lunes, 8 de junio de 2020

Idolatría y agitación social


Las circunstancias que vivió el profeta Elías (1Re 17,1-6) nos dan luz sobre los tiempos actuales de tanta agitación social. En tiempos del profeta, Israel estaba dividido entre el reino del norte y el reino del Sur. La capital del reino del norte era Samaria mientras que Jerusalén era la capital del reino del Sur.

En el siglo X antes de Cristo, Jeroboam había institucionalizado la idolatría, alejándose del Dios vivo y verdadero para dar culto a dioses extranjeros. Cuando gobernaba el rey Ajab, su esposa Jezabel, que era fenicia, detestaba al Dios de Israel para idolatrar a otros dioses y practicar la brujería.

Es entonces cuando Dios envía a Elías a comunicar a Ajab la decisión dramática de que durante años no vendrá la lluvia. El mensaje divino era claro: por encima de la idolatría impera Dios. Los ídolos no son nada comparados con el señorío de Dios, de ese Dios único que no está dispuesto a compartir su gloria con nadie. El pecado de idolatría dividió en dos reinos a la nación judía. La unidad se perdió y el caos se hizo presente en el reino del norte.

Hoy nuestro mundo está viviendo una profunda división. Parece que dos reinos están en pugna. Los movimientos sociales que hoy se manifiestan con tanta violencia y disfrazados de causas muy nobles, en realidad sirven a otra agenda, y por eso siembran violencia, división y anarquía. Son las ideologías idolátricas (género, antirracismo, feminismo, etc.) cuyo motor es la lucha de clases y la división social.

Luchemos contra todo lo que oprime al hombre pero hagámoslo desde la Palabra de Dios y no desde las ideologías que dividen. mantengámonos fieles a su amor porque de él viene la paz.

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