertido en una mujer insegura, celosa y poco cariñosa. Cada vez que salimos de casa sólo estoy vigilándolo para ver si empieza a coquetear. Me siento fea, me comparo con otras mujeres y pienso que son más lindas que yo. Quisiera dejarlo pero Dios me ha hecho entender que debo de orar por él. Sin embargo es difícil orar por alguien a quien tengo resentimiento. No puedo controlar el enojo que a veces siento. Siempre fui buena esposa para él, hasta que descubrí sus coqueteos. ¿Qué debo hacer, padre?

Padre Hayen: así como lo describes, parece que tu esposo es una persona que le falta madurez afectiva para el matrimonio. La vocación del varón que decide formar una familia es establecer, mantener y proteger una comunión de personas entre él, su mujer y sus hijos, y entregarse a ellos para custodiar el bien de la familia. Cuando en su juventud un varón tiene muchas aventuras sexuales con mujeres, debido a una inadecuada educación en su sexualidad o a heridas interiores, existe el peligro de que su amor no madure al punto de renunciar a las faldas para dedicarse exclusivamente a amar la mujer que elige como esposa. Por eso dice el refrán: "amor trompero, cuantas veo, tantas quiero". Solamente existe una manera de amar como adulto, y consiste en aceptar totalmente a la otra persona como alguien tan importante como uno mismo. Aquí parece que tu esposo sigue siendo un chamaco disfrazado de adulto.

Es obvio que si tú has tolerado los coqueteos de tu marido, te compararás con otras mujeres, y eso será causa de gran sufrimiento para ti. Ya lo está siendo, de hecho, al sentirte desprovista de belleza, resentida, celosa y timorata. Es hora de que hagas valer tu dignidad, ¿no crees? Si no ayudas a tu esposo a corregir su comportamiento, él terminará yéndose con otra mujer. Tarde o temprano él o tú se marcharán de la casa, a menos de que tú estés dispuesta a soportar ese círculo vicioso por tiempo indefinido. Me parece que es una cruz que puedes evitar, no huyendo del matrimonio sino "tomando al toro por los cuernos" para superar el problema.

"A Dios rogando y con el mazo dando". Aunque te cueste rezar por él, hazlo, pero viendo en él a una persona inmadura en el amor a la que quieres ayudar a superar ese estado. Descúbrete linda ante los ojos de Dios. Recuerda siempre que tu belleza proviene de tu interior, de tus valores y cualidades, de tu valor como hija de Dios. Procura elevar tu autoestima y la seguridad en ti misma. Si tú no te quieres y valoras primero a ti, difícilmente harás feliz a tu esposo, y así serás alguien que mendigue amor toda la vida. No mereces eso. Descubriendo tu dignidad y la grandeza de tu ser dejarás de contentarte con migas y podrás exigir que el amor de tu marido tenga la calidad del tuyo. Si él te ve que eres débil, no cambiará su conducta infantil. Te sugiero que hables con él para ponerle un límite, un ultimátum, un hasta aquí.

Aunque puede ser difícil, debes de hacer el esfuerzo de superar los celos. Éstos crean una atmósfera opresiva y destructora del amor conyugal. Trata de establecer un diálogo con tu esposo en el que ambos reconozcan las dificultades y compartan los éxitos. En ese diálogo tenle paciencia, aprende a tolerar la situación por amor, ponte en la situación de tu marido para comprender sus reacciones y, dialogando, corrije lo que haya de falso o de injusto en ellas. Invítalo a hacer lo mismo contigo. Este esfuerzo puede tardar algún tiempo, puede ser muy penoso y quizá en él haya recaídas. Pero luchar por el matrimonio bien vale la pena. ¿Conoces a la beata Isabel Canori Mora? Fue una mujer que sufrió mucho por la infidelidad de su esposo, pero con la fuerza de la oración logró convertirlo. Pon tu problema bajo su intercesión y verás que ella, desde el cielo, te ayudará. Te mando una bendición.

