martes, 28 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): me confirmé y hoy dudo de la existencia de Dios

Pregunta: Padre, soy un joven que estudia la universidad. Hace algunos años yo era uno de los más entusiastas en un grupo de confirmaciones de la parroquia. De verdad me encantaba ir a la iglesia porque sentía a Dios muy vivo en la oración y en la alabanza. Hoy he dejado de creer en Dios después de que tuve la experiencia al visitar lugares muy pobres en México. Pude ver mucho sufrimiento, gente pasando hambre y carencias muy feas. Para mí fue una experiencia muy triste descubrir el mundo de la miseria. De hecho me entró una depresión, pero pude salir de ella. Hoy dudo de la existencia de Dios, porque si decimos que Dios es bueno, ¿cómo puede haber tanto sufrimiento en el mundo? Al mismo tiempo extraño mis alabanzas en la parroquia. Oriénteme por favor, padre.

Padre Hayen: gracias por tu sinceridad al compartir tu experiencia y tu crisis de fe. Ante la realidad del sufrimiento que hay en el mundo, en este momento de desconcierto has hecho lo correcto. No te quedas sólo con tus pensamientos y cavilaciones, sino que buscas dialogar sobre la presencia de tanto dolor en medio de la realidad, y por qué Dios lo permite.

El sufrimiento es un misterio que nos afecta a todos, y gran parte de él lo provocamos los hombres. Fabricamos pistolas, producimos drogas, explotamos a otras personas, dejamos que crezcan odios y nos dejamos llevar por deseos de venganza. Todo ello trae olas y olas de sufrimiento en el mundo. Pero eso nada tiene que ver con la existencia de Dios. Independientemente del dolor que haya en el mundo, Dios existe y es bueno. No echemos a Dios la culpa de nuestros desórdenes. Más bien tenemos que preguntarnos por qué Dios nos hizo libres. Somos nosotros, con nuestra libertad, quienes podemos provocar sufrimiento o alivio, odio o amor.

¿No te has puesto a pensar en que Dios, muy probablemente, te preparó en el grupo de confirmaciones de tu parroquia para llenarte de su amor y después enviarte a aliviar un poco el dolor que hay en el mundo? Conociste el rostro de Cristo resucitado en la alegría de la adoración y la alabanza parroquial, y después el Señor te permitió ver el rostro de Jesús crucificado y tocar sus heridas en el mundo de la miseria. Son los dos rostros de Dios en la tierra. No podemos vivir permanentemente en la adoración del Tabor; también tenemos que bajar a Jerusalén donde está la cruz.

¿Qué harás después de esa experiencia? Eres libre para elegir entre creer y no creer, libre para optar por el pesimismo ateo o la entrega confiada al Dios-Amor. Sólo que si eliges la primera opción, el mundo será un poco más frío para vivir. La única alternativa para que retroceda tanto sufrimiento qué hay en el mundo es que los corazones se hagan buenos, y esto sólo puede hacerlo Dios.

Te aconsejo que busques el Tabor en las alabanzas de tu parroquia y te alimentes de sus momentos de gozo, pero no te quedes ahí solamente. Baja después a Jerusalén, es decir, a la batalla de la vida, donde hay tanto dolor qué aliviar. Te mando un abrazo y una bendición.


(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook o en Twitter: @padrehayen)

jueves, 23 de febrero de 2017

El purgatorio de Norma McCorvey

En los años 70, algunas mujeres pro-aborto hicieron mentir a Norma McCorvey, quien estaba embarazada de un muchacho que ella quería. La mentira fue decir que unos pandilleros la habían violado. Se necesitaba un caso dramático y fuertemente emocional para que se encendiera un debate nacional por el derecho a abortar. El propósito era abolir la ley pro-vida de Texas. El caso fue apoyado económicamente por Hugh Heffner, fundador de la revista pornográfica Playboy, para hacerle fuerte propaganda. Así, Norma utilizó el seudónimo “Roe” en la batalla legal contra “Wade”, el fiscal de Texas que ganó esa batalla legal. Pero luego el caso saltó hasta el Tribunal Supremo de Justicia y fue allí donde se falló a favor de Roe. La decisión fue interpretada para despenalizar el aborto en los 50 estados de la Unión. Cuando Norma reconoció su mentira, ya era demasiado tarde. El holocausto de niños no nacidos había comenzado.

