miércoles, 28 de noviembre de 2018

Adviento y los ciclos de la vida

La vida en la tierra sigue el ritmo de los ciclos. En la naturaleza, la Tierra tiene períodos de calentamiento y de enfriamiento global que no tienen que ver con la mano del hombre. Las estaciones se repiten en ciclos de cuatro periodos, año tras año, que podemos distinguir muy bien en el estado de Chihuahua. El sol se levanta y se pone en ciclos de 24 horas. El cuerpo del hombre también se rige por ciclos como la respiración, la digestión y la circulación de la sangre. El hombre necesita tiempo de descanso y tiempo de trabajo. Estos lapsos de la naturaleza han marcado la vida humana, al grado que civilizaciones antiguas creyeron que la vida era un eterno retorno y que la humanidad era semejante a un corcho flotando a la deriva en un mar sin playas.

Los ciclos los vemos también en los gobiernos. Un partido político sube al poder y ahí se perpetúa. Se producen pactos y privilegios que generan corrupción y engaños, y el tiempo va desgastando al sistema de gobierno con el consecuente malestar social. En algunos lugares surgen revoluciones que demandan cambios radicales y piden sangre nueva que venga a dar esperanza a los pueblos. Aparecen líderes carismáticos que traen grandes aires de renovación nacional prometiendo honestidad y progreso. Pero una vez llegados al poder se repite el ciclo de corrupción, desgaste y hartazgo social. Hoy en México estamos en uno de esos cambios de época alentados por un partido que logró encender las esperanzas del pueblo. Tengamos por cierto que, después de unos años, el ciclo se repetirá.

Con frecuencia vemos ciclos, muchas veces destructivos, que se repiten en las familias. El abuelo resultó ser un golpeador de su esposa, lo que hizo que su hijo aprendiera a tratar así a las mujeres; ahora el nieto recién casado ya empieza a darle empujones y a levantarle la mano a su consorte. O bien el abuelo, el hijo, los tíos y los nietos todos resultaron ser alcohólicos. Pero no por maldiciones que existan entre las generaciones, como muchos creen, sino por patrones de conducta que se aprenden en la convivencia cotidiana. ¿Qué decir de muchos pecados que nos prometen la felicidad y que después de que los cometemos nos dejan un amargo sabor en el alma y, sin embargo, no podemos romper el círculo vicioso, y volvemos una y otra vez a ellos como los cerdos que regresan a comer su propio vómito?

Dios es el único que puede romper esos ciclos. El tiempo de Adviento está marcado por el Dios que irrumpe en la historia para revelarnos que la humanidad no es un barco a la deriva en el mar de un eterno retorno, sino que tiene un principio y un final. "Hágase La Luz, y La Luz se hizo", dice el relato de la Creación. Es Dios que irrumpe la nada monótona del caos inicial para poblar un universo de color, de maravillas y sorpresas. Por eso un día, viendo a su pueblo Israel vivir en el ciclo mortal de la corrupción y la idolatría, se manifestó en la historia prometiendo la llegada de un rey -Jesucristo- que implantaría la justicia y el derecho.

Estamos viendo señales espantosas en el sol, en la luna y las estrellas. El mal y la confusión se perciben en el ambiente social y familiar; el imperio de la pornografía extiende sus tentáculos a través de internet; las drogas son una puerta de escape que abren cada vez más personas; las rupturas familiares estremecen los hogares; las nuevas generaciones se muestran rebeldes a los padres y los escándalos sacerdotales han llenado a la Iglesia de amargura. Los astros se conmueven. ¿Hacia dónde va el mundo?, se preguntan con miedo muchos corazones.

El miedo y la confusión es para quienes Dios está ausente. Para los hijos de la Iglesia el mensaje de la venida del Señor es de esperanza: "Entonces vendrán venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo". La irrupción de Dios en nuestra vida quiere hacer de nosotros una nueva creación, porque donde Dios interviene ahí hay novedad y sorpresas. Sólo con Dios en la vida podemos ser sacerdotes distintos, amas de casa distintas, políticos y funcionarios públicos distintos, médicos, abogados y obreros de maquiladora distintos, estudiantes y pensionados distintos.