(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook/Messenger : Eduardo Hayen Cuarón; o en Twitter: @padrehayen)

martes, 11 de abril de 2017

Confesionario sin absolución: soy católico y me fascinan los tatuajes

Pregunta: Padre, tengo 25 años y fui servidor de una parroquia. Me alejé de la Iglesia y empecé a ponerme tatuajes en mi cuerpo. Ya llevo siete. Ahora que quiero regresar a la Iglesia no me atrevo porque sé que la Iglesia no acepta los tatuajes y a mí me siguen gustando mucho. ¿Qué puedo hacer?

Padre Hayen: atrévete a regresar a la Iglesia, muchacho. En las parroquias en que me ha tocado servir como sacerdote han llegado muchos jóvenes tatuados. Unos son católicos de tradición, otros llegaron recién convertidos, muchos llegaron con dudas de fe, otros, de plano, rayaban en el ateísmo, algunos más se acercaron con ideas de la nueva era y otros vinieron cargados de malas experiencias en la familia. He recibido también jóvenes que estuvieron en las drogas. He visto de todo un poco: pelos largos, rockeros heavy metal, pantalones a la cadera, cabezas rapadas, tatuajes y piercing. Y si así los recibimos con tanta alegría, ¿por qué tú tendrías que ser la excepción?

Tus siete tatuajes no son un motivo para que Dios te rechace, ni la Iglesia tampoco. Al contrario, la Iglesia es una barca en la que todos cabemos. Te lo digo porque sé que estás buscando un punto de referencia en tu vida y también la felicidad. Nosotros, en la Iglesia, tenemos una propuesta buenísima para ti. Te aseguro que no te pondremos el requisito de que tengas que hacer desaparecer tus tatuajes para ser miembro de una parroquia.

Debo confesarte que, personalmente, los tatuajes no me agradan. No porque se vean feos o bonitos, sino porque creo que el cuerpo humano me parece bello al natural, tal como Dios lo creó. El cuerpo del hombre, obra cumbre de la creación, no necesita de adornos para ser más bello. El león se ve hermoso con su melena, los toros bravos con sus cuernos a modo de puñales y la zebra con sus rayas negras. Admiro y respeto las obras de la creación de Dios. Pero esta es mi opinión con la que puedes, o no, estar de acuerdo, y tus tatuajes no impedirán que podamos llevarnos bien y hasta ser amigos.

Por más que adornes tu cuerpo con tatuajes, al final de la vida tendrás que dejarlos todos. Son provisionales. Con la muerte, tu cuerpo empezará su disolución hasta reducirse a cenizas, y allí terminarán tus tatuajes. Por más que los imprimas en tu piel, no podrás llevarlos a la eternidad. Si san Pío de Pietrelcina, quien llevó en su cuerpo las marcas de los clavos de Cristo durante 50 años (y no eran tatuajes sino dones místicos que Dios le dio), éstas desaparecieron el día de su muerte, con mayor razón las personas tatuadas no podrán resucitar con sus signos y dibujos, en la resurrección del último día, así como tampoco llevaremos eternamente frenos en los dientes ni prótesis en las rodillas. Cristo Jesús hará resurgir del polvo a nuestros cuerpos con nuevas propiedades, a semejanza del cuerpo resucitado del Hijo del Hombre.

En la Iglesia católica encontrarás tatuajes espirituales que no desaparecen. Son invisibles y los recibimos en los sacramentos. Todo católico está tatuado en su alma con la marca que le imprimió el Bautismo, la cual es imborrable. Lo mismo quienes reciben la Confirmación. Yo tengo, además de los anteriores, otro tatuaje más en el alma, porque fui ordenado sacerdote hace 16 años. Esas marcas son imborrables y nos acompañarán para la eternidad.

