sábado, 30 de mayo de 2015

John Rick Miller ha partido a la casa del Padre

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Con el corazón lleno de alegre esperanza en nuestro Señor Jesucristo que nos ha dicho que ‘todo el que cree en Él aunque muera, vivirá’ (Jn 11, 25), les comunicamos que el día de hoy nuestro amado fundador John Rick Miller, ha vuelto a la Casa del Padre.
Les damos las gracias a todos por habernos acompañado en oración hasta este momento. La alegría que le daba a nuestro fundador al recibir sus mensajes de apoyo y oración era inmensa, sabiendo que había todo un ejército comprometido a seguir dando a conocer a Dios Padre y su inmenso amor por todos sus hijos.
Verdaderamente junto con el autor de la primera lectura del día de hoy, Rick pudo decir: “busqué ardorosamente el bien y no quedé defraudado” (Eclo 51, 18). Pedimos a nuestra Madre, Santa María de Guadalupe, a quien él tanto amó, le lleve hasta el trono de la Santísima Trinidad cuya festividad estamos en víspera de celebrar, para que pueda escuchar:  ‘alégrate, siervo bueno y fiel. Entra a compartir el gozo de tu Señor’ (Mt 25, 21-23).
Por este medio les estaremos enviando cualquier comunicación que tengamos respecto a nuestras Misas de acción de gracias por su vida y profundo testimonio de amor al prójimo.
De nuevo muchas gracias y que Dios les bendiga,
Consejo Internacional de la Misión

Evitar que el niño se vuelva Chucky

¿Pero qué pasa con algunos padres de familia? Ahora Que Christopher está muerto después del juego del secuestro, en el que sus primos y amigos le dieron tortura y muerte, nos quedamos helados. La crueldad de los niños asesinos nos ha horrorizado, pero más indignación y espanto nos causa el caldo de cultivo en el que fueron engendrados. Duele ver que muchos padres traen a sus hijos al mundo rodeados de una pobreza de humanidad extrema, en un caos familiar en la que no hay ni amor ni disciplina, y donde no existen estructuras morales y religiosas como marco de referencia para la vida.

No queremos más Chuckies, pero ¿cómo hacer para que no ocurra? Mi primera invitación es a los padres, para que cultiven el amor entre ellos, pero que sus hijos lo noten. Cuando se abrazan, se besan y se dicen cosas bonitas delante de los hijos, el niño descubre que tiene padres que se aman, y eso es una gran bendición para él. Así como un cristiano se siente seguro y feliz en el mundo cuando contempla que Dios es amor; así un niño también se siente seguro y feliz en su pequeño mundo cuando contempla a papá y mamá que se quieren, porque descubre que su origen es el amor. Hoy con tantas madres y padres solteros, cada vez menos niños tienen acceso a la experiencia del amor entre sus papás.

En la educación que recibí durante mis años de infancia, las escuelas utilizaban castigos corporales como varazos, coscorrones y –¡ay!– jalones de cabello (aunque no por eso perdí la melena). Hoy sería un escándalo pero en aquellos tiempos no lo era. Cuando algún maestro me ponía la mano encima, recuerdo que mis padres apoyaban al profesor y no a mí. ¡Qué bueno que así lo hicieron! De lo contrario hubiera sido una discrepancia educativa que me habría traído una gran confusión: la inclemente vara por un lado y, por otro, los mimos de mis padres. Creo que me hubiera vuelto tremendamente agresivo contra los maestros. Cuando uno de los padres reprende o castiga al niño, y el otro lo consuela y le levanta la punición, ¡pobre niño!, crecerá confundido y hará con sus padres lo que le venga en gana.

Muchas personas no saben controlar su ira. Hace unos días me encontraba en mi coche haciendo la fila del puente para cruzar a Estados Unidos. Observé que el coche de enfrente competía con otro que se quería meter a su fila. De uno de los coches se bajó un joven de alrededor de 20 años y retó a golpes al otro conductor. Se abrieron las puertas y se bajaron dos tipos. Frente a mis ojos se armó una golpiza que a uno le dejó la camisa hecha girones y a la madre de uno de los conductores, una crisis de nervios. Ella luego me reconoció: “¡Ay padre, qué vergüenza!”. El autocontrol y la tolerancia es hoy una virtud poco enseñada, pero importantísima para la felicidad personal y social. Desde niños, los padres deben enseñar a sus hijos que los ataques de ira son inaceptables y que desencadenan respuestas agresivas y violentas en los demás.

“El que entre lobos anda a aullar se enseña”, dice la sabiduría del pueblo. ¿Con quién se juntan los hijos? Quien quiera educar a sus hijos para la paz, evite para ellos las malas compañías, procure que no tengan contacto con personas agresivas que puedan servirles como modelo, y facilíteles las relaciones con niños de comportamiento pacífico, que saben compartir, respetar y colaborar con los demás, y que rara vez recurren a la violencia.