Norma McCorvey se hizo cristiana evangélica y activista pro-vida. Pero luego se bautizó católica y, desde entonces, nunca dejó de luchar contra el aborto. Tuvo su purgatorio aquí en la tierra. Cuenta que, cuando veía en las escuelas patios vacíos, o en los parques columpios desocupados, casi enloquecía sintiéndose culpable porque los niños abortados pudieran ocupar esos espacios, niños que ella había contribuido, de alguna manera, a matar. Sin su proceso de conversión, tocada por la gracia de Dios, muy probablemente la señora McCorvey se hubiera vuelto loca. Ella murió el pasado 18 de febrero a los 69 años, en un asilo de ancianos, por muerte natural. ¿Habrá ido al cielo? Muy probablemente sí. El peso del pecado era demasiado para poder soportarlo y Norma, arrepentida y convertida al catolicismo, tuvo más de 40 años para expiar su error a través de obras de misericordia, oraciones, sacrificios, misas y en la participación en la gran ‘March for Life’ en Washington, donde se le vio con frecuencia. La misericordia del Señor es eterna. Descanse en paz.

Confesionario sin absolución: Mi mujer me critica por ir a la Iglesia

Pregunta: Tengo 16 años de casado, y 42 de edad. Siempre he participado en Misa y en actividades de la Iglesia. Mi semana se me va en el trabajo, y de ahí directo me voy a la casa a estar presente lo más que se pueda con mis hijos y mi esposa. Por los mismos compromisos de trabajo y en la parroquia evito estar más tiempo fuera de la casa, es decir, no salgo con mis amigos. Mi esposa me critica por dedicarle tanto tiempo a la Iglesia (en promedio entre cuatro y cinco horas por semana). Ella rara vez va a Misa, yo la invito pero esto se ha vuelto un motivo de discusión, ya que ella se molesta cuando yo insisto, y yo me molesto al ver que ella no va. Desde hace más de nueve meses tomé la decisión de hacerle la invitación una vez; si la toma, bien; si no, ni para qué molestarme ni molestarla a ella. Padre, siento mucha responsabilidad por el alma y la salvación de mi esposa. ¿Debo insistir más? ¿Cómo le hago para acercarla más?

Padre Hayen: me alegra que sientas responsabilidad por la salvación de tu esposa. La ayuda mutua es uno de los bienes del matrimonio. Al casarte por la Iglesia el Señor te puso como ayuda para tu mujer, y ella como ayuda para ti. Esta ayuda no sólo es en el aspecto físico y emocional sino también en lo espiritual, pues en este mundo es donde nos estamos jugando la salvación eterna. Sin embargo, los esposos no siempre van por el camino espiritual con el mismo ritmo. Unos trotan rápido; otros lo hacen lentamente, mientras que otros más ni con grúa se quieren mover. Hay, incluso, quienes se salen del camino.

Como cristiano católico tú tienes el deber de amar a Dios sobre todas las cosas, lo que implica el compromiso básico de escuchar su Palabra y comulgar el Cuerpo del Señor en la Eucaristía dominical. Eso es un derecho y un deber que hay que poner en práctica, sin importar que tu mujer haga sus berrinches y te tire los platos. ¡Faltaba más! Entonces sí, al infierno los dos.

Es triste cuando en el matrimonio uno de los cónyuges no deja desarrollar la personalidad del otro. Es una riqueza que ambos esposos tengan actividades fuera de casa, sea en la iglesia, en el deporte, en obras de caridad o de beneficio social, actividades recreativas o de esparcimiento. Marido y mujer debe ser dos ramas de un árbol que crecen juntas, pero siempre injertadas en el tronco de la sociedad. Cuando nunca participan en actividades fuera de casa, y sólo quieren vivir encerrados sin dar amor más allá de la familia, se vuelven ramas que se empiezan a secar.

Haces bien al servir a la Iglesia, pero no vayas a abusar del tiempo de tu servicio, a tal grado de que se provoquen conflictos permanentes con tu señora. De hecho, tu principal apostolado está con la dueña de tus quincenas y con tus hijos; pero negócialo con ella, y si es necesario reducir el tiempo de tu servicio en la Iglesia, hazlo. De hecho, un exceso de tiempo en el servicio eclesial puede estar provocando que tu esposa se enoje más y le sirve de excusa para no quererte acompañar a misa.