El único ser humano que entró en la eternidad marcado en su cuerpo fue Jesucristo. Él no se hizo tatuajes, pero los clavos y la lanza que lo traspasaron el Viernes Santo le dejaron heridas imborrables para la eternidad. Así se apareció a Tomás cuando le dijo "trae acá tus dedos y mételos en los agujeros de los clavos". Pero esas marcas son las prueba de que Jesús te ama con amor infinito. Cuando estés un día en su presencia divina Él te mostrará esas marcas. Son la prueba eterna del amor de Jesucristo por ti.

En la medida en que te vayas adentrando en el conocimiento del misterio de la vida de Jesucristo, irás descubriendo el valor tan especial que tiene el cuerpo humano. Te darás cuenta de que ninguna religión en la historia tiene tan alto aprecio por el cuerpo del hombre y de la mujer, como el cristianismo. El cuerpo es vehículo por el que el alma se expresa, y la resurrección de Jesucristo con su cuerpo glorioso, revela la plenitud de la dignidad de nuestros cuerpos. Entonces podrás decidir si sigues poniéndote tatuajes o no. Mientras tanto siéntete bienvenido a la Iglesia y empieza a construir una amistad profunda con el Señor. Su Espíritu te guiará por el camino del conocimiento de sus misterios. Dios te bendiga. San Miguel te defienda.

(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook/Messenger : Eduardo Hayen Cuarón; o en Twitter: @padrehayen)

lunes, 10 de abril de 2017

Homenaje de pascua

María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume. (Jn 12,3)

Muchos tenemos personas ancianas en nuestras familias, y pensar en la muerte de ellos, como algo que pronto puede ocurrir, es inevitable. Mis abuelos están llegando al siglo de vida y es imposible evitar pensar que su salida del mundo está próxima. La muerte da vuelta en torno a nosotros, a veces llega con sorpresa llevándose a nuestros amigos y seres queridos en edades tempranas. Pensar en nuestra partida de este mundo es también un asunto que viene a nuestra mente, de cuando en cuando. Los seres humanos estamos destinados a vivir la Pascua, nuestro paso de este mundo a la presencia de Dios.

La escena de María, la hermana de Marta y de Lázaro, ungiendo los pies de Jesús y enjugándoselos con sus cabellos, nos ayuda a preparar la Pascua, la de los demás y la propia. María está movida por el Espíritu Santo. Un acto de amor la lleva a perfumar los pies de su Señor y, sin saberlo, está anunciando a la Iglesia que la muerte y sepultura del Maestro es inminente. No habrá tiempo para ungir el cuerpo de Jesús cuando ocurra su muerte, y ella lo está haciendo anticipadamente. María revela que la hora de Jesús ha llegado. Cristo deberá dejar este mundo.

La unción en Betania nos enseña que también nosotros debemos prepararnos para la muerte, la propia, y también la muerte de nuestros familiares y amigos. Así como Dios Padre estableció el tiempo de la Pascua para su Hijo Jesucristo, también ha fijado el día y la hora en que nosotros viviremos la nuestra. En ese momento habrá terminado nuestra misión en la vida. Cumplida nuestra tarea, nada debe impedir que debamos partir.

¿Cómo me preparo para mi propia Pascua, y cómo ayudo a preparar la Pascua de mis seres queridos? Pienso en esos abuelos que ya van de salida y en otras personas cercanas, ancianas o enfermas, y me pregunto si, a ejemplo de María de Betania, también yo les hago un homenaje con mi cariño, con el aceite del consuelo, y si baño sus pies con alguna lágrima y algún detalle. Que el pensamiento de las personas cercanas que están próximos a partir, me ayude a hacer vida los versos de Anamaría Rabatté:

Si quieres hacer feliz
a alguien que quieras mucho…
díselo hoy, sé muy bueno
en vida, hermano, en vida…

Nunca visites panteones,
ni llenes tumbas de flores,
llena de amor corazones,
en vida, hermano, en vida…

sábado, 8 de abril de 2017

Anoche fui al Circo de las pesadillas

Desde niño me han gustado los espectáculos circenses. Son varios los que he visto y desde que se instauraron leyes que prohíben exhibir animales en esos espectáculos, la gente del circo ha tenido que echar a andar aún más su creatividad para poner en escena shows verdaderamente atractivos. Por esa razón y por querer presenciar un espectáculo que ha levantado tanta polémica, decidí ver el Circo de las pesadillas.

