jueves, 31 de octubre de 2024

Predicar a los indios en 1524


En 1519 ni España ni México existían como nación. Fueron los conquistadores del Reino de Castilla quienes en ese año desembarcaron en Veracruz y se internaron en las tierras de Mesoamérica, donde coexistían diversos pueblos indígenas en constantes pugnas y guerras, muchos de ellos subyugados por la crueldad del imperio azteca. Después de la caída de Tenochtitlán en 1521, llegaron los primeros frailes franciscanos al Nuevo Mundo para hacer una titánica labor evangelizadora. Era 1524, hace 500 años.

Una colosal obra de recopilación de usos y costumbres de los indios la escribió fray Bernardino de Sahagún, quien llegó como misionero en 1529. Realizó un estudio riguroso de historia, tradiciones y lengua de los indígenas intitulada "Historia de las cosas de la Nueva España", que fue una obra enciclopédica monumental al servicio de los predicadores del Evangelio. Dice Sahagún que era necesario que éstos conocieran las culturas indígenas para poder predicar a Jesucristo y aplicar las medicinas espirituales que necesitaban para curar las enfermedades del alma.

En un principio la predicación era por señas. Los frailes explicaban la existencia del infierno y del cielo apuntando hacia la tierra para indicar el inframundo donde decían que había fuego, sapos y culebras; luego elevaban los ojos al cielo para señalar que arriba está un solo Dios. Los indios no entendían nada, y pronto los religiosos abandonaron ese estilo de predicar para ponerse a estudiar la lengua náhuatl. Aprender las principales lenguas indígenas era una condición esencial para todo misionero que quisiera evangelizar con efectividad. Era el medio eficaz para llegar al alma de aquellos paganos y conquistar sus corazones.

Cada orden religiosa –franciscana, dominica y agustina– tenía su propio territorio para evangelizar, así que los frailes tuvieron que especializarse en el idioma de los pobladores de aquellas regiones, aunque el náhuatl era el idioma más conocido. Esta lengua era la del imperio azteca, que se hablaba desde Zacatecas hasta Nicaragua. En la orden de san Agustín había frailes que tenían que hablar, por lo menos,  una de estas diez lenguas: náhuatl, otomí, tarasco, huasteco, pirinda, totonaco, mixteco, chichimeco, tlapaneco o ocuiteco.

Los frailes no tenían la intención de hispanizar a los indios, y todo el trabajo evangelizador tenía que hacerse exclusivamente en lenguas indígenas. Hubo la necesidad de hacer libros para estudiar las lenguas, y así nacieron las gramáticas, los vocabularios, las doctrinas, los sermonarios, los confesionarios, traducciones del Evangelio, de las Epístolas y de las vidas de los santos. Fueron libros muy importantes tanto para la predicación de la doctrina cristiana como para la administración de los sacramentos, principalmente la confesión.

Los reyes de España nunca se mostraron hostiles al estudio de las lenguas de los indios. Felipe II, por ejemplo, pedía encarecidamente a los obispos que no ordenaran sacerdotes ni dieran licencia para administrar los sacramentos a quienes no supieran la lengua general de los indios en su provincia. Sin embargo la Corona también creía que ningún idioma era tan rico para exponer los misterios de la fe católica como el castellano, así que ordenaron enseñar a los indios el idioma de Castilla. Los misioneros se resistieron a ello porque no querían sobrecargar a los nativos con aprender una nueva lengua, y además querían preservarlos -decían-de malas costumbres europeas.

La evangelización de los indígenas del Nuevo Mundo fue una obra titánica y descomunal que hoy admiramos. El celo de aquella "vieja escuela" de evangelización misionera, traída de Castilla por petición de Hernán Cortés, decayó décadas más tarde cuando fueron muriendo aquellos evangelizadores que aprendieron las lenguas indígenas. Poco a poco vino un aburguesamiento de las nuevas generaciones de misioneros y así fue creciendo el proceso de hispanización de los territorios.

Sin pretender negar que en este choque de culturas existieron abusos, sobre todo de parte de los conquistadores castellanos, es notable el respeto que tuvieron hacia los indígenas los frailes y la religión católica. La conquista espiritual de México no fue una destrucción de las culturas ni cacería de los nativos –tal como ocurrió en el territorio de América del Norte con la llegada de los ingleses–, sino la seducción amorosa de las almas de los pueblos originarios para llevarlas a Cristo.