¿Qué decir del acoso –bullying– escolar? Los maestros y padres de familia que no lo combaten hacen honran muy poco a su vocación. Ir a la escuela no sólo es recibir información sobre matemáticas o ciencias naturales. Es educar para la convivencia social, para trabajar en equipo y para ser agentes de paz. El padre, como el maestro, han de enseñar a los niños las habilidades sociales y formas eficaces para contrarrestar la agresividad y violencia a los demás. Deben ayudar al niño a ver las cualidades de los demás, enseñarlo a no humillar a nadie, a saber comportarse como buen amigo, a aprender a compartir, a desdramatizar y a no asustarse ante las bravuconadas de algún acosador. Que sin ser desafiante el niño aprenda a tener calma y serenidad, y si lo llaman marica o cobarde, no intente demostrar lo contrario enredándose en peleas. Casa y escuela deben formar personas seguras y a desarrollar la virtud del autocontrol.

viernes, 29 de mayo de 2015

Charlie Charlie ¿estás ahí?

Varias personas me piden que haga un comentario sobre el popular juego ‘Charlie Charlie’ que se ha vuelto viral en las redes sociales. El juego consiste en dibujar una cruz sobre una hoja de papel. En dos de los cuadrantes se escribe “no”, y en los otros “sí”. Luego se colocan dos lápices superpuestos en cada eje de la cruz dibujada. Hay que decir: “Charlie, Charlie, ¿estás ahí?” y empezar a hacer preguntas. Uno de los lápices se moverá hacia la respuesta. Se trata de una práctica espiritista.

Muchos se preguntan quién puede ser Charlie. ¿Es posible comunicarse con los muertos, invocándolos? Absolutamente no. Un muerto puede manifestarse a una persona viva únicamente si Dios lo permite, pero no por invocación. Se trata de casos extraordinarios, muy raros, y ocurren sólo por iniciativa de Dios, pero no porque alguien tenga poderes para entrar en contacto con ellos. Cuando se manifiestan nunca mueven objetos ni producen ruidos, y si lo hacen, generalmente, es para pedir oraciones. Así que cuando se celebran misas y se reza por ellos, desaparecen.

Si entonces el juego Charlie Charlie no es comunicación con difuntos, ¿entonces con quién puede ser? La única respuesta es: demonios. En la mayoría de los casos Charlie no pasa de ser un juego ingenuo en el que no ocurrirá nada, pero puede atraer una acción extraordinaria de espíritus malignos sobre la persona o el lugar donde se practica el juego. Difícilmente alquilen quedará poseído por un demonio por hacer el ritual del 'Charlie Charlie', pero sí puede sufrir acosos. Recomiendo la lectura del Catecismo de la Iglesia Católica en los números 2115 a 2117 donde la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de toda forma de espiritismo, magia y horóscopos.

Dice el número 2116: Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.

He conocido muchos casos de personas que después de recurrir al espiritismo han quedado desestabilizadas en su integridad psicofísica, y que son víctimas de sobresaltos, traumas y dependencia de estas prácticas a manera de vicio. Cuando la persona, pues, está consciente de que se trata de una práctica contraria a la virtud de la religión que contradice el honor que sólo Dios merece, el juego se convierte en pecado para quien lo practica.

sábado, 23 de mayo de 2015

Homilías, ¿dulzonas o con garra?

El nuevo directorio de homilética señala que la homilía no es sólo una instrucción sino también un acto de culto. No sólo debe santificar al pueblo sino glorificar a Dios. La homilía es un himno de gratitud por las maravillas de Dios. Debe ser preparada en la escucha de la Palabra y la oración. No debe ser ni muy larga ni muy corta; según algunos expertos, no debe durar menos de cuatro minutos ni más de ocho. Debe cumplir tres requisitos: ilustrar las lecturas a la luz de la muerte y resurrección de Jesús; debe disponer a la asamblea a la celebración eucarística y, por último, debe sugerir cómo podemos vivir el Evangelio en la vida cotidiana. Magnífico, pero nos preguntamos ¿Qué preferirán los fieles, aquella oratoria sagrada con garra, llena de fuego, pecado, entusiasmo, truenos y relámpagos, con mucha gesticulación y amenazas, o por el contrario sermones light, dulzones, que sólo hablan de paz y solidaridad?

viernes, 22 de mayo de 2015

Cinco Chuckies

El 16 de mayo Christopher fue invitado a jugar al secuestro por cinco adolescentes. Le ataron las manos y pies, lo golpearon con un palo y con piedras directo al rostro, luego lo sofocaron. Cuando creyeron que estaba muerto, hicieron un hoyo y lo metieron a la fosa. Una de las jovencitas apuñaló el cuerpo mientras otros lo apedrearon, lo sepultaron, taparon el lugar y colocaron un animal muerto sobre la superficie para que no llamara la atención. Estamos horrorizados porque los niños se convierten en asesinos. Recordemos que niño se transforma en lo que observa a su alrededor, en el ambiente social descubre los modelos a los que debe parecerse. Familias desintegradas, padres ausentes, basura televisiva, violencia en videojuegos y películas, inexistencia de estructuras morales y religiosas, malas compañías, ambiente social violento y delictivo… ahí están los ingredientes del venenoso coctel que puede convertir a niños inocentes en temibles chuckies.