Mi primer susto lo recibí en la taquilla cuando llegué con la idea de pagar 370 pesos por un boleto en la sección llamada 'desesperación', tal como lo había anunciado la prensa. Ahí me dijeron que el boleto costaba 407 pesos. A regañadientes pagué y me dispuse a hacer fila para entrar en la carpa. El público era mayoritariamente de adultos jóvenes y había contados niños.

La atmósfera dentro de la carpa nos introdujo en un escenario de reino de las tinieblas. Ruidos estridentes y música tenebrosa, acompañada de juegos de luces moradas, rojas y blancas que encendían y apagaban, creaban un ambiente tétrico. En tanto, entre las butacas aparecían personajes de ultratumba que desfilaban entre los espectadores, tratando de asustarles.

Inició la función con el tema de una niña que tiene pesadillas y para salir de ellas debe cruzar el umbral que la llevará hacia el inframundo. Es en el averno donde se desarrolla la historia, en la que aparecen con frecuencia una hechicera y un payaso siniestro que representa al demonio. La trama se alterna con diversos actos circenses de acrobacia que ejecutan diversos personajes como la muñeca que cobra vida, el prisionero y su verdugo, un grupo de zombis, y muchos otros. Las acrobacias son verdaderamente espectaculares y el público queda boquiabierto. La tensión se baja con algunos números cómicos bastante divertidos.

Me pareció que el Circo de las pesadillas tiene un dulce y un envoltorio. El dulce son los actos acrobáticos que, repito, son fantásticos. Es lo que me agradó del Circo de las pesadillas. El envoltorio es la atmósfera del reino del mal en el que se desarrolla el espectáculo. Esto no me agradó. Así como en una película de terror nadie se relaja ni sale sonriendo, así me sucedió con este circo. Mirar el mundo de la oscuridad no es agradable para muchos, especialmente para quienes somos practicantes de nuestra fe católica. Esto es suficiente para pensar bien si se está dispuesto a aguantar dos horas y media que dura la función.

Desaconsejo que vayan los niños, ni siquiera acompañados por adultos. Más de dos horas en un ambiente de terror, fácilmente herirá la sensibilidad de los pequeños y les hará fuertes impresiones. Ellos sufrirán, muy posiblemente, inquietudes y miedos nocturnos. Tampoco aconsejo el Circo de las pesadillas para las personas sensibles al tema del horror.

Para los católicos la Semana Santa es un tiempo especial de gracia y de reflexión. Viviremos estos días el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, nuestro Dios y Señor. No es espiritualmente saludable distraerse con un espectáculo de horror y fijar la mirada en el reino de las tinieblas, cuando nuestros ojos y corazón deben quedar fijos en el Señor. Y menos aún hay que mirar a las tinieblas cuando comience el tiempo de Pascua, tiempo en el que celebraremos la alegría de la Resurrección de Jesús. ¿Para qué voltear a ver a la oscuridad, cuando podemos gozarnos en tanta luz?

jueves, 6 de abril de 2017

El Circo de los horrores y el Circo de las pesadillas

Se trata de dos espectáculos circenses diversos. No nos confundamos. El 'Circo de los horrores' es un circo español que vino de gira a México hace unas semanas. Era un espectáculo descaradamente satanista. En el escenario aparecían elementos abiertamente satánicos como la estrella de cinco puntas y el macho cabrío que representa al demonio Baphomet. Era un ritual satánico que involucraba a los espectadores haciéndolos parte de una ceremonia negra. El 'Circo de los horrores' era, más que un show circense, una invocación abierta al demonio involucrando al público. Motivos sobraban para poner en alerta a las comunidades católicas y persuadirlas para no asistir. Afortunadamente ese circo regresó a España, después de que grupos religiosos y sacerdotes le hicieron una guerra de mala propaganda, sobre todo en Monterrey, donde nunca se presentó.