Por último, te aconsejo que no te pelees con ella por el hecho de que ella no quiere ir a Misa. Hazle la invitación, eso sí, pero sin forzar las cosas. Nunca le digas cosas hirientes o amenazantes. Cuando regreses a casa, sea que vengas de tu apostolado o de la Eucaristía, que tu familia perciba en ti una gran alegría y paz, mostrando con esa actitud que ella se está perdiendo de algo que vale la pena para su vida. Y reza mucho por tu mujer porque su acercamiento a Dios no depende de ti, sino del Señor, quien toca los corazones con su gracia para que puedan vivir en comunión de amor con Él. Te mando un abrazo y una bendición.

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martes, 21 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): aborté y me lo echan en cara

Pregunta: Me casé adolescente, con un joven que, al paso de los años, se hizo alcohólico. Yo tenía ya cuatro hijos y quede embarazada una vez más, y desesperada con mi difícil situación fui a El Paso Texas a abortar. Finalmente quedé viuda y con mis cuatro hijos. Ese pecado lo cargué muchos años, hasta que en el Año de la Misericordia, gracias al papa Francisco, recibí la absolución. ¿Qué puedo hacer cuando alguien de mi familia -mi hermana en concreto- me juzga y me echa en cara mi pecado, aún cuando yo le digo que ya fui perdonada? Estoy sufriendo mucho y no quiero volver a ver a mi hermana porque es muy dura para juzgar a los demás.

Padre Hayen: Gracias por compartir tu caso, pero... ¡Qué dolor tan grande el tuyo! Aunado al sufrimiento emocional de haber abortado, ahora agregas el dolor de que alguien de tu propia familia te lo sigue echando en cara. La familia es el espacio donde unos y otros hemos de encontrar comprensión, compasión y ayuda emocional, pero a veces hallamos lo contrario. No podemos negar que el pecado es muy grave porque el aborto es la eliminación deliberada del ser más indefenso. Sin embargo tampoco podemos negar que Dios, en su misericordia infinita, conoce las circunstancias por las que atraviesa nuestra vida y nos ofrece su apoyo y cercanía para que no caigamos en la tentación. Quizá en aquellos momentos te encontrabas lejana al Señor y no tuviste el tiempo de recapacitar. ¿Le dolió a Dios tu pecado? Sin duda, pero porque te ama a ti y a tu bebé, y porque sabía que el aborto era un grave daño para ambos.

Cuando hemos cometido el pecado, Dios no nos retira su misericordia. Allí estaba el Señor llamándote, desde que abandonaste la clínica abortista en El Paso Texas, para infundirte el dolor del corazón por lo que habías hecho. Te buscaba, no para condenarte, sino para que, reconociendo tu pecado y estando arrepentida, pudiera perdonarte. Y ahora, desde el cielo, tienes una especie de 'ángel' -tu propio hijo- que pide por ti para que un día llegues a abrazarlo. ¿Te das cuenta de lo maravilloso que es Dios a través del sacramento de la Confesión? Es en el confesionario donde el corazón encuentra la paz.

¿Qué puedes hacer con tu hermana? Su trato hostil puedes tomarlo, en primer lugar, como una penitencia. La penitencia es la aceptación de las cruces que vamos hallando en la vida, a fin de reparar el mal que hemos cometido. Ofrece a Dios el dolor que te causa la dureza de corazón de tu hermana, pero siéntete, al mismo tiempo, dichosa porque Dios te ha absuelto de tu pecado. Y siéntete más feliz porque recibiste la absolución en el Año de la Misericordia, con indulgencia plenaria. ¿Retirarte de tu hermana por completo? No te lo aconsejo. Puedes replegarte por un tiempo, buscando estar más tranquila, pero reza por ella, para que comprenda todo el sufrimiento que hay en los corazones de las madres que cometieron el error de abortar, y sea más misericordiosa. Desde aquí te bendigo, y que tu ejemplo de muerte por el pecado, y de resurrección por el perdón divino, pueda llevar un poco de luz a las madres que han caído en esta tentación. ¡Cuánto te ama el Señor!

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domingo, 19 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): mi esposo juega conmigo

Pregunta: Mi esposo y yo llevamos 15 años de matrimonio con cuatro hijos. Descubrí su infidelidad con una chica 17 años menor que él porque leí sus mensajes de texto. Es la segunda vez que lo perdono. Lo corrí de la casa y hasta llegamos a empujarnos lastimándonos los dos. El está muy indignado porque no respeto su privacidad. Se sinceró conmigo y aceptó que la estaba enamorando. Que no era nada serio, que sólo eran mensajes, que quería ver como se sentía tener una amante, pero que me amaba. Yo ya lo había corrido de la casa, lo volví a admitir, pero al tercer día no llegó a dormir. Regresó con un chupetón en el pecho. No sé si él se esté quedando conmigo porque me ama o por lo que le dijeron sus hijos, quienes ya le han hablado fuerte. Tengo sentimientos de rabia. Siento que lo quiero pero tengo miedo de que vuelva a jugar conmigo. La Biblia dice que debo perdonar hasta 70 veces siete, pero siento que estoy perdiendo mi dignidad. Agradezco mucho su guía.