Cinco claves para la felicidad sacerdotal

El próximo jueves 28 de mayo llegarán dos nuevos miembros a nuestro presbiterio. Serán ordenados Francisco Sánchez Loaiza y Eduardo Mendoza García, como frutos de años de formación en nuestro Seminario diocesano. ¡Los sacerdotes y el pueblo los recibimos con tanta alegría! Dicen estudios que el sacerdocio es una de las ‘profesiones’ –si se me permite usar términos seculares– que más felices hacen a las personas. Yo creo sinceramente que esto es cierto, cuando se vive como una apasionada entrega, y también una de las que pueden convertirse en un pozo de amarguras cuando se vive en el desánimo, la tibieza o el pecado.

He leído el testimonio del obispo Felipe Arizmendi en el que habla de su secreto para ser feliz, y me permito agregar mi propia interpretación.

Primero, estar en paz con Dios y con la propia conciencia. Hemos elegido un estilo de vida en el que es Jesús quien rige nuestra manera de pensar y de obrar. Nuestro programa de vida es escuchar su Palabra, seguir sus enseñanzas, vivir en sus mandamientos, conformar nuestro estilo de vida al suyo, imitar sus virtudes, enseñar lo que él enseña. Nada es más importante que buscar que Dios esté contento con nuestra vida sacerdotal. Nada puede compararse a tener una conciencia que vive en paz, y cuando uno descamina, ¡qué desasosiego! Hay que buscar el perdón en la confesión y volver a enfilarnos por el camino de la paz y la alegría.

Segundo, vivir en paz con los demás. El sacerdote tiene un sinfín de relaciones interpersonales, la mayoría de ellas en la armonía y en la serenidad. Sin embargo no estamos exentos de roces y conflictos. Puede ser, incluso, que se aniden rencores y relaciones espinosas con feligreses, religiosas y hermanos clérigos, incluso con los obispos. Pero ello solamente hace la vida miserable al sacerdote y desdice su ser cristiano llamado a perdonar siempre. Cuando somos libres de relaciones difíciles y dominamos el arduo arte de no hablar mal de nadie, cuando somos capaces de tener sanas relaciones con todos, y cuando cultivamos la virtud de la amabilidad, tan necesaria para la convivencia, ¡cuánta serenidad y alegría!

Tercero, ser felices con nuestra vocación. ¿Qué se necesita para ser feliz? Pues gozar con lo que somos: sacerdotes. Cuando uno camina con los dos pies bien metidos en el sacerdocio, y disfruta la enseñanza al pueblo cristiano sobre las cosas de Dios; cuando amamos tanto a Jesucristo que nuestra pasión es darlo a conocer y colaboramos para formarlo en los demás; cuando amamos a la Iglesia –sus enseñanzas, su liturgia y disciplina–, cuando vivimos en comunión con el obispo y el presbiterio en sanas relaciones de fraternidad, nos sentimos satisfechos con lo que hacemos y si hubiera una segunda vida, muy probablemente desearíamos ser nuevamente sacerdotes.

Cuarto, trabajar mucho. No se trata de vivir agobiados, lo que puede resultar en frustración y en una desintegración de la salud física y mental del sacerdote, que puede derivar hacia una búsqueda de malsanas compensaciones. Lo que sí estoy convencido es que recibimos la ordenación sacerdotal para ponernos a trabajar porque la mies es mucha y los obreros, pocos. Nada más pernicioso para el sacerdote que la holganza, la pereza y la dejadez. Por el contrario, el trabajo nos santifica, nos forja, desarrolla nuestra personalidad, nos permite ser creativos. Y cuando el sacerdote hace bien y con responsabilidad su trabajo, se gana la confianza de su comunidad y de sus hermanos.

Por último, saber descansar. No es fácil para muchos porque no sabemos hacerlo bien. El descanso no consiste en andar vagabundeando sin hacer nada, sino en encontrar las actividades que nos restauran las energías corporales, mentales y espirituales. Creo que el primer descanso debe ser en Dios. Él es nuestro refugio, Él nos conduce hacia fuentes tranquilas y nos restaura las fuerzas. Quien ora poco o nunca ora pronto se cansa y puede perderse fácilmente.

Personalmente disfruto mucho leer periódicos y libros, gozo escribiendo y de vez en cuando me gusta escapar a El Paso para hacer algunas compras, o disfrutar de una buena película en el cine. Saboreo las comidas o las cenas con amigos o con mi familia, me deleita escuchar jazz o bien, dar un paseo con mi perro por algún parque o con hermanos sacerdotes en las montañas. Procuro dormir siete horas y aprender a estar en intimidad con Jesús y con la Virgen, en oración, en soledad. No me gusta desvelarme y las vacaciones las prefiero tranquilas, en contacto con la naturaleza y sin ir a fiestas ruidosas. Así me siento feliz.

Francisco y Eduardo serán presbíteros esta semana. Nos alegramos con nuestra Iglesia para darles la bienvenida a una de las ‘profesiones’ más exigentes y sacrificadas, sí, pero que hacen más felices a las personas.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Benditas cárceles

El peor de los males de México se llama impunidad. En nuestro país los narcos, los asesinos y los corruptos difícilmente irán a la cárcel. Somos el segundo país del mundo con los índices más altos de impunidad, sólo por debajo de Filipinas. Hablando de este mal, el sabio Sócrates decía que Arquelao era ciertamente el más desgraciado de los hombres, porque era un criminal tranquilo e impune. La ausencia de castigo era su peor castigo porque lo convertía en prisionero del mal, a tal grado de ni siquiera hacerlo sentir el deseo vivir en el bien. La impunidad deja al hombre sin corrección, corrompiéndolo en la perversión, en su camino de mezquindad y suficiencia. ¡Benditas cárceles que se encargan de colocarnos frente a nuestra miseria y nuestra nada! Cuando tocamos el fondo de nuestra desdicha podemos emprender el camino hacia arriba para llegar a ser verdaderamente hombres.