El 'Circo de las pesadillas es diferente'. Aparecen payasos y personajes de las películas de terror que conocemos, pero dista mucho de ser un ritual satanista. No deja de ser un espectáculo donde hay elementos de susto y miedo, y los padres de familia deberán ser prudentes al autorizar o no que sus hijos menores vayan a verlo. Personalmente estaré bajo la carpa el viernes para poder ofrecer una opinión más detallada y que sirva para orientar a nuestras comunidades. No me parece sensata la actitud de algunos grupos evangélicos y católicos que, sin conocer de qué se trata, están luchando por boicotear el 'Circo de las pesadillas'. Creo que muchos de ellos lo están confundiendo con el satanista 'Circo de los horrores'. 

miércoles, 5 de abril de 2017

Cocinando en Cuaresma

Tortitas de camarón seco en chile colorado
y crema de cacahuate

Intercambiando platillos, con mi amigo el padre Juan Carlos López

Se trata de un plato mexicano, así que, a quienes en otros países sigan este blog, les parecerá extraño, seguramente. Esta es una de mis recetas favoritas de Cuaresma. En estos días de preparación para la Pascua, en medio de estas tierras áridas de la frontera México-Estados Unidos, donde soplan fuerte los vientos levantando grandes polvaredas de arena, meterse a la cocina y preparar esta receta es un oasis culinario en el desierto, un consuelo al paladar. Siempre me faltan dedos para chupar.

Se puede acompañar con un buen caldo de lentejas, tortillas de maíz y frijoles refritos. Personalmente me gusta acompañarlo también de plátano macho frito, a manera de guarnición. Me gusta tanto el platillo, que suelo repetirlo durante algunos viernes cuaresmales porque sé que, una vez llegado el Domingo de Resurrección, no volveré a probarlo hasta que llegue de nuevo el Miércoles de Ceniza. Podría comerlo durante el año, ciertamente, pero prefiero guardarlo sólo para esta época, igual que me reservo ciertos platos para Navidad, Año Nuevo o fiestas patrias.

Para 4 personas
3 huevos
¼ de taza de polvo de camarón seco
15 chiles mirasol o colorín
1 diente de ajo
3 cucharadas de crema de cacahuate
Nopales o romeritos al gusto
Aceite
Sal al gusto

Es muy fácil de hacer. Se baten los huevos por separado. Primero las claras a punto de turrón. Luego se mezclan las yemas y se revuelven. Se agrega el polvo de camarón, poco a poco. Es importante irlo probando hasta que tenga buen sabor. Ojo: Si se pone mucho polvo se endurecen las tortitas -¡ay!- y se echan a perder.

En aceite, en un sartén, -qué maravilla- con una cuchara sopera se toma un poco del huevo batido con el polvo de camarón seco y se pone a freír. Se fríen por ambos lados a manera de tortitas. Se escurren en papel-toalla para absorber la grasa.

Se prepara el chile colorado cociéndolo en un poco de agua, luego se licúa con un ajo, se cuela y se pone a calentar en una olla. Cuando hierve, se agrega la crema de cacahuate y hasta que se disuelve. Se agrega sal al gusto. En seguida se van colocando las tortitas dentro de la salsa. Se pueden agregar nopales y/o romeritos, al gusto.

martes, 4 de abril de 2017

Confesionario sin absolución: Cómo debo ayunar

Pregunta: Hola padre Hayen, espero esté muy bien. Disculpe por la molestia pero me gustaría su consejo sobre cómo ayunar. ¿Son seguros los ayunos de 24 horas, o es un tiempo muy prolongado? ¿O basa el ayuno más en algo espiritual?

