sábado, 26 de septiembre de 2015

A nadie tengas envidia

La envidia dentro de nuestras comunidades parroquiales es uno de los obstáculos más serios que impiden a los nuevos conversos integrarse en el servicio de la comunidad. Un día un joven salido de la cárcel daba su testimonio de conversión a un grupo de personas en una parroquia; lo hizo con mucha convicción y con mucha humildad. Al final, una señora se acercó al párroco y le dijo: “¿Cómo es que ahora un delincuente viene a darnos lecciones a nosotros?” El sacerdote, recordando la parábola del publicano y el fariseo, le contestó: “Señora, usted olvida que en el cielo hay fiesta por un pecador que se arrepiente; usted olvida de que aquellos que están en la Iglesia tienen el deber de buscar y de acoger a aquellos que desean entrar movidos por la gracia de Dios”.

Lo mismo suele ocurrir cuando una mujer tocada por el amor divino, pero que ha sido madre en su soltería o divorciada, y que ahora quiere integrarse a algún ministerio parroquial, recibe los dardos venenosos de la crítica de sus compañeros de grupo. O bien aquellas personas que llevan años y años anquilosadas en grupos y movimientos, y que no permiten que nuevos miembros introduzcan la frescura de nuevas ideas porque ‘no saben hacer las cosas’; personas de la vieja guardia de la parroquia que se sienten los custodios de la tradición y la costumbre, y disparan saetas incendiarias contra el nuevo párroco que se atreve a mover algunas piezas de la organización parroquial. Tristes personas son estas, que ni entran al reino de Dios y que impiden el acceso a otros. Creen que las parroquias son museos de santos cuando, en realidad, deben de ser gimnasios de pecadores que luchan por su santidad.

Los sacerdotes también solemos enfermar del gusano de la envidia, sobre todo con nuestros mismos hermanos en el sacerdocio. Se manifiesta, sobre todo, cuando hay cambios de párroco. Llega el nuevo sacerdote y la comunidad lo recibe con entusiasmo y alegría. Y aquel que se fue de la parroquia vive muy pendiente de lo que sucede en su antigua comunidad. Que si el nuevo párroco hizo, deshizo, cambió o no cambió las cosas… sus ojos están muy fijos en él. Esto se agrava cuando personas de la comunidad, con grado de maestría y doctorado en ‘chismeología’, se encargan de llevarle las últimas noticias de su sucesor, calentándole la cabeza y dejándolo hecho un manojo de preocupaciones. ¡Oh cuánto daño espiritual hacen a los sacerdotes y a las parroquias estos emisarios pregoneros del desastre!

Nuestras envidias pueden extenderse más allá de las fronteras de la Iglesia. Muchas religiones hacen el bien. Grupos cristianos no católicos tienen grandes obras de caridad, y aunque la Iglesia Católica despliega, ciertamente, enormes obras de misericordia por todo el mundo, podemos ser tentados a mantenernos en el orgullo de nuestras seguridades, envidiosos y despectivos con aquellos que no piensan como nosotros. El apóstol san Juan vio a un hombre que no pertenecía al grupo de los discípulos de Jesús, que oraba en el nombre de Jesús y que hacía milagros. Juan se escandalizó de este hecho y fue a presentar su queja con Jesús. Bella respuesta le dio el Señor: “No, Juan, no te escandalices. Haz de saber que Dios ama a cada persona, y si tu amas a Dios, debes tener un gran corazón como el suyo”.

A quienes tenemos la costumbre de juzgar las obras humanitarias y la filantropía como sólo laicas y, por lo tanto, inútiles para la salvación, Dios nos dice que bajemos de nuestra arrogancia. Más que juzgar a estas obras hechas por personas no creyentes, aprendamos a descubrir en ellas al Dios invisible que se vale también de los incrédulos, para hacerse presente en el mundo. Y alegrémonos por ello. En la cultura secular existen muchas personas buenas de corazón, generosas y dispuestas a la caridad que no frecuentan la Iglesia. ¿No será que somos nosotros quienes no les hablamos de Jesucristo? ¿O será que ellos no frecuentan la Iglesia porque les hemos dado un mal ejemplo que los llevó a vivir en la lejanía de la fe?

Que nuestras parroquias sean verdaderos gimnasios de caridad y de humildad, donde se viva la vida cristiana y donde no permitamos que el cáncer del chisme, del cotilleo y la crítica carcoman la obra de Dios.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Los travestis de Dios

Jesús dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies;
en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. (Lc 7,44)


Mónica Astorga es una religiosa carmelita descalza que acompaña en Argentina a un grupo de travestis y transexuales. Gracias a la ayuda de la religiosa, los travestis han dejado la prostitución y las adicciones para iniciar su recuperación e inserción social. Fue un travesti llamado Romina quien tocó a las puertas del monasterio carmelita para dar su diezmo. Ahí conoció a sor Mónica, quien la invitó a rezar. De esa manera el travesti abrió su corazón y mostró los dolores y traumas de su vida.

