viernes, 30 de diciembre de 2016

Historias de paz

En esta Jornada Mundial de la Paz me convenzo, una vez más, que Jesucristo es el Rey de la Paz, y que nuestro Señor es quien puede tocar y abrir los corazones más endurecidos por la violencia. Dos hechos históricos muestran que el hombre fue creado para la paz, y no para la violencia.

Tropas enemigas en la guerra
Durante la Primera Guerra Mundial, se enfrentaban en combate el ejército alemán y el ejército inglés. Cuando llegó el 24 de diciembre, víspera de Navidad, los alemanes se pusieron a decorar sus trincheras con adornos navideños y empezaron a cantar 'Noche de paz'. Los británicos se sorprendieron y comenzaron a responder con villancicos en inglés. Las balas se convirtieron en alabanzas a Dios.

Bernard J. Brooks, sargento de Inglaterra recordaba el hecho y decía: "A última hora de la tarde los alemanes se volvieron divertidísimos, cantando y gritándonos. Dijeron en inglés que, si no disparábamos, ellos tampoco lo harían. Encendieron fuegos fuera de su trinchera, se sentaron alrededor y empezaron un concierto". Luego los ejércitos enemigos decidieron hacer su intercambio de regalos compartiendo cigarros, chocolates y whisky.

Aquel día de Navidad no sonaron las balas, sino al contrario, lloraron juntos las muertes de los soldados caídos en batallas y enterraron sus cuerpos. Y leyeron juntos el salmo 23: El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.

Ese histórico 25 de diciembre hubo, además, un partido de fútbol entre británicos y alemanes, el cual fue conmemorado en su centenario en diciembre de 2014 por la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol.

Pablo Escobar, narcotraficante
Era el narcotraficante más sanguinario, odiado y buscado en Colombia. Pablo Escobar Gaviria, en la década de los 80, lideraba el Cártel de Medellín, la organización mafiosa más poderosa del mundo. Cuando el gobierno colombiano mató a uno de sus hijos, Escobar, en venganza, bañó de sangre la ciudad de Medellín haciendo estallar 45 coches bomba. El capo mandó asesinar a varios altos funcionarios del gobierno, hizo estallar un avión de Avianca con 109 muertos y así logró poner en jaque al Estado e intimidar a la población civil. 

Mientras que el gobierno colombiano buscaba afanosamente al capo para castigarlo, y en tanto que crecía el odio del pueblo hacia él, hubo un sacerdote que logró lo que nadie pudo. Fue el padre Rafael García Herreros, fallecido en 1992.

El padre enviaba mensajes a Escobar en su programa radial “El minuto de Dios” con palabras suaves, invitándolo a una reunión con él en la playa de Coveñas. El padre decía que Escobar era un hombre bueno, afirmación que le provocó la irritación de la Conferencia Episcopal. Sin embargo esas palabras tocaron el impenetrable corazón de Escobar. El sacerdote arriesgó su vida entrevistándose en la playa con el mafioso. Conversaron y al final le dio la bendición. Así ocurrió el milagro. Pablo Escobar se entregó a las autoridades de Colombia.

El padre García Herreros dio al mundo una lección maravillosa: la violencia se doblega con la fuerza del amor. El sacerdote sabía que el corazón del capo, petrificado por tanta perversión, era en el fondo, un corazón necesitado de cariño y salvación. La vida había convertido a Pablo Escobar en un lobo sanguinario pero, en lo profundo de su ser, era una oveja herida esperando que alguien curara sus heridas.

Es Año Nuevo y estas dos historias llenan mi corazón de alegría y de esperanza. Que el 2017 sea, para cada vez más personas en nuestra ciudad y en el mundo, un año en el que –parafraseando a Isaías– el lobo habite con el cordero, el leopardo se recueste con el cabrito; el ternero y el cachorro de león pazcan juntos y un niño pequeño los conduzca.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Meditación no. 3 contra los pecados de la carne

Mentiras y promesas vacías
(Rosemary Scott) 

Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres (Jn 8,32).:

Oración: Ven, Espíritu Santo, dispersa la oscuridad de la impureza con la Luz de la Pureza.


Satanás es mentiroso y padre de la mentira (Jn 8,44). Él nos dirá cualquier mentira para convencernos de violar la ley moral de Dios. A veces interiorizamos estas mentiras, utilizándolas una y otra vez a lo largo de nuestra vida, para justificar nuestro abuso del sexo como don de Dios. Nuestra manera de pensar se tuerce y nuestras inteligencias se oscurecen; desarrollamos un apego al pecado que alimenta conductas compulsivas, difíciles de controlar. Luego, entonces, nos volvemos esclavos del pecado: ¿No sabéis que al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis; bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia? (Rom 6,16).

Solamente podremos liberarnos de esta esclavitud espiritual dejando que Jesucristo y la Verdad disipen estas mentiras oscuras. Tenemos que renovar nuestras mentes (Rom 12,2), y cambiar nuestras creencias y actitudes hacia los pecados de la carne. Es un buen punto para comenzar. ¿Cuáles son, entonces, algunas de las mentiras que el demonio ha utilizado para desarrollar el apego a los pecados contra la pureza dentro de ti? Aquí están algunas posibles justificaciones:

Quizá Satanás te ha dicho que mirar imágenes indecentes está bien porque “la desnudez es algo natural”. Sin embargo sabemos que la pornografía no es algo natural. Sus fantasías son irreales, los cuerpos son maquillados, o alterados cosmética o quirúrgicamente, y presenta actos no naturales. Pero además da al espectador una visión distorsionada de la sexualidad y de la humanidad, contraria a la voluntad y al plan de Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña:

La pornografía consiste en dar a conocer actos sexuales, reales o simulados, fuera de la intimidad de los protagonistas, exhibiéndolos ante terceras personas de manera deliberada. Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganancia ilícita. Introduce a unos y a otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave. (n. 2354).

El Papa Juan Pablo II, de feliz memoria, dijo una vez que el problema con las imágenes indecentes no es que éstas revelen demasiado, sino que revelan muy poco. Exhiben el cuerpo pero no pueden revelar el alma.

La pornografía toma un ser humano, quien por designio de Dios es ambos, alma y cuerpo, y lo reduce a una mera imagen corporal, un objeto que puede ser utilizado para una gratificación egoísta, una mercancía que puede ser comprada o vendida. En efecto, presenta a un cuerpo sin alma. Nuestro Dios y Creador no quiso que el acto procreador fuera visto como entretenimiento o fuese vendido como una mercancía. Así pues, desde el punto de vista de Dios, la pornografía no es algo natural.

O quizá tú estás solo, y Satanás te ha convencido de que los pecados de la carne te ayudarán a mitigar la soledad. Quizá pueda aliviar momentáneamente el dolor, pero lo cierto es que tú quedarás tan solo como antes de que vieras esas imágenes. Es imposible tener una relación con una fotografía, y el abuso de sí mismo es un triste acto solitario. Después de que éste ha terminado, regresa la soledad, acompañada con remordimientos de conciencia, odio hacia uno mismo y lejanía de Dios. Y después te sientes peor que antes.