Adviento nos invita a dejar a Jesús romper nuestros ciclos, desde la monotonía de una vida que no encuentra su sentido, hasta los ciclos de pecado, horror y muerte en que nos hayamos metido. Abramos el corazón a Jesús para hacerlo nuestro amigo y nuestro médico, y finalmente recibirlo, sin temor, como el juez de la propia vida y de la historia.

lunes, 26 de noviembre de 2018

El canto, la música y la voz de muchas aguas (homilía pro vida)

Nos preguntamos cómo tanta gente cree en la ideología de género. Algo tan absurdo y carente de lógica está presente en los medios, las universidades, la política, el espectáculo. Una ideología a la que le falta todo el sentido común se impone en una guerra cultural que amenaza a las familias.

Ante esa voz que se ha levantado insolente y amenazante, se contrapone la Palabra De Dios. El libro del Apocalipsis tiene dos imágenes muy sugestivas que nos sirven para descubrir la fuerza de la Palabra ante la locura de las ideologías: Oí entonces una voz que venía del cielo, semejante al estrépito de un torrente y al ruido de un fuerte trueno (Ap 14, 2). Con esta imagen del estruendo de las aguas Dios nos revela que ese ruido es capaz de imponerse a cualquier otra voz. Así como millones de gotas de agua, que chocan unas con otras desde diversos ángulos y a diversas velocidades, producen un elenco de frecuencias sonoras que recubren cualquier sonido, así también es la Palabra de Dios que domina sobre cualquier otra palabra.

A la voz del engaño abortista y de género que nos dice que el embrión es sólo un amasijo de células, o que el suicidio asistido se llama "muerte digna", o que cada uno de nosotros llevamos por dentro el sexo contrario, se contrapone la belleza y la profundidad de la Palabra de Dios que nos enseña la verdad de la creación del hombre y la mujer, la belleza de la ley divina del no matarás, del honrarás a tu padre y a tu madre, del amor a la familia, la santidad del matrimonio, del respeto y la veneración a los ancianos y del embrión conocido y amado por el amor de Dios en el vientre materno. Ante la belleza de la Revelación cristiana, sin duda la ideología de género, más temprano que tarde, caerá bajo el peso de su propia locura.

La otra imagen que utiliza el Apocalipsis es la de la música y el canto: Esa voz era como un concierto de arpas: los elegidos cantaban un canto nuevo delante del trono de Dios (Ap 14, 2-3). Un canto se compone de la palabra unida a la música. La Palabra De Dios es poderosa porque es Jesucristo que es la Verdad. La música es el símbolo de la inspiración, de tener un mismo espíritu, de compartir.

Quienes luchamos por proclamar el Evangelio de la Vida hemos de beber de la Palabra y hacerla música, compartirla juntos, hacer un solo canto, crear unidad, comunión, comunicación, apoyo, ayuda recíproca, celebración gozosa. Eso nos hará fuertes contra el engaño de la ideología. Hemos de seguir reuniéndonos para profundizar en nuestra fe y ser testigos, unos a otros, del triunfo de la vida sobre la muerte.

La ideología de género ha hecho su apuesta por la cultura de la muerte. Ellos apuestan a que no existe la naturaleza humana, ni la verdad, ni un Dios al que hay que servir y rendir cuentas, y que la vida se puede despreciar y manipular al propio antojo. Los cristianos que creemos en el Evangelio apostamos todo por Dios. Estamos dispuestos a perder la vida para ganarla toda en la eternidad. En este choque de apuestas por causas tan antagónicas estamos llamados a la radicalidad sin darnos por vencido.

Días antes de su muerte, Jesús de Nazaret, que iba a entregarse a su pasión y muerte en la Cruz dándolo todo, buscaba personas de entrega total. Sus ojos vieron a una viuda pobre que, en dos monedas que echó en la alcancía del templo, daba todo lo que tenía para vivir. Si queremos ser pueblo de la vida hemos de ser como esa viuda, que lo dan todo para que cada vez más personas conozcan el Evangelio de la vida, y cómo Jesús y su mensaje ilumina plenamente la existencia de todo hombre.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Gobierno con rostro humano

Mientras que se aproxima la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador como presidente de la república, los católicos este domingo celebramos la Solemnidad de Jesucristo Rey de Universo. Se trata de una gran fiesta que tiene sus orígenes hace muchos siglos, cuando el profeta Daniel tuvo una visión. Habló de una figura de hombre que recibía el trono y la dignidad de rey. Estaba anunciando a Jesucristo que vendría a establecer su reinado en la tierra, un reinado sereno con rostro humano y portador de paz.