Romina comenzó a invitar a otros travestis a acudir a orar con la religiosa. Ella les preguntó en una ocasión cuáles eran sus sueños. Dijeron que querían ser peluqueras, cocineras o abrir su propio negocio. Uno de ellos dijo que deseaba conseguir una cama limpia para morir porque sabía que el promedio de vida de los travestis es de 40 años.

“Si uno quiere ser el primero, que sea el último y el servidor de todos”, dice Jesús en el evangelio. Su propuesta es revolucionaria. Tan revolucionaria que una monja de clausura se ha puesto a servir a un grupo social –los travestis–, que la sociedad y muchos católicos vemos como gente perdida. Lo increíble es que millones de cristianos a través de los siglos hayan aprobado estas palabras de Jesús y se hayan puesto a servir a los más pobres. Eso sólo puede hacerlo Dios.

Pero eso no le ha importado a sor Mónica, quien contactó a Cáritas y al obispo de su diócesis. Empezó así un proyecto de peluquería y una cooperativa de costura. Más tarde se rehabilitó una casa que hoy les sirve como hospedería de otros travestis de la calle y lugar de reunión. Tienen reuniones periódicas de oración. Cuenta la monja: “Verlas rezar y pedirle al Señor paz, alegría y más cosas sólo puede entenderse viéndolo. Te das cuenta que tratas con seres humanos, no con animales, como muchas veces se los trata. Para mí es muy edificante verlos rezar, y creo que el nivel de oración de ellas no se compara con el mío”.

¿Alienta sor Mónica la prostitución de esas personas? Hay católicos que se indignan por el trabajo apostólico de la religiosa. Sin embargo ella confiesa: “Yo hago esto desde la fe. Trato de meter a Dios en sus vidas, que se sientan amadas por Dios. Les ayudo a que se sientan amadas por Jesús, que lo vean como un amigo, que las quiere como son… A mí me han dicho por qué había de meter travestis en la Iglesia, pero la Iglesia es para todos. ¿Jesús, con quién estuvo? ¡Con pecadores! Lo que me importa es que vivan dignamente, que no tengan necesidad de pasar las noches con frío, con temperaturas bajo cero. Lo que ofrezco es un espacio para rezar, para encontrar una salida laboral, y lo demás es juicio de Dios, que sé que es muy misericordioso”.

La religiosa argentina asegura que el mismo papa Francisco le escribió una carta en la que le pedía que no abandonara ese apostolado ‘de puntera’ que le puso el Señor, y le ofreció acompañarla en lo que necesite. También el papa les dijo que no las juzgaba, que las quería y que superan que Jesús y María las quieren mucho.

Hay personas que buscan a Dios en los libros, con el intelecto. Quieren demostraciones racionales, analíticas de la existencia divina. Ellos podrán aproximarse, si acaso, a un concepto frío de la existencia de Dios. Pero Dios va mucho más allá de esa lógica porque Dios es amor. Y es amor humilde. La humildad no permite mirar a nadie desde lo alto hacia lo bajo. Así es Dios, así es Jesús, Dios hecho hombre. En la escena de la Última Cena, mientras lavaba los pies a sus apóstoles, Jesucristo les miraba desde lo bajo hacia lo alto. Con razón dice Comastri que “El hombre busca a Dios en la luna mientras que Dios está lavándole los pies”.

Así sucede con sor Mónica quien decidió lavar los pies a los travestis. Ella se conmueve ante el fervor de sus oraciones, o cuando los ve tomar tragos de agua bendita para que Dios les dé la fortaleza para derrotar al diablo, para vencer la tentación de venderse en la calle. Necesitamos toda una vida para entender el amor y la humildad. Esta es la vida cristiana.

jueves, 17 de septiembre de 2015

De los puertos a la escuelas

Antes de la revolución sexual de los años 60, las enfermedades venéreas se contraían, en su mayoría, a través del contacto con prostitutas. Los marineros quedaban infectados en puertos de tierras lejanas, y esas enfermedades eran curadas con antibióticos. No se daba tanta importancia a estos males sexuales. La situación ha cambiado mucho. Hoy las enfermedades ya no se contraen con prostitutas en los desembarcaderos, sino que se están contagiando en los salones de clase de nuestras escuelas.

‘Tengo 24 recién cumplidos –escribe un chico en un foro de infectados de VIH– y hace 3 días me he realizado la prueba, y el jueves me entregan los resultados. Soy consiente que, como muchos, he tenido una vida sexual desordenada. Estoy preocupado, asustado, no sé qué pensar”. En Estados Unidos se calcula que 54 mil personas contraen diariamente una enfermedad de transmisión sexual. Muchas de ellas son incurables y algunas, letales. Lo peor es que una de cada dos personas llega a los 25 años de edad habiendo contraído una enfermedad. Sí, así de terrible. La mitad de la población joven sexualmente activa llega a los 25 años con una enfermedad de transmisión sexual en su historial.