Olor a cisma

El papa ha hablado del Sínodo de la Familia diciendo que tenemos que asumir seriamente las consecuencias del vínculo indisoluble del matrimonio. Esta es la postura de la Iglesia en los dos mil años de su historia. Los obispos alemanes, en cambio, han dejado ver su postura donde la mayoría están a favor de la Comunión a los divorciados y la admisión de personas homosexuales practicantes a la Comunión. Sugieren la posibilidad de que en Alemania se puedan establecer normas distintas a las del resto del mundo católico. Esto, en la Iglesia, es absurdo. Imagine usted: con diversas doctrinas y enseñanzas morales la Iglesia dejaría de ser una. El papa está dejando ver su distancia de las posturas de los obispos alemanes. Propiciando el debate, Francisco ha sacado a la luz lo que estaba oculto en los corazones. ¿Habrá cisma entre los católicos liberales y quienes sintonizan con el papa y la enseñanza bimilenaria de la Iglesia?

viernes, 15 de mayo de 2015

A la muerte de Carlos Márquez, sacerdote



Dejad que el grano se muera
y venga el tiempo oportuno: 
dará cien granos por uno 
la espiga de primavera.

Pasadas las siete de la tarde del lunes 11 de mayo un seminarista me llamó con voz entrecortada. Alguien le había dicho que el padre Carlos Márquez había muerto y buscaba noticias. Yo no sabía nada. Llamé al rector del Seminario y tampoco estaba enterado. Al rato me confirmó la noticia: el padre Carlos había muerto de un infarto fulminante. Estaba atendiendo a un joven cuando, de pronto, se sintió mal y de desvaneció. Nunca más despertó. ¡Cuántos proyectos sesgados de repente! La parroquia, los proyectos juveniles, la vicaría de pastoral… todo pierde relevancia cuando Dios nos cita en su presencia.

La muerte del padre Carlos a todos nos tomó por sorpresa. Esa noche muchos no pudimos dormir bien. Más de uno recordamos el salmo que habla de la precariedad de la vida: Los días del hombre son como la hierba: él florece como las flores del campo; las roza el viento, y ya no existen más, ni el sitio donde estaban las verá otra vez. Antes de que nos roce el viento –pensé– hemos de morir en gracia. Ante lo sorpresivo de la muerte del padre Carlos redescubro, una vez más, que no hay algo más grande en esta vida que conservar la santa amistad con Jesucristo, permanecer en su amor, como el siervo prudente que espera la llegada de su amo.

Recuerdo aquella experiencia dramática que tuvo el padre Carlos con un sacerdote del Paraguay, amigo y compañero suyo, cuando estudiaban en el Colegio Pío Latinoamericano de Roma. Por el año 98 habían terminado el curso escolar y se fueron a festejar al Mediterráneo. Estando en el agua, a su amigo le vino un desvanecimiento por un problema cardíaco. El padre Carlos trató de asirlo para llevarlo a la playa pero el amigo terminó ahogándose entre el oleaje y murió en sus brazos. Esto causó gran conmoción al corazón del padre Carlos. Hoy nosotros nos sentimos así, conmocionados, por la partida repentina, casi violenta, del amigo sacerdote.

Cuando el padre Felipe Juárez y yo llegamos de Roma para integrarnos al presbiterio, encontramos a nuestro amigo y compañero de estudios, el padre José Luis Domínguez, bastante enfermo de cáncer en su cabeza. En aquel tiempo el padre Carlos Márquez era el coordinador de la Casa San Pedro de Jesús Maldonado donde él asumió la responsabilidad de cuidar al padre José Luis. Fuimos testigos de su fraternidad sacerdotal en el cuidado solícito y delicado al hermano sacerdote enfermo. Carlos fue, para José Luis, lazarillo y cireneo, buen samaritano que alojó y acompañó al padre José Luis hasta la muerte.

Me gustaba confesar mis pecados al padre Carlos. Tenía un juicio muy acertado y el don de consejo. De mis confesiones con él siempre salí revitalizado porque amaba con pasión el sacerdocio. El padre procuraba siempre haceme redescubrir el regalo invaluable de ser sacerdote de Jesucristo y me animaba, no obstante mis fragilidades, a seguir adelante. Recuerdo sus palabras en una ocasión: “Si Dios me pidiera que le devolviera todo lo que Él me ha dado, lo único que le pediría que no me quitara sería el don del sacerdocio”.

Luz, alegría y servicio. Con esos tres términos describió don José Guadalupe, nuestro obispo, al padre Carlos en la misa inicial de sus funerales, el martes. En el desgaste de una vida de servicio para dar vida a sus hermanos, resplandece la luz y la alegría. Así fue el ministerio del padre Carlos Márquez.

