jueves, 31 de agosto de 2017

Trigo y Cizaña

Humanidad de Juan Gabriel
Por cuestiones de gustos musicales nunca fui fan de Juan Gabriel. Su música sólo la tolero. Sin embargo hay una parte muy humana de su vida que me llena de admiración. Juan Gabriel tenía todo para ser un perdedor: vivió en la pobreza, su padre que se volvió loco, su madre lo rechazaba, las burlas y los desprecios -aún de sus propios hermanos- por su particular amaneramiento, la soledad y la cárcel. ¿Qué fue lo que hizo que Alberto Aguilera no terminara en las drogas, o en los oscuros mundos depresivos que provoca vivir del aplauso y en medio de los excesos de una vida artística frívola, como sucede con tantas personas del medio del espectáculo?

Aguilera tuvo la gracia de encontrar a un hombre llamado Juan Contreras, un artesano que lo enseñó a trabajar y quien le hizo ver que su vida era valiosa. Encontró también a Andrés Puentes Vargas, director de la prisión de Lecumberri, donde el cantante estuvo preso, quien junto con su esposa creyeron en él, lo pusieron en libertad y lo presentaron a Queta Jiménez -la Prieta Linda-, que luego lo recomendó con la disquera RCA para grabar sus primeros discos.

Nada más estimulante que encontrar personas en nuestra vida que nos hagan ver que somos valiosos por dentro. Encontrar un guía espiritual es uno de los regalos más grandes que Dios nos puede hacer. Fue lo que Jesús de Nazaret hizo con sus apóstoles, al transformarlos de simples pescadores a ardientes Apóstoles, destinados a llevar el más sublime mensaje a toda la tierra. Quien tiene a un amigo, un director espiritual, un consejero o un guía que lo ayude a sacar lo mejor de sí mismo, ha encontrado un tesoro inigualable. Juan Gabriel, más tarde, desarrolló la misma mirada compasiva que otros tuvieron hacia él, y sacó a muchos cantantes del anonimato para convertirlos en grandes luminarias del espectáculo.

María, esperanza en la devastación
El huracán Harvey barrió con Houston y con otras poblaciones de Texas, el fin de semana pasado, provocando grandes incendios e inundaciones severas. La familia Rojas tuvo que evacuar su hogar al oeste de Corpus Christi antes de que Harvey azotara su pueblo, y quedaron devastados cuando supieron que el fuego había destruido su casa completamente. Hubo, curiosamente, sólo dos cosas que permanecieron intactas: dos estatuas de la Virgen María. “Algunos culpan a Dios, y otros al huracán, pero las únicas cosas que sobrevivieron a la destrucción fueron objetos sagrados”, dijo Nataly Rojas a un reportero. También expresó su gratitud por la oportuna evacuación de su familia, y reconoció que la Virgen María es un signo de esperanza para sus seres queridos en medio del dolor.

Seguramente hay personas que estarán pasando por una crisis de fe por lo ocurrido en el oeste de Texas la semana pasada. Habrá quien se pregunte cómo Dios permitió que murieran seres humanos en esta tragedia y se salvaran estatuas de la Virgen. Hay quienes cuestionan en qué clase de Dios creemos los cristianos, que consiente que sus hijos pierdan sus hogares mientras que él preserva las imágenes sagradas. Pensar así es razonable para un no creyente, pero no para un cristiano.

Los cristianos no pretendemos tener resuelto todo el misterio de la presencia del mal en el mundo. Pero lo que sí sabemos con certeza es que Dios gobierna el mundo respetando las leyes naturales que él creó, y que el hombre, con su pecado, hirió. Por eso la creación gime como con dolores de parto, esperando ser liberada de la corrupción (Rom 8, 22-25). Mientras estemos presentes en el mundo, tendremos que llevar el peso de las enfermedades, cataclismos naturales y otros males que nos afligen. Cuando somos víctimas de estos males miramos al Crucificado, quien tampoco fue librado de la muerte en Cruz por el Padre celestial. Los cristianos unimos nuestras cruces a la Cruz de Jesús para que nuestro sufrimiento sea redentor.

Las estatuas de la Virgen que quedaron de pie después del paso de Harvey por tierras de Texas son, para nosotros, un recuerdo de lo acontecido en el Calvario, donde estaba María junto a la Cruz, ofreciendo al Hijo en Sacrificio por la salvación de la humanidad. Son también un estímulo a contemplar al Crucifijo, en la esperanza de que, al final de la historia, las fuerzas del mal no prevalecerán, y sólo el amor redentor triunfará.

Cambios alimenticios
En el Seminario de Ciudad Juárez ha causado revuelo el régimen alimenticio al que los seminaristas están siendo sometidos. Porciones limitadas en las comidas, cuenta de calorías, colaciones entre comidas a base de frutas y clausura de la tienda donde antes se vendían refrescos, papas fritas y otras comidas chatarra. Además los candidatos al sacerdocio tienen ahora programas de entrenamiento físico impartidos por especialistas. El resultado es que ahora muchos de ellos empiezan a ponerse pantalones de tallas que antes no les quedaban y, lo más importante, es que están motivándose a cambiar hábitos para cuidar su cuerpo, templo del Espíritu Santo.