Quizá el Tentador te ha dicho que “mereces un pequeño placer”. La verdad es que nosotros no “merecemos” nada que sea pecado. Un cristiano no tiene derecho a cometer pecado o a experimentar placeres ilícitos. Sólo los casados tienen el derecho al acto sexual, y solamente con el cónyuge. Tu cuerpo es miembro de Cristo y templo del Espíritu Santo; pertenece a Dios, no el algo tuyo, y tú no puedes hacer lo que quieras con él.

El demonio puede susurrarte: “Dios es injusto al prohibirte este placer”. Ahora el Tentador está tratando de que pienses que Dios te quiere privar de algo. La verdad es que el Creador sólo quiere lo mejor para nosotros, y sabe que la impureza no es precisamente lo mejor para ti. De hecho Satanás quiere que termines negando tu libertad haciéndote esclavo del pecado. Quiere negarte la paz del corazón haciendo que te aborrezcas a ti mismo; y quiere, por último, negarte la felicidad eterna privándote del Cielo.

También está el viejo engaño: “Está bien, Dios te perdonará. Puedes acudir siempre a la Confesión después de pecar”…. Solamente piensa en cuánta gente pudiera haber en el Infierno hoy porque ellos creyeron en esta excusa y murieron antes de que pudieran arrepentirse. No sabes cuánto tiempo vivirás. ¿Por qué poner en riesgo tu alma, aunque sea por un breve período de tiempo?

Otra mentira favorita del Tentador es que “es imposible que resistas la tentación; has caído tantas veces en el pasado que es imposible resistir”. Esta mentira está encaminada a llevarte a la desesperación, y a hacerte creer que no tienes remedio, que no puedes resistir la tentación…. La verdad es que tú siempre puedes resistir por la gracia de Dios, no importa cuántas veces has caído en el pasado. Nuestro Señor ha prometido que Él proveería de algún medio para escapar:

No habéis sufrido tentación superior a la medida humana. Y fiel es Dios que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas. Antes bien, con la tentación os dará modo de poderla resistir con éxito (1Cor 10,13).

Para desbaratar esta mentira debes orar pidiendo la virtud de la esperanza para contrarrestar la desesperación, creyendo que se puede resistir con la ayuda de Dios y buscando la vía de escape que Él ha hecho para ti.

O quizá pienses: “Lo haré por última vez, y nunca necesitaré hacerlo de nuevo”…. Esta es una mentira para llevarte al pecado otra vez. La verdad es que esa misma frase la has dicho cientos de veces antes. El decir “juro que será la última vez” es un vil engaño del demonio.

Quizá ninguna de las mentiras anteriores te parece familiar, y solamente piensas: “Lo hará simplemente porque me gusta”… En este caso la mentira puede ser la creencia que la gratificación física es buena y debe conseguirse a toda costa, aún si pone en peligro tu alma inmortal. Sin embargo no hay ningún placer, aunque sea muy fuerte, que valga la pena como para poner en riesgo la propia salvación. La alegría y la paz de un alma en estado de gracia, y la felicidad eterna de la Visión Beatífica de Dios, son mucho más grandes que unos cuantos segundos de sensaciones físicas.

Hay otras muchas mentiras posibles que el Tentador pueda utilizar. La pornografía en sí misma no es otra cosa que una gran mentira, una farsa, llena de promesas vacías que no puede cumplir. Los pecados contra la pureza no te harán feliz, ni te llenarán o te consolarán, ni nunca te dejarán satisfecho. Si te sientes solitario o aislado, la pornografía nada tiene que ver con el amor y la aceptación; esas imágenes no te aman. Sólo Jesús te ama. El es la Verdad, y su Cuerpo que es la Iglesia es columna y cimiento de la verdad. Vuélvete a Jesús para recibir su amor y su consuelo. Sólo Él puede dejarte satisfecho.

No necesitas imágenes indecentes ni abusar de ti mismo para ser feliz. De hecho, estas cosas solamente te harán, al final, sentir miserable. Dios basta para brindar verdadera felicidad y realización. El te ama y aliviará tu soledad. Si nunca vuelves a ver imágenes indecentes o si no te tocas impuramente de nuevo, no te sentirás “necesitado”. Dios te seguirá amando infinitamente. El quiere salvarte y no condenarte. Deja que Él te libere de tu esclavitud del pecado y puedas caminar en su luz.

Propósito: Pide a Dios que te muestre en qué mentiras has adoptado, y pide que te libere de ellas. Si vas con un consejero espiritual, aprovecha las intuiciones y consejos que puedas recibir. Escribe todas las verdades y rechaza las mentiras, haciéndolo en primera persona, por ejemplo: “No necesito pornografía para ser feliz”, etc. Lee, para ti mismo, tu lista de verdades en voz alta todos los días, de preferencia luego de una meditación diaria. Haz esto durante toda la duración de estas meditaciones, pidiendo a nuestro Señor que te ayude a interiorizar estas verdades. Esto cambiará tu proceso de pensamiento y renovará tu mente conformándola a la verdad de Dios. Y continúa acercándote a Jesús y a la intercesión de la Virgen María.

San Juan evangelista, ruega por nosotros.


Mide tu progreso: desde que hice la última meditación,

Cuántas veces:

a. Deliberadamente me toqué impuramente al despertar

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

b. Deliberadamente vi fotografías o películas indecentes

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

c. Cometí actos impuros solo o con otras personas

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

d. Deliberadamente me deleité en pensamientos impuros

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

e. ¿Cuándo fue la última vez que fui a la Confesión? __________________

f. ¿Cuándo fue la última vez que asistí a la Santa Misa?________________



jueves, 22 de diciembre de 2016

Regresar a Belén

Ángela Merkel, la canciller alemana e hija de pastor protestante, habló sabiamente. Lo dijo en una entrevista en la Universidad de Berna a principios de diciembre: “Europa debe volver a Dios y a la Biblia para superar la crisis de inmigración”, la cual tiene contornos religiosos.

¿Cuál es la crisis? Hoy Europa es el continente que más fuertemente rechaza sus raíces cristianas. La mayoría de los habitantes del viejo mundo se han vuelto ateos o agnósticos, viven con altos índices de depresión y muchos ven el futuro sin ninguna esperanza. Abiertos al aborto, a la contracepción y a conceptos de familia extraños a la naturaleza humana, los europeos se están quedando sin hijos. Y sin hijos no hay futuro. Mientras tanto la inmigración musulmana está poblando el continente de manera silenciosa, tanto por los inmigrantes como por el número de hijos que procrean; por su visión religiosa de la vida, los musulmanes guardan la esperanza de que Europa se convierta en continente de moros. Y mientras Europa se está islamizando, crece el peligro del radicalismo musulmán. Ángela Merkel, quien es practicante de su fe cristiana, se ha dado cuenta y lo ha dicho: la salvación de los europeos es redescubrir y regresar al cristianismo, raíz de la cultura del continente.

