martes, 27 de junio de 2023

Nefarious y el misterio del mal


Hay muy pocas, poquísimas películas sobre el demonio que son buenas. "Nefarious", es una de ellas, y me ha parecido no sólo buena sino excepcional. La trama de la película gira en torno a la probable ejecución de un asesino en serie que se encuentra en una cárcel del Oklahoma. Un psiquiatra ateo debe hacerle una evaluación para determinar si se trata, en realidad, de un enfermo mental o de alguien que manipula a las autoridades para salvarse de la silla eléctrica. El asesino asegura al psiquiatra que no es él quien ha cometido los asesinatos, sino un demonio que ha tomado posesión de su cuerpo.

La mayor parte de la película transcurre en la sala de la prisión donde conversan el asesino y el psiquiatra, con diálogos de gran contenido teológico que logran mantener absorto al espectador. Hay que reconocer que la actuación de Sean Patrick Flanery es magistral. El actor interpreta a dos personajes: al asesino Edward Wayne Brady y a Nefarious, el demonio que habla a través del cuerpo de Brady en un desdoblamiento de la personalidad.

La película no tiene ninguna escena de horror porque no hace falta. Los diálogos son tan intensos y reveladores que hacen que el filme supere el género de terror y nos revele lo que ocurrió en los albores de la creación cuando tuvo origen el misterio del mal: la caída de los ángeles rebeldes. Nefarious descubre la manera en que actúa el inframundo en la tierra, y cómo su objetivo es la destrucción de los hombres, que son la imagen de Dios en la creación visible y a quienes Dios tanto ama.

"Nefarious" es una película incómoda para la cultura actual; es, lo que llamaríamos, una película políticamente incorrecta. La trama asocia la eutanasia, el aborto y relativismo moral imperante con la actuación sigilosa y astuta del príncipe de las tinieblas, que seduce las conciencias de los hombres para convertirlos en asociados suyos para la difusión del mal.

El diablo se burla de los fracasos morales de la humanidad y de las ideas sociales progresistas; del engaño en que viven los hombres creyendo que han superado el racismo y que viven en sociedades tolerantes. En realidad es el seductor tenebroso de la humanidad el que está conformando la mente humana, haciéndola cada vez más a semejanza suya. De esa manera el hombre deja de servir a Aquel que lo creó para servirse únicamente a sí mismo, y así sigue resonando en el universo aquel "no serviré" de Lucifer. La batalla cultural es, en el fondo, la batalla espiritual.

Una escena significativa es la del sacerdote capellán de la cárcel llamado por el psiquiatra para dar su opinión sobre Edward, el asesino. La llegada del reverendo provoca en Nefarious una reacción violenta y defensiva. Se levanta de su silla y con repulsión le dice lo que los demonios decían a Cristo: "¿Vienes aquí a torturarme, antes de la hora señalada, Hijo de Dios? ¿Te envía el carpintero de Nazaret a torturarme? ¡No soy demonio tan fácil de expulsar!"

El sacerdote le responde que nunca ha participado en un exorcismo, y que espera no hacerlo. Al igual que el psiquiatra, no cree en las posesiones demoniacas, y concluye diciendo que su comprensión de ese tipo de problemas ha superado a la posesión. Es entonces cuando Nefarious nuevamente se sienta, descansa, se relaja. Le extiende la mano al sacerdote a manera de alianza, pero el cura no le corresponde. La escena es una triste expresión de la incredulidad de aquella parte del clero que no cree en la existencia de demonios –mucho menos en posesiones y exorcismos– y que reducen el problema a cuestiones psiquiátricas.

"Nefarious" es una película que llama seriamente a la reflexión sobre el misterio del mal. En Estados Unidos son frecuentes las masacres que realizan individuos que, de repente, cuando todos pensaban que se trataba de personas normales, aunque "un poco raras", abren fuego en supermercados, escuelas y universidades, bares y restaurantes, acribillando a personas de todo tipo, incluyendo a niños. La misma violencia ocurre en México donde los cárteles del narcotráfico actúan con una violencia y una crueldad inaudita.

