D esde que se pregonó la alegre noticia de que su Santidad Francisco vendría a Ciudad Juárez como parte de su itinerario de su visita apostólica a México, muchos juarenses sentimos que nos sacábamos la lotería. Veíamos que la visita del pastor supremo de la Iglesia Católica a nuestra ciudad era, no solamente un gran honor para los fronterizos, sino una respuesta directa de Dios al clamor de una ciudad que ha pasado por grandes tribulaciones. Muchos de quienes habitamos la frontera creemos que la presencia del Santo Padre, con sus gestos y palabras, tendrá un efecto muy positivo para el desarrollo espiritual y social de México y particularmente de nuestra ciudad. La casualidad no es la conductora de la historia. Alguien, allá arriba, movió los hilos de acá abajo para que el papa llegara hasta Ciudad Juárez; y así se nos abre una inigualable oportunidad para inspirarnos en la reconstrucción del tejido moral, social y religioso de nuestra amada frontera. ¿Qué nos dirá el papa a los mex...
Vida católica: frontera México-Estados Unidos