Mientras eso sucede, no faltan en el presbiterio los sacerdotes que ingresan al hospital por enfermedades desarrolladas por malos hábitos alimenticios. Hoy la obesidad se ha hecho un problema en la salud de nuestros curas. ¿De qué sirve que pidamos a Dios por la salud de nuestros sacerdotes cuando ellos mismos no cuidan su alimentación? A Dios se le ruega, pero también hay que darle una mano. La mejor respuesta a la oración del 'populo Dei' por la salud de sus guías espirituales es, justamente, los cambios en los hábitos alimenticios y de cuidado físico de quienes recibirán las órdenes sagradas en los próximos años. 

martes, 22 de agosto de 2017

Cuando las vacas se convirtieron en caballos

I
El domingo pasado me senté frente al televisor a ver el programa 'Don Francisco presenta'. No fue la cena la que me cayó mal al estómago, sino la presentación de dos niñas gemelas, una de las cuales estaba vestida y peinada como varón, diciendo que había cambiado de sexo. Don Francisco, el público y los artistas invitados, conmovidos, felicitaban, abrazaban y aplaudían a la pequeña por su decisión.

El cambio de sexo de los niños, sin el consentimiento de sus padres, en algunos países se ve como un derecho humano y se alienta desde la educación sexual escolar. De esa manera la cultura nos está empujando a vivir en el reino de la mentira. 

A propósito, encontré este cuentecillo de Pete Jermann, que traduzco, sintetizo y comparto.

En un país lejano vivía un rey iluminado. Era un hombre muy preocupado por su reino y sus súbditos. Debido a que estaba iluminado, el rey podía ver lo que otros no podían. Al mirar el pasado, quiso romper con él para no ser su esclavo, y así decidió compartir su nueva libertad con sus súbditos.

Un día que el monarca viajaba por un camino rural, notó que había caballos en un lado y vacas lecheras en el otro. Miró a las vacas, con sus ubres abultadas, mientras masticaban sin cesar. Le pareció que las reses no tenían ninguna gracia. Las miró hinchadas de leche y juzgó que no la necesitaban. Vio las vidas de estos animales, esclavizados por las necesidades de los demás. El rey se llenó de indignación y dijo “¡Eso no es justo!, ¡las vacas no pueden vivir en la injusticia de no ser caballos!". Entonces la compasión lo obligó a actuar.

El rey emitió un decreto. A partir de ese día proclamó que todas las vacas ahora serían caballos. Para asegurar que su ley funcionaría, también proclamó que aquel que no pensara como él y siguiera atado a viejas formas de razonar, sería humillado públicamente.

Quien afirmara que las vacas eran vacas, sería acusado de ‘bovinofobia’. Cualquier persona que dijera que el mugir no era relinchar, sería denunciada como insensible y ofensiva. Y cualquier súbdito que describiera el lento y pesado caminar de una vaca, no como el galopar de un caballo, sería tachado de ignorante.

Al rey, las cosas no le salieron bien. Las vacas no podían ser plenamente vacas, ni los caballos, caballos. Éstos dejaron de galopar porque hacerlo sería una burla para las vacas. Debido a que los caballos no tienen ubres pesadas, sería injusto que las vacas también las tuvieran. Así que, una vez que los becerros fueron destetados, las vacas no fueron ordeñadas. Sus ubres se secaron y se encogieron. Los bovinos enflaquecieron y hubo poca producción de leche. Así aumentó el raquitismo, enfermedad que afectaba el crecimiento físico de los niños en el reino. Con caballos cojos y vacas haciendo lo que los caballos hacían, los agricultores no podían cultivar productivamente como antes. La comida, que una vez fue abundante, ahora era escasa y costosa.

Engañado por su propia nobleza, el rey no veía su error. No podía descubrir la belleza de una vaca, ni admitir que su compasión hacia estos animales era falsa. El monarca creía él mismo que era muy bueno por su preocupación por ayudar a las vacas. Así se sentía una persona noble y justa. Atrapado por el mundo de sus sentimientos, no podía ver lo que otros veían claramente: que una vaca no era un caballo. De hecho, el rey no podía, en absoluto, ver una vaca. Sólo veía lo que le hacía sentirse bien consigo mismo. El rey no era malo; él quería ser un buen rey. Pero no prestaba atención a cualquier otra sabiduría que no viniera de más allá de sí mismo. Atrapado en su propia ‘verdad’ y ‘bondad’, sólo podía atrapar a sus súbditos también.

El reino se dividió en dos bandos. Mientras que la bondad y la verdad objetiva de las cosas unía a mucha gente, aquellos que eran partidarios de la ‘verdad’ y ‘bondad’ del rey ya no podían tolerar a los demás. 

Atrapados en su propia ‘bondad’, juzgaron como malvados e ignorantes a la gente que todavía veía a las vacas como vacas, y a los caballos como caballos.

Muchos súbditos del rey que sabían que una vaca no era un caballo, empezaron a dudar de la verdad. No querían ser etiquetados como diferentes, por lo que guardaron sus pensamientos para ellos mismos. Cuando estaban entre los que insistían en que las vacas eran caballos, fingían un acuerdo por vivir en paz. La verdad había dejado de ser algo que todos compartían y que a todos los unía, para convertirse en una cosa que ahora muchos negaban. Sólo entre susurros y a puertas cerradas, y lejos de la plaza pública, se hablaba de la verdad.