Padre Hayen: aunque hay personas que pueden practicar el ayuno por motivos de salud, aquí nos enfocamos en su dimensión espiritual. El modelo de nuestros ayunos debe ser Jesucristo, quien ayunó retirándose al desierto para ayunar y orar durante 40 días, antes de iniciar su vida pública. El ayuno forma parte de la vida espiritual católica por el motivo de que ayuda a dominar las pasiones y también como penitencia para reparar los pecados. Te recuerdo que la Virgen María, en sus apariciones de Lourdes, Fátima y La Salette, aconseja hacer penitencia por los pecadores, lo que incluye el ayuno. Pero para que sea auténtico, el ayuno siempre deberá ir acompañado de propósitos de conversión y de reforma de la propia vida moral.

Tomando como ejemplos los ayunos que aparecen a lo largo de la historia sagrada, podemos ayunar por diferentes motivos: para pedir a Dios su auxilio en diversas circunstancias difíciles. También podemos hacerlo cuando estamos arrepentidos de un pecado especialmente grave. O bien, cuando existen situaciones de peligro personal, familiar o comunitario, por ejemplo alguien de la familia que ha caído en las drogas o en la cárcel; una ciudad o un país puede llamar al ayuno para evitar una guerra, un desastre natural o una epidemia. El ayuno puede practicarse cuando se va a realizar algo importante en la vida, por ejemplo el casarse para formar una familia o el ser ordenado sacerdote. Hay ocasiones en que el diablo nos acosa y la guerra espiritual se intensifica; en esos casos el ayuno es muy aconsejable, pues dijo Jesús que hay cierta clase de demonios que sólo pueden ser expulsados por la oración y el ayuno (Mc 9,29).

Por último te aconsejo dos formas de ayunar, que son muy propias de la Iglesia. La primera es el ayuno más tradicional, que consiste en hacer dos comidas frugales al día y una comida fuerte. Por comida frugal entendemos algo muy sencillo, como una fruta, algunos granos y un té de hierbas. Ese día de ayuno se evitará comer entre comidas y se eliminarán los refrescos, el café y las golosinas. Puede elegirse hacer el desayuno fuerte, mientras que el almuerzo y la cena serán muy sencillos. O bien se desayuna y se cena algo ligero, mientras que en el almuerzo se come fuerte.

La otra clase de ayuno es el de pan y agua, que consiste en comer un poco de pan cuando se tiene hambre durante el día, y agua cuando se tiene sed. Hay quienes comen el trozo de pan sopeándolo en el agua, lo que es un error. No se debe hacer esta mezcla, pues el agua mezclada con el pan dificulta la digestión y puede provocar dolores de cabeza. Repito, come pan cuando sientas hambre, y bebe agua cuando tengas sed.

No se te ocurra hacer un ayuno de 24 horas sin comer, como insinúas en tu pregunta. Eso es perjudicial para la salud. Mediante el ayuno, la Iglesia no nos pide pasar hambre, sino disciplinar nuestra manera de comer y ofrecerlo a Dios como un sacrificio, por los motivos espirituales que tengamos. Así que elige un día en que quieras ayunar (tradicionalmente es el viernes, día en que el Señor murió), acompáñalo con oración y nada de caras avinagradas, sino en la alegría del Señor. Te recuerdo que el Viernes Santo, además del Miércoles de ceniza, son días de ayuno de precepto para todos los católicos, entre los 18 y los 59 años de edad. Pero además eres libre de ayunar en cualquier otro tiempo del año, excepto durante el tiempo de Pascua, a menos de que tengas motivos muy especiales, pues en esos días celebramos la alegría de la Resurrección. Te mando una bendición.