Quienes vivimos en América hemos de aprender las lecciones que nos llegan del viejo continente. Lo más precioso que tiene nuestra cultura es Jesucristo. Por eso encendemos tantas luces en esta época del año. Navidad es la fiesta de la luz, y Jesús es la luz sin la cual no se puede vivir, no se puede caminar y no se puede ver. Él es la luz de la vida, Él es el sentido de nacer, de trabajar y de morir. Mientras que la mayoría europea ha rechazado a Jesucristo y camina con pasos de ciego y sin una meta final hacia la cual debe orientar su desarrollo, nosotros hemos de hacer todo para salvar nuestra cultura de la tristeza y de la angustia del materialismo. En esta Navidad abramos el corazón al anuncio gozoso del nacimiento del Salvador del mundo que proclaman los ángeles, y encendamos el corazón con esa alegría. ¡Feliz Navidad!

miércoles, 21 de diciembre de 2016

San José, líbranos del síndrome de Peter Pan

De todos los personajes que aparecen en las escenas de Navidad, san José es con quien más me identifico. Tuvo el privilegio de ser quien preparara la primera Navidad. Él condujo a María durante el largo viaje a Belén mientras que el niño divino esperaba en el vientre de su madre. José fue quien buscó ansioso el alojamiento adecuado para que Jesús naciera. Fue José quien condujo a María a la gruta para el alumbramiento. Limpió la cueva y la calentó con una hoguera. Él recibió a los pastores, mostrándoles a María y al Niño. José tomó a su familia y huyó a Egipto para salvarla de la amenaza de Herodes. José nos enseña que la verdadera hombría es ejercer la capacidad de cuidar y proteger a la esposa y a los hijos, o amar hasta el sacrificio por un alto ideal.

Los varones tenemos que aprender mucho de san José. Uno de los problemas más serios que tenemos hoy los hombres –y esto no sólo afecta a casados y solteros sino también a los sacerdotes– es que padecemos el síndrome de Peter Pan. Este personaje del cuento infantil tenía diez años de edad, odiaba el mundo de los adultos y nunca crecía; vivía en el país del Nunca Jamás donde sólo quería vivir inmerso en aventuras con piratas, indios, hadas y sirenas. De manera semejante hay varones de 40 50 y 60 años que no quieren crecer y mueren sin tomar responsabilidades en sus vidas; hombres que quieren seguir siendo hijos y no quieren asumir su papel de padres; hombres que no quieren proteger y cuidar a su esposa y a sus hijos; varones que no saben sacrificar sus gustos y placeres de la juventud por asumir un gran ideal y estar dispuestos a dar la vida por alcanzarlo.

Por eso me identifico con José, y le pido que me enseñe los secretos de la verdadera madurez masculina. Le pido que enseñe a tantos hermanos míos, varones casados y padres de familia, a descubrir el don y la responsabilidad de la paternidad. Y que como san José, sepamos ser los custodios de la fe y de la santidad de nuestras familias y parroquias. Sancte Ioseph, ora pro nobis.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Terapias del agua que pongo en práctica

Al sonar el despertador, hacia las seis de la mañana, lo primero que hago al salir de la cama es servirme dos vasos de un contenedor de agua que tengo en mi mesa de noche. Lo he hecho una costumbre desde hace muchos años y me hace sentir muy bien. Esta costumbre viene de Japón y que fue aprobada por la Japan Medical Association.

Me contaba un amigo mío sacerdote que lo primero que hacía por la mañana, al abrir los ojos, era servirse una taza de café. ¡Qué cosa tan espantosa!, le dije. ¿Cómo podía echarle a su estómago en ayunas una bebida estimulante como el café? Por supuesto que no tardaron en aparecer en mi hermano sacerdote una serie de trastornos estomacales que ya lo tenían preocupado. "Deja de meterle café a tu cuerpo y comienza a darle agua -le aconsejé-, es mucho más saludable". Lo hizo, gracias a Dios.

Los expertos afirman que la terapia de beber agua en ayunas combate y previene los dolores de cabeza y del cuerpo, el sistema cardíaco, la artritis y la taquicardia; la epilepsia, el exceso de gordura y la bronquitis; la tuberculosis, meningitis, enfermedades de los riñones y urinarias; el vómito, la gastritis, diarrea y hemorroides; también la diabetes y el estreñimiento, todas las enfermedades de los ojos y el útero; también previene el cáncer, los trastornos menstruales y las enfermedades de oído, nariz y garganta. Por supuesto que todas estas prevenciones son son automáticas solamente por vivir con la terapia del garrafón. Hay que cambiar ciertos hábitos alimenticios y el estilo de vida que llevamos para que el agua haga mejor su trabajo.

También tengo la costumbre de terminar mis comidas con un té caliente. Lo hago para diluir la grasa en el estómago después de la comida. Muchas personas acompañan sus comidas con un vaso de gaseosa con mucho hielo, o después de comer se sirven agua fría o con hielo. Esta costumbre es bastante perjudicial para el cuerpo. A la grasa de la comida se le añade bebida fría y ello cuaja la grasa en el estómago dificultando el proceso digestivo.
Antes de irme a la cama, por la noche, bebo un vaso de agua completo. Tengo comprobado que esto me evita los calambres nocturnos, esos que te vienen en la planta de los pies o en muslos y pantorrillas y que te despiertan en la madrugada sacándote de la cama y haciéndote pisar el suelo. Desde que bebo el vaso de agua nocturno, dije adiós a esos calambres. Algo muy importante es que el agua me da pocas probabilidades de tener un infarto nocturno o una embolia, según dicen los expertos. Procuro, por supuesto, hacer pis antes de acostarme, pero bien vale la pena que a veces tenga que levantarme a la madrugada para ir al baño, con tal de evitar males mayores.

Para una mejor digestión hago el esfuerzo de no tomar comida ni agua dos horas después de cada comida. El proceso digestivo es como un ciclo de lavadora. Una vez que pones la ropa en el agua, colocas jabón y enciendes la máquina, debes dejar que termine el ciclo de lavado y no echar más ropa ni más jabón al proceso. Así con la digestión. A los 15 minutos de haber terminado la comida, deja que tu máquina digestiva termine su proceso de dos horas.

Son pequeños consejos de salud que he recibido de diversas fuentes informativas y que me han funcionado para evitar desórdenes corporales. Las terapias del agua las practico, sobre todo, por cariño a mi cuerpo que, aunque no es ninguna belleza, es el que me dio el Señor para ser vehículo de mi alma y templo donde habita el Espíritu Santo.

Paz en el vientre

En centros comerciales, plazas, iglesias y hospitales de nuestras ciudades se presentan, por esta época del año, diversos coros para cantar villancicos navideños. Llevan la alegría de la Navidad ahí donde se concentra la gente o donde están las personas tristes. Pero hay lugares oscuros donde los villancicos han resonado con un dramatismo especial, y estos son las clínicas de aborto. Diversos grupos pro-vida han tomado la iniciativa de cantar ‘Venid fieles todos’ o ‘El niño del tambor’ en las afueras de estos lugares de muerte. Y han encontrado a muchos hombres y mujeres que, después de entrar a la clínica, sólo después de haber escuchado algunas notas de ‘Noche de paz’ se arrepintieron y desistieron de abortar a sus hijos. Me alegra sobremanera esta iniciativa de gente pro-vida. Con razón el mundo odia a los cristianos.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Meditación no. 2 contra los pecados de la carne

La Virgen purísima y castísima
(Rosemary Scott) 

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,26-28)



Oración: “A ti, oh Virgen María, que nunca fuiste tocada por mancha alguna de pecado original ni personal, encomiendo y confío la pureza de mi corazón.