Sacerdote influyente en las decisiones de gobierno eclesiástico, el padre Carlos fue llamado a la presencia de Dios y así el Señor puso fin a su misión terrena. El vacío dejado por su muerte sorpresiva nos ha dolido a todos, pero hay que entender que es la poda que Dios hace a nuestra Iglesia para que el árbol dé más frutos. Nuestra querida diócesis pasa hoy por un momento coyuntural; por las decisiones que se tendrán que tomar se necesita una asistencia especial del Espíritu Santo. Recordemos que la Iglesia es de Jesucristo quien, para guiarnos, nos prometió su Espíritu. Colaboremos con el Espíritu de Dios y estemos muy cerca de nuestro obispo José Guadalupe.

A Dios demos gracias por toda la riqueza humana y espiritual que dejó el padre Carlos entre nosotros, y que la paz de Jesús reine en nuestros corazones.

jueves, 14 de mayo de 2015

Si fuéramos como los tigres

Hace unos años imprimirse un tatuaje era costumbre relacionada con los presidiarios, pandilleros o estrellas de rock, pero en pleno siglo XXI los tatuajes se han convertido en un sector prominente de la industria estética. Solo en Estados Unidos este negocio mueve 2300 millones de dólares al año. ¿Hacen los tatuajes más estéticos nuestros cuerpos? Si viéramos que los tigres se borraran sus bonitas rayas, o que los osos polares se disfrazaran manchando su pelaje con pintas negras o que las cebras cambiaran su blanco y negro por verde y azul… pensaríamos que degradan su ‘tigridad’, su ‘osopolaridad’ o su ‘cebridad’. Y los seres humanos, ¿no degradamos nuestra humanidad cuando grabamos en nuestros cuerpos dragones, estrellas o letras chinas? Porque la guapura luce, más bien, en el vestido y arreglo personal, y el cuerpo humano resplandece de belleza tal como es, al natural, sin pintas que lo envilezcan. Es fácil, para los animales, ser plenamente animales, pues ellos no alteran su naturaleza; pero qué difícil es para los seres humanos vivir en nuestra naturaleza y ser así plenamente hombres.

martes, 12 de mayo de 2015

Antropofagia y Deopofagia

Víctor Biaka Boda fue un senador de Costa de Marfil que nació en 1913. En 1950 le encomendaron la misión oficial de elaborar un informe detallado acerca de las necesidades alimentarias de la población. Mientras realizaba la encomienda, se internó por los caminos de la selva cuando, de pronto, su coche se averió. Mientras su chofer hacía la reparación del auto, el político caminó por la selva. Nunca regresó. Meses después se encontraron su corbata y su esclava de oro, así como sus primeros apuntes sobre la alimentación de sus conciudadanos. Sus huesos carbonizados fueron hallados en torno a las cenizas de una gran hoguera. Había sido devorado por una tribu de caníbales. Ironías de la vida y de la muerte… Así fue Jesús de Nazaret. Se internó en nuestra selva para darnos vida, le dimos muerte de cruz y nos dejó su cuerpo sacramentado para que a diario lo pudiéramos comer. Nos convirtió, más que en antropófagos, en deopófagos.

lunes, 11 de mayo de 2015

Adiós padre Carlos

Lamentablemente la noticia se confirma: alrededor de las 7 de la noche del lunes 11 de mayo falleció el padre Carlos Márquez, párroco de Nuestra Señora de la Paz y Vicario de Pastoral de la Diócesis. A través de un infarto fulminante el Señor lo llamó a su presencia. Es una noticia que nos llena de profunda tristeza a quienes fuimos sus amigos sacerdotes. No sólo a nosotros sino a nuestros señores obispos don José Guadalupe y don Renato y a toda la comunidad parroquial de Nuestra Señora de la Paz.

Es una pérdida muy grande la que sufre la diócesis con la partida del padre Carlos. Su vida y su muerte fueron ofrenda para Dios y para su pueblo. Justamente entregó su alma durante su horario de confesiones. Muchos vimos que el padre Carlos fue pan partido para las comunidades donde el Señor lo envió a servir -San Miguel Arcángel, Nuestra Señora del Carmen, Santo Tomás Apóstol y Nuestra Señora de la Paz- y en esa entrega, en ese desgaste para dar vida al pueblo entregó el espíritu a Dios.

Hoy nos recogemos en oración ante el misterio de la partida de un sacerdote tan amado para la Iglesia de Ciudad Juárez, con la esperanza de que, por la misericordia infinita de Dios, el padre Carlos se encuentre adorando a Jesús, cara a cara. Lo encomendamos a la Virgen María para que la Hora Santa de los lunes, que no alcanzó a celebrar en su parroquia, la haga en adoración al Cordero muerto y resucitado en la gloria del Padre. Lo encomendamos a la infinita misericordia de Dios. Dale, Señor, el descanso eterno; brille para él la luz perpetua.