Años después de su decreto, el rey echó una mirada por encima de su reino. Vio la paz en todas partes. Sin embargo, no era la verdadera paz, sino una paz tan falsa como decir que una vaca es un caballo.

El rey vivió una larga vida y murió satisfecho de su propia bondad. Pero cuando cerró los ojos a este mundo y los abrió en el más allá, se dio cuenta que existía la Verdad y la Bondad infinita y eterna.

Ante esta nueva realidad, el rey sólo podía ver lo que él había elegido en su pequeño y lejano reino. No podía ver el nuevo mundo que era infinitamente grande, tanto en el tiempo como en el espacio. Y se quedó sin tomar posesión de la infinita y eterna Verdad y Bondad. 

El rey quedó atrapado en su minúscula ‘verdad’ y ‘bondad’ que lo habían mantenido tan fuerte durante su vida en la tierra, y que ahora no eran nada.

Hasta aquí la fábula de Jermann. La ideología de género quiere imponer a todos el mismo error del rey del cuentecillo. Esta ideología rechaza la armonía de la naturaleza humana diciendo que se trata de una injusticia. Al negar que el ser humano sólo existe como varón y mujer, y que el hombre es verdaderamente libre cuando busca ajustar su vida a la verdad de su naturaleza, crea el reino de la mentira, en el que los hombres se convierten en esclavos. Hacia allá caminamos, a menos que sepamos llamar vacas a las vacas, y caballos a los caballos.

miércoles, 16 de agosto de 2017

La fe en la dramática vida de Úrsula y Eduardo

Cómo habita Dios en el alma


El cantautor católico Eduardo Gildemeister y Úrsula Salmón eran un matrimonio católico del Perú hasta que la muerte de Eduardo los separó en 2010. Cuando habían tenido cinco hijos y el sexto estaba en camino, al marido le vino una extraña enfermedad que en cinco días se lo llevó a la presencia de Dios.

Sola y dispuesta a continuar la crianza de sus hijos, a los dos años de la muerte de su esposo, Úrsula desarrolla cáncer de mama. Parecía que los momentos más difíciles de la batalla contra el cáncer estaban superados cuando un día, durante un paseo familiar, la madre y sus seis hijos tuvieron un accidente en la carretera; Tomás, el hijo de 15 años, falleció al instante.

No obstante la crudeza de estos hechos, Úrsula no ha renegado de su fe católica ni se ha vuelto en improperios contra Dios. Por el contrario, ella manifiesta su adhesión y su confianza en Jesucristo y espera la vida eterna, donde acaricia la esperanza, de reunirse con toda su familia para siempre.

Úrsula no protesta contra el Cielo –como si el Cielo estuviera allá arriba, en un lugar muy lejano del espacio sideral–. No, Úrsula no reclama por una sencilla razón: el Cielo está dentro de ella. El Espíritu Santo –amor del Padre y del Hijo– es la caridad que habita en su alma y alumbra su camino de fe, esperanza y caridad, aún en medio de las circunstancias más difíciles.

En diversas ocasiones la familia Gildemeister, disfrutó del paisaje del campo peruano. Admiraron las criaturas como los animales, las plantas, las montañas y los ríos; todo les hablaba de Dios Creador que dejó su huella en la Creación y que todo lo domina. La naturaleza les llenaba de asombro.

 
Pero cuando Eduardo componía alabanzas a Dios, o cuando Úrsula y sus hijos se ponían en oración, ocurría el milagro más espectacular: el Padre Celestial venía en persona para engendrar, en cada uno de ellos, a su Hijo Jesucristo. Engendrado el Hijo, los hacía amar al Padre. Y de ese amor mutuo entre el Padre y el Hijo brotaba el Espíritu Santo dentro de ellos. Entonces la familia se gozaba teniendo a Dios como Padre, como amigo, colaborador y santificador.

La experiencia de la cercanía de Dios también es para nosotros, los que no hemos sufrido lo que Úrsula y sus hijos. Sentirse inmensamente amados por Dios y mirar con confianza el futuro –a pesar de que atravesemos por las cañadas oscuras de la vida– es fruto de la adopción que Dios hace de nosotros. Tener paz en etapas dolorosas de la vida no es sugestión mental. Es real. A quien abre el alma a Jesucristo, Él le empieza a comunicar su naturaleza divina y le da una inmensa confianza y una gran fortaleza para superar cualquier situación, incluso la pérdida de nuestros seres más queridos.

Recordemos siempre lo que dijo Dios mismo para hablarnos de su amor por nosotros: “¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho? ¿No se compadece del hijo de sus entrañas? Pero aunque ella te olvide, yo no te olvidaré”. (Is 49,15). Sabemos también que Dios nos lo ha dado todo en Jesús: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca sino que tenga la vida eterna” (Jn 3,16). Y aunque la vida sea difícil, para unos más que otros, los católicos practicantes podemos experimentar el consuelo de Dios por su presencia divina en nuestros corazones: Dice Jesús: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él” (Jn 14,23).