Una gran cantidad de jóvenes inician su vida sexual a edad temprana, y muchos de ellos llegan al matrimonio habiendo tenido varias parejas sexuales. La sociedad en que vivimos, a través de la publicidad, los medios y la educación, presiona a jóvenes y adolescentes a experimentar con el sexo, sin advertirles que las consecuencias serán altamente perjudiciales para ellos. Una de las consecuencias más obvias son las enfermedades de transmisión sexual.

Cuando yo era joven, había seis o siete de estas enfermedades. Hoy existen alrededor de treinta. El sida, por ejemplo, es una enfermedad a la que todos tienen miedo. Es la peor de todas. El sida es causado por el virus de inmunodeficiencia humana, y se transmite a través de los fluidos del cuerpo, principalmente semen y sangre. Millones de personas han muerto por esta enfermedad y el 40 % de los nuevos infectados son jóvenes entre 15 y 24 años.

El herpes es, relativamente, una nueva enfermedad. Del herpes no se ha hablado tanto en los medios como del sida. Sin embargo quienes la padecen jamás la olvidarán. El herpes es doloroso y es incurable. Se manifiesta por ampollas en todas las partes sensibles e íntimas del cuerpo. Es extremadamente contagiosa y se transmite por contacto sexual con una persona infectada. Está creciendo de manera alarmante.

El virus del papiloma humano causa verrugas genitales. Eso ya es grave daño, pero hay más. Se ha demostrado que muchas de estas verrugas son causa de cáncer que ataca directamente el sistema reproductivo. En muchos casos es fatal, sobre todo para las mujeres. En la Universidad de California de Berkeley un estudio arrojó que 46 % de las mujeres están infectadas con este virus.

La clamidia es una infección bacterial, y es curable. Sin embargo, los síntomas con frecuencia no se detectan. Muchas mujeres no saben que están infectadas con esta enfermedad que les puede dañar permanentemente su sistema reproductivo. Una infección de clamidia deja a la mujer con 25 % de probabilidad de esterilidad permanente; dos infecciones la deja con 50 %; tres, con el 75 %; y cuatro infecciones hacen a una mujer permanentemente estéril. La mujer puede ser tratada de esta enfermedad, pero el hombre, que es quien infecta, no.

Estas son las enfermedades sexuales que hoy están truncando los anhelos más grandes de la juventud, como es el formar una familia. Muchos no podrán debido a la esterilidad o a la muerte por cáncer que pueden dejar una de estas infecciones. Lo increíble es que entre los jóvenes el mal uso del sexo, creado por Dios para unir a los matrimonios y trasmitir la vida, se ha vuelto vehículo para desunir a las parejas –una gran cantidad de personas divorciadas experimentaron sexo prematrimonial y terminaron rompiendo– y para transmitir la enfermedad y la muerte.

Cualquier persona sexualmente activa y que haya tenido varias parejas debe hacerse exámenes para detectar algunas de estas enfermedades. Y quienes queremos una sociedad más sana hemos de promover la castidad hasta el matrimonio y la fidelidad conyugal hasta la muerte.

martes, 15 de septiembre de 2015

Misterios del reino del espíritu: Hostia se convierte en niño

Mayores cosas has de ver (Jn 1,50)

Cuando ocurrió el milagro eucarístico de Braine, muchos no católicos vivían en aquella ciudad, que se localiza en la arquidiócesis de Soissons, en Francia. Inés de Braine, una condesa fervientemente católica que vivía en un castillo de la ciudad, intentaba convertir a muchos de aquellos no católicos, y sus esfuerzos los concentró en una hermosa niña judía. Aquella niña constantemente rechazaba creer en la Sagrada Eucaristía, y permaneció escéptica a pesar del entusiasmo de la condesa. Resuelta a conquistar a la niña para la fe católica, la condesa se la llevó a vivir al castillo, donde fue contratada como camarera y dama de compañía.

En el año 1153, el Arzobispo de Soissons celebró una Misa solemne y una procesión por la ciudad de Braine para festejar la fiesta del Espíritu Santo. A las ceremonias acudió toda la gente de la ciudad, incluyendo los no católicos, quienes asistieron por respeto a la persona del Arzobispo, y también por la curiosidad de participar en aquellas bien organizadas actividades.

Durante el Santo Sacrificio de la Misa celebrada por el Arzobispo, mientras duraba la Elevación del pan eucarístico, el pueblo vio, en vez de la Hostia, a un niño pequeño. No se sabe cuánto tiempo duró aquella visión, pero fue tan impresionante y esplendorosa que los no católicos, llenos del Espíritu Santo, comenzaron a solicitar el Bautismo. Entre aquellos que pidieron ser bautizados estaba la niña judía a quien la condesa había intentado convertir al catolicismo.