Padre Hayen: Supongo que la edad de tu marido rondará en los 40 años. Es una edad en la que los hombres podemos entrar en crisis, al ver que se nos van los años y las canas se asoman. Muchas veces, nos entra un 'segundo aire' en el afán de aferrarnos a una juventud que se marcha. Por eso, seguramente, tu esposo busca enamorar a esa mujer y tener la aventura de un amante. No justifico a tu marido, pero trato de comprender qué se puede esconder detrás de una actitud que me parece sinvergüenza, inmadura, irresponsable, baja y traidora. Te invito también a que repases la historia familiar de tu esposo. Descubrirás, muy probablemente, hechos dolorosos que lo incapacitaron para amar verdaderamente a una sola mujer.

La Biblia, efectivamente, nos habla de la necesidad de perdonar siempre. Pero eso no significa que actuemos como si nada hubiera ocurrido. A Jesús, cuando le dieron una bofetada, dijo: "¿Si he hablado bien, ¿por qué me pegas?" (Jn 18,23). Si tu esposo regresó al tercer día después de que lo perdonaste, y con una descarada señal en su pecho, eso quiere decir que está jugando contigo y que perderte le importa poco. El "¿por qué me pegas?" de Jesús es un reclamo justo que puedes aplicar en el diálogo con tu pareja. Perdónalo desde ahora para que tu corazón no guarde veneno, pero demuéstrale que no estás dispuesta a compartirlo con otras mujeres. ¡Haz valer tu dignidad de mujer y esposa! Si no actúas con firmeza, te seguirá tratando como una tonta. Por el bien de tus hijos no te aconsejo el divorcio, pero sí el diálogo, mucha oración y una saludable distancia de tu marido, incluso física si es necesario, en vistas a ayudarlo a madurar. Te mando una bendición.

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jueves, 16 de febrero de 2017

Meditación no. 10 contra los pecados de la carne

El dolor del corazón
(Rosemary Scott)

Mas ahora todavía –oráculo de Yahveh- volved a mí de todo corazón, con ayuno, con llantos, con lamentos. Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved a Yahveh vuestro Dios porque él es clemente y compasivo, tardo a la cólera, rico en amor, y se ablanda ante la desgracia (Joel 2,12-13).


Oración: Aliméntame, Señor, con el pan de lágrimas y dame de beber lágrimas en cierta medida.


Otra parte necesaria del verdadero arrepentimiento es el dolor del corazón; esto es, un profundo dolor por los propios pecados, quizá hasta el punto de derramar lágrimas sobre ellos. Lee con cuidado la descripción que hace el Catecismo sobre el arrepentimiento:

La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron "animi cruciatus" (aflicción del espíritu), "compunctio cordis" (arrepentimiento del corazón) (Catecismo de la Iglesia Católica n. 1431).

Esta penitencia profunda es esencial para superar los pecados habituales contra la castidad y romper todo apego al pecado. No es cuestión de decir “Lo siento” y seguir adelante, sin cambio alguno en la vida. Probablemente ya lo habrás hecho muchas veces y, sin embargo, continuaste atrapado en tu pecado habitual. Más bien tenemos que reorientar radicalmente nuestras vidas hacia Dios, dar la espalda a los actos malos, odiar nuestros pecados apasionadamente, desear cambiar con todo nuestro corazón, confiar en la misericordia de Dios, y sentir profundo dolor sobre nuestras malas costumbres.

Estas meditaciones han recomendado el hacer un “Acto de contrición perfecto”, sin embargo aún no hemos dicho qué es la contrición perfecta. Dice el Catecismo:

Entre los actos del penitente, la contrición aparece en primer lugar. Es "un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar".

Cuando brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama "contrición perfecta"(contrición de caridad). Semejante contrición perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental.