Hoy la ideología socialista y globalista quiere retorcer nuestra historia y echar lodo sobre España, cuando lo que los castellanos trajeron fueron copiosas bendiciones para conformar la gran nación que hoy somos.

martes, 22 de octubre de 2024

Solapar el pecado de los hijos


Querido padre:

Soy catequista, mi servicio es en pláticas pre bautismales y hace unos días una persona me preguntaba sobre el caso de una madre que tiene en su casa viviendo a su hijo, con su concubina, en una parte separada de su casa, pero en el mismo terreno/construcción. La duda era si la madre del muchacho puede recibir la Comunión o también está en pecado. Según comentaron, ella les insiste todo el tiempo en que se acerquen al sacramento del matrimonio, pero ellos no lo han hecho. En el equipo tuvimos discrepancia sobre la respuesta. Unos adujeron que el pecado es personal y que la madre puede comulgar sin problema, pero otros argumentaron que la madre comete pecado de omisión y no puede comulgar. ¿Podría sacarme de la duda en este caso?

Padre Hayen:
Cuando los padres han educado a sus hijos con los valores del Evangelio, ellos tienen la esperanza de que su descendencia seguirá el ejemplo que ellos les inculcaron. Esto es lo que se naturalmente se espera que ocurra en las familias.

Sin embargo pueden intervenir otros factores para que los hijos, una vez que crecen y llegan a la mayoría de edad, cuestionen la fe y el estilo de vida que recibieron en casa y lleguen a rechazar el ejemplo de sus padres. Los hijos pueden tener el influjo de malas compañías que les presionan para vivir de otra manera, o pueden asumir la mentalidad del mundo porque es lo que dice la moda o porque "todos lo hacen así".

A veces con profundo dolor, los padres católicos ven frustradas sus esperanzas al ver a sus hijos viviendo fuera de la gracia de Dios, en el pecado. Y claro, a ellos no les queda más que respetar la libertad a esos hijos mayores de edad que optaron por un estilo de vida en el que no fueron educados.

Es doloroso, lo sé. Pero hay algo aún más doloroso: que los hijos pretendan que sus padres aprueben el estilo de vida mundano que ellos han adquirido fuera de los valores del hogar. Es como decir a los padres: "ustedes me educaron de una manera bajo este techo, pero ahora yo los quiero educar a mi manera bajo el mismo techo". Así los hijos cometen doble pecado: el de concubinato-fornicación y el de ofensa a la honra que deben a sus padres.

Si el hijo tuviera un poco de vergüenza debería irse lejos de ahí para no mortificar a quienes le dieron la vida y el Evangelio; lo mismo la muchacha. Aquí el punto está en si los padres pecan mortalmente por permitir a sus hijos vivir en pecado de concubinato en la misma construcción o terreno.

La pregunta que ellos deben hacerse es: ¿estoy cooperando directamente con el pecado de mi hijo? Si los padres son indiferentes a la situación moral (concubinato) en que vive hijo o desean que continúe viviendo así, y los arropan facilitándoles un "nido de amor" entonces sí hay cooperación directa con el mal y hay pecado mortal, por la razón de que esta situación es contraria al plan de Dios para la familia, y porque fácilmente se convierte en pecado de escándalo para que otros hijos y parientes sigan ese mal ejemplo. Ni los hijos entran al Reino de Dios y también impiden que otros entren. Los padres cristianos no deben cooperar a esto y deben pedir a sus hijos que, si quieren vivir amancebados, se retiren de la casa paterna.

En el caso de que los hijos rejuntados vivan en el mismo terreno y separados de la casa de sus padres, es probable que la culpa ya no sea de los padres, o tengan menos culpabilidad, dependiendo de las circunstancias. Posiblemente el hijo ya es dueño de su propia casa, no lo sé. Quizá recibió una porción de esa finca como su herencia. Lo cierto es que el Evangelio exige radicalidad y a veces tendremos que hacer opciones dramáticas: "El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir" (Mt 10,21).