Hostia fresca por más de 550 años

Luego de aquel milagro, la Condesa Inés de Braine fundó un monasterio, donde la milagrosa Hostia fue custodiada durante siglos. Es sabido que 80 años después del milagro, en el año 1223, el Cardenal Jacque de Vitry visitó y rindió culto a la milagrosa Hostia. En 1718, más de 550 después del prodigioso hecho, la Hostia permanecía íntegra, y teniendo el tamaño de una moneda grande. Pero quince años después de aquella constatación, un historiador llamado Carlier descubrió que la Hostia había sido reducida a un puñado de polvo. La Sagrada Forma había sido guardada en un tabernáculo, junto con el cáliz utilizado en la Misa donde sucedió el milagro.

No Sólo la Hostia y el cáliz fueron celosamente guardados, sino también las vestiduras litúrgicas utilizadas en la Misa del milagro. La casulla (manto amplio y elegante que cubre al sacerdote durante la celebración eucarística), era de seda fina con símbolos litúrgicos, incluyendo el rostro de un ángel por el frente, y un Cordero de Dios por detrás. En 1790, un año después de la Revolución Francesa, se descubrió que aquella casulla había sido vendida por el prior del monasterio para cubrir las necesidades económicas de la abadía donde era custodiada. Todos los objetos utilizados en aquella Misa fueron preservados en la iglesia, aunque de aquello hoy ya nada se conserva. La Arquidiócesis de Soissons confirma que realmente ocurrió aquel milagro eucarístico, y que durante muchos años se celebraron procesiones en su honor. Actualmente estas romerías ya no se celebran.

Apuntes para la vida espiritual

Jesús instituyó el Sacramento de la Eucaristía para que quien lo coma viva eternamente, pues la Eucaristía es su Cuerpo y Él es la Vida eterna: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo también daré por la vida del mundo es mi carne” (Jn 6,51). La Hostia de Braine duró más de 550 años incorrupta como un signo de la incorrupción de la que gozan quienes se alimentan de la Eucaristía. San Francisco de Sales, en su libro “Introducción a la vida devota”, nos dice: “Así como los hombres, viviendo en el paraíso terrestre no podían morir según el cuerpo, por la fuerza de aquel fruto vital que Dios había puesto en él; así pueden también no morir espiritualmente, por la virtud de este sacramento de vida: que si las frutas más tiernas y sujetas a corrupción, como son las cerezas, los albaricoques y las fresas, se conservan fácilmente todo el año estando en conserva de azúcar o miel, no es de maravillar, si nuestros corazones, aunque frágiles y débiles, se preservan de la corrupción y del pecado, estando en el dulce azúcar y miel de la incorruptible Carne y Sangre del Hijo de Dios.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Fórmula de la felicidad

El cristianismo que nos invita vivir el papa Francisco no es un cristianismo de emociones, sino de solidaridad con los necesitados. Y nos está poniendo el ejemplo. Ante el drama de los refugiados provenientes del Medio Oriente que huyen de la crueldad fanática y demencial del Estado Islámico, el papa pide a todas las parroquias, comunidades religiosas, monasterios y santuarios de Europa vivir el Evangelio acogiendo a una familia de refugiados. Francisco mismo pone el ejemplo y abre las puertas de dos parroquias del Vaticano a dos familias.


“¿Quién dice la gente que soy yo?” Preguntó Jesús un día. Pedro se emocionó y dijo: “Tú eres el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Muchos de nosotros, cristianos de hoy, nos emocionamos cuando estamos con Jesús en íntima oración, cuando le tenemos cerca en la Eucaristía, cuando nos desbordamos en cánticos y alabanzas. Le decimos con lágrimas en los ojos, como Pedro: “Tú eres mi rey, mi Señor, el Mesías”. Pero esta no es una respuesta suficiente.

La respuesta más auténtica y verdadera que podemos ofrecer a Jesús acontece, sobre todo, con acciones concretas de caridad que se prolongan durante toda la vida. Caridad a todos, sin distinción. Así lo señalaba san Juan Crisóstomo: Cuando veas a un hombre sufrir, no digas que es malo. Sea pagano o judío, si necesita de tu misericordia, no huyas.

Podría ser muy incómodo acoger a familias que vienen de Irak o de Siria en la parroquia o cerca de la propia casa. De hecho no todos los cristianos están de acuerdo con la iniciativa del papa Francisco y piensan que son los gobiernos quienes deben hacerse cargo de los refugiados. Se trata de católicos de cristianismo cómodo, que piensan que Dios existe sólo para resolver todos sus problemas. Por eso se acercan esporádicamente a Misa o rezan de vez en cuando. “Que Dios cure a mi hijo enfermo muy grave; que Dios rescate a mi esposo que es alcohólico; que sea Dios quien me consiga trabajo, pero que no me pida ponerme un delantal para trabajar por los demás”, y así reducimos a Dios a una especie de máquina de refrescos que tiene que darnos el producto que le pedimos.