La contrición llamada "imperfecta" (o "atrición") es también un don de Dios, un impulso del Espíritu Santo. Nace de la consideración de la fealdad del pecado o del temor de la condenación eterna y de las demás penas con que es amenazado el pecador. Tal conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior que culmina, bajo la acción de la gracia, en la absolución sacramental. Sin embargo, por sí misma la contrición imperfecta no alcanza el perdón de los pecados graves, pero dispone a obtenerlo en el sacramento de la Penitencia (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1451-1453)

La contrición perfecta es superior a la contrición imperfecta, puesto que en una emergencia extrema puede obtener el perdón de nuestros pecados mortales. Así que si todavía no tienes la contrición perfecta por tus pecados, pídele a Dios que te conceda esta maravillosa gracia. Te ofrecemos un consejo útil del padre Joseph Stedman: “La contrición perfecta se vuelve fácil meditando sobre el Crucifijo: ¿Quién está sufriendo? ¿Qué está Él sufriendo? ¿Por qué? No es necesario sentir arrepentimiento. Es suficiente si la voluntad se vuelve del pecado al amor de Dios.

“Aflicción del espíritu” puede no parecer agradable, pero es necesario para que cambiemos nuestras costumbres. Como vimos en la última meditación, Santiago dice: Lamentad vuestra miseria, entristeceos y llorad; que vuestra risa se cambie en llanto y vuestra alegría en tristeza (St 4,8-9). Puesto que nuestra cultura moderna quiere reír y gozar de entretenimiento todo el tiempo, Jesús enseña que el llorar puede ser espiritualmente beneficioso: Dichosos los que lloran, porque serán consolados (Mt 5,5). Considera a la mujer pecadora, tradicionalmente identificada con santa María Magdalena, quien lloró a los pies de Jesús y recibió el completo perdón por sus muchos pecados (Lc 7,36-50). Su ejemplo nos muestra que el dolor del corazón llevará, en último término, a la alegría verdadera y al consuelo que reciben los corazones limpios: Dichosos los que ahora lloran, porque reirán (Lc 6,21).

Nosotros los pecadores tenemos que llorar antes de poder reír. Por eso Jesús nos alerta: ¡Ay de los que ríen ahora!, porque tendrán aflicción y llanto (Lc 6,25). El dolor por nuestros pecados tiene que venir primero, y sólo después podemos conocer la alegría en nuestro Señor.

Considera las palabras de “La imitación de Cristo” sobre el dolor del corazón:

"Si quieres adelantar algo consérvate en el respeto a Dios y no pretendas ser demasiado libre sino mantén bajo control todos tus sentidos y no te entregues a alegrías ineptas".

"Dedícate a transformar tu corazón y sentirás la presencia de Dios. La compunción nos obtiene muchos bienes que la distracción acostumbra perder rápidamente. Es increíble que en esta vida alguien pueda alegrarse alguna vez perfectamente si piensa y reflexiona que está como desterrado y rodeado de tantos peligros"

"Por causa de nuestra superficialidad y la dejadez en corregir nuestros defectos no sentimos el llamado angustioso de nuestra conciencia sino que tomamos todo a risa cuando más bien deberíamos llorar. No existe verdadera libertad ni justo regocijo sino en el respeto a Dios con buena conciencia. Feliz quien puede arrojar lejos todo impedimento de distracción y recogerse a la unidad gracias al saludable arrepentimiento que nos lleva a la conversión. Feliz quien se abstiene de todo lo que puede manchar u ofender su conciencia. Lucha valerosamente: una costumbre se vence con otra. Si aprendes a no dejarte llevar por los demás entonces te dejarán hacer lo que te toca".

"No pretendas manejar asuntos ajenos ni te impliques en las causas de los mayores y amonéstate más especialmente a ti mismo que a todos los que estimas. Si no te favorecen los demás no vayas a sentirte triste por eso pero que sí te sea causa de preocupación el no comportarte bien y consideradamente como corresponde a un servidor de Dios y persona de fe. Con frecuencia es muy conveniente y seguro que la persona no tenga muchas satisfacciones en esta vida principalmente si se trata de consuelos materiales. Pero si no percibimos o rara vez experimentamos la presencia de Dios es por nuestra culpa porque no buscamos convertirnos a Él abandonando vanidades y exterioridades".

"Reconoce que no eres merecedor de experimentar el afecto de Dios sinomás bien digno de muchas aflicciones. Cuando alguien está más perfectamente urgido a la santidad entonces más pesado y amargo le parece todo el mundo. La persona buena descubre dentro de sí suficiente motivo de dolor y pena. Porque ya se considere a sí o se preocupe del prójimo sabe que nadie vive en éste mundo sin tribulación y cuando más estrictamente se examina más grande es su dolor. Constituyen materia de justo dolor e intenso arrepentimiento nuestros pecados y vicios que nos tienen envueltos por lo que rara vez somos capaces de contemplar las realidades trascendentes". (Imitación de Cristo, Tomás Kempis, 1. XXI, 1-4).