Este es Eduardo Gildemesiter, cantautor: https://youtu.be/oEB49RBxj98




lunes, 14 de agosto de 2017

Meditación no. 17 contra los pecados de la carne

Sacrificio viviente
(Rosemary Scott)

Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual (Rom 12,1).



Oración: María, esposa amadísima del Espíritu Santo, te doy my cuerpo a tu cuidado. Déjame recordar siempre que mi cuerpo es hogar del Espíritu Santo que habita en mí. No permitas que peque contra Él cometiendo actos impuros solo o con otros, contra la virtud de la castidad.

San Pablo nos urge a presentar nuestros cuerpos a Dios como sacrificios vivientes. Un sacrificio es ambas cosas: una ofrenda a nuestro Señor y un acto de renuncia a uno mismo. Cuando uno de los hijos de Israel llevó un cordero al Templo en tiempos antiguos, el israelita se negaba a sí mismo los beneficios de tener al animal: era un cordero menos del que iba a obtener leche o lana, o que podría matar para comer su carne o utilizar su piel. Cuando uno presenta su cuerpo como sacrificio viviente, lo consagra a nuestro Señor para su servicio y se niega a uno mismo las gratificaciones ilícitas que comportan los pecados contra la pureza. Tal auto-sacrificio puede no ser fácil, pero los cristianos lo hacen por un propósito, que es acercarse a Dios.

Si tú has estado incurriendo en pecados contra la pureza para escapar del vacío y la soledad, tratando de utilizar el placer como un sustituto del amor, quizá puedes temer que si te niegas a ti mismo, te sentirás solo y vacío otra vez. Pero si tú te niegas a ti mismo con el propósito de cultivar la limpieza de corazón, esto te traerá mayor cercanía al Sagrado Corazón de Jesús. No quedarás vacío, sino que serás llenado del amor y de la gracia de Dios.

¿Cómo, entonces, ofreces tu cuerpo como sacrificio viviente? Como dice san Pablo en su carta a los Romanos: No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus apetencias. Ni hagáis ya de vuestros miembros armas de injusticia al servicio del pecado; sino más bien ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios (Rom 6,12-13).

En el pasado, utilizaste tu cuerpo vergonzosamente al servicio del pecado. Ahora conságralo al servicio solamente de nuestro Señor, para su mayor gloria. San Juan Crisóstomo nos da un consejo práctico:

No dejes que tu ojo mire cosas malas, y así se vuelve un sacrificio; no permitas que tu lengua hable cosas obscenas, y así se vuelve una ofrenda; no dejes que tu mano haga cosas anárquicas, y así se vuelve una ofrenda que se quema. Y si todo esto no es suficiente, podemos también hacer cosas buenas: deja que tu mano dé limosnas, que la boca bendiga a los que te fastidian, y que el oído encuentre deleite en la lectura de la Sagrada Escritura. El sacrificio no permite cosas impuras: un sacrificio es la primicia de las otras acciones. Produzcamos, entonces frutos para Dios con nuestras manos, pies, boca y todos nuestros miembros.

Notemos que la auto-negación es la primera manera de ofrecer nuestro cuerpo como sacrificio viviente; y debes de seguirlo con actos como la limosna, el hablar bien y la escucha de la Sagrada Escritura. Todo esto consagra el cuerpo al servicio del Señor.

El mayor “sacrificio viviente” que podemos hacer de nuestros cuerpos es uniéndonos al Sacrificio de Jesucristo en la Santa Misa. Escribe el Papa Pío XII:

“En orden a que la oblación por la que los fieles ofrecen la Víctima divina en su sacrificio al Padre celestial tenga completo efecto, es necesario que el pueblo agregue algo más, es decir, el ofrecimiento de ellos mismos como víctimas. Este ofrecimiento de hecho no está confinado meramente al sacrificio litúrgico. El Príncipe de los Apóstoles, como piedras vivas edificadas sobre Cristo, la piedra angular, nos desea que seamos “un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo” (1Pe 2,5). San Pablo apóstol dirige las siguientes palabras de exhortación a los cristianos, sin distinción de tiempo: Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual.

Pero en ese tiempo, especialmente cuando los fieles tomar parte en el servicio litúrgico con tanta piedad de recogimiento se puede decir de ellos: “cuya fe y devoción tú bien conoces”, es cuando con el Sumo Sacerdote y a través de él ellos se ofrecen a sí mismos como sacrificio espiritual, que la fe de cada uno debería de llevar a la persona a estar más dispuesta a trabajar en la caridad, su piedad más real y fervorosa, y cada uno debe consagrarse a sí mismo para su gloria divina, deseando parecer lo más posible a Cristo en sus más dolorosos sufrimientos…

Mientras que estamos ante el altar, es nuestra tarea el transformar nuestros corazones, que cada rastro de pecado pueda ser completamente borrado, mientras que lo que promueva la vida sobrenatural a través de Cristo pueda ser celosamente fomentada y fortalecida hasta el punto de que, en unión con la Víctima inmaculada, seamos víctimas aceptables para el eterno Padre”. (Mediator Dei, 98-100)

La cita al inicio de esta meditación dice que presentar el cuerpo como un sacrificio viviente es un servicio razonable. En el original Griego, la palabra “servicio” es “latria”, término que se utiliza para indicar la más alta forma de culto ofrecido sólo a Dios. Si ofrecer tu cuerpo como sacrificio viviente es una forma de culto, debe entonces estar unido al Santo Sacrificio de la Misa, lo que da un culto más agradable a Dios.