 
¿No será que también a nosotros, que hemos creído que Jesús es una especie de rey Midas, nos dice el Señor: “Apártate de mí, Satanás, porque tú no piensas según Dios, sino según los hombres”? Son palabras durísimas que nos advierten del peligro de caer en un cristianismo de mera evasión espiritual y sin compromiso con las necesidades de nuestros hermanos que sufren diversas clases de pobreza. San Pedro hubiera preferido un Mesías más cómodo, y por eso tenía miedo de sufrir con su Maestro. Pero ese era el camino de la mediocridad que lo habría llevado a cavar su propia ruina.

¿Dónde está entonces la fórmula de la felicidad? ¿En el orgullo o en la humildad? ¿En el acumular o en el desprendimiento? ¿En la prepotencia o en la mansedumbre? ¿En la diversión desenfrenada o en el sacrificio y la entrega de uno mismo? Jesús nos dice que el camino que lleva a la alegría auténtica es la caridad, las obras de amor que podamos a ser por Dios a nuestros hermanos. El morir al propio egoísmo y aprender a ser generosos con los demás. No hay otra receta. Jesús nos invita a salir del egoísmo porque es causa de infelicidad y de ruina. Fuimos creados a imagen de Dios, y Dios es amor: entonces seremos felices viviendo solamente en la caridad, como Dios la vive.

Cuando la Virgen María se apareció en 1858 a santa Bernardita Soubirous en la gruta de Lourdes, le manifestó: “No te prometo hacerte feliz en esta vida, sino en la otra”. Quiso decirnos a todos la Madre de Dios que la felicidad plena no existe en este mundo, sino en el Cielo. Sin embargo quien aprende a vivir una vida sacrificada por amor a Dios y a sus hermanos, encontrará, en esta tierra, la felicidad, aunque todavía imperfecta; y la felicidad plena en la vida eterna. El egoísta, por el contrario, estará creando para la eternidad un enorme vacío que acabará por devorarlo, y ese tormento inicia también desde aquí, en la tierra.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Los niños de la guerra

Durante la Segunda Guerra Mundial miles de niños y jóvenes judíos vivieron años de intensa angustia. Para evadir a las autoridades nazis se escondían en áticos y sótanos de Europa. Fueron muchas horas las que tenían que pasar en silencio, incluso inmóviles, en sus escondites, con el miedo de que un juguete o que la voz de un adulto imprudente despertara la sospecha de los vecinos.

A menudo tuvieron que cambiarse sus identidades con documentos falsos, pasar a nuevos ambientes, debieron aprender a responder a nombres ficticios y ocultar gestos que pudieran delatar sus orígenes judíos. Miles fueron ocultados por personas o instituciones de una religión diferente a la suya. Tal fue el caso de Irena Sendler, la enfermera católica que logró salvar de la muerte ocultando a más de 2,500 niños hebreos en el gueto de Varsovia. Estos pequeños tuvieron que aprender a recitar las oraciones y el catecismo católico para poder salvar sus vidas. Cualquier palabra o paso en falso bastaban para que fueran condenados a morir en los campos de concentración.

Los nazis actuaban movidos por la discriminación y la crueldad extrema porque pensaban que los que no pertenecían a la raza aria eran personas defectuosas. Hitler odiaba tanto a los judíos que los llamaba ‘basura, bichos asquerosos y desechos’. Esa discriminación racial llegó hasta la legislación en 1936, cuando la Suprema Corte de Alemania eliminó el derecho a igual protección de todas las personas ante la ley. Una vez eliminado el derecho de igualdad, inició la persecución y la matanza.

Años antes, en Estados Unidos ocurrió algo semejante. El color de la piel fue motivo de discriminación. En 1857 Dred Scott, que era un esclavo negro, tuvo la valentía de denunciar a sus amos por abusos y maltratos. El tribunal de Misuri declaró que los esclavos eran ‘una propiedad’, y no ciudadanos. Scott apeló a la Suprema Corte alegando que desde 1820 la esclavitud había sido abolida en ciertos territorios. El tribunal supremo ratificó al tribunal de Misuri afirmando que los esclavos eran ‘cosas’ y no personas. Esta decisión produjo tan gran controversia que pronto los Estados Unidos se sumergieron en la guerra civil.

