Una persona me mostraba su inquietud por saber qué sucede a nivel espiritual con los enfermos de alzheimer –esa enfermedad progresiva que comienza con la pérdida de la memoria y que puede llevar a quienes la padecen hasta la incapacidad de mantener una conversación y responder al ambiente que los rodea. Duele ver que uno de nuestros seres queridos empieza a perder los rasgos de su personalidad que tanto hemos amado, como son su simpatía, servicio, buen humor, amabilidad, conocimientos, diálogo y muchos otros que la hacen ser una persona única en el mundo. Podemos, incluso, llegar a creer que ya no se trata de la misma persona y que es otro ser diferente; "ya no es él", suelen decir los familiares. Lo viví personalmente con mi padre y mi abuelo quienes, en los últimos meses de sus vidas, aunque no tuvieron alzheimer, se vieron afectados por cierta demencia senil. Encontrar personas disminuidas seriamente sus facultades físicas y mentales debe inspirarnos, como cristianos, un p...
Vida católica: frontera México-Estados Unidos