La Iglesia ha recomendado siempre la devoción a la Santísima Virgen María para la preservación o restauración de la pureza. Las letanías del Rosario la invocan como la “Santa Virgen de las vírgenes”… “Madre purísima”… “Madre castísima”, “Madre inmaculada”, “Reina de las vírgenes”.  Como modelo de la pureza, ella juega un papel especial para ayudar a sus hijos e hijas espirituales para vivir en la pureza y la castidad. Si toda buena madre de la tierra quiere mantener a sus hijos limpios y saludables, entonces seguramente nuestra Madre del Cielo quiere que nuestras almas permanezcan sin mancha ante Dios nuestro Padre en el Cielo.

Así como miras a Jesús, tu Creador y Salvador, para quedar satisfecho, también mira a María, tu Madre, y ora por tus necesidades ante el trono de Dios. La devoción a la Virgen María también te ayudará a acercarte a nuestro Señor. “A Jesús por María”: la Virgen Santa siempre nos lleva a su divino Hijo. Por estar tan cerca de Él, María Virgen es la manera más segura de acercarse a Jesús.

Confía tu persona, y particularmente este aspecto de tu vida, a tu Madre celestial de manera especial. Hazla la custodia especial de tu castidad. Pide por su intercesión, para que te consiga la gracia abundante de dejar el pecado y reconquistar la pureza. Como signo y recuerdo de tu devoción a ella, es altamente recomendable portar la Medalla Milagrosa y/o el escapulario. Es bueno tener estos dos sacramentales para participar de sus beneficios espirituales. El Rosario es también una oración muy poderosa en su honor.

En sus escritos, san Alfonso María de Ligorio relata la verdadera historia “de un hombre joven que vivía en Roma, y quien se había enrolado en pecados muy grandes contra la pureza. Un día fue a confesarse con el padre jesuita Nicolás Zucchi. El sacerdote tuvo compasión del pobre hombre, y con caridad cristiana le dijo que la devoción a la Santísima Virgen le ayudaría a liberarse de sus vicios. Como su penitencia, el sacerdote le dijo que cada mañana, cuando él se levantara, y otra vez cuando fuera a acostarse por la noche, se encomendara a nuestra Señora de la siguiente manera: dijera primero tres Aves Marías, consagrara a ella de manera especial sus ojos, oídos, lengua, corazón y todo su cuerpo, y besara el suelo tres veces.

Cuando aquel hombre regresó para su siguiente confesión, dijo al sacerdote que había hecho su penitencia fielmente todos los días, pero que sólo habían disminuido un poco sus pecados habituales. El sacerdote lo animó a continuar con esa práctica devocional por el resto de su vida, y a tener confianza en la protección de la Virgen Santísima.

Pronto aquel hombre salió de la ciudad en un largo viaje, para visitar varios países con algunos amigos suyos. Cuando años después regresó a Roma, visitó al padre Zucchi para confesarse. El sacerdote quedó muy complacido al saber que aquellos antiguos vicios se habían alejado de aquel hombre. Había cambiado completamente. El padre Zucchi le preguntó: “Mi amigo, ¿cómo fue que obtuviste ese maravilloso cambio de parte de Dios? El hombre replicó: “Padre, Nuestra Señora me obtuvo esta gracia como resultado de aquella pequeña devoción que usted me enseñó”.

El padre Zucchi quedó tan impresionado que pidió permiso al penitente para hablar de su caso en una homilía. El penitente estuvo de acuerdo, y el sacerdote lo dijo al domingo siguiente. Un soldado que estaba presente durante la Misa, había estado llevando una relación inmoral con una mujer durante muchos años. Inspirado por la homilía, también él comenzó a decir las tres Aves Marías cada mañana y cada noche, con la intención de liberarse de su pecado. Como resultado, Dios le concedió pronto la gracia de terminar con aquella relación.

Seis meses después, por debilidad, aquel soldado fue a la casa de la mujer, con la esperanza de convertirla también a ella. Pero antes de tocar la puerta, sintió que una fuerza invisible lo hacía retroceder. Retrocedió una cierta distancia, y tuvo la convicción de que la Virgen María lo había prevenido de hablar con la mujer, porque esa habría sido una ocasión de pecado para él, una ocasión en la que difícilmente evitaría caer.

Esta anécdota ilustra la eficacia de la devoción a nuestra Madre Santísima para conseguir la pureza. También es muy importante la perseverancia en la oración, ya que había tomado mucho tiempo para aquel joven cambiar sus hábitos. Al principio la práctica de la devoción le había ayudado poco, pero la perseverancia en ella logró que venciera sus vicios a largo plazo. Aprende de él tú también la lección y no abandones tu compromiso por adquirir la pureza. No importa que sea algo difícil. Pide al Señor la gracia de la perseverancia.

Esta historia nos ha enseñado a evitar las ocasiones de pecado, aunque hayamos sido castos durante algún tiempo. Jamás deberemos de presumir de nuestras fuerzas para evitar el pecado; tenemos que continuar evitando personas, lugares o cosas que nos causaron caídas en el pasado.

Compromiso: Ten confianza en la intercesión de Nuestra Señora y confía a su poderosa ayuda y protección todo tu ser. Cada mañana y cada noche, durante la duración de estas meditaciones, sigue el consejo del padre Zucchi a aquel joven penitente. Saluda a la Virgen con tres Aves Marías, añadiendo después de cada una de ellas la aspiración que san Alfonso María de Ligorio recomendaba: “Por tu Inmaculada Concepción, oh Virgen María, purifica mi cuerpo y santifica mi alma. Después reza el “Oh Señora mía”, compuesta por el mismo padre Zucchi, confiándote a la Virgen Santa:

¡Oh Señora mía, oh Madre mía! yo me ofrezco enteramente a ti y, en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, ¡oh madre de bondad!, guárdame y defiéndeme como pertenencia y posesión tuya. Amén.

Nota: no estás obligado a besar el suelo, por razones higiénicas y en caso de que tengas alguna discapacidad física. En tiempos del padre Zucchi nadie sabía sobre gérmenes. Por supuesto que puedes besar el suelo, si así lo deseas. O en cambio puedes persignarte y bendecir tu cama con agua bendita. Siempre ten agua bendita en tu casa. Es un arma poderosa contra el pecado y contra el Demonio.

También, cuando te veas acosado por la tentación, reza a nuestra Señora inmediatamente, diciendo: “Reina y Madre mía, recuerda que te pertenezco. Presérvame y defiéndeme como tu propiedad y posesión. Santa Virgen de las vírgenes, ruega por nosotros”.
Mide tu progreso: desde que hice la última meditación,

Cuántas veces:

a.    Deliberadamente me toqué impuramente al despertar
_____0   _____1   _____2   ­­­_____3 o más veces

b.    Deliberadamente vi fotografías o películas indecentes
_____0   _____1   _____2   ­­­_____3 o más veces

c.    Cometí actos impuros solo o con otras personas
_____0   _____1   _____2   ­­­_____3 o más veces

d.    Deliberadamente me deleité en pensamientos impuros
_____0   _____1   _____2   ­­­_____3 o más veces


e.    ¿Cuándo fue la última vez que fui a la Confesión? __________________


f.     ¿Cuándo fue la última vez que asistí a la Santa Misa?________________

El Tepeyac, La Salette, Lourdes, Fátima…

Me complace muchísimo saber que La Misión de Guadalupe –el edificio histórico más importante de Ciudad Juárez–, así como uno de los más emblemáticos de la ciudad –la Catedral– están dedicados a la Madre de Dios. La presencia de la Virgen María, silenciosa y discreta, vela sobre todos los habitantes de esta frontera. Ella sigue siendo la primera dama de la ciudad que fue puesta bajo su patronazgo en 1659, año en que se fundó la Misión.