Como tu alma ha muerto con Cristo al pecado por el bautismo, ahora entonces “crucifica” tus necesidades físicas con Cristo en el Santo Sacrificio de la Misa. Es tiempo de comenzar a negarte a ti mismo, cargar tu cruz y seguir a Jesús al Calvario.

Dios todopoderoso y eterno, estoy arrepentido de ofenderte en el pasado con mis pecados contra la castidad. En el Sacratísimo Nombre de nuestro señor Jesucristo, rechazo todos estos pecados y todo uso pecaminoso que he dado a mi cuerpo. Si no he confesado aún cualquiera de ellos en el sacramento de la Penitencia, ahora me resuelvo a hacerlo lo antes posible. Renuncio a Satanás, a sus obras y pompas; que nuestro Señor lo reprenda, pido con toda humildad. Y que María, la Inmaculada Reina de los ángeles y Terror de los demonios lo aplaste bajo sus pies. Que san Miguel Arcángel lo arroje al infierno, junto con todos los espíritus malignos que intentan arruinar mi alma.

Por tu gracia, yo rechazo, desde ahora en adelante, vivir dominado por el pecado. Y te ofrezco mi cuerpo como sacrificio viviente, y presento mis miembros ante ti como instrumentos de rectitud, y no de pecado. Te pido que crees en mí un corazón limpio y un espíritu recto; que pueda vivir y morir sólo por ti, mi Dios y mi todo. Te pido todo esto en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,q ue vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Propósito: después de que cada mañana te encomiendes a la Virgen María con la oración “Oh Señora mía”, consagra tu cuerpo también a Dios. Vive este sacrificio diariamente a través de la renuncia a ti mismo, custodiando tus sentidos y haciendo el bien. Cada vez que vayas a Misa, colócate en la patena con la Hostia durante el Ofertorio, y cuando el sacerdote ofrezca la Hostia y el Cáliz al Padre Celestial, ofrece tu cuerpo, tu negación a ti mismo y buenas obras a Dios como un sacrificio viviente en unión con el Sacrificio de Nuestro Señor en el Calvario.

San Felipe Neri, ruega por nosotros.


Mide tu progreso: desde que hice la última meditación,

Cuántas veces:

a. Deliberadamente me toqué impuramente al despertar

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

b. Deliberadamente vi fotografías o películas indecentes

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

c. Cometí actos impuros solo o con otras personas

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

d. Deliberadamente me deleité en pensamientos impuros

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

e. ¿Cuándo fue la última vez que fui a la Confesión? __________________

f. ¿Cuándo fue la última vez que asistí a la Santa Misa?________________



sábado, 12 de agosto de 2017

Confesionario sin absolución: mi esposa no quiere sexo y yo lo necesito

La pregunta: Padre soy un adulto de mas de 50 años. Desde pequeño inicié mi morbo viendo revistas porno con mi amigos. Durante cierto tiempo de casado, yo y mi esposa vimos pornografía, pero me evangelicé y le bajé mucho a esa mala costumbre. Hoy soy servidor en una parroquia, con más de 30 años de servicio. Desde hace siete años no tengo relaciones íntimas con mi esposa porque padece diabetes y dice que con esa enfermedad pierde el apetito sexual. Mi forma de desahogarme entonces es la pornografía y la masturbación. Como católico activo he procurado hacer de mi unión con mi esposa una unión célibe porque la amo mucho y por amor a Dios. Sin embargo el morbo entra por todas partes.

Asisto a misa entre semana y los domingos, rezo el Rosario casi todos los días y procuro hacer oración en la mañana y en la noche. Vuelvo a caer una y otra vez y no quiero hacerlo. Caigo en depresión y mi válvula de escape vuelve a ser el sexo. Padre, aconséjeme qué medios debo seguir, cómo puedo calmar esos instintos. Deme una fórmula mágica porque ya no quiero seguir con eso. Quiero ser merecedor del servicio al cual mi Señor me llamó a prestarle y no avergonzarme de mis actos. Que mi Padre Dios lo siga bendiciendo.


Padre Hayen: te enganchaste con la pornografía desde niño, querido hijo, y la has arrastrado durante toda tu vida. Más bien, la pornografía te ha arrastrado a ti durante muchos años. La combinación pornografía-masturbación es fatal para el desarrollo de tu personalidad porque distorsiona el sentido de tu sexualidad. Se trata de dos pecados graves, sin duda.

¡Qué bueno que sacaste la pornografía de tu lecho conyugal! Ella afecta gravemente la sexualidad en el matrimonio y, en general, la vida matrimonial. Esto por la sencilla razón de que en el encuentro íntimo entre esposos se involucran fantasías con terceras personas; de esa manera el acto conyugal se vuelve, más que un enriquecimiento del amor conyugal, una búsqueda de placer por el placer, y se termina utilizando al cónyuge para una satisfacción egoísta. Además suelen buscar experiencias más fuertes y así se suele perder el respeto a la propia pareja. Muchas veces el cónyuge, al que se le debe todo el respeto, el cariño a delicadeza, se convierte en un objeto de posesión egoísta.