Las ideas de los estados confederados del sur de Estados Unidos que defendían el régimen de esclavitud, así como las creencias de los nazis en la superioridad e inferioridad de los seres humanos nos parecen, hoy, inaceptables y terribles. Sin embargo el mismo espíritu de discriminación se manifiesta actualmente hacia los niños no nacidos. La tendencia de las legislaciones en el mundo es conceder a las madres el control total sobre la vida o muerte de sus hijos. El mundo pretende otorgar a sus ciudadanos el derecho legal de decidir la muerte de otro ser humano –el no nacido– con el fin de resolver sus problemas personales, sociales o económicos.

Recientemente la agencia abortista más grande del mundo –Planned Parenthood– se ha visto involucrada en una serie de escándalos por traficar con los fetos humanos para ser utilizados en la fabricación de medicinas, parecido a lo que hacían los nazis cuando fabricaban jabones y otros productos con los restos de sus víctimas de los campos de concentración. Lo que vivieron los judíos en los años 40 y lo que sufrieron los negros esclavos, hoy lo viven los niños en gestación. A ellos se le permite existir sólo si alcanzan ciertos estándares de perfección física o de utilidad económica para otros.

La vida no es más humana cuando es vida nacida que cuando se encuentra en etapa embrionaria. Todo ser humano tiene la misma dignidad y merece absoluta promoción y respeto, tanto si se encuentra envuelta por la carne de su madre, como si es niño, si tiene discapacidad, si es joven, adulto, enfermo o anciano. Si faltamos a esta lógica, el aborto, el infanticidio, la eutanasia y cualquier otra atrocidad serán posibles.

Aquellos niños judíos de la guerra tuvieron la posibilidad de esconderse en búnkeres y falsificar su identidad para escapar de la crueldad de sus perseguidores. Los niños no nacidos no tienen oportunidad de escapar del vientre materno. Sólo esperan que, en la guerra que se ha hecho contra ellos, alguien les brinde respeto, amor y cuidado.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Hijas embarazadas por el novio

Si usted tuviera una hija adolescente que tiene un novio mayor que ella, y un día la chamaca le diera la noticia de que está embarazada, ¿cómo reaccionaría usted? ¿Qué haría? Muchos padres de familia, al entrar sus hijos en la adolescencia, temen que éstos se inicien en las relaciones sexuales. Y muchos viven con la zozobra de que algún día reciban la noticia de que viene un niño en camino.

Conocí a una chica cuyo nombre real omito, pero llamémosla Angie. Ella tenía 17 años y vivía con sus padres y su hermano. Ambos padres tenían que trabajar para mantener a la familia y no contaban con mucho tiempo para dedicar a los hijos. Cuando tenía 16 años, Angie empezó su vida sexual con su novio, quien trabajaba como guardia de seguridad en una empresa. Al principio ella no se sentía tranquila con lo que estaba haciendo, pero cedió a las presiones del muchacho y terminaban regularmente en la cama.

Sus relaciones sexuales estaban envueltas en el miedo a que sus padres se enteraran y a que ocurriera un embarazo. Y ocurrió. El novio de Angie reaccionó con cobardía y decidió abandonarla a su suerte diciendo “es tu problema, no el mío”. Angie entró en pánico ante el hecho de tener que enfrentar a sus padres y decirles de su concepción. Sabía que sus papás eran duros, especialmente su padre, y temía que la echaran de la casa o, al menos, que le pusieran una tunda de bofetadas. Y, sobre todo, Angie sentía la vergüenza de haberlos defraudado.

Como Angie, existen miles de chicas que tienen mucho miedo de comunicar a sus padres que están embarazadas. Es comprensible hasta cierto punto. ¿A qué padre le gustaría que le dieran la noticia de que su hija soltera está encinta, y que su posible yerno decidió fugarse? Cualquier padre de familia sabe que un embarazo no deseado viene a complicar mucho la vida de su hija. Le truncará sus metas de estudio y de trabajo, pero además tendrá ella que trabajar duro para mantener al niño, llevarlo a la guardería o bien, encargarlo a ellos mientras su hija trabaja. ¿Qué padre quisiera esto para su hija? Ninguno.

¿Cuál es la reacción más adecuada que debe tener, entonces, un padre de familia? En primer lugar deben enseñar a su hija que el sexo debe reservarse solamente para el matrimonio. Al permitirle tener novio, deben conversar con ella sobre los daños físicos, emocionales y espirituales que provoca cualquier actividad sexual fuera del lecho conyugal.

Y si reciben la noticia de que su hija adolescente está embarazada han de acercarse a ella para darle mucho amor. Un embarazo inesperado sería algo muy serio y por lo general los padres quisieran recibir la noticia de frente sin que se les ocultara algo. Ellos preferirían que sus hijas buscaran apoyo en ellos antes que en sus amigas o compañeros de estudio. Pero, ¿quién mejor que ellos, su padre y su madre, para proteger a su hija? Un embarazo en una muchacha soltera es algo muy serio que necesita de mucha ayuda, y esta ayuda debe venir de la propia familia.

