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Pablo Escobar y los patrones de la brujería


En en el mundo existen diversos estratos sociales que van desde las clases adineradas altas, luego las medias y, por último, la pobreza reflejada en los estratos más bajos. Sin embargo dentro de estos niveles existe un inframundo social que está presente en todo el conjunto de la comunidad y del que sólo nos enteramos a través de la notas rojas de la prensa. Es el bajo mundo de la delincuencia, el narcotráfico, la trata de personas y la prostitución.

Así como existen las religiones establecidas, que aportan valores para el bien social y establecen una guía moral para conducir a sus fieles por el camino de la verdad y del bien, también el mundo de la delincuencia está marcado por creencias espirituales. Pero mientras que las religiones, especialmente la Iglesia Católica, se encaminan a ponernos en contacto con el mundo sobrenatural –el mundo divino– las creencias ligadas a la delincuencia ponen en conexión a sus seguidores con el inframundo preternatural, es decir, con el mundo demoníaco.

Esteban Cruz Niño, antropólogo colombiano (1979), hizo un trabajo bastante amplio de investigación periodística que recoge una gran cantidad de testimonios sobre las creencias que motivan el alma de los narcos, sicarios, prostitutas y proxenetas, polleros y emigrantes y el bajo mundo mundo del hampa. "Pablo Escobar y los patrones de la brujería" es el título de su último libro, publicado en marzo de 2025 por el Grupo Editorial Penguin Random House, que nos adentra en los oscuros recovecos de las sociedades de América Latina y del alma humana.

Llama la atención la portada del libro donde aparece Pablo Escobar Gaviria, ícono del narco colombiano en las décadas de los 70 y 80, rodeado de billetes, velas, calaveras y hasta una pequeña imagen de la Virgen de Guadalupe, indicando así el sincretismo religioso que caracteriza al universo de las mafias.

Más que la portada, fue el índice del libro el que atrajo mi atención e hizo que lo comprara: la devoción a los "santos" del narco en México como Jesús Malverde; el culto al angelito negro de Pachuca; la devoción a Juan Soldado, venerado como santo de los emigrantes en Tijuana; además el escabroso inframundo del Tren de Aragua y las vivencias paranormales que ocurren en la selva del Darién y en los desiertos del norte de México.

Para quienes vivimos en México y estamos en contacto todos los días con la oscuridad de la inmigración, y nos hemos acostumbrado a las noticias sobre el crimen organizado, el libro de Cruz Niño nos ayuda a entender mejor la conexión entre la criminalidad, la brujería y la mentalidad mágica del mundo de la delincuencia. Se trata de un círculo vicioso donde una cosa alimenta a la otra, perpetuando así la maldad que opera en el mundo.

No recomiendo leer este libro a los católicos que carecen de una sólida formación religiosa. Su lectura es como descender por las alcantarillas de una ciudad en donde sólo se encuentra suciedad, oscuridad y alimañas de todo tipo. Mirar tanto hacia la oscuridad puede tener efectos nocivos en la vida cristiana. Solamente recomiendo leer este libro a quienes tienen estómago para asomarse a ese inframundo y únicamente con la finalidad de unirse en oración a Jesucristo, pidiendo al Señor para que tantas almas oscuras sean iluminadas por la Palabra de Dios y sean rescatadas de ese mundo tenebroso. 

Los católicos que lean este libro deben estar atentos a distinguir con claridad el tema del sincretismo religioso que envuelve al mundillo del crimen organizado. El libro deja claro cómo los criminales mezclan la brujería con devociones cristianas al servicio de una mentalidad que todo lo quiere arreglar con magia, lo que convierte a esas acciones en falsos cultos y en pecados contra la virtud de la religión, según nos enseña la Iglesia. Esto es el sincretismo.

Sin embargo Cruz Niño expone también algunas devociones legítimas de la Iglesia Católica, como es a santo Toribio Romo, patrono de los emigrantes y a san Juan Bautista Scalabrini, pero sin hacer la distinción entre estos cultos permitidos por la Iglesia y los falsos cultos pecaminosos sincretistas que mezclan religión y hechicería. Un lector católico no bien formado en su fe puede quedar confundido y llegar a creer que el sincretismo es algo espiritualmente inofensivo y que permite la Iglesia. No caigamos nunca en el oscuro mundo de la magia y la brujería revolviéndolas con nuestra fe católica, que eso es abominable a los ojos de Dios.

"Pablo Escobar y los patrones de la brujería" es un libro para entender el mundo mágico –y demoníaco– de tantas personas desorientadas en su fe que sólo buscan soluciones inmediatas y prácticas para acrecentar su dinero y su poder. Es un libro que estimula, a quienes queremos permanecer firmes en la fe, a orar intensamente para que la victoria de Cristo se manifieste, e impulsar la evangelización y la catequesis para llevar su Palabra, su Iglesia y sus sacramentos como el único portador de la luz que vence la oscuridad.

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