Pidamos al Señor que los padres de familia asuman la misión de formar hijos santos, y no hijos para la muerte, aunque algunas veces la rebeldía de los hijos llegue a "matarlos" de tristeza.

miércoles, 16 de octubre de 2024

Una nueva moral sexual


Hace unos días, mientras en el Vaticano estaba en marcha el Sínodo de la Sinodalidad, las organizaciones "America" y "Outreach" organizaron un evento dedicado a la pastoral LGBT, con el fin de sensibilizar a los padres del sínodo sobre este tema. El Vaticano había dejado claro que esos tópicos controvertidos no serían parte de la agenda del sínodo, así que el ala más progresista de los jesuitas decidió hacer su propio evento para consolar a los católicos homosexuales y para quienes se sienten identificados con la ideología de género.

No solamente se trata de llevar consuelo sino, sobre todo, de empujar una agenda de género dentro de la Iglesia para avanzar hacia una nueva moral sexual católica. El sacerdote jesuita James Martin, presente en el evento, es uno de los adalides de este movimiento pro LGBTQ dentro de la Iglesia.

En el evento, avalado por la Curia general jesuita, participaron el obispo de Hong Kong Stephen Chow Sau-yan –también jesuita– quien inició la oración pidiendo al Espíritu Santo que "nuestra ignorancia y nuestros prejuicios se disuelvan", además de algunos expositores casados con personas de su mismo sexo. Todos pidieron un cambio de perspectiva que permita a la Iglesia ser un lugar acogedor para católicos LGBT y reconocer su contribución a la comunidad eclesial.

Sin duda las personas con inclinación sexual hacia su mismo sexo han contribuido y siguen contribuyendo a la edificación de la comunidad de la Iglesia en todo el mundo. Ellas no están excluidas de hacer sus aportaciones, al igual que las personas heterosexuales. Todos somos hijos de Dios y todos hemos recibido dones y carismas del Espíritu para el aprovechamiento de todos en el Cuerpo Místico de Cristo, especialmente para que crezca la santidad entre nosotros. Son los santos quienes embellecen la vida de la Iglesia, y son esas vidas santas las que hemos de imitar.

El problema surge cuando algunos pastores y laicos en la Iglesia quieren normalizar las fracturas que tiene nuestra humanidad herida; la inclinación homosexual es una de estas fracturas. ¿Puede una persona con atracción al mismo sexo ser santa? Sin duda. ¿Puede una persona de la comunidad LGBT ser santa? No lo creo. Y la razón es porque la ideología de género normaliza las relaciones homosexuales, las promueve y además engaña a sus adeptos al decir que Dios mismo se hace presente en esas relaciones, bendiciéndolas. Eso contradice toda la Revelación bíblica. Por eso las relaciones homosexuales violan el orden natural y son pecado. Para caminar hacia la santidad, una persona que tenga prácticas homosexuales tendría que renunciar a ellas y abrirse a la gracia y dejar que Cristo restaure, paulatinamente, su sexualidad.

Las cuestiones de la sexualidad no son de poca importancia. Son un componente fundamental de la existencia del hombre en el mundo. De hecho no podemos entender el cristianismo si no comprendemos la verdad y el significado de nuestra sexualidad. Desde el inicio hasta el final, toda la historia bíblica es la historia del amor nupcial entre un hombre y una mujer: Cristo Esposo y la Iglesia Esposa. Podemos decir que el plan de Dios desde la eternidad es "desposarse" con nosotros (Os 2,19), y para ello Dios dejó impresa su imagen en la relación del hombre y la mujer, y no en un tipo de relación pecaminosa.

Esto significa que todo lo que Dios ha querido revelarnos sobre quién es Él, quiénes somos nosotros, sobre cuál es el significado de la vida, cuál es la razón por la que somos creados, de qué manera hemos de vivir y cuál es nuestro destino final, todo esto está contenido, de alguna manera, en la verdad y el significado de la sexualidad y el matrimonio. Una nueva moral sexual solamente desfiguraría el cristianismo y la imagen de Dios en nosotros.

lunes, 7 de octubre de 2024

Proteger a los niños de la porno


Los productores de pornografía necesitan adictos, y van por los niños. Así como los narcotraficantes acechan en las escuelas para asegurar su clientela en el futuro, la industria del porno busca gente que se enganche con sus materiales a edades tiernas para ganar más dinero.