¿Tienes un dolor profundo en el corazón? ¿Llorar sobre tus pecados pasados? Ese dolor sagrado es un regalo de Dios. Si ahora no lo sientes, pide al Señor el “don de lágrimas”, la gracia de llorar verdaderamente sobre tus pecados.

Propósito: Pide a Dios el don de lágrimas, o por lo menos un profundo arrepentimiento de corazón de tus pecados. Sacrifica alguna actividad o entretenimiento que disfrutas, como un acto de reparación por tus pecados. Por ejemplo, niégate ver una película cómica o un programa de televisión que te guste mucho, como una expresión de dolor por tus pecados.

Santa María Magdalena, patrona de los pecadores penitentes, ruega por nosotros.

Mide tu progreso: desde que hice la última meditación,

Cuántas veces:

a. Deliberadamente me toqué impuramente al despertar

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

b. Deliberadamente vi fotografías o películas indecentes

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

c. Cometí actos impuros solo o con otras personas

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

d. Deliberadamente me deleité en pensamientos impuros

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

e. ¿Cuándo fue la última vez que fui a la Confesión? __________________

f. ¿Cuándo fue la última vez que asistí a la Santa Misa?________________

martes, 14 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): mi hija se fue con otra mujer

Pregunta: Saludos Padre. Quisiera saber su opinión acerca de mi caso. Mi hija de 22 años huyó de casa. Sólo dejó una carta diciendo que se había enamorado de una mujer e iba en busca de su felicidad, que estaba segura que era ella y con quien quería pasar el resto de sus días. Por supuesto eso me partió el corazón, no sabemos nada de esta persona. Sólo sabemos que la conoció hace seis meses en la escuela. Mi hija se comunicó con mi esposo para decirle que estaba muy feliz y se iban a casar. Estoy desecha. Les he dado buena formación religiosa, incluso ella servía en la iglesia, no sé qué pasó. Yo le mandé un mensaje, haciéndole ver su pecado. Entre otras cosas, también le dije que no me buscara hasta que rectificara su falta. ¿Qué debo hacer, padre? Me dolió mucho por la ofensa a Dios sobre todo y su deslealtad, pues siempre le dimos amor y atención. Temo que su alma se pierda. Gracias, padre. Dios lo bendiga.

Padre Hayen: Primero quiero felicitarte por tu esfuerzo educativo con tu hija. Eres una mamá que te preocupaste por darle educación religiosa y eso, seguramente, le agrada al Señor. Sin embargo los hijos reciben el influjo del ambiente en el que viven, los amigos los influyen, las ideas que predominan en la cultura penetran sus corazones, diversas experiencias pueden herir sus vidas y tantos factores más los pueden condicionar para tomar decisiones que los padres nunca esperaban.

Comprendo que la actitud de tu hija te desconcierte. Lo primero que resalta es que ella 'huyó de casa' en busca de su felicidad. ¿Te has preguntado por qué? Dices que ella no se comunicó contigo, sino con tu esposo. ¿Por qué con él y contigo no? Muy probablemente entre tu hija y tú no existe una relación de confianza. Si se fue a casar con una mujer desconocida es, seguramente, porque a ella le faltó confianza con ustedes, sus padres, y porque muy probablemente su autoestima esté muy perjudicada. Cuando uno tiene la autoestima muy baja, cualquier persona que nos hable bonito nos puede envolver y entusiasmar, y a veces hasta seducir.

A mi juicio, hay dos errores que debes evitar. El primero es echar en cara a tu hija su pecado. Peor aún, si lo haces de manera fría e impersonal a través de mensajes de texto.  En este momento lo que menos necesita escuchar tu hija es que le digas que está viviendo en pecado. No por amenazas del infierno tu hija va a dejar a su pareja mujer en este momento. Al contrario, puede ser que su resentimiento la lleve a tomar distancia de la religión. El segundo error es decirle a tu hija que no te busque hasta que rectifique su falta. Lo que realmente necesita tu hija es sentirse escuchada por ti y por su padre. Creo que en este momento, lo que menos debes hacer es cortar la comunicación con tu hija. Trata de invitarla a un diálogo, pero debes guardar silencio y escuchar primero, aunque tengas que morderte la lengua.