Con respecto a la masturbación, la Iglesia enseña que se trata de un acto desordenado. Es una contradicción de la finalidad de la sexualidad y, por lo tanto, un acto que no edifica la personalidad, sino que retrasa la madurez de la persona. Cuando se practica frecuentemente va generando una sexualidad egocéntrica, y la persona va perdiendo habilidad para relacionarse con los demás. Así se va creciendo en el narcisismo y el sexo se usa como evasión. Pero además se suele convertir en algo esclavizante.

La masturbación afecta el carácter de la persona, la hace inconstante, apática, con complejos de culpa, sentimientos de derrota y de vacío interior. La persona tiene sentimientos de fracaso y de incapacidad de dominar sus instintos. Leyendo a Matt Fradd me di cuenta de que los últimos estudios sobre el tema afirman que con la masturbación hay más anormalidades en la próstata, menos habilidad para recuperarse de la disfunción eréctil, menos satisfacción con la salud mental personal, depresión e infelicidad. El pecado es pecado no porque lo diga una ley arbitraria de la Iglesia, sino porque va destruyendo a la persona.

¿Cómo salir de este círculo vicioso? Si tu esposa es diabética y ha perdido el apetito sexual, lo más conveniente es recurrir a un médico para que le proporcione un tratamiento, y de esa manera pueda tener mejor respuesta en la intimidad. Es necesario que tu mujer esté consciente de que si se niega a tener vida sexual contigo, a ti te está exponiendo a continuar esclavizado por los pecados de pornografía y masturbación, lo que te lleva fuera de la comunión con Dios. Y lo que es peor, es que te expone a cometer adulterio.

Ustedes tienen alrededor de 50 años. No son ancianos que están en el atardecer de sus vidas, sino que están en una edad adulta en la que todavía es conveniente que sigan teniendo relaciones íntimas. A mi juicio, eso de vivir sin relaciones, por amor a Dios y a tu esposa, es una idea equivocada. El ejercicio de la sexualidad dentro del matrimonio no es algo sucio ni pecaminoso, sino un don de Dios y un derecho-deber de los esposos. Si amas mucho a tu esposa, querrás compartirlo todo con ella, incluyendo el cuerpo.

Mientras que estás casado, no te aconsejo que continúes con la idea de vivir como un fakir, poniendo en práctica técnicas para dominar tus pasiones; tampoco te sugiero vivir como un anacoreta, dándote baños de agua fría para apagar los ardores de tu cuerpo. La solución, a mi juicio, son dos tratamientos, uno para tu esposa y otro para ti. Para ella el consultar con un médico para que pueda desarrollar apetito sexual en medio de su diabetes. Y para ti, hijo, el superar tu adicción a la porno y a la masturbación, a través de un tratamiento humano y espiritual, y abrirte a la normalidad de la vida sexual con tu esposa. A mi parecer, es el único camino de liberación para ambos. En este blog encontrarás algunas meditaciones en la sección "Limpios de corazón" que te podrán ayudar a superar tu porno adicción, con la gracia de Dios. Que la Virgen María interceda por ustedes.

miércoles, 9 de agosto de 2017

Trigo y cizaña

Desplumaderos
En Ciudad Juárez existen alrededor de 277 establecimientos de giros como casinos, loterías y otros juegos. En estos negocios todos los estímulos disponen a los clientes para que apuesten su dinero, desde sonidos y luces, escasez de relojes y ventanas, hasta comida y bebida gratuita o económica. Muchos se dejan seducir por el señuelo del dinero fácil, y olvidan de que los casinos son un jugoso negocio donde ganan pocos y pierden muchos.

Aunque jugar pequeñas cantidades, que no afecten el presupuesto familiar, no es ningún pecado, sin embargo los juegos de azar suelen causar trastornos. Hay personas que apuestan las colegiaturas de sus hijos, parqueros y obreros que pierden lo poco que ganan, esposas que toman de presupuesto del gasto del supermercado para jugarse el dinero. En muchos crece, además, la necesidad de apostar cantidades cada vez mayores para conseguir más excitación. Las consecuencias suelen ser la depresión, sentimientos de culpa, ansiedad, pérdida de tiempo, descuido a la familia, mentiras, rupturas conyugales y ruina económica.

En un país donde la mitad de sus habitantes son pobres, los casinos son un mal. Sólo unos cuantos se llenan de dinero sus bolsillos -los empresarios- mientras que en la mayoría, que acaba desplumada, se fomenta la avaricia, la pereza, la lujuria, la envidia y la glotonería.

Se disparan divorcios
Los datos del Registro Civil, recopilados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), afirman que los matrimonios civiles mantienen una tendencia sostenida a disolverse por causas como el abandono del hogar y la incompatibilidad de caracteres. Entre 1993 y 2015 los divorcios en Ciudad Juárez han aumentado en más del 200 por ciento. Hoy, para divorciarse, basta que uno de los cónyuges manifieste su voluntad de hacerlo, y pronto estarán divorciados. Este es el llamado 'divorcio exprés'.