Muchos padres de familia se asombran por las capacidades que tienen sus niños al operar la tecnología electrónica. Si los mayores han dado un teléfono celular a su hijo a edad temprana, no deberían asombrarse de que su pequeño, a los ocho años de edad, ya haya visto material pornográfico. El daño que esto provoca es enorme.

Un niño es introducido al porno en internet a través de anuncios en ventanas emergentes que los llevan a páginas porno. Hay muchos videojuegos que son, además de violentos, pornográficos. Hay niños que descubren la pornografía porque la encuentran por casualidad en alguna computadora de algún familiar, y otros niños son llevados al porno por sus amigos.

Algunas estadísticas provenientes de Estados Unidos: la edad media en que un niño ve porno por primera vez es entre ocho y diez años. A los 18 años, el 60 por ciento de las chicas y el 90 por ciento de los chicos han visto material pornográfico. Un 55 porciento de las chicas y 69 porciento de los chicos han visto porno homosexual. El efecto es devastador. He conocido chicos de 15 años con una fortísima adicción a estos materiales, y que viven una profunda tristeza en sus rostros.

Uno de los principales efectos para los niños es la pérdida de la inocencia; la porno introduce al niño a un mundo para el que no está preparado ni puede comprender. La sociedad extremadamente sexualizada en que vivimos les roba la oportunidad de ser niños. Es triste que algunos papás festejen que sus hijos pequeños vistan con ropa sexualmente provocativa. Los están adelantando y privando de una infancia sana.

La exposición a la porno puede fácilmente desarrollar una sexualidad malsana en un niño. Los pequeños quedan confusos sobre su sexualidad, sobre el sentido de sí mismos y de su cuerpo. Suele ser una experiencia traumática. La porno cambia el modo de ver al sexo opuesto y de relacionarse con él; incluso puede dejar "programado" a un menor para tener desviaciones sexuales, o para ser un abusador de otros niños menores que él. Hay adultos que viven con un problema de adicción sexual que se originó por haber quedado enganchados al porno desde su infancia.

¿Qué pueden hacer los padres? Primero no ser ingenuos y tomar conciencia de los peligros de estos contenidos para el futuro de sus niños. Sepan que la porno es veneno para el alma a cualquier edad, pero en los niños es aún más. Los padres deben de controlar todo lo que entra en casa, lo que se ve, lo que se habla y la música que se escucha. Ellos deben decidir qué programas son apropiados para los niños y cuáles no, así como limitar el tiempo que pasan viendo televisión. Ojalá que no sea más de una hora.

Los mismos padres deben dar buen ejemplo y evitar ver en la televisión todo material ofensivo, vulgar y violento; no deben estar cambiando de canal a cada rato ya que esto suele llevar a programas inapropiados; hacerlo constantemente es un mal hábito que aprenden los niños.

Un niño no debe tener un teléfono celular con acceso a internet. Muchos padres compran teléfonos a sus hijos para estar más en contacto con ellos, lo que está bien, pero si el móvil tiene internet dañará al niño. Hay teléfonos diseñados para niños sin acceso a internet. Un niño tampoco debe tener una cuenta de Facebook ni utilizar salas de chat, ya que son lugares donde los depredadores buscan víctimas.

Si por casualidad un niño ha visto pornografía, los padres no deben hacerle sentir culpable o avergonzarle. Es muy probable que haya sido una experiencia traumática para él. Más bien hay que enseñarle que el propio cuerpo debe respetarse y vestirse bien, así como el cuerpo de los demás. Hay que explicarle que esas imágenes que vio son una falta de respeto a uno mismo, a los demás y a Dios; incluso hay que hacer oración con el niño por esas personas que vio. 

Si la porno la encontró en una computadora de casa, hay que asegurarse de que nunca más la vuelva a ver; y si la vio en casa de un amigo habrá que hablar con los padres de éste; si ellos no cooperan, no se debe permitir que el niño visite aquella casa. El que entre lobos anda, a aullar se enseña.