¿Será que la violencia del narcotráfico es sólo un problema social que tiene orígenes en la familia? ¿Será que esas masacres se deben únicamente a enfermedades mentales que se resuelven con terapia y fármacos? Sin duda que sí en muchos casos. Pero nos quedaríamos cortos si no analizamos el problema desde otros ángulos, incluidas las explicaciones de la teología. Si así no lo hacemos, el mal seguirá avanzando como serpiente que se desliza sigilosamente en la oscuridad para ser inadvertida. 

lunes, 19 de junio de 2023

Dios se revela en el cuerpo


Se cuenta de una pareja de novios que se encontraban en el campo y decidieron expresarse su amor en medio de la naturaleza. Los mozalbetes llevaron su sábana y la extendieron sobre la fresca hierba, y ahí se entregaron en arrobamientos pasionales. El paraje no era el más apropiado para esos trances amorosos ya que se ubicaba dentro del territorio de una parroquia rural. El viejo párroco que caminaba por ahí, al escuchar ciertos rumores provenientes de entre las malezas, se acercó sigilosamente.

Al escuchar el "disculpen la interrupción", y viendo al hombre de sotana negra que estaba de pie junto a la sábana, los amantes se quedaron desconcertados. El sacerdote no los reprendió como ellos esperaban, sino que únicamente miró por un momento hacia el cielo estrellado y les preguntó: "Díganme, ¿lo que ustedes están haciendo aquí, qué relación tiene con las estrellas?" Luego prosiguió su camino, dejando la pregunta resonando en la mente de aquellos apasionados.

La pregunta de aquel párroco se puede hacer tantas personas que nacieron después de la revolución sexual de los años 60 y que hoy entregan sus cuerpos en intercambios sexuales sin pensar mucho lo que eso significa. El mismo cuestionamiento se lo pueden hacer tantas personas adheridas a la porno, a la masturbación; o tantos jóvenes a quienes les gusta tomarse selfies sin ropa –hoy tan de moda– para luego intercambiar su pack con otras personas. Vale la pregunta para los que utilizan métodos anticonceptivos o se han operado para evitar la procreación.

La pregunta tampoco está mal para otras víctimas de la revolución sexual como aquellos que han caído en la ideología de género y practican la carnalidad de formas desviadas, o para quienes piensan que nacieron con un cuerpo equivocado y quieren hacer la falsa transición. Pero también la cuestión va dirigida para quienes han optado por la vida célibe, como son los sacerdotes y las religiosas. ¿Qué tiene que ver la sexualidad y nuestra manera de amar con las estrellas, es decir, con el sentido más profundo y trascendente de la vida, y con nuestra capacidad de contemplar a Dios?

Hace 45 años, después de la muerte de Pablo VI, el cardenal Karol Wojtyla llegó de su diócesis de Cracovia a Roma para la elección del nuevo papa. Llevaba un manuscrito que le tomó cuatro años en elaborar. Eran sus pensamientos sobre lo que él llamó "la teología del cuerpo". Se trataba de profundas reflexiones místicas sobre la creación y redención del hombre y la mujer, según narran las Sagradas Escrituras. Una vez electo Juan Pablo I, el cardenal polaco regresó a su tierra para completar el manuscrito. Pero días después de la muerte inesperada del papa Luciani, Wojtyla regresó a Roma para el nuevo cónclave en el que fue elegido como Juan Pablo II.

Esos manuscritos no fueron publicados en un libro, sino que fueron impartidos por el papa a toda la Iglesia en una serie de catequesis, durante las Audiencias generales de los miércoles, entre 1979 y 1984. Fueron el más grande proyecto de enseñanza de su pontificado. En sus enseñanzas Juan Pablo II nos da una gran visión sobre lo que significa ser hombre y ser mujer. En un inicio esta novedosa doctrina no fue bien comprendida, pero años más tarde muchos estudiosos empezaron a darse cuenta de que aquellas enseñanzas eran de una maravillosa profundidad teológica, y que tendría repercusiones imponentes en la historia de la teología, la predicación y la educación católica.

Inclusive la comprensión del Credo que proclamamos los domingos en misa tiene que ver con el significado de nuestro cuerpo de hombres y mujeres. El cuerpo humano de uno y otro sexo tienen diferencias evidentes. Es el misterio del cuerpo creado por Dios. Luego estas diferencias sexuales llevan al hombre y a la mujer a formar el misterio de la comunión en "una sola carne". Esta "una sola carne" es la imagen del misterio de la comunión de Cristo y de su Iglesia. Y esta comunión de Cristo y la Iglesia nos conduce al misterio de misterios: la comunión infinita y eterna que existe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que decimos en el Credo.