Grave error cometen las chicas embarazadas cuando quieren ocultar su embarazo con ropa amplia. Gravísima falta y gran injusticia es buscar el aborto, con tal de no tener que enfrentar a sus padres. Sin embargo la mayoría de los padres, una vez pasado el impacto inicial, están dispuestos a ayudar a sus hijas a llevar la gestación. La mejor manera de llevar una situación como esta es envolverla en el amor y el apoyo de la familia.

Lo mejor que pueden hacer las muchachas solteras que saben que están embarazadas, es vencer sus miedos y tener el valor de informar a sus papás. Y si ellas están verdaderamente convencidas de que no pueden hacerlo o de que las presionarán para que aborten, han de llamar a un centro pro vida de la ciudad para ayudarles a manejar la situación. Aquí en Ciudad Juárez el Centro de Ayuda para la Mujer Juarense –CAMJ– o Familia y Vida A. C. –VIFAC– les ayudarán a descubrir las mejores acciones para trabajarlo con sus padres e informarles en el momento oportuno.

presencia.digital

Esta semana el periódico Presencia amplía su servicio a los católicos juarenses y de todo el mundo con un nuevo proyecto llamado ‘presencia.digital’. Desde cualquier computadora, laptop, tablet o teléfono celular cualquier cibernauta podrá tener acceso a toda la información que Presencia genera diariamente para el servicio de la Iglesia y de la comunidad.

Una de las miras de presencia.digital es entrar en el mundo los jóvenes. Son ellos, más que los adultos, quienes utilizan la telefonía celular y el mundo digital, por lo que ahora tendrán acceso a lo que ocurre en la diócesis y en la Iglesia a través de nuestro servicio. Sin descuidar a nuestro público con la edición impresa de Presencia, público adulto en su mayoría, tenemos que estar con los jóvenes y llevarles presencia.digital. El mundo juvenil es prioritario en la pastoral de la Iglesia. El ciberespacio es el ambiente existencial en el que los jóvenes hoy viven y se mueven. Es un continente en el que la Iglesia debe hacerse presente para compartir a Jesucristo como la fuente de su alegría y su más honda esperanza.

Dudar si debemos estar en internet y en las redes sociales es como dudar si debemos emplear la electricidad para transmitir el Evangelio. Así como la humanidad asumió el uso de la luz eléctrica desde el genial invento de Edison, el hombre –sobre todo el joven– se ha apropiado del ciberespacio para habitar en él. En el mundo de la triple w –world wide web– nos comunicamos, aprendemos, interactuamos y nos relacionamos. Si la Iglesia no está presente en las redes sociales, el Evangelio no será proclamado de manera digital. De esa manera abandonaremos a muchas personas que prácticamente son moradores en ese espacio. Ahí se enteran de las noticias, se informan, se forman, expresan sus opiniones, preguntan y debaten.

Hace unos días un chico que conocí en las redes sociales se presentó en mi parroquia diciendo que quería conocerme en persona. Este muchacho de 22 años había entrado a un grupo de apoyo que, hace algunos años, formé en internet para combatir adicciones. Vino solamente para expresarme su gratitud por sentirse libre de una conducta que lo estaba destruyendo y que gracias a la ayuda recibida en el grupo logró, por fin, superar. No pude evitar sentir una profunda alegría al ver cómo Dios actúa a través de las redes sociales.

Internet es un medio interactivo en el que no sólo somos consumidores de información, sino sujetos que quieren participar activamente. La web ha desarrollado un nuevo estilo de comunicación dialogal, y en presencia.digital queremos interactuar con nuestros seguidores. Estaremos abiertos a los comentarios que los lectores asiduos hagan a nuestros artículos, y permaneceremos abiertos a dialogar con públicos más amplios, incluso con aquellos que no comparten nuestra fe.

El papa Francisco insiste en que los discípulos de Jesucristo seamos misioneros y no nos encerremos en los ambientes en los que siempre nos hemos movido. Hace dos años les decía el Santo Padre a los movimientos eclesiales: “Nos encerramos en la parroquia, con los amigos, en el movimiento, con quienes pensamos las mismas cosas… pero ¿saben qué ocurre? Cuando la Iglesia se cierra, se enferma… La Iglesia debe salir de sí misma. ¿Adónde? Hacia las periferias existenciales, cualesquiera que sean”. Saliendo, no estamos haciendo otra cosa sino obedeciendo el mandato de Jesús: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio”.

