La cultura del Antiguo Testamento nos es extraña y familiar. Es extraña porque los libros sagrados que lo integran fueron escritos varios siglos antes de Jesucristo, en contextos muy diversos a los del siglo XXI. Y nos es familiar porque son textos que nos alimentan espiritualmente con la sabiduría de Dios a través de la Historia de la Salvación. Descubrimos, sin embargo, que hay elementos de la cultura de los hebreos que nos parecen primitivos y arcaicos. Esto lo vemos claramente en la manera en que los guías del pueblo hacían o ratificaban las alianzas con Dios a través de los sacrificios de animales; o la poligamia que practicaban los patriarcas de Israel por la que tenían hijos con diferentes mujeres; también la manera salvaje de hacer la guerra –hoy tenemos una ética de la guerra con corredores humanitarios y formas de tratar a los prisioneros–; o bien la esterilidad en la mujer, que era considerada como una maldición. Todo esto, a quienes vivimos en 2025 nos parece tan rudimentar...
Vida católica: frontera México-Estados Unidos