Hace unos días celebramos a Nuestra Señora de Guadalupe. La explosión de fervor y devoción dejaba asombrado a cualquiera. Procesiones parroquiales, familias completas, empresas, personas enfermas, mariachis, bandas, coros, danzantes, indígenas, migrantes, hombres, mujeres y niños de toda clase y condición social, y hasta prostitutas y travestis se acercaron a la imagen para sentir el amor maternal de María y para expresarle su cariño.

La Madre de Dios acompaña a la humanidad en sus momentos más decisivos. María aparece como un signo de los tiempos en los grandes hitos de la historia humana llamándola a volverse a Jesucristo. Apareció en el Tepeyac, en el siglo XVI, como culminación de la gran epopeya de la Conquista de México, para manifestar su amor y cercanía a los habitantes de estas tierras. Se hizo presente en Francia, en La Salette, en el convulsionado siglo XVIII cuando estalló la anticatólica Revolución Francesa.

Se manifestó a mitad del siglo XIX también en Lourdes, Francia, siglo marcado por las ideologías anticristianas. En la segunda década del sangriento siglo XX –siglo de los mártires cristianos y de las guerras más atroces– proclamó su mensaje en Fátima, Portugal. Y hoy algunos lugares como Medjugorje, en Bosnia-Herzegovina, se han vuelto multitudinarios centros de peregrinación por apariciones de la Virgen que esperan el juicio de la autoridad de la Iglesia.
Santuario de La Salette en los Alpes franceses.
Donde existe una fuerte presencia mariana se suscita la rabia de la serpiente antigua.

En nuestra ciudad existe una gran lucha contra María. Desde hace décadas, la primera plaza de Ciudad Juárez está convertida, con la pasividad de la autoridad pública y de los comerciantes vecinos, en templo de culto de cristianos no católicos que hacen de Nuestra Señora uno de sus principales blancos de ataque. Grupos sectarios han convertido el primer cuadro de una de las ciudades más grandes de México en una plaza de ambiente ramplón y grosero donde las largas y estridentes alocuciones con versículos bíblicos impiden pasear con tranquilidad.

Con mucha frecuencia una persona no católica, cada vez que me ve caminar por los alrededores de la catedral, me acusa de idólatra por mi devoción a María y, a gritos, exclama que ya está puesta el hacha en la raíz y que todo árbol que no da frutos quedará pelón, como pregonando que se acerca mi ruina eterna. Aunque aguanto las burlas y no me meto con ellos ni los agredo, mis hermanos separados me dan un poco de pena. A veces los veo desconfiados y díscolos, como almas carentes de amor maternal. Por rechazarla a ella se quedan –como enseña Scott Hahn– con una idea del cielo parecida a un apartamento de soltero, demasiado masculino, donde falta la presencia delicada, femenina y amorosa de la Madre. Un hogar sin madre es un hogar frío e incompleto.

Mientras nos acercamos a la celebración de la Navidad, la Virgen María se levanta como la gran figura del Adviento. Ella es la Mujer de la espera. Su ‘Hágase en mí según tu palabra’ fue la frase más importante que se ha pronunciado en la historia de la humanidad. Con esa frase, libremente expresada, trajo el cielo a la tierra y acercó la tierra al cielo. Sin esas palabras el plan de Dios no se hubiera realizado como lo conocemos. Por eso, desde la antigüedad y en toda la historia cristiana, ella ha tenido, entre los discípulos de su Hijo, un lugar de muy alto honor por ser la Madre del Señor y Madre de la humanidad.

Ante los hermanos evangélicos que rechazan fuertemente la devoción a la Madre de Jesús, los católicos hemos de sentirnos privilegiados por ser herederos del culto mariano, y hemos de custodiar la piedad hacia la Virgen María como Madre nuestra, porque así lo ha querido el Señor: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa (Jn 19,26-27). No temamos, entonces, llevarla a nuestras casas. No escatimemos nuestro amor a ella, que nunca será mayor al amor que tenemos a Jesús.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Meditación no. 1 contra los pecados de la carne

Corazones inquietos
(Rosemary Scott)

Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, el que cree en mí no tendrá sed (Jn 6,35)

“Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti” (San Agustín)


¿Por qué pecamos contra la pureza? Sabemos que está mal. La Madre Iglesia nos enseña que el acto sexual está reservado para el matrimonio, y que cualquier otro uso que le demos es un pecado y una distorsión del plan de Dios. Sin embargo elegimos cometer, de cualquier manera, pecados de la carne. Una razón es porque sentimos un vacío interior; nuestras almas están hambrientas y sedientas de algo. En algún momento creemos que los pecados como la pornografía y la masturbación puede satisfacer nuestros vacíos espirituales. Y nos introducimos en estos vicios, esperando que nos hagan felices, que consuelen nuestra soledad y de alguna manera nos llenen.

El ver imágenes impuras puede causarnos un alivio breve, y la masturbación puede aliviar alguna tensión por corto tiempo. Sin embargo los pecados contra la pureza jamás pueden verdaderamente satisfacernos. Después de una sensación física temporal, nos dejan sintiéndonos vacíos, avergonzados, tristes y lejos de Dios. Y continuamos cometiendo estos mismos pecados una y otra vez, esperando en vano que quizá en esta ocasión nos dejarán satisfechos, que quizá ahora sí nos harán sentir, ya no tristes como antes, sino todo lo contrario.

Alguien alguna vez definía la locura como el “hacer la misma cosa una y otra vez, esperando diferentes resultados”. ¿Qué dice esto sobre la actividad de buscar la satisfacción a través del placer?

No. Los pecados de la carne nunca llenarán el vacío interior de una persona. Nuestra hambre y sed espiritual, que buscamos en vano satisfacer con el pecado, es en realidad nuestra necesidad de Dios. San Agustín de Hipona dijo muchos siglos atrás: “Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti”. El mismo san Agustín fue un hombre impuro durante muchos años antes de su conversión, y sus pecados siempre lo dejaron insatisfecho. Acepta su consejo: tu corazón nunca encontrará verdadero descanso en el vicio, ni siquiera en placeres legítimos de este mundo, sino solamente en tu Creador.

Nuestro amado Salvador es el Pan de Vida. El dice a nuestras almas hambrientas: “El que viene a mí no tendrá hambre, el que viene a mí no tendrá sed”. Jesús promete llenar los vacíos interiores que inútilmente nosotros tratamos de llenar con placeres robados. Sólo Él puede verdaderamente llenarnos y dejarnos satisfechos. Es a Él a quien debemos contemplar para llenarnos de amor, alegría y consuelo.

Cuando tenemos una caída de pecado de impureza, terminamos odiando el sentimiento de culpa y de oscuridad espiritual que sentimos, ¿no es cierto? Deseamos que no tuviéramos que volver a confesar los mismos pecados una y otra vez. ¿Estás cansado de vivir una ‘doble vida’ y sentirte como un hipócrita? ¿No estás harto de temer que puedas ser sorprendido y que se sepa tu pecado oculto? ¿No detestas estar esclavizado al pecado? Nuestro Señor puede liberarte: “En verdad les digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo les da la libertad, serán realmente libres” (Jn 8,34-36).