La Iglesia nos invita a hacer una separación entre la persona y los actos de la persona. Así que te invito a que distingas entre tu hija y la conducta de tu hija. Por más que no estés de acuerdo con su comportamiento, te aconsejo que le ofrezcas amor incondicional. Esto no significa aprobar todo lo que ella hace, con más razón si su conducta puede hacerle daño. Si ella está sintiendo atracción hacia las personas de su mismo sexo, eso es un indicador que hay una herida sin cerrar y que necesita ser curada. No te apresures a 'sermonearla' ni a emitir juicios de manera inmediata. Escucha primero y pregunta cuáles son sus pensamientos y sentimientos, para tratar de comprender. Y claro, también dile cómo te sientes tú, pero sin regaños y sin alzar la voz. Como madre, puedes ayudarle a comenzar a curarse estando junto a ella para tratar de cubrir un vacío que ella tiene y que trata ahora de llenar con una relación lésbica.

En todo esto recuerda siempre que Jesucristo, Nuestro Señor, conoce a tu hija hasta el fondo del alma. Tú no la conoces del todo, pero Jesús sí. Él tiene la capacidad y el poder de curar sus heridas así que, como madre, tu oración perseverante, confiada, amorosa y paciente será necesaria para que tu hija pueda dejar su conducta y vivir en la verdad de su ser de mujer. Pongo a tu hija, a tu marido y a ti en mi oración de intercesión. Dios te bendiga.


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lunes, 13 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): Lucifer, ¿luz o enemigo?

Pregunta: Buen día padre, la etimología de la palabra Lucifer da como resultado " portador de la luz", Lux ferre. ¿Por qué se le da una connotación de "enemigo de Dios", si la luz no puede venir de otro lugar que del Inefable?

Padre Hayen: efectivamente, la luz no puede venir sino sólo de Dios. Dice san Pablo a Timoteo: "El único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él sea el honor y el poder para siempre!" (1Tim 6,16). La fe católica nos enseña que Dios quiso compartir la luz de su divinidad con sus criaturas. La compartió primero, a los ángeles, revistiéndolos de excelsas perfecciones y majestuosa belleza. Los Santos Padres de la Iglesia enseñan que el más bello de los ángeles era Luzbel o Lucifer, pero quiso ser igual a Dios y por su soberbia libremente se rebeló contra el Altísimo.

¿Cómo entender tanta oposición a Dios en seres de tanta luz? ¿Cuál es su motivo de radical oposición y odio hasta llegar a la locura? Los teólogos no dudan en hablar de ceguera producida por la sobrevaluación de su ser, elevada hasta el punto de ocultar la supremacía de Dios. Todo esto se expresa en las palabras “No te serviré” que manifestan el rechazo de tomar parte en la edificación del reino de Dios. Satanás quiere su propio reino. No el reino de Dios. Se levanta como primer adversario del Creador, antagonista de la sabiduría divina. De la rebeldión y del pecado de Satanás y del hombre, afirmamos y concluimos que la soberbia es causa de ruina (Tb 4,13).

Fue san Jerónimo -gran estudioso de la Biblia- quien dio el nombre de Lucifer al ángel caído. Hay versiones de la Biblia que derivan el hombre hebreo 'helel' del verbo 'yalal' que significa 'lamento'. Y se llama así a Lucifer como el que lamenta la pérdida de su gloria brillante como la estrella de la mañana. En la tradición cristiana ha prevalecido este significado de Lucifer, el cual no es el nombre propio del diablo, sino una palabra para señalar su estado de caída.

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viernes, 10 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): mis padres se agreden a golpes

Pregunta: Soy hija única, felizmente casada gracias a Dios, aunque no ejerzo mi carrera porque la elección de mi vida fue seguir cuidando de mis padres y ahora a mi esposo. Sin embargo, mis padres pelean mucho, a veces hasta los golpes (de chica mi papá la golpeaba a ella, ahora a la menor provocación mi mamá lo ataca). Mi papá toma y cuando lo hace saca lo peor de sí con mi madre. Tengo miedo por ella ha llegado entrar en crisis diciendo que no puede más, llorando. Mi papá, no sé si le duele pero hay veces que prefiere andar en fiestas con la vecina alegando que no hace nada malo, y eso lastima más a mi madre. ¿Qué consejo le puedo dar a ella? Yo sé que desde hace dos años que me casé la hice sentir más sola. Muchas gracias.