El mundo nos quiere convencer de que el sexo es algo que se puede elegir o intercambiar. También nos dice que cualquier actividad sexual es válida y que no tiene ningún significado. Sin embargo la teología del cuerpo nos enseña que el cuerpo no es únicamente una realidad biológica, sino también teológica. Encierra el misterio de Dios, y lo muestra a través del misterio de la diferencia sexual entre el hombre y la mujer, y el llamado a ser "una sola carne". El sexo y nuestra actividad sexual expresa quiénes somos, quién es Dios, qué es el amor, cuál es el orden social y, finalmente, cuál es el misterio del universo. La teología del cuerpo nos descubre el significado último de la vida.

Los católicos hemos de aprender a amar como Jesucristo. Esto es clave para ser sus discípulos. Jesús nos enseña que hemos de amarnos como él nos ha amado (Jn 15,12). Esta llamada al amor la llevamos inscrita en nuestros cuerpos. Descubrirlo no es fácil, ya que el orden del amor está seriamente dañado por el pecado. Sin embargo el Señor ha venido a la tierra a restaurar ese orden del amor desfigurado, sea para el matrimonio como también para el hombre en general, es decir, para su manera de amar y de existir en el mundo.

En el tema de la sexualidad existen, entre los mismos católicos, muchos miedos, prejuicios, dudas, reclamos, rebeldías, incomprensiones. Pero si queremos realmente encontrar el significado más profundo de la vida, debemos acercarnos al misterio que se esconde en nuestros cuerpos. Ellos nos revelan las respuestas a las preguntas más profundas: ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿a dónde voy? ¿qué es el amor y cómo puedo vivirlo? ¿qué hay más allá de la muerte? Adentrémonos poco a poco en estos grandes misterios y no tengamos temor de explorar la teología del cuerpo. Comprenderemos mejor nuestra relación con las estrellas.

martes, 13 de junio de 2023

Papás fuertes


Hoy muchos papás varones se quedan de brazos cruzados ante el declive cultural que vive la sociedad, declive que afecta, no pocas veces, la vida de sus propias familias. Con motivo del Día del Padre, Periódico Presencia entrevista al padre Eduardo Hayen, coordinador de la Dimensión Vida de la Diócesis de Ciudad Juárez.

¿Cómo la ideología de género ataca hoy en día a los hijos?

Padre Hayen: En sus inicios la ideología de género exigía que las personas con atracción hacia el mismo sexo pudieran un trato no discriminatorio. Decían que todos tenían derecho al amor en cualquiera de sus formas. La sociedad fue tolerando esta exigencia. Sin embargo esa no era la única pretensión del colectivo LGBT. Desde hace algunos años la meta que se han propuesto es que la ideología alcance a los niños, que los niños acepten que existe una pluralidad de géneros que se pueden escoger para ejercer libremente la sexualidad. La llamada educación sexual escolar es, en realidad, un adoctrinamiento en esta ideología para que también los niños ejerzan su sexualidad desde temprana edad. No sólo eso. El adoctrinamiento ha dado un paso más: confundir a los niños en su identidad sexual de varones y mujeres, y darles la posibilidad de hacer la transición al sexo contrario mediante la hormonización de sus cuerpos y las cirugías para mutilarse. Se busca deformar el lenguaje para volverlo neutro y hacerlo inclusivo, lo cual destruye el idioma. Acabar con la distinción de sexos es la meta, y los padres que se opongan a esta ideología pueden recibir penas civiles. En algunos países llegan a perder la patria potestad.

¿Podemos visibilizar ataques directos a la figura paterna?

PH: Desde luego. Se dice que el mundo ha estado dominado principalmente por varones, pero lo cierto es que el hombre ha pasado a segundo plano. El protagonismo hoy es de la mujer: sus gustos, preferencias y exigencias son consideradas prioritarias, y la masculinidad se ve como malvada y nociva para el desarrollo de la personalidad. Esto se refleja en políticas públicas como son las cuotas de género que se exigen en la política y en las empresas, las cuales son una estupidez. No se buscan las mejores aptitudes para ocupar un puesto de trabajo, sino lo que se tenga entre las piernas. Todo el énfasis está puesto en conquistar la liberación de la mujer. Ella es la que debe y puede salir sola adelante, con sus hijos, mientras que el esposo y padre se ve como figura tóxica en la familia. Se cree que la presencia y el papel del padre para la procreación y educación de los hijos es prescindible. Esta pérdida de la figura paterna ha puesto en crisis a muchas familias que caminan desequilibradas sin la presencia del hombre en el hogar, con variados desórdenes emocionales en los hijos.