Antes de hablar de esa figura de hombre, el profeta en su visión contempló a varios gobiernos, imperios y reyes que vendrían a gobernar la tierra. Pudo ver que esos reinados estaban representados, no por rostros humanos sino por fieras espantosas como un cruel león, el oso implacable, un leopardo dominante y una bestia de ferocidad indescriptible. Todos estos serían reinados deshumanizadores que contrastarían con la majestad, la serenidad y la hermosura del reinado del Hijo del hombre.

El próximo 1 de diciembre llegará el nuevo presidente al Palacio Nacional con todo el poder legislativo a su favor. El pueblo de México lo recibirá con la esperanza de encontrar en López Obrador un gobierno con rostro humano y no con la ferocidad de un tigre. Sin embargo hay signos preocupantes del nuevo gobierno que nos ponen en alerta, como son la despenalización del aborto, de las drogas y del horrendo crimen de la eutanasia. Un país donde crezca el número de fetos destrozados, de jóvenes drogadictos o de padres asesinados por sus hijos sería un país gobernado por una pantera rapaz y no por el espíritu humano de un gobernante sabio y prudente que busca amor y justicia para todos.

El poder puede convertir fácilmente a las personas en seres semejantes a las fieras. En América Latina han existido regímenes de izquierdas y de derechas que desaparecieron a muchas personas. Arbitrariedades del poder también en la Iglesia han ocurrido, en diversas épocas de la historia y aún en la nuestra, donde obispos y sacerdotes se han convertido en abusadores de personas a las que ellos debieron mostrar el dulce rostro del buen pastor. Cuando un servidor público -civil o eclesiástico- no tiene la presencia de Dios en su corazón, se puede transformar fácilmente en depredador de los demás. Nos preguntamos si la militarización de la policía anunciada por el próximo presidente dará al gobierno un rostro más humano o lo hará más semejante al oso y al leopardo.

David, el bendito rey de Israel, es un modelo para cualquier gobernante. Siendo monarca nunca se olvidó de ser súbdito de Dios; siendo pastor conservó la condición de oveja. La Iglesia Católica tiene en su santoral a modelos de reyes y jefes de Estado a los que nunca se les olvidó que su autoridad venía de Dios, y que su poder era para gobernar con rostro humano. San Esteban de Hungría, san Eduardo el Confesor, Margarita de Escocia, san Luis rey de Francia, Berta de Kent, Olaf de Noruega y, más recientemente, Giorgio La Pira y Carlos Abascal en México son ejemplos de servidores públicos que hallaron en Jesucristo el modelo para el servicio público.

En estas vísperas del 1 de diciembre oramos por Andrés Manuel López Obrador y su gabinete, para que nunca nos muestren la figura del león que destroza, sino que sean reflejo del rostro sereno de Aquel que no vino a ser servido sino a servir, y a dar su vida por todos.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Confesionario sin absolución: esparcir sal exorcizada

La pregunta: Padre, ¿cuál es el uso correcto de la sal bendita? ¿Por qué los jóvenes servidores en el evento del Rosario viviente la esparcieron en el piso alrededor de el estadio? ¿Cuál es la forma correcta de usarla? ¿Se toma o se esparce en el piso?

Padre Hayen: Horas antes del Rosario Viviente yo personalmente, junto con un grupo de jóvenes de una parroquia, nos dimos a la tarea de hacer una aspersión de sal exorcizada en todo el estadio olímpico Benito Juárez, suplicando a Dios que el evento estuviera libre de todo influjo del Maligno y que tuviera los efectos y gracias espirituales deseados por todos. El efecto fue maravilloso por los dos factores por los que funcionan los sacramentales: las disposiciones interiores para utilizarlos y la oración de la Iglesia sobre ellos hecha por un sacerdote. La sal y el agua no solamente pueden ser esparcidos sino también consumidos.

La sal y otros objetos religiosos, al recibir la oración de bendición del sacerdote se convierten en sacramentales. Estos son signos externos instituidos por la Iglesia que nos disponen a recibir la gracia de Dios. Esas gracias dependen de las disposiciones interiores que tenemos al utilizarlos y del poder de la oración de la Iglesia que respalda estos signos. Cuando la Iglesia bendice la sal, hace oración pidiendo que su uso obtenga la salud del cuerpo y del alma de los que la utilicen o consuman, y ahuyente y aleje de los lugares donde ésta sea esparcida todo influjo de demonios y espíritus infernales.