(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook o en Twitter: @padrehayen)

sábado, 1 de abril de 2017

Meditación no. 14 contra los pecados de la carne

Prepárate para las tentaciones
(Rosemary Scott)


Hijo, si llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, manténte firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad. Adhiérete a él no te separes, para que seas exaltado en tus postrimerías. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente. Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación. Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él. Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia, no os desviéis, para no caer.  (Eclo 2,1-7)

Oración: Oh Dios eterno y Rey de toda la creación, quien me has concedido llegar a esta hora, perdona los pecados que he cometido este día en obra, palabra y pensamiento; y limpia, oh Señor, mi humilde alma de toda impureza de la carne y del espíritu. Dame, oh Señor, la gracia de pasar el sueño de esta noche en paz; que, levantándome de mi cama, pueda agradar a tu santísimo Nombre todos los días de mi vida, y desbarata a mis enemigos, carnales y espirituales, que me hacen la guerra. Libérame Señor, de pensamientos vanos y malos deseos que me profanan. Para Ti es el reino, el poder y la gloria, la del Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. (San Macario de Egipto)

Habrás notado, quizá, que la tentación tiende a atacarte durante ciertos tiempos y no en otros. Por ejemplo, nos ataca después de una profunda experiencia espiritual, como es la Santa Misa, una reunión de oración, un retiro espiritual, etc. También puede atacarnos durante tiempos breves, como antes de recibir la Comunión, un sábado en la noche, un domingo por la mañana o justo antes de un día festivo de precepto. Habrás notado, pues, que a veces la tentación llega justo a tiempo para ponerte en estado de pecado mortal y dejarte sin recibir a Jesús en el Santísimo Sacramento –o quizá el Tentador espera que recibas a Jesús de cualquier manera, por ser un sacrilegio.

La tentación también ataca con frecuencia cuando estás solo, particularmente en la noche o a la hora en que te levantas por la mañana. O cuando estás enojado con tu cónyuge o con otro de tus seres queridos, ya que la ira lleva con frecuencia al comportamiento egoísta. O puede atacar cuando te sientes enfermo, muy cansado o hambriento, ya que de esta manera tienes menos fuerzas para resistir. Si sientes dolor físico o incomodidad, el demonio puede sugerirte que abuses de ti mismo como una manera de escapar temporalmente del sufrimiento. Las mujeres podrán notar que son más susceptibles a los pecados contra la castidad en ciertos momentos de su ciclo menstrual, debido a las fluctuaciones hormonales normales del cuerpo. El Tentador lo sabe y seguramente buscará aprovecharse de ello.

Sabiendo cuándo la tentación ocurrirá puede ayudarte a estar preparado. Así podrás quizá trabajar en alguna estrategia para la noche del próximo sábado, o al final de un retiro, o durante tu próxima enfermedad, o después de una acalorada discusión.

Ejemplo: puedes descubrir que las tentaciones vienen con frecuencia en las noches, en forma de fantasías antes de dormir, o a través de sueños impuros mientras duermes. Mientras que los primeros tienden a ser voluntarios y por lo tanto pecaminosos, los segundos vienen del subconsciente de tu mente, y no de tu voluntad, por lo que no son actos pecaminosos de tu parte. De cualquier manera, ellos son con frecuencia el infeliz resultado de muchos años de entretenerte con pensamientos impuros, y pueden crear un fuerte deseo de pecar después de que te levantas por la mañana.

¿Qué estrategia, entonces, podemos tomar? Las oraciones regulares a la hora de acostarse, tales como las tres Avemarías y el “Oh Señora mía” que deberás estar haciendo después de haber hecho la meditación número dos, pueden ser de gran ayuda. Algunas personas suelen rezar el santo Rosario en la cama antes de dormir, así que puedes también intentarlo. Otros descubren que leer y meditar un poco la Sagrada Escritura antes de dormir ayuda a llenar la mente de santos pensamientos en vez de pensamientos obscenos. Puedes intentar leer un salmo o dos, o un texto breve de los Evangelios, después de tu oración antes de acostarte.

El Siervo de Dios Juan Pablo II practicaba algunas estrategias para mantener puro su corazón, una de las cuales era dormir todas las noches con el santo Rosario alrededor de su cuello y con sus manos cruzadas sobre su pecho. Quizá tú pudieras acostumbrarte a dormir en esa postura, pero no te desanimes si no puedes dormir cómodo de esa manera.