Sistema Nacional Anticorrupción

Recién aprobado el sistema anticorrupción, solamente nueve de los 66 aspirantes a gobernador declararon sus bienes presentando documentos oficiales y 11 lo hicieron sin presentar papeles legales. Enorme desafío nos espera, porque la erradicar la corrupción no es sólo cuestión de políticos, sino de un proceso educativo en el pueblo. Gobernantes, medios de comunicación, escuelas, la Iglesia católica y las demás religiones, y sobre todo los padres de familia, deben de tomar el toro por los cuernos y, con el ejemplo, ser los principales educadores para mostrar a sus hijos que el camino del bien forma personas y sociedades felices. Crear un sistema nacional anticorrupción sin un proceso educativo, terminará en bla bla bla, como acabó la tristemente recordada ‘renovación moral’ a la que convocó el ex presidente Miguel de la Madrid. ¿La recuerda?

viernes, 8 de mayo de 2015

Centro histórico

Cuando se camina por las calles del centro histórico de Ciudad Juárez, se tiene la impresión de andar en una jungla de luces y sombras. Bullicio por todas partes, ruido de coches y camiones, olores de comida, fritangas y perfumes; pájaros, verduras, tenis y veneno para ratas; uñas postizas y machitos con salsa; adolescentes que regresan de la escuela y prostitutas que te dicen ‘adiós guapo’; honores a la bandera; negocios florecientes y casas abandonadas; ordenaciones sacerdotales en catedral y reuniones de logias masónicas; travestis y monjas que van y vienen; silencio y recogimiento en la Misión de Guadalupe, predicación estridente de grupos protestantes en la plaza; camiones descargando elotes; matachines a cualquier hora del día y de la noche y bandas de guerra; pregones de todo tipo de productos y lamentos de pícaros y pedigüeños que llaman a compasión; grupos de jóvenes que reparten abrazos anunciando a Cristo y pitonisas que dejan ver el futuro; negocios que exhiben imágenes de san Judas y otros donde la santa muerte guiña el ojo. Es el centro histórico de Ciudad Juárez, vital, misterioso, fascinante, embudo de nuestra ciudad. Y en medio de este caos organizado vivimos y rezamos los padres de la Catedral. Orate pro nobis.

Hilaria y la agenda oculta del nuevo orden mundial

El 23 de abril Hilaria Clinton pronunció un discurso en la Conferencia Mundial de las Mujeres en Nueva York. Escucharla, a muchos nos sacó un susto –yo la vi por internet–porque durante su argumentación declaró la guerra a las religiones. En un foro abortista auspiciado por la ONU, a nadie extraña que la señora Clinton sea oradora invitada; ella y su marido Guillermo siempre han sido promotores del aborto legal.

Lo que nos hizo levantar las cejas fueron estas palabras suyas: “Los códigos culturales profundamente arraigados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse”. “Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”. El que los gobiernos deban transformar los códigos culturales y las creencias religiosas de sus pueblos descubre la intención de imponer, desde las cúpulas del poder mundial, una nueva cultura para todo el mundo. Y ésta no ha de ser otra más que la cultura occidental laicista, que ve a las religiones como enemigas del progreso.

Según la visión de la principal candidata del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos, para salir a la calle todos hemos de uniformarnos con un código de vestir y de hablar; quedarían prohibidos el uso de símbolos religiosos como el crucifijo, el velo musulmán o el kipá de los judíos. Si alguno, durante horas de trabajo, quiere decir “Que Dios te bendiga” o desea portar su medalla de la Virgen de Guadalupe al cuello, habrá que hacerlo sólo dentro de casa. Ello podría considerarse una ofensa, un intento de imponer la propia religión a los demás. ¿Tendré un día que quitarme el alzacuello cuando cruce por el puente internacional hacia El Paso Texas para no perturbar al agente?

Hilaria olvida que la Declaración de los Derechos Humanos, aprobados por la ONU en 1948, establece, en su artículo dos, que “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o creencia, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto o la observancia”. El artículo 30, que cierra la Declaración de Derechos Humanos, prohíbe que se interpreten estos derechos en el sentido de que se confiera derecho al Estado para realizar actividades o actos que tiendan a suprimir cualquiera de los derechos proclamados por la misma Declaración.

Los códigos culturales, los dogmas religiosos y las fobias estructurales a las que se refiere la Clinton, no son sino la filosofía natural y la religión cristiana, que sentaron las bases de la cultura occidental, y que ahora el mundo laicista trata de suprimir. Estamos hablando del derecho a la vida; de la familia natural de padre, madre e hijos; del respeto a la dignidad de la persona humana en los más variados ámbitos de la existencia.

Desde 1989, año de la caída del Muro de Berlín, la ONU apoyada por Estados Unidos intenta implementar en el mundo programas de ingeniería social con políticas abortistas, divorcistas, anticonceptivas, eutanásicas y homosexualistas. Suena medio complicado, ¿no?, pero no es más que destrucción de la vida y la familia, que son los cimientos de nuestra civilización.

Otro de los objetivos es desmantelar las identidades étnicas. Nadie debe tener una identidad cultural diversa a la impuesta por los millonarios del poder. Todos derechitos y uniformados. Así los tarahumaras, los tiguas y los navajos deberán, poco a poco, olvidarse de sus tradiciones y empezar a gustar de comer en McDonald’s y comprar discos de Madona, tener teléfono celular, utilizar las redes sociales, ponerse condones y aceptar el matrimonio gay. Cualquiera que no encaje con el nuevo modelo cultural estaría en peligro de ser perseguido por el Estado.