El uso correcto de los sacramentales, para no caer en la superstición y utilizarlos como amuletos u objetos mágicos, es utilizarlos con fe y oración. Hay que tomar conciencia de que simbolizan una realidad sagrada, y ello debe debe elevar nuestra mente hacia Dios para alabarle, darle gracias o hacerle una súplica.

Cuando se exorcizan la sal y el agua, la Iglesia suplica al Señor para que traiga la gracia divina, ahuyente los demonios, aleje las enfermedades, para que las casas y otros lugares de los fieles, al ser rociados con esa agua, queden limpios de toda inmundicia y libres de todo mal. Se pide que ningún espíritu inmundo permanezca en ese lugar, y que se frustren ahí las trampas del enemigo. Se suplica también que todo aquello que pueda amenazar la paz espiritual de los que ahí habitan, por la aspersión del agua huyan, y que sea contenido el terror de la serpiente infernal para que la presencia del Espíritu Santo visite ese lugar con su misericordia. Se trata de una oración de exorcismo sobre la sal que cualquier sacerdote puede hacer.

A quienes sufren de infestación demoniaca en sus hogares, principalmente por incurrir en prácticas esotéricas, recomiendo colocar pequeñas cruces en las esquinas de las habitaciones hechas con sal exorcizada, a manera de protección espiritual contra espíritus malignos, siempre invocando la protección del Señor.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Ocho signos de los predestinados al Cielo

Todos estamos llamados a llegar a la cima,
aunque no todos hacen el esfuerzo
Este domingo se abre un escenario maravilloso y terrible. La Palabra divina nos transporta hacia el fin del mundo con la segunda venida de Jesucristo. Antes de subir al Padre, el Señor dijo que regresaría como Redentor y Señor del mundo. Ello llena de sentido nuestra historia porque la humanidad no es un tren que viaja sin dirección, sino que tiene una última estación. El final de la aventura humana no será el regreso al caos, sino el encuentro con aquel que es el principio y el cumplimiento de todas las cosas.

La Iglesia nos invita a no tener miedo, sino una gran confianza porque nuestras vidas están en las manos del Señor. ¿Qué podemos hacer para salvarnos? Hemos de tener un regalo hermoso que para podernos salvar: el don de la perseverancia final. Esto quiere decir que es necesario persistir en el ejercicio del bien a pesar de la molestia que su prolongación ocasione. No es que no podamos pecar en nuestra vida; pecadores somos todos. Pecar es humano, pero perseverar en el pecado es diabólico. Sin embargo la perseverancia final no sólo es una virtud del hombre, sino un regalo de Dios que hemos de pedir con frecuencia, y esto es que nos encontremos en estado de gracia en el momento de la muerte.

Todos estamos predestinados para ir al Cielo, lo que significa que Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1Tim 2, 3-4), porque Jesús murió por todos. Sin embargo al cielo no todos llegan; solamente van los que libremente abren su alma a Jesucristo y perseveran en la vida nueva que él nos trajo. Salvarse, entonces, es el gran regalo de Dios y responsabilidad del hombre. Antonio Royo Marín nos dice cuáles son signos de que estamos en el camino de la predestinación al cielo. Si perseveramos en ellos, con la gracia de Dios, llegaremos a la  meta.

Primero: Vivir habitualmente en la gracia de Dios. Solamente el pecado puede arrebatarte la perseverancia final. Dice Pablo "El Espíritu da testimonio de que somos hijos De Dios, y si somos hijos, también herederos". En cambio, no hay ninguna otra señal más clara de condenación eterna como vivir habitualmente en pecado mortal, sin preocuparse ni poco, ni mucho, en salir de él.

Segundo: Tener espíritu de oración. Si oras habitualmente, Dios te dará el don de la perseverancia final. San Alfonso María Ligorio decía que "el que ora se salva ciertamente, y el que no ora, ciertamente se condena". Excepto los niños, todos Los Santos se salvaron porque oraron, y todos los condenados se condenaron por no haber orado. ¡Qué espantosa desesperación para un condenado es saber que la salvación era algo tan fácil si hubiera orado!, porque a quienes oran Dios les concede siempre sus gracias.