Date cuenta: tus pecados te han vuelto un enemigo de Dios. Pero nuestro Señor murió por tus pecados, incluyendo esos pecados habituales contra la pureza. Si regresas a El con todo tu corazón él te perdonará. No importa por cuánto tiempo o qué tan gravemente has pecado. Jesús te promete que no te rechazará, si estás arrepentido: “Al que venga a mí no lo echaré fuera” (Jn 6,37). Pero Él quiere hacer algo más. Por su Santa Cruz y su Resurrección, Él nos ha liberado de nuestra esclavitud al pecado. Pídele que haga presente su victoria en tu vida.

Si quieres amor verdadero, alegría, aceptación y consuelo en tu vida, busca refugiarte siempre en el Santísimo Corazón de Jesús. Recíbelo a Él en la Eucaristía, mientras estés en estado de gracia. Se recomienda la Misa diaria, si es posible. Cuando no puedas recibirlo a Él, puedes visitarlo en una iglesia o en una capilla de adoración al Santísimo, o hacer la “Comunión espiritual” con frecuencia durante el día:

“Señor Jesús, yo creo que tú estás realmente presente en el Santísimo Sacramento. Te amo por sobre todas las cosas, y deseo recibirte realmente en mi corazón. Pero al no poderte recibir en el Sacramento, te pido que al menos vengas espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiera recibido, te pido, Jesús, que nunca jamás me separe de ti, Amén” (San Alfonso María de Ligorio).

Lee las Sagradas Escrituras diariamente para encontrar en ellas a Jesús. Él nos ha dicho que “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). La Palabra de Dios es también un arma muy poderosa contra los pecados de la carne; tiene incluso el poder de purificar tu mente, quitando todos los pensamientos y recuerdos impuros.

Orar con los iconos (imágenes sagradas) es un medio excelente para acercarse a Él y decirle: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mí, pecador”. Puedes colocar una imagen de la Divina Misericordia, un crucifijo, estatua y cualquier otra imagen sagrada de Cristo Jesús en tu casa, o llevarla contigo, para recordar su presencia amorosa. Hay otras muchas devociones al Sagrado Corazón de Jesús, a la Sangre Preciosa, a las Santas Llagas, al Divino Rostro, la Divina Misericordia el Viacrucis que te pueden ayudar a acercarte a tu divino Salvador, para que puedas encontrar verdadera alegría en Él.

Si quieres dejar con éxito los pecados de la carne y adquirir pureza, la oración y la devoción juegan un papel central en tu combate. En su Introducción a la Vida Devota, san Francisco de Sales escribía: “Mientras los frutos están enteros, pueden conservarse, unos sobre la paja, otros entre la arena, y otros en su propio follaje; pero una vez que se empiezan a corromper, es casi imposible el guardarlos, si no es en conserva de miel y azúcar. Así la castidad que no está aún tocada ni violada puede guardarse de muchas maneras; pero estando una vez corrompida, nada la puede conservar sino una excelente devoción, la cual es la verdadera miel y azúcar del espíritu” (III, 12).

Empieza por cultivar una profunda y amorosa devoción a Jesucristo nuestro Señor, y a la Santísima Trinidad en general, nuestro Creador, nuestro principio y fin.

Deja de intentar en vano saciar tu hambre espiritual con el pecado, que sólo te enfermará el alma. Mira, en cambio, a Dios Padre, que envió a su Hijo como el Pan vivo bajado del Cielo; al Hijo de Dios, quien te ofrece el Agua viva del Espíritu; y a Dios Espíritu Santo, que llena tu alma con la gracia santificante: “Porque él sació el alma anhelante, el alma hambrienta saturó de bienes” (Sal 107,9)

Propósito: Pide a Jesús la gracia de apartarte del pecado y deleitarte, en cambio, en su divina presencia. Desde ahora decide hacerlo todo con su ayuda. Haz con frecuencia la Comunión Espiritual, especialmente cuando te sientas solo o deprimido, y lee la Biblia diariamente para permanecer cercano a Él. Míralo a Él para que encuentres felicidad y consuelo.

Oh Corazón de Amor, pongo mi confianza en Ti. Mientras temo todo por mi debilidad, lo espero todo de tu bondad.

Mide tu progreso: desde que me acerqué a este método,

Cuántas veces:
a. Deliberadamente me toqué impuramente al despertar

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

b. Deliberadamente vi fotografías o películas indecentes

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

c. Cometí actos impuros solo o con otras personas

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

d. Deliberadamente me deleité en pensamientos impuros

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

e. ¿Cuándo fue la última vez que fui a la Confesión? __________________

f. ¿Cuándo fue la última vez que asistí a la Santa Misa?________________







Gracias a Dios por el sacerdocio

Hoy doy gracias a Dios por el regalo de mi sacerdocio. Hace 16 años, recibí sin merecerlo, este regalo maravilloso: poder ser instrumento de Jesús para sanar, restaurar, consolar, alimentar, fortalecer, perdonar los pecados y traerlo a Él mismo a la tierra en la Eucaristía que nos dejó como memorial suyo.

El sacerdocio me queda grande. Al contemplar mi barro y al constatar que soy un hijo de Adán, muy pecador, me quedo perplejo del don que me fue conferido. Sin embargo al contemplar a la Inmaculada, me lleno de alegría y de esperanza. En la Virgen María, concebida sin pecado, puedo sentirme hijo de esta humanidad que ha sido restaurada gracias a Jesús, fruto bendito de su vientre. Y con la humanidad imploro la gracia de la santidad para mi sacerdocio. Este misterio bien lo expresa el himno:

Ninguno del ser humano 
como vos se pudo ver:
que a otros los dejan caer
                                                           y después les dan la mano.

                                                           Mas vos, Virgen, no caíste
                                                           como los otros cayeron,
                                                           que siempre la mano os dieron
                                                           con que preservada fuiste.

                                                          Yo, cien mil veces caído,
                                                          os suplico que me deis
                                                          la vuestra, y me levantéis
                                                          porque no quede perdido.

                                                         Y por vuestra concepción,
                                                         que fue de tan gran pureza,
                                                         conserva en mí la limpieza
                                                         del alma y del corazón.


En la Virgen María volvemos a la vida. Si hemos estado muertos, si nos hemos visto oprimidos y afeados por servir al pecado, en la Virgen María, Madre del que es la Vida, nos alegramos porque volvemos a la vida y y nuestras vidas vuelven a ser bellas.

Dice san Anselmo que "Dios dio a su Hijo Jesucristo a María, y de María se hizo un hijo, no distinto, sino el mismo, de suerte que por naturaleza fuera el mismo y único Hijo de Dios y de María. Toda la naturaleza ha sido creada por Dios, y Dios ha nacido de María. Dios lo creó todo, y María engendró a Dios. Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo de María; y de este modo rehizo todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada, una vez profanadas, no quiso rehacerlas sin María. Dios, por tanto, es padre de las cosas creadas y María es madre de las cosas recreadas. Dios es padre de toda la creación, y María es madre de la universal restauración".

El sacerdocio de Jesucristo está arropado por el amor de la Inmaculada. La concebida sin pecado lo educó, lo enseñó a ser fuerte y reacio en su voluntad y delicado en el trato, ella lo enseñó a ser víctima y a ofrecerse a Dios. De alguna manera ella lo preparó para su sacrificio. Por eso María es Madre de los sacerdotes.