Padre Hayen: En primer lugar no debes de sentirte culpable por haber dejado a tus padres y haber contraído matrimonio. Es natural salir un día del hogar y emprender el propio vuelo para formar un proyecto de vida. Elegiste a un hombre y ahora, podemos decir, que tu vocación principal es de esposa, dedicada a tu marido y a tus hijos, si es que los tienes. Sin embargo, eso no significa que renuncies a seguir siendo hija. De hecho el cuidar de tus papás, además de tu marido, habla muy bien de ti y eso, seguramente, agrada al Señor.

Tus padres están viviendo una situación de pequeño infierno dentro de casa. El que tu padre sea bebedor, pendenciero y que ande en fiestas con la vecina no son signos de fuerza masculina, sino de degradación mezquina. Una situación de tanta violencia psicológica, incluso física de parte de ambos, contradice la misma naturaleza del matrimonio. Algo que podría ayudar es que tú intervengas y hables seriamente con los dos, y les propongas que, de manera temporal, tu madre se vaya a vivir a casa tuya y que tu padre se quede solo en su casa, o viceversa. Este distanciamiento físico podría hacerlos recapacitar, en vistas a volver a reanudar la convivencia.

Otra opción es que tú trates de enseñar a tu madre a cambiar su manera de reaccionar ante las agresiones de tu padre. Aconséjale evitar toda discusión con él. Si él la agrede verbalmente, lo mejor es que ella no responda con agresividad y salga de la habitación advirtiéndole que ella no quiere discutir, y que cuando él esté tranquilo, podrán conversar serenamente. Y si se dan agresiones físicas, repito, lo mejor, creo yo, es una separación temporal que les permita tomar distancia y replantearse el matrimonio.

Recuerda que la solución no vendrá por nuestras fuerzas. Es necesario invocar al Espíritu Santo, pedir su gracia y que derrame su fuego sobrenatural sobre tus papás para que curen sus corazones heridos, se perdonen uno al otro, y puedan re orientar su amor hacia una nueva oportunidad.

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Meditación no. 9 contra los pecados de la carne

Humíllate
(Rosemary Scott)

Someteos, pues, a Dios; resistid al Diablo y él huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Purificaos, pecadores, las manos; limpiad los corazones, hombres irresolutos. Lamentad vuestra miseria, entristeceos y llorad. Que vuestra risa se cambie en llanto y vuestra alegría en tristeza. Humillaos ante el Señor y él os ensalzará. (St 4,6-10).


Oración
: Oh Jesús, modelo de humildad, guárdame de todo orgullo y arrogancia. Hazme conocer mi debilidad y mi tendencia a pecar, para poder cultivar el arrepentimiento y el dolor; y haz que, delante de tus ojos, me estime a mí mismo como alguien muy bajo.

Puedes memorizar el texto bíblico anterior. Es una descripción breve de cómo podemos superar los pecados habituales:

Someteos, pues a Dios. Reconócelo sólo a Él como tu Rey, y abandona el altar pagano de la impureza.

Resistid al Diablo y él huirá de vosotros. Rechaza las mentiras del demonio y renuncia a él junto con sus obras y pompas. Resiste sus tentaciones y evita también las ocasiones de pecado.

Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Lleno de esperanza te estás acercando a Jesús diariamente en la oración y el culto, mirándolo para que de brinde su amor y su consuelo.

Purificaos, pecadores, las manos; limpiad los corazones, hombres irresolutos. Como vimos en la sexta meditación, sólo los de manos inocentes y puro corazón entrarán en la presencia de Dios.

Lamentad vuestra miseria, entristeceos y llorad. En la próxima meditación veremos el tema de la penitencia y el “don de lágrimas”.

Humillaos ante el Señor y él os ensalzará. Es el tema de esta meditación.

Una de las siete hijas de la lujuria es el “amor desordenado a sí mismo”. Aquellos que luchan con pecados de la carne también tienden a tener problemas con el pecado capital del orgullo. Algunas de las mentiras que vimos en la tercera meditación apelan al orgullo, tal como “te mereces un pequeño placer”. San Alfonso explica que, para superar los pecados contra la castidad,

Es necesario practicar la humildad. Casiano dice que quien no es humilde no puede ser casto. Sucede, con no poca frecuencia, que Dios reprende a los orgullosos permitiéndoles caer en algunos pecados contra la castidad. Esta es la causa, como David mismo confesó, “Antes de ser humillado, me descarriaba, mas ahora observo tu promesa” (Sal 118,67). Es a través de la humildad como adquirimos la castidad, dice san Bernardo… San Juan Clímaco decía que aquel que espera dominar la carne por su