Tercero: Cultivar la verdadera humildad. Es la base de las demás virtudes. Santiago dice que "Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes" (St 4, 6). Jesús perdonó al instante a toda clase de pecadores, ladrones, adúlteros, pero rechazó el orgullo y la obstinación de los fariseos. ¡Cuántos que se creían superhombres y que no quisieron inclinarse ante Dios pagaron caro su orgullo, muriendo sin los sacramentos y con manifiestas señales de reprobación!

Cuarto: Paciencia cristiana ante la adversidad. El futuro condenado se desespera cuando le salen mal las cosas y se atreve echarle la culpa a Dios como el que lo descalabra. El paciente, en cambio, sabe reaccionar y acepta con paciencia las pruebas que Dios permite que vengan sobre él. Pablo dice que "seremos herederos De Dios y coherederos de Cristo padeciendo con él para ser glorificados con él" (Rom 8, 17).

El tren de la humanidad se dirige hacia la última estación
de la historia
Quinto: Ejercitarse en la caridad con el prójimo. "No apartes el rostro de ningún pobre, y Dios no lo apartará de ti... Con esto atesoras un depósito para el día de la necesidad, pues la limosna libra de la muerte y preserva de caer en las tinieblas" (Tob 4) Si esto se dice de las ayudas materiales, con mayor razón de las espirituales, como es convertir a un pecador o llevarlo al encuentro con Jesús. "Si alguno de ustedes se extravía de la verdad, sepa que quien convierte a un pecador salvará su alma de la muerte y cubrirá la muchedumbre de sus pecados" (Sgo 5, 19-20).

Sexto: Un amor sincero y entrañable a Jesucristo. Es una señal segura y eficaz de predestinación al cielo. "Todo el que mi Padre me da viene a mí, y al que viene a mí yo no lo echaré fuera" (Jn 6,37). Y de su presencia en la Eucaristía dijo: "El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna yo lo lo resucitaré en el último día" (Jn 6, 54).

Séptimo: La devoción a la Virgen María. El rezo frecuente de Rosario es señal de predestinación. Es moralmente imposible que la Virgen deje de atender en sus últimos momentos a aquel que durante largos años la invocó todos los días repitiendo cincuenta veces: "Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte".

Octavo: Un gran amor a la Iglesia. Es la dispensadora de la gracia y de la verdad. Los Santos se llenaban de inmenso gozo al pensar que eran hijos de la Iglesia, y sentían hacia ella todo el respeto y el amor de un hijo para con la mejor de las madres. La falta de respeto y de veneración a la Iglesia, como burlas y blasfemias, es una gran señal de reprobación.

Tratemos de ir reuniendo, en nuestra vidas, estas ocho señales de predestinación al cielo. Cuantas más tengas en el alma, más fuerza tendrás. Si las tienes todas puedes tener la esperanza firmísima de que perteneces al número de los predestinados a la gloria.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Confesionario sin absolución: soy casado y contacté a mi ex novia por Facebook

La pregunta: Padre, soy un hombre de 52 años y 26 años de casado con una linda mujer que me quiere mucho y yo a ella también. Hace más de medio año busqué yo por Facebook una novia que quise mucho hace 23 años, y resulta que la encontré. Ella se alegró mucho de que yo la encontrara y así me contó su vida. Ella está casada por la Iglesia y me platica que su actual marido fue también compañero y amigo cuando estudiábamos. Se sintió muy feliz de que yo la haya buscado. Me proporcionó su WhatsApp. Una noche, en pleno sueño, me puse a hablar de ella y mi esposa me despertó preocupada. Fui sincero y le platiqué lo ocurrido. Me di cuenta de que la lastimé en sus sentimientos. Mi duda es si continuar con esa relación de mensajes o si ya no le contesto nada. En estos días mi ex novia me ha llamado por el celular y por Messenger y no he contestado. Ayúdeme por favor padre a cerrar esta puerta que yo abrí. Gracias.