Y si ella, en este mundo en que los hombres luchan unos contra otros, tiene la misión de acercar a todos a su Hijo Jesús, si ella tiene la misión de revelar que el amor es el valor más importante en la vida del hombre, si ella tiene la misión de anunciar la victoria del amor sobre el odio de la serpiente, cuánto los sacerdotes hemos de vivir muy cerca de ella para cumplir nuestra misión.

Dice el Concilio de Trento: "Toda la historia de la humanidad está invadida por una tremenda lucha contra el poder de las tinieblas que, iniciada desde el principio del mundo, durará hasta el último día, como dice el Señor. Metido en la batalla el hombre debe luchar sin tregua para adherirse al bien, y no puede conseguir su íntima unidad sino a costa de grandes esfuerzos, con la ayuda de Dios" (GS 37).

A la Virgen Inmaculada confío mi sacerdocio, a ella en quien se cumplió la estupenda victoria del bien sobre el mal, del amor sobre el odio, de la gracia sobre el pecado. A ella confío las familias de mi parroquia y nuestra ciudad entera. Y le ofrezco mi Iglesia de Ciudad Juárez como propiedad suya. Amén.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Ciudad arropada por la Guadalupana

Ciudad Juárez celebra hoy 357 años de su fundación. Su primera piedra, la de aquel oratorio de paja y lodo, se colocó el 8 de diciembre de 1659. Corría el tiempo de Adviento. La ciudad está marcada fuertemente por la presencia de la Virgen María. A ella fue dedicada la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Indios Mansos del Paso del Norte. Fue la Mujer del Adviento –la que esperaba en su vientre a su Hijo Jesús– la que lo dio a luz en la colina, cerca del Río Bravo, donde se celebró la primera Eucaristía. Históricamente los juarenses fuimos paridos por la Virgen de Guadalupe.

Las religiones antiguas de esta región eran indígenas. Nuestra tierra a las orillas del río estaba dentro del vasto territorio Chichimeca, las tierras del norte, donde los indios eran llamados generalmente pieles rojas, aunque pertenecían a diversas tribus. Fue la aparición de la Virgen de Guadalupe la que también evangelizó a los mansos que habitaban esta región. La veneración al sol que tenían los indígenas fue encauzada a su verdad más plena con la Mujer vestida de sol, repleta de Dios, la que trajo al verdadero Sol –Jesucristo– que nace de lo Alto para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.

A nuestra Catedral y Misión de Guadalupe llegan, todos los días, personas muy atribuladas, buscando consuelo, paz y los favores divinos. Santa María de Guadalupe ha venido a nuestra ciudad como su patrona para confortar a sus hijos que sufren y educarlos en el amor. Su aparición en el cerro del Tepeyac no fue de amonestación o de advertencia, como en Fátima o en Lourdes. Sus palabras fueron dulcísimas y estaban cargadas de afecto. Son palabras que nos expresan el amor divino manifestado a través de un rostro femenino y materno. Se trata de un amor que nos invita a la confianza, un amor que nos confiere dignidad y que es personal. Si muchos juarenses sufren, es básicamente por falta de amor. La Virgen de Guadalupe ha traído, pues, un mensaje de amor y de educación en el amor.


Frente a la Catedral, en la Plaza de Armas, personas de otras religiones cristianas rechazan a la Madre de Dios y de la Iglesia. Desde hace décadas, su mensaje constante con altoparlantes y frente al santuario donde la ciudad fue fundada, sigue siendo provocación para romper con la unidad que Cristo ha querido para su Cuerpo Místico. Divididos en múltiples comunidades y con frecuentes contradicciones en doctrina, las comunidades evangélicas atomizan el cristianismo al dividirlo en pequeñas células desarticuladas y carentes de verdadera unidad. Rechazando la devoción a la Virgen María, se quedan con una familia espiritual demasiado masculina –el Padre y el Hijo– carente de una dimensión femenina; una familia que, sin el rostro de la madre, resulta incompleta.En Ciudad Juárez, como en todas las ciudades, la vida se caracteriza a menudo por malos entendidos, recelos y faltas de caridad. Si queremos transformar nuestras realidades hemos de evangelizar y educarnos en el amor verdadero, en el que no podemos prescindir de la Madre de la Iglesia. El papa Benedicto XVI, en su viaje apostólico al continente americano, presentó un tríptico para la Misión Continental en el que aparece san Juan Diego en la parte inferior, evangelizando con la imagen de la Virgen de Guadalupe y la Biblia en la mano. La frase inscrita “ustedes serán mis testigos”, nos dice que el futuro de la evangelización está en imitar a aquellos primeros cristianos que le abrían un camino a la Palabra, arropados por la intercesión de María, estrella de la evangelización.

Nuestra Señora de Guadalupe nos trajo a Cristo en la Eucaristía. “Vengan a mí, ustedes, los que me aman y aliméntense de mis frutos”, son palabras del Eclesiástico que la Iglesia pone en labios de Nuestra Señora. Ella nos trajo a Él, el fruto bendito de su vientre. Aquel 8 de diciembre, hace 357 años, Ciudad Juárez nació de la Eucaristía. Es en la Eucaristía donde los hombres y mujeres que habitamos esta frontera nos nutrimos de la carne del Hijo del hombre –carne tomada de la Madre– en la que podemos reconocernos como hermanos, en la comunión de unos con otros.

Que las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, que marcaron nuestra patria y nuestra ciudad, sigan transformando nuestra vida y nos hagan palpar la civilización del amor.

Combatir la soberbia


martes, 6 de diciembre de 2016

Arañas (una visión horrorosa del mal de la porno adicción)

Tu mente vaga sin control como lo ha hecho miles de veces en el pasado. Te vas metiendo en un mundo de fantasías en el que tu imaginación va consintiendo imágenes exóticas de diosas hermosas, sensuales… Pero, espera un poco y pon atención para descubrir lo que está en el fondo.

¿Quién es exactamente esa encantadora “diosa” que ha raptado tanto tu mente, tu corazón, tu cuerpo y tu alma? Investiguemos, exploremos de quién se trata realmente, cuál es la razón de que está siempre presente en tus pensamientos, y qué es lo que, en verdad, quiere de ti. En otras palabras, hablemos del mundo demoníaco.

Los demonios están presentes en el Antiguo Testamento. Ahí tienen algunos nombres: Lucifer en el profeta Isaías, Asmodeo en el libro de Tobías, Satán en el libro de Job. Y en el Nuevo Testamento recibe el nombre de Belcebú. San Juan nos dice que “Cristo vino a la tierra a destruir las obras del diablo”.

Diversos demonios se especializan en diferentes tentaciones. Asmodeo es el demonio de la lujuria. Si leemos la historia de Tobías veremos sus seductoras y astutas habilidades, su veneno mortífero y su perversidad maloliente. Antes de encontrar a Tobías y al Arcángel san Rafael, este demonio consiguió el éxito de matar a muchos hombres a través de la lujuria de todos ellos. Nos preguntamos cuántas otras pobres almas habrán sido víctimas de Asmodeo a través de la historia, desde aquellos días y hasta hoy.

Cuando tu mente comience a salir de control para entrar en fantasías, en vez de continuar introduciéndote en la sensualidad exótica de tu imaginación, intenta ver quién está detrás de aquella encantadora máscara. Descubre cómo el demonio está a tu acecho.