Haber aceptado el divorcio, y hoy el divorcio exprés, no sólo ha sido un error de lógica jurídica, sino de una equivocación de tremendas consecuencias. El motivo es sencillo: con el divorcio se violenta una de las aspiraciones más íntimas y nobles de la especie humana, que es la de perpetuarse a través de los hijos, constituyendo libremente una comunidad de amor, con aquella persona con la que se unió para compartir todos los momentos de su vida, tanto los dichosos cuando los menos felices. El divorcio deja una estela de personas heridas, y una sociedad de seres débiles y frágiles.

Prohibir los toros
Hever Quezada Flores del Partido Verde, presentó una iniciativa de reforma a la Ley de Bienestar Animal para prohibir expresamente las corridas de toros en el estado de Chihuahua. Estuvo respaldado por integrantes de movimientos antitaurinos durante su exposición en la sesión de la Diputación Permanente. Es cierto que en la fiesta de los toros se somete al animal a unos minutos de tormento que anteceden a su muerte, nadie lo niega. Pero nos preguntamos a qué animal no se le hace violencia antes de su muerte.

Si de crueldad animal se trata hay que darse una vuelta por los rastros para ver cómo mueren las reses que muchos animalistas se comen en hamburguesas, cómo viven y mueren los puercos que otros se disfrutan como hot dogs, o las langostas que son arrojadas vivas al agua hirviendo y que después pasan a las mesas de los restaurantes. ¿Por qué no prohibir la pesca, ya que la crueldad de quien jala el anzuelo que lleva al pez hacia afuera del agua, para morir asfixiado, es extremadamente salvaje? Desde esta perspectiva absurda, ningún animal puede ser sacrificado sin que se cometa un crimen. No estoy defendiendo la fiesta taurina, sino mi cuestionamiento es a la incongruencia de los verdes. Me pregunto si quienes ya lograron quitar a los animales de los circos, y que ahora quieren abolir las corridas de toros, estarán dispuestos a llevar sus convicciones hasta sus últimas consecuencias, y luchar por una sociedad donde fumigar una cucaracha sea un delito, y en la que a todos nos obliguen a vivir comiendo sólo frutas y verduras.

jueves, 3 de agosto de 2017

Trigo y cizaña

Salvemos a los delfines
No contento con haber prohibido animales en los circos, y haber condenado a esos animales a morir errantes en las afueras de la Ciudad de México, el Partido Verde Ecologista de México ha prohibido los espectáculos con mamíferos marinos. En México existen 396 ejemplares de estas especies en cautiverio, entre delfines, lobos marinos, manatíes antillanos y leones marinos, distribuidos en 35 establecimientos del país. Menos mal que, de ser aprobada esa ley, entraría en vigencia dentro de 50 años. Así al menos los niños de las próximas generaciones tendrán la oportunidad de conocer estos animales en vivo. ¿Hacia dónde quieren llevar los verdes a nuestro país? Habiendo tantos asuntos tan importantes para legislar, ellos, siguiendo la moda ecologista, podrán prohibir un día que los vagabundos y mendigos de las calles duerman en los parques y jardines de las ciudades; así no estropearán la vegetación ni atentarán contra el medio ambiente. No sea que también duerman sobre un hormiguero y apachurren a las hormigas. La pregunta es ¿debemos de sacrificar al hombre para salvar a los animales y el medio ambiente?

Iglesias donde todo se vale
Los obispos alemanes publicaron, hace unos días, que alrededor de 160 mil católicos han abandonado la Iglesia en Alemania durante el último año. Son cifras atroces. Curiosamente la Iglesia Católica de Alemania, así como la de Austria, Suiza y Holanda, son las más liberales y permisivas en sus enseñanzas morales. No es ningún secreto que, en esos países, muchos sacerdotes se han rebelado al Magisterio de la Iglesia y piden la Comunión a los divorciados vueltos a casar, la ordenación sacerdotal de mujeres, la aceptación de las prácticas homosexuales y el aborto. En esta región del centro de Europa se predican enseñanzas que rompen con la Tradición de la Iglesia, haciendo una interpretación errada del Concilio Vaticano II. ¿El resultado? Las iglesias se están quedando vacías. A la Iglesia Anglicana, por otra parte -una Iglesia completamente liberal- solamente acude el 1.4 por ciento de los ingleses a los servicios religiosos. Son datos infames que nos dicen a gritos que las iglesias permisivas hacen que los fieles se queden en sus casas. Una Iglesia diluida con el espíritu del mundo es sal que se vuelve insípida, es luz mortecina que se apaga en las tinieblas.

Corrupción y crisis del espíritu
Cuando en México hablamos de política, uno de los temas que más nos preocupa es la corrupción. El periódico El Financiero aporta datos duros: de cada 100 pesos de riqueza que genera la economía, 10 se destinan a la corrupción; de 176 economías mundiales, en el año 2000 con Vicente Fox la percepción de la corrupción era de 53 puntos, creció con Felipe Calderón arriba de los 100 puntos, y con Enrique Peña Nieto ha llegado hasta 123.  Más allá de la corrupción el problema está en el espíritu del hombre, que vive una crisis sin precedentes. Hemos perdido el sentido de trascendencia, que es perder el sentido de la vida. Parece que al hombre contemporáneo no le interesa transformarse interiormente en una persona buena, honrada y virtuosa; en alguien que dedique tiempo para servir a los demás, en alguien que busque la sabiduría y hacer la voluntad de Aquel que todo lo trasciende. Eso es trascender. En cambio cuando robamos, hacemos fraudes o nos dedicamos a delinquir, nuestra vida no trasciende sino que se acurruca en su mediocridad y, al final, en su propia tumba.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Confesionario sin absolución: vivo en pecado y pensar en la muerte me causa ansiedad