Padre Hayen: Te llamarán orate si decides continuar con esa relación de mensajes que te colocan en el tentadero. Hoy las redes sociales se han convertido en la pesadilla para muchos matrimonios. Son infinidad de parejas que entran en serios conflictos, y hasta separaciones incluso, porque uno de los dos entabló relación con una persona que era una tentación para él. Hay personas en la vida que no se debe de contactar jamás, como por ejemplo una ex novia, o personas con las que hubo contacto sexual en el pasado, o amistades provocativas. ¿Te invita a comer una compañera de trabajo para contarte sus penas? Ni te le arrimes. Recuerda que estás casado y, si abriste esa puerta por imprudencia, ahora ciérrala por prudencia. Puedes bloquearla en tus redes sociales o cambiar de celular. Piensa en todos los años que has invertido en este gran proyecto que es tu familia y tu matrimonio, como para ponerlo en riesgo. Lo mejor es huir de la tentación siempre. Lo que suele iniciar con un simple saludo y un cómo estás, puede terminar convirtiéndose en un incendio de abrasadoras pasiones adúlteras que se vuelven incontrolables. Ello podría arruinarte la vida, la de ella y la de ambas familias. Te aconsejo cambiar de número celular, y utilizar la opción `bloquear´ en tu Facebook para no volver a saber nada de tu ex novia. Ni la estopa entre tizones, ni la mujer entre varones.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Matar, drogar y amordazar

Todo gobierno tiene el deber de buscar el bien común, sobre todo de las personas más desprotegidas y vulnerables. Es un principio elemental de doctrina social, y es lo que da sentido al quehacer de la política. El Evangelio de este domingo nos muestra dos modos de hacer el bien, profundamente diversos entre sí. Encontramos a los ricos que arrojan muchas monedas en las alcancías del templo para hacerse notar y agradar a los hombres. Hallamos también a la viuda pobre que sólo da, en dos moneditas, todo lo que tenía para vivir. Así agradaba a Dios. El primer estilo es elogiado por Jesús, mientras que el otro es condenado. Es un argumento de máxima importancia porque, al final de la vida, los hombres y los gobiernos serán juzgados por las obras buenas que hayan realizado.

Los hombres y mujeres de la política no sólo tienen el deber de hacer el bien, sino de evitar los males para la sociedad. El gobierno federal electo, hoy está proponiendo cuatro iniciativas que dañarán severamente al país, y que ponen en peligro la vida y el futuro de las personas más vulnerables y frágiles de México. Con la modificación del Código Penal Nacional se pretende la despenalización del aborto en todo el territorio nacional, es decir, se quiere conceder la libertad a los padres para que puedan matar a sus hijos. Además se pretende legalizar la eutanasia, permitiendo que los hijos puedan asesinar a sus padres en la última etapa de la vida.

También está sobre la mesa la despenalización de la mariguana para uso con fines recreativos, lo que atenta contra la salud y el porvenir de los jóvenes mexicanos y contra la estabilidad y la paz en las familias. Por último se quiere imponer una extraña ley mordaza, que pretende encarcelar a cualquier persona que hable en contra de la ideología de género. Si una lesbiana o un gay, por ejemplo, piden ayuda a un psicólogo o a sus mismos padres de familia para sanar su homosexualidad, nadie podría aconsejarles la reversión de su orientación sexual o la vivencia de la castidad, ya que estaría atentando contra el desarrollo de su personalidad.

Estamos ante una situación cada vez más compleja para los católicos. Los temas de aborto, eutanasia, drogas libres y ley mordaza no fueron promesas de campaña, por lo que introducirlos ahora en la agenda política constituye una traición al pueblo mexicano. Muchos cristianos, motivados por presiones sociales, o seducidos por el espíritu del mundo, olvidan que la defensa de la vida y la familia son, para los católicos, principios no negociables; están confundidos, no se atreven a levantar la voz ante el declive moral y social, y acaban adoptando criterios opuestos al Evangelio.

La viuda pobre nos enseña que para que un acto sea bueno, ya se trate de un acto personal o de gobierno, debe tener la aprobación de Dios. La agenda de la cultura de la muerte, que hoy está siendo introducida en México, es contraria al plan divino. Dios no quiere que perezcamos en la violencia o sumidos en los vicios, sino que tengamos vida abundante; por ello la agenda de la muerte no puede tener el beneplácito de Dios. No busquemos las glorias mundanas como hacían los fariseos, y conduzcamos nuestra vida dispuestos a luchar contracorriente buscando sólo el bien del hombre, que es la gloria de Dios. México no necesita más muertes sino respeto a la vida humana, a la familia y un digno porvenir para los jóvenes.

El catolicismo y la carne

El aspecto más distintivo del cristianismo sobre otras religiones es la encarnación de Dios en la raza humana. Las demás religiones se escan...