La manifestación del mal se puede comparar con las arañas. En vez de imaginarte a ti mismo acariciando las sedosas medias de aquella chica, date cuenta de que, en realidad, estás tocando una de las ocho largas patas de una enorme araña. Y mientras tú la tocas, la araña está, inmóvil y paciente, preparando sus colmillos venenosos para que, cuando llegue el preciso momento, tú seas triturado y quedes hecho pedazos. De esta manera la araña se llevará lo que quedó de tu mutilado cuerpo y los pedazos de tu alma a los abismos del infierno.

Contempla la telaraña. Mira los cadáveres de muchas de las víctimas del perverso arácnido. Cada uno fue cayendo y se fue enredando en la peligrosa red, solamente para permanecer paralizado, inmóvil e impotente, mientras que la araña alegremente se aproximaba para darse un banquete con la sangre vital de su víctima.

En este punto, la araña clava sus colmillos profundamente en tu cuerpo impotente, llenándote con más veneno. Y mientras tú miras, vivo y conciente lo que sucede, y al mismo tiempo estás paralizado, la araña comienza a alimentarse de ti.

Este es el rostro real de la pornografía, la cara que está detrás de aquella máscara deslumbrante y seductora. Detrás de cada imagen pornográfica, detrás de cada pensamiento de lujuria se esconde tal demonio, acechando en los callejones oscuros de tu mente, trabajando sobre ti, persuadiéndote, seduciéndote, enredándote más profundamente en su telaraña, hasta el momento en que estés más débil, y te tiente a cometer un pecado mortal atroz contra el Dios Todopoderoso. Y todo por tener un breve momento de placer. Te ha aprisionado. Te ha atrapado una y otra, y otra, y otra vez.

Peor aún, cuando la pornografía se te vuelve un vicio, empiezas a buscar frecuentemente tu araña pidiendo desahogo, consuelo, compañía, amor. Y cada vez que caes, tu recompensa es la oscuridad, la frustración y el vacío… y la inyección de una nueva dosis de veneno adictivo.

Esta visión horrorosa del mal, debería ser suficiente para asustar a la persona más adicta a la pornografía y llevarla a la sobriedad.

¿Quieres romper la telaraña y vivir en la paz y la alegría? Empieza a tomar conciencia de tu medio ambiente, y a conocer quiénes son tus enemigos, especialmente a aquel que juega tantas veces con tu imaginación. El trata de seducirte con imágenes seductoras y hermosas, pero en realidad te odia y te quiere destruir. El no tiene misericordia, es implacable, destructivo, malévolo, horroroso y absolutamente perverso.

Toma conciencia de lo que pasa por tu mente porque puede ser mortal. Toma conciencia de Asmodeo y de su reino de arañas. Créelo: ellos te conocen.

Cada momento en que te sientas tentado con un pensamiento o un deseo impuro, mira más allá del encanto y descubre el mal que se oculta a tus ojos. Puedo asegurarte que esta visión ha ayudado a muchas personas a dejar la adicción a la pornografía.

Te invito a que leas, en la Biblia, la Carta de Judas. Es el penúltimo libro de la Sagrada Escritura y se encuentra justo antes del Apocalipsis. La carta es acerca de la seriedad que debes tener para escapar de la telaraña mientras tengas vida y fuerza dentro de ti.

Que el Señor te bendiga.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Construir Jerusalén o Babilonia

En este tiempo de Adviento miramos hacia esos acontecimientos futuros de la historia, el fin del mundo y el juicio final. El libro del Apocalipsis nos proyecta a la caída de Babilonia y al triunfo de la Jerusalén celestial. Enseñaba san Agustín en su libro ‘La ciudad de Dios’ que dos amores construyeron dos ciudades: el amor a sí mismo hasta el desprecio de Dios edificó la Babilonia, ciudad del demonio; y, por otra parte, el amor a Dios hasta el desprecio de uno mismo construyó la Jerusalén, la ciudad de Dios.

Si miramos a nuestra vida personal, familiar, social y política descubriremos signos de estas dos ciudades. La realidad que vivimos es una mezcla de luces y sombras donde Jerusalén y Babilonia están presentes en el mismo escenario. A veces una o la otra son muy notorias.

En México los últimos escándalos políticos del ex gobernador de Veracruz Javier Duarte Ochoa con desfalcos multimillonarios a la economía de aquel Estado han sido tan sonados que nos quedamos perplejos. ¿Cómo una persona pudo robar tanto? En Chihuahua el gobernador Javier Corral encontró las arcas vacías del gobierno del Estado porque su antecesor le dejó deudas de más de 40 mil millones de pesos. Estos y muchos otros casos de la vida política hacen evidente la corrupción y el uso injusto del dinero público.

Para construir la Babilonia en nuestro país no se necesita más que la falta de transparencia en la administración pública; el no respetar los derechos de los adversarios políticos; buscar medios ilícitos para conquistar o mantener el poder; el no respetar los derechos de los acusados en los procesos penales... ¿Huele México más a Babilonia o a Jerusalén?

En años pasados se quiso construir Babilonia con toda su furia. El comunismo ateo sembró desolación ahí donde se implantó. Los cristianos y quienes se opusieron a ese sistema totalitario fueron perseguidos, hasta dejar cerca de 62 millones de muertos en la Rusia comunista y 73 millones de muertos en la China. Aunque en 1989 el último ladrillo del Muro de Berlín les cayó a los comunistas en la cabeza mostrándoles su fracaso, hoy la situación se ha vuelto igualmente peligrosa.

En nuestros países occidentales se les niega a los no nacidos el derecho a la vida, lo que abre las sociedades a nuevas formas de violencia. Vivimos una época donde la democracia sin valores se ha vuelto un absoluto, y la gente camina sin puntos seguros de referencia moral. Desde los círculos del poder mundial se implementan políticas para destruir a la familia natural, se busca legalizar el consumo de drogas y la eutanasia. Así, con familias disfuncionales, proliferación de vicios y sin una verdad absoluta que marque la ruta, los individuos se vuelven manipulables y nos encaminamos hacia una nueva Babilonia con un totalitarismo encubierto.

Adviento nos prepara para escapar de Babilonia y recibir en el alma al que es la Verdad absoluta. En una sociedad donde es de noche, recibiremos pronto al que es la luz del mundo. El niño que va a nacer viene a decirnos que no pertenecemos a la ciudad del demonio sino que nuestra ciudadanía es de la Jerusalén de arriba. Quien nacerá en Belén nos hará libres, y así podremos fundamentar la vida personal, familiar, social y política en la Verdad. Quienes acojan al Niño y sus enseñanzas darán un gran servicio para el desarrollo social de nuestro país.

Los cristianos no esperamos que la comunidad fundada por el que nacerá, tendrá un triunfo histórico, y que los ciudadanos de Babilonia –los que viven de espaldas a Dios– serán puestos por escabel de sus pies en esta vida. Quienes nos decidamos a acoger a Jesús en el corazón y ser sus discípulos, tendremos el rechazo babilónico. Sólo esperaremos su victoria sobre las fuerzas del mal al final de la historia, cuando después de la última sacudida cósmica, él venga a juzgar al mundo y a llevarnos al banquete de bodas del Cordero.

El catolicismo y la carne

El aspecto más distintivo del cristianismo sobre otras religiones es la encarnación de Dios en la raza humana. Las demás religiones se escan...