¿Cuál es la relevancia de la figura paterna en este asunto?

PH: El padre tiene una misión específica dentro de la familia: ser la cabeza, el líder, el guía, el protector y custodio de quienes integran el círculo familiar. Un niño necesita un modelo masculino para convertirse en hombre bien definido en su identidad. Necesita un padre que sea para él un modelo saludable y virtuoso de comportamiento. Si el padre está ausente, el niño buscará pautas para su vida en series de televisión, videojuegos o compañeros de escuela equivocados. Un adolescente necesita atención paterna, más aún que cuando era un niño pequeño. Más del 90 por ciento de los varones delincuentes no han tenido un modelo masculino positivo de conducta en sus vidas. Se ha comprobado que el fracaso escolar, la violencia y otras conductas antisociales se deben a familias donde falta el padre, o donde éste vive desvinculado de la educación de sus hijos. Cuando el padre se implica en la educación del hijo, el beneficiado no sólo es el hijo, sino el padre mismo, ya que los padres implicados suelen tener más éxito en sus trabajos.

¿Qué pueden hacer los padres en contra de estos ataques?

PH: Los varones católicos casados deben, en primer lugar, descubrir la misión para la que Dios los hizo: ser custodios, guías y defensores de su esposa y de sus hijos. No sólo de ellos, sino también de la sociedad. La crisis de moralidad que hoy se vive es, en el fondo, una crisis del varón, quien ha perdido su liderazgo familiar y social, y que es necesario recuperar. También en la Iglesia es necesario que los sacerdotes recuperemos nuestro rol de líderes, guías y custodios de nuestras comunidades. Existe una espiritualidad propia del hombre, en la que se aprende a imitar a Jesús en su sacrificio y en su servicio a la humanidad. Es en el encuentro diario con Cristo donde aprendemos a ser mejores varones. También es necesario aprender a ser padres presentes en las familias, que no sean sólo proveedores sino que brinden tiempo de calidad a sus esposas e hijos.

¿Puede compartir consejos para ser un “padre-escudo” vs ideología de género?

PH: Primero, hay que buscar ser hombres de Dios, personas que lo amen con todo el corazón y obedezcan sus mandamientos. El padre es el sacerdote de la familia, por eso es necesario tener una vida de oración y de sacramentos en la que participen todos en casa. Llevar a la familia hacia Dios y proteger el hogar contra el mal es el objetivo.

Segundo, hay que preparar a los hijos para la batalla espiritual: enseñarles a distinguir entre el bien y el mal –los mandamientos– ya que la vida es un combate contra Satanás. Nuestra salvación eterna depende de este combate.

Tercero, tener el valor de hablar claro a los hijos sobre la cultura de la muerte, sus manifestaciones y sus peligros: el aborto, la eutanasia, la pornografía, la ideología de género, las drogas, el sexo prematrimonial; pero sobre todo promover en el hogar la castidad, el amor y la defensa de la vida.

Cuarto, es importante saber que hay muchos que piensan cristianamente, por lo que hay que asociarse con ellos en la parroquia, el barrio, la escuela o la universidad para compartir la fe, así como la defensa de la cultura de la vida. 

martes, 6 de junio de 2023

Resistir al orgullo


El movimiento del orgullo LGBT inició en 1969 cuando el 28 de junio de ese año se realizó una redada policíaca en un bar gay de Greenwich Village en Nueva York, cuando estos lugares eran ilegales. Así junio se tomó como el mes en el que las minorías sexuales celebran su orgullo de ser lo que son. En este mes una gran cantidad de empresas y corporaciones, sobre todo norteamericanas, tienen una gran presión por parte de los medios de comunicación para que enarbolen la bandera del arco iris que representa al movimiento.

Las empresas y organizaciones no sólo están presionadas para tolerar la diversidad, sino para hacerla parte de la identidad de la compañía. Quienes se resistan a unirse a la causa, sufren el acoso de los medios corporativos, con la amenaza de ser desacreditados ante el público.