Las palabras de Hilaria debieron haber causado perplejidad en las personas practicantes de su religión en Estados Unidos. Aquel país fue fundado sobre el sagrado derecho a la libertad religiosa, así que atreverse a decir que las creencias y los dogmas religiosos deben de ser modificados, significa decir que Estados Unidos debe tener una refundación como nación y que la única religión válida será –¡ja!– el laicismo.

La ingeniería social y cultural de la ONU no sólo es para Estados Unidos. Estamos –Dios nos agarre confesados– frente a un proyecto totalitario de alcance mundial. ¿Y los mexicanos, nos treparemos en el mismo carro?

miércoles, 6 de mayo de 2015

Católicos y masones

Hace unas semanas el edificio de la antigua presidencia municipal, en el centro histórico de Ciudad Juárez, dio la bienvenida a decenas de masones de toda la república. El hecho de que el gobierno municipal les haya prestado el palacio municipal para su evento nacional nos habla de la relación estrecha que existe entre el gobierno mexicano y la masonería. Parece que afiliarse a las logias es condición indispensable para hacer carrera en la política y otros ambientes. Catolicismo y masonería son visiones muy diversas de la realidad. El catolicismo es una religión revelada por Dios donde el hombre se eleva hacia la Verdad por medio de la fe que ilumina y guía a la razón. El destino del hombre, para el católico, es sobrenatural. La masonería busca la perfección por medio de la razón, prescindiendo de la fe, y ve el orden natural como el destino más alto del hombre.

domingo, 3 de mayo de 2015

Junípero y el sentimiento anticatólico

Cuando pensamos en la historia de los Estados Unidos vienen a nuestra mente aquellos europeos protestantes que llegaron a las costas de Masachussetts en el Mayflower. Sin embargo más de 50 años antes ya se había celebrado la Eucaristía en San Agustín, ciudad asentada en la Florida, donde llegaron los españoles. Muchos hoy minimizan la enorme contribución que la Iglesia Católica y el mundo hispano hicieron a los Estados Unidos. La anunciada canonización del beato Junípero Serra por el papa Francisco, en su próximo viaje a Estados Unidos, descubrirá este enorme legado histórico y espiritual que este fraile de la orden de San Francisco dejó para la edificación del país.

Existe un sentimiento anticatólico y antihispano que está aún arraigado en la sociedad norteamericana. Se hacen distinciones entre lo que pertenece al mundo anglo y al mundo hispano. Hay un muro de separación entre la tradición católica y la protestante, entre los Estados Unidos y América Latina. Este sentimiento anticatólico contribuyó a que naciera, por cierto, la Orden de los Caballeros de Colón en el año 1882. Los católicos eran excluidos de los sindicatos y otras organizaciones sociales y fraternales, y fue el padre Michael McGivney quien fundó una sociedad que impulsara a los varones a vivir orgullosos de su herencia católica americana.

La canonización de fray Junípero –primer santo hispano en Estados Unidos canonizado por un papa hispano– permitirá a esos millones de latinos estadounidenses a liberarse de esa mentalidad dañina y el complejo de inferioridad de sentirse rechazados. Tanto los hispanoamericanos como los inmigrantes deben verse a ellos mismos como parte de un proyecto grandioso de nación. Ellos son el último eslabón de una larga cadena de descendientes de españoles que habitaron grandes áreas de lo que hoy es la Unión Americana en los años de su nacimiento.

En el año 1987 san Juan Pablo II visitó la tumba de fray Junípero Serra en Carmel California. Ahí reflexionó sobre la trascendencia histórica de este fraile franciscano que murió en 1784: “Este lugar hermoso y sereno es verdaderamente el corazón histórico y espiritual de California. Todas las misiones del Camino Real dan testimonio de las luchas y heroísmo de una época pasada, pero no olvidada y sin significado para la California y la Iglesia de hoy”. Es inevitable trasladar esas palabras de san Juan Pablo a nuestra Misión de Guadalupe de los Indios Mansos del Paso del Norte –serenidad, sencillez y hermosura– corazón espiritual de Ciudad Juárez y El Paso.

Al llegar de España a México, fray Junípero fue enviado a la Sierra Gorda como misionero. Tradujo oraciones y el catecismo, y transmitió la fe a través de ricas celebraciones litúrgicas. Trabajó duramente para mejorar las condiciones de vida entre los indígenas enseñándoles técnicas de agricultura, artesanías y oficios. Así fundó nueve misiones en California. Ocho años después fue llamado a la Ciudad de México; para entonces la mayoría de los indígenas se habían convertido en católicos practicantes con una notable mejoría en su calidad de vida. Predicó misiones por todo el país y recorrió más de 8 mil kilómetros a pie. Después de la supresión de la Compañía de Jesús, fue administrador de las misiones jesuitas en Baja California, y más tarde recibió la encomienda de fundar más misiones en la costa de la Alta California. 
Misiones en California

Aunque el padre Serra murió con gran fama de santidad y ha sido elogiado durante más de dos siglos por líderes religiosos y seculares, no falta el sentimiento anticatólico que quiere desprestigiarlo. Los adoradores del Gran Arquitecto le acusan de genocidio cultural, de ser responsable de la muerte prematura de miles de indios por enfermedad; de haber forzado las conversiones y de actuar brutalmente contra los indígenas a través de castigos corporales. Estas acusaciones forman parte de lo que se conoce como ‘leyenda negra’ anticatólica que los protestantes anglosajones inventaron o magnificaron, a manera de propaganda de guerra, para desprestigiar a su enemiga, la Iglesia. Son los políticos de la escuadra y del compás quienes hoy, para borrar la herencia católica en California, quieren reemplazar la estatua de fray Junípero Serra en el capitolio de Washington por la de Sally Ride, la primera astronauta mujer y activista gay.