Hemos de cuidar a los niños. Exponerlos a la depravación sexual es robarles la inocencia y escandalizarlos. Ya sabemos lo que dijo Jesús al respecto: es mucho mejor yacer en el fondo del mar con una piedra de molino atada al cuello, que ser motivo de ruina para los pequeños.

miércoles, 2 de octubre de 2024

Católicos y rituales paganos


La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho:

1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea?

2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puertas de la catedral, y en vez de un bastón de mando se le hubiera entregado un báculo o un Crucifijo, las críticas habrían estallado. Pero con las religiones indígenas nadie se rasga las vestiduras.

3. No debe molestar a nadie que un mandatario, antes de iniciar su gobierno, acuda a pedir la bendición a los líderes espirituales de su religión. Es legítimo hacerlo como sucede en Estados Unidos y otros países. Pero lo curioso es que la nueva presidenta, que es de origen judío, no pertenece a ninguna etnia ni practica religiones ancestrales. Si ella permitió que la limpiaran de "malas vibras" es, más bien, por motivos ideológicos y populistas que religiosos. Sheinbaum sigue el mismo librito del indigenismo de su antecesor.

4. Para un católico estos rituales son inaceptables por las siguientes razones:

El culto a Satanás existe de dos maneras, una explícita y otra implícita. Explícitamente se le rinde adoración cuando se le invoca y se hace referencia directa a él en ceremonias satánicas. El culto implícito, en cambio, se realiza cuando se hace indirectamente a través de otras invocaciones o formas, como al nombrar deidades de religiones politeístas.

Claudia Sheinbaum no participó en un culto satánico explícito y directo. Sin embargo el culto a Satanás puede realizarse al creer, por ignorancia, que se le rinde culto a los ídolos, a las muerte o a fuerzas desconocidas. Hay grupos que se presentan como no satánicos porque no invocan directamente a demonios, sino que se presentan como grupos culturales. Pero en realidad son satánicos en sentido amplio porque practican ritos neopaganos como la adoración a la madre tierra, a la diosa madre, a la madre naturaleza o a la pachamama. Todo parece inofensivo: se exalta a las mujeres y se ofrece paz, armonía y buena vibra. Pero hemos de señalar que son rituales de brujería y, en realidad, son una modalidad de culto implícito al demonio.

En el Antiguo Testamento está la prohibición divina expresamente: "Al Señor tu Dios temerás, a Él servirás, por su nombre jurarás. No vayáis en pos de otros dioses, de los dioses de los pueblos que os rodean" (Dt 6,13-14). En el Nuevo Testamento san Pablo afirma: "¿Qué digo pues? ¿Que lo inmolado a los ídolos es algo? O ¿que los ídolos son algo? Pero si lo que inmolan los gentiles, ¡lo inmolan a los demonios y no a Dios! Y yo no quiero que entréis en comunión con los demonios. No podéis beber de la copa del Señor y la copa de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios" (1Cor 10,19-21).

Los católicos no debemos dejarnos arrastrar por ciertas modas como decorar la propia casa con dioses traídos del hinduismo o de otras tradiciones religiosas, ni debemos creer que es inofensivo participar en ciertos rituales prehispánicos como en los que participan algunos presidentes latinoamericanos como Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum en México, Gustavo Petro en Colombia y Evo Morales en Bolivia.

Los objetos utilizados en rituales paganos pueden convertirse –según enseña la exorcística– en objetos vinculantes que facilitan la acción extraordinaria del demonio sobre la persona que los utiliza. Son objetos que representan divinidades como serpientes, budas, elefantes, calaveras y otros más, que pueden estar hechizados, y que establecen un vínculo entre el demonio y la persona que, de alguna manera, los acepta. Hay que señalar que estos objetos no son vinculantes en sí mismos, sino porque el demonio se asocia a ellos, lo cual depende de su libre voluntad. Así que no se puede garantizar que cualquier objeto sea vinculante automáticamente.

No dejemos de orar por la nueva presidenta, la señora Sheinbaum, para que el buen Dios la libre de toda influencia del Maligno a la que quedó expuesta a través de esos rituales mágicos, y le conceda la verdadera sabiduría, que es la que viene del Espíritu Santo.

Reclutados

"Nuestra vida se salvó como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió y nosotros escapamos" (Sal 124,7) "Por fa...