La pregunta: padre, tengo mucha ansiedad y miedo a morir. No sé por qué me sucede, estoy viendo un psicólogo y me ha ayudado, mas justamente ayer me dio ansiedad en la noche. Empecé a pensar que para mí ya no hay solución, ya que estoy viviendo en pecado porque estoy casada por el civil, mas no por la Iglesia. Yo sé que se trata de una trampa del Maligno pero, de verdad, no sé cómo regresar a Dios. Yo antes iba a la iglesia, servía y trataba de confesarme cada mes, comulgaba cada vez que podía, rezaba el rosario, y me alejé. No sé si estoy en una muerte espiritual, pero sé que nesesito ayuda, porque mis miedos y mi ansiedad me afectan al estar con mi esposo y mis hijos... confio en que Dios tiene el momento correcto en el que me pueda acercar a Él otra vez, mas no sé cómo sobrellevar lo que siento. Espero y me pueda guiar.

Padre Hayen: lo primero que debes hacer es recuperar la serenidad y la calma, para poder reflexionar y actuar. Si no te tranquilizas, seguirás alegrando al diablo, como hasta ahora. Al demonio no lo alegran tanto tus pecados, sino tu abatimiento, tu desaliento, tu desesperación y tu falta de confianza en la misericordia de Dios. Decía san Claudio: "El mayor mal que le puede suceder a un pecador no es pecar. El mayor y más terrible mal será siempre perder la confianza en la misericordia de Dios". Así le sucedió a Judas, y terminó colgándose de un árbol.

Mira lo que hizo san Pablo, hija mía. Cuando el apóstol hablaba del pecado, decía que ni siquiera entendía lo que hacía, porque hacía lo que aborrecía. Veía que el pecado habitaba en él, y que en su carne no había nada bueno. No podía hacer el bien que quería, sino el mal que detestaba. Estaba desesperado y por eso exclamó: "¡Ay de mí! ¿Quién podrá librarme de este cuerpo que me lleva a la muerte?" Puedes entender su angustia leyendo Romanos 7, 14-25.

Pero el santo no se quedó mirando su situación horrorosa de pecado, sino que levantó su mirada hacia su Salvador y, al final, pudo exclamar: "¡Gracias a Dios, por Jesucristo, nuestro Señor!". ¿Quién no se deprime al mirar tanto tiempo los estercoleros de nuestros pecados? Deja de estar mirando hacia la oscuridad y mira hacia arriba donde está Jesús resucitado, y alégrate porque el Señor ya está haciendo todo lo posible para echarte el salvavidas y librarte de tu angustia. Tienes un Salvador que se llama Jesucristo y a Él has de invocar.

Aprende de tus errores. Por nuestras debilidades, muchos católicos nos alejamos de Dios y de la Iglesia en algún momento de la vida. Y cometemos pecados que luego nos dan mucha vergüenza. Pero con la desesperación no conseguiremos nada. En cambio, si nos arrepentimos y pedimos perdón, el buen Dios nos perdonará y hasta puede convertirnos en grandes santos. Así que tu tristeza no te salvará, sino tu arrepentimiento. Pero tu arrepentimiento no debe ser desalentador, sino pacífico y lleno de confianza en la bondad de Dios. Dice el salmo 32: "El que hizo nuestro corazón, comprende todas nuestras acciones".

¿No estás casada por la Iglesia? Pues cásate pronto, mujer; es lo primero que has de hacer para recuperar la gracia. Habla con tu pareja y exprésale tus inquietudes. Si bien te ama, querrá jurarte amor para toda la vida frente a un altar. Pónganse como meta próxima contraer matrimonio cristiano y busquen la asesoría de un sacerdote que les dé confianza. Recuerda que la única empresa definitivamente fracasada es la que no se intenta. Y pídele al Señor en tu corazón que llegue pronto el día en que puedas acercarte, antes de la boda, al confesionario. Ahí encontrarás a un sacerdote que te escuchará y te hará vivir la experiencia del hijo pródigo quien, luego de malgastar su vida con malas mujeres, regresó a la casa de su padre.

Siéntete afortunada porque hasta en estos momentos de tu vida, cuando todo parece perdido, Dios se manifiesta. Él sabrá sacar de estos males pasajeros, bienes mayores. Que Dios te consuele, hija, y levanta tu alma también hacia la Virgen María. Me despido con las célebres frases de san Bernardo de Claravall.

"¡Oh tú que te sientes lejos de la tierra firme, arrastrado por las olas de este mundo, en medio de las borrascas y de las tempestades, si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta Estrella, invoca a María!.

"Si, turbado a la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso a la vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado a la idea del horror del juicio, comienzas a ser sumido en la sima del suelo de la tristeza, en los abismos de la desesperación, piensa en María.

"En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. 

El catolicismo y la carne

El aspecto más distintivo del cristianismo sobre otras religiones es la encarnación de Dios en la raza humana. Las demás religiones se escan...