P regunta: ¡Buenos días padre! En estos últimos días me he cuestionado muchas cosas como el amor de mi matrimonio y el estar abiertos a la fecundidad. Yo me casé con la idea de tener muchos hijos. Me sometía procedimientos y nada funcionó. La presión era toda para mí, nunca para él. No vi lo evidente hasta hace poco, no era yo el problema. Pero él nunca quiso someterse a nada. Simplemente subía y subía de peso. Luego, hace unos 8 años, ni siquiera intimidad hay entre nosotros. Es una frustración inexplicable, un dolor que nadie entiende porque son cosas que a nadie se cuentan y se pasan en soledad. Yo me pregunto si este matrimonio es de verdad lo que Dios quería. Padre Hayen: gracias por tu mensaje y tu confianza. Llegar al matrimonio con la ilusión de tener hijos es lo ordinario de la mayoría de las parejas que se casan. Los hijos son la corona de la vida conyugal. Por eso tener un hijo es ver multiplicado el amor que los esposos se tienen. Lamentablemente en muchas parejas, hoy qu...
Vida católica: frontera México-Estados Unidos