Los mismos gobiernos promocionan al movimiento LGBT. Bill Clinton declaró junio como el mes del orgullo gay lésbico. Obama le puso nombre: mes del orgullo LGBT. Hasta 1999 las empresas corporativas no enarbolaban la bandera arco iris, pero fue Obama quien empezó a presionar para que lo hicieran. Amor libre en cualquiera de sus formas era la idea inspiradora para que los negocios tomaran la causa.

Hace aproximadamente diez años que el movimiento LGBT dio un giro a sus metas. En sus primeras décadas, su propuesta era "vivan y déjenos vivir". Se nos dejaba saber que las parejas del mismo sexo no le hacían daño a nadie, y cada quien podía vivir su vida privada como quisiera. Hoy el "mes del orgullo" no proclama únicamente la tolerancia. Hoy los niños son el blanco de su movimiento: van por la infancia. La ideología de género ha tomado las escuelas y desde la educación sexual escolar enrolan a las nuevas generaciones. El objetivo se ve claro: sexualizar a los niños y normalizar la pedofilia.

Durante las últimas semanas los cristianos en Estados Unidos han dado una lección ejemplar de defensa de sus valores. Las ventas de la cerveza Bud Light cayeron el 25,7% durante el mes de mayo. El desplome hizo que Bud Light dejara de ser la bebida alcohólica más vendida de Estados Unidos. Esa fue la consecuencia del boicot masivo que se detonó debido a la publicidad de la cerveza con un activista trans.

Apenas empezó el mes del orgullo la cadena de supermercados Target perdió 10 mil millones de dólares en valoración de mercado por sacar una línea de ropa con temática transgénero para niños y bebés recién nacidos, incluso una colección de trajes de baño adaptados para personas trans. El equipo Dodgers de Los Ángeles también fue blanco de un boicot por haber invitado y premiado, durante su "noche del orgullo", a un grupo ultra pervertido de transexuales llamado "Hermanas de la indulgencia perpetua" que se destacan por hacer burlas y blasfemias a la fe católica. Los obispos de las diócesis más grandes de California y otras organizaciones fueron quienes llamaron al boicot.

Los cristianos y grupos conservadores están empezando a rebelarse. Lo que sucedió a los Dodgers, a Target y a Bud Light han sido fuertes señales que envía la mayor parte de la sociedad para exigir al arco iris y a las empresas que se abstengan de sexualizar a los niños. Con ellos no se metan. Es el mismo pueblo que manifiesta su hartazgo a la ideología de género y que defiende la naturaleza humana como Dios la creó.

¿Qué hacer como católicos? Resistir. Un amigo mío que pertenece a un corporativo en Estados Unidos me contaba que, en las oficinas, pidieron a todos los empleados que colocaran banderitas del arco iris en sus escritorios. La mayoría accedió por presión y por temor a perder el empleo. Pero mi amigo, respetuosamente, habló con su superior y le explicó su desacuerdo, diciéndole que así como es incorrecto pedir a todos los trabajadores que coloquen una Biblia o una cruz en su escritorio, así también es incorrecto pedir que todos tengan banderitas LGBT. 

Mi amigo no fue despedido de su trabajo sino que fue respetado por su jefe en su decisión de no tener su bandera. A muchos les propinó una buena lección de valentía y firmeza en sus convicciones. Si quienes no quieren apoyar la ideología de género vacilan y se acobardan, los católicos y cristianos seguirán perdiendo terreno en esta batalla cultural que, en el fondo, es una batalla espiritual.

A los católicos debe quedarnos claro que el odio a las personas no forma parte del seguimiento de Cristo. No odiamos a la comunidad LGBT, ni siquiera a quienes se burlan de nuestra fe o nos persiguen. No nos mofamos ni hacemos parodias como lo hacen las hermanas perpetuas de la indulgencia con nosotros. Pero también es cierto que tampoco podemos abrazar esa causa política ni hacerla nuestra, ni participar, por más que sacerdotes como James Martin digan que se puede apoyar. 

A los cristianos lo único que debe enorgullecernos es haber sido amados con el amor de Jesús, al que adoramos en su Sagrado Corazón. Vivamos junio con espíritu de humildad.

México, la viña y las elecciones

El próximo 2 de junio habrá una gran poda en México. Son las elecciones para elegir al presidente de la república, a los diputados y senador...