Reconocemos y celebramos la santidad heroica y la labor incansable del beato Junípero Serra, el santo fraile quien como dócil instrumento del Señor, trajo la alegría del Evangelio al Nuevo Mundo. Que su canonización haga que los católicos hispanos en Estados Unidos no agachen la cabeza sino contribuyan, desde su fe, a construir una patria más humana y cristiana.

viernes, 1 de mayo de 2015

Último adiós a una gran guerrera

Ayer despedimos en la iglesia a Ana Luisa Escobar Andrade, niña de tres años que había estado un año en el hospital por tratamiento de leucemia. Ana Luisa era una niña con síndrome down y hasta el último momento de su vida luchó por su vida.

No me cabe la menor duda de que sus padres, Luis y Gaby, fueron elegidos por Dios para ser los custodios de una niña inmensamente amada por Dios.

Ana Luisa, con limitaciones y sufrimientos, nos obliga a interrogarnos con respeto y sabiduría sobre el misterio del hombre. Sus padres no escatimaron esfuerzos por salvar a la niña porque en esas limitaciones de su hija descubrieron la dignidad y la grandeza del ser humano. Sabían que Ana Luisa fue creada por Dios para llegar a ser hija suya en su Hijo Jesucristo.

Solamente un matrimonio, una familia que abre su corazón a asistir a una persona más débil y necesitada, ayudándola a participar, lo más posible, en la vida de la sociedad para que desarrolle sus potencialidades físicas, psíquicas y espirituales, es una familia digna del hombre, y así se hace también digna de Dios. Cuando Ana Luisa llegó al mundo, toda su familia se puso atenta y amorosamente a la escucha de la vida de la niña para ayudarla a responder a sus necesidades y rodearla de amor y cariño.

Luego llegó la leucemia y con ella, el viernes santo. La vida pasa por pruebas muy duras. El problema del dolor nos acosa y nos pone a prueba, como sucedió con Job. El varón justo del Antiguo Testamento expresó el gemido del hombre que sufre en todos los tiempos. Job tuvo que atravesar un túnel de una densa oscuridad, pero al final del túnel encontró a Dios y se inclinó en adoración ante el misterio.

Nosotros hemos encontrado a Jesús de Nazaret. Él anunció: "los ciegos ven, los sordos oyen, los leprosos quedan limpios, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Nueva. Estas palabras nos dan la certeza de que Dios ve a Ana Luisa, y a cada uno de nosotros, como un don precioso salido de sus manos. Su vida estuvo siempre custodiada en las manos del Padre.

Únicamente cuando reconocemos la enfermedad o el pecado podemos encontrar a Dios, porque Jesús dijo: "No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos". En cambio, aquellos que pretenden asegurar su vida por los bienes materiales, se engañan. La vida se les escapa y pronto irán a la presencia de Dios sin haber captado el sentido más profundo de la vida. Recuerdo las palabras de José Luis Martín Descalzo: "Una vida que no ha sido visitada por el dolor es como una catedral sin bendecir".

Sólo el Dios hecho hombre ilumina el misterio de Ana Luisa. El Verbo se hizo hombre y cuando nació, fue acogido por María y José. Hubo quienes querían eliminarlo, como Herodes que no quería que el niño viviera. Y otros más que fueron indiferentes ante el nacimiento del niño, pues para ellos no hubo lugar en la posada. Sin embargo la gloria de Dios resplandeció en Belén y después en el hogar de Nazaret, porque esa vida que nació fue la salvación para toda la humanidad.

Así también en los padres de Ana Luisa hemos visto resplandecer la gloria de Dios. Desde el nacimiento de su hija y hasta su muerte, ellos la recibieron como un regalo del Padre, y no escatimaron esfuerzos y sacrificios para sacarla adelante. En el hogar de Luis y Gaby, hoy marcado por el signo de la Cruz por despedir a su hija, resplandece la gloria del Señor, la gloria del amor.

¡Qué misterio somos los seres humanos! ¡Qué grandes debemos ser para que Dios se haya metido en nuestra aventura humana a vivir la pobreza y la precariedad. Fue en la Cruz donde se entregó a sí mismo y en esa entrega reveló toda la grandeza de su vida. "En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu". Así se entregó a la muerte, en un acto supremo de abandono confiado.

Así entregamos hoy a Ana Luisa en las manos del buen Dios, de quien un día la recibimos para injertarla, por el Bautismo, en el misterio de Cristo, misterio de amor y de dolor. Su muerte se ha transformado en fuente de vida para todos. Descanse en paz.

El catolicismo y la carne

El aspecto más distintivo del cristianismo sobre otras religiones es la encarnación de Dios en la raza humana. Las demás religiones se escan...