(Este artículo tiene contenido que puede lastimar la sensibilidad de algunas personas). Raúl es un muchacho alto y rubio de 21 años que cumple una sentencia de cuatro años y medio en la cárcel. Su historia fue recogida por Saskia Niño de Rivera, criminóloga, y por Mercedes Castañeda, psicoterapeuta. "Ojalá que alguien me hubiera hecho entrar en razón... antes de que fuera demasiado tarde", confiesa Raúl. En su cara rodeada de tatuajes, distintivos del cártel al que perteneció, se pueden vislumbrar en veces, rasgos de un niño y, en otras, de un soldado. Un día sus hermanos y él, al regresar a casa de la escuela, oyeron que tocaron a la puerta. Dos muchachos les ofrecieron trabajo con un sueldo de 35 mil pesos mensuales. Raúl, viendo su vida aburrida y su familia disfuncional por el divorcio de sus padres, imaginó todo lo que podía comprar para él y los suyos. Sin más, él y su hermano aceptaron. Con apenas tiempo para despedirse de su mamá, quien no estaba contenta, los del cá...
Vida católica: frontera México-Estados Unidos