Encomendamos nuestro proyecto misionero presencia.digital a la Virgen María, patrona de la Diócesis de Ciudad Juárez y del periódico Presencia, y cuyo nacimiento celebraremos litúrgicamente el 8 de septiembre. Ese día nació la que llamamos Estrella de la mañana, la que anuncia que el sol de Jesucristo está encima. Ese día es también el aniversario de nuestra iglesia particular de Ciudad Juárez. Que la santa Virgen sea nuestra guía. Que Jesucristo sea adorado.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Misterios del reino del espíritu: Santa Teresa levitaba, las monjas no podían detenerla

Mayores cosas has de ver (Jn 1,50)

El Papa Benedicto XIV explica que la auténtica levitación no puede ser explicada por fuerzas naturales, y que cuando ésta ocurre en la vida de los santos, se trata de una anticipación de aquella característica que tienen los cuerpos glorificados. ¿Quién mejor que alguien que ha tenido esta experiencia puede hablar de este fenómeno por el que el cuerpo humano se eleva en el aire por causas sobrenaturales? Dejemos que santa Teresa de Ávila (+1582) hable de su experiencia. Muchos otros santos experimentaron en su vida la levitación, pero ella es una de las pocas que describe la experiencia con detalles. La santa nos dice como ocurre el éxtasis: “…sin prevenir el pensamiento ni ayuda ninguna, viene un ímpetu tan acelerado y fuerte, que ves y sientes levantarse esta nube o esta águila caudalosa y que te coge con sus alas”.

Monjas no podían detenerla
Fray Diego de Yepes, biógrafo contemporáneo de la santa, escribió que, en una ocasión, cuando el Obispo Álvaro de Mendoza repartía la Comunión a las monjas en el “comulgatorio”, Teresa tuvo un éxtasis y fue levantada del suelo, sin poder comunicarse. Sobre estos incidentes ella misma escribió: “Una vez estábamos juntas en el coro y yendo a comulgar, estando de rodillas, me dio una pena grandísima, porque me parecía cosa muy extraordinaria y muy notoria; y así mandé a las monjas que no lo dijeran. Mas otras veces, como comenzaba a ver que iba a hacer el Señor lo mismo (y estando personas principales de señoras, que era la fiesta de la vocación, en un sermón), me tendí en el suelo; luego las monjas vinieron y me rodearon para detenerme; y aún así ocurrió el éxtasis”.

Sentimientos en ese estado
Santa Teresa escribe que le produce una gran humildad, pero también… “Confieso que me hizo gran temor; al principio, grandísimo; porque verse así levantar un cuerpo de la tierra, que aunque el espíritu le lleva tras sí y es con suavidad grande si no se resiste, no se pierde el sentido; al menos yo estaba de manera en mí, que podía entender era llevada. La majestad de quien puede hacer aquello se manifiesta de tal manera que espeluza los cabellos, y queda un gran temor de ofender a tan gran Dios”.

En el monasterio de Segovia, sor Ana de la Encarnación hizo una declaración bajo juramento: “Entre la una y las dos de la tarde estaba yo en el coro esperando que sonara la campana, cuando nuestra santa Madre Teresa entró y se arrodilló durante, quizás, la mitad de un cuarto de hora. Mientras yo la miraba, fue levantada media yarda del piso sin que sus pies tocaran el suelo. Yo sentí terror y ella, por su parte, temblaba. Me acerqué a donde estaba ella y puse mis manos bajo sus pies. Ahí permanecí llorando alrededor de media hora, mientras duró el éxtasis. De pronto, ella bajó y descansó sobre sus pies, y mirándome me preguntó quién era yo, y si yo había estado ahí durante todo ese tiempo. Dije que sí, y ella me ordenó que, por obediencia, no dijera a nadie de lo que había visto”.

Apuntes para la vida espiritual
En su libro “El combate espiritual”, Lorenzo Scúpoli enseña que la santidad no consiste en oír muchas misas o hacer devociones. Todos esos son medios que ayudan a crecer si se emplean con prudencia, y ayudan mucho a adquirir fortaleza contra los enemigos de la salvación. Tampoco consiste en hacer muchas obras exteriores, en ser un gran activista. La señal para saber a qué grado de perfección ha llegado la vida espiritual es averiguar qué cambio y qué transformación ha tenido la propia vida, la propia conducta y costumbres. Hay muchas personas que van a Misa o que se dedican a hacer grandes obras sociales o de caridad, pero son caprichosas y rebeldes, no aceptan el parecer de otras personas, no se preocupan de observar sus propias miserias y viven observando y criticando las de los demás. Cuando los hieren en su propia estima con alguna crítica, explotan en ira e indignación. O cuando llega la enfermedad y la prueba, se quejan y protestan continuamente porque no aceptan la voluntad de Dios. Con ello demuestran que su santidad es muy pequeña todavía. ¿Quieres “levitar” espiritualmente? Deja que el Espíritu de Dios reforme tu manera de pensar, de hablar, de reaccionar, de tratar a los demás…



El catolicismo y la carne

El aspecto más distintivo del cristianismo sobre otras religiones es la encarnación de Dios en la raza humana. Las demás religiones se escan...