Si te levantas a medianoche, en vez de fantasear invoca el texto de la Escritura que leíste al acostarte, y medita en él, o en algún otro, antes de dormirte de nuevo. O toma tu Rosario y rézalo. Si sientes una tentación muy fuerte, puedes rezar algo como lo siguiente: “Oh Jesús, Oh María, permítanme morir en vez de ofenderles con el pensamiento, la palabra o la acción. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén”.

Este es un sentimiento muy fuerte, del que muchos santos hicieron su lema de vida: “Antes morir que pecar”. Esto no debe parecernos exagerado, ya que el pecado mortal es peor que la muerte física. La muerte sólo mata el cuerpo y no toca el alma, mientras que el pecado mortal mata el alma, separándote de Dios, quien es nuestro Sumo Bien. El pecado, pues, es un mal mucho mayor que la misma muerte.

Esperamos que nunca te llegues a encontrar en una situación donde tengas que escoger entre cometer un pecado mortal y morir. Gracias que esas situaciones son raras. Lo que esta oración significa es que tú tienes que aprender a odiar y evitar el pecado mortal, más que temer y tratar de evitar la muerte misma. Esto no quiere decir que tienes que amar la muerte, sino odiar más el pecado.

Si descubres que tienes dificultades en establecer estrategias para tu situación particular, intenta hablar de eso con tu sacerdote, tu cónyuge o con tu amigo confidente. Quizá ellos te pueden dar algunas ideas que nunca has pensado.

Una palabra de alerta: si alguna vez pasas por un período de tiempo sin caer en pecados contra la pureza, podría venir la tentación de creer que, finalmente, has derrotado tu sucio hábito, y que nunca más habrás de caer. ¡Mucho cuidado! Este pensamiento que parece inofensivo es la voz del orgullo. Lo que realmente dice es que tú eres suficientemente fuerte ahora para ser fuerte por ti mismo, sin la ayuda de la gracia (recuerda la herejía pelagiana). Una vez que comiences a tener esos pensamientos, puedes estar seguro que pronto vendrá la tentación y la caída. Recuerda: La arrogancia precede a la ruina; el espíritu altivo a la caída (Prov 16,18).

Así pues, el que crea estar en pie, mire no caiga (1Cor 10,12). Recuerda que podemos solamente resistir al pecado por la gracia de Dios, y no por nuestros propios esfuerzos (esta es la herejía pelagiana). Así que si por tu mente cruza el pensamiento de que ya has superado tus malos hábitos, contradícelo; repítete a ti mismo que es únicamente la gracia de Dios la que no te ha permitido caer, y que por ti mismo caerías, en un segundo.

Propósito: trata de calcular el “horario” habitual con que el Tentador te tienta en la vida. Escribe algunos patrones de conducta que disciernas y prepárate para resistir la tentación en esas ocasiones. No olvides que el ceder no es inevitable, y pide a Jesús y a María la gracia de no sucumbir. Continúa orando y humillándote, para rechazar el pecado y sus ocasiones próximas, llora tu pasado pecaminoso y busca la castidad con todo tu corazón.

Padre nuestro, que estás en el Cielo, no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal.

Mide tu progreso: desde que hice la última meditación,

Cuántas veces:

a. Deliberadamente me toqué impuramente al despertar

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

b. Deliberadamente vi fotografías o películas indecentes

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

c. Cometí actos impuros solo o con otras personas

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

d. Deliberadamente me deleité en pensamientos impuros

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

e. ¿Cuándo fue la última vez que fui a la Confesión? __________________

f. ¿Cuándo fue la última vez que asistí a la Santa Misa?________________

El catolicismo y la carne

El aspecto más distintivo del cristianismo sobre otras religiones es la encarnación de Dios en la raza humana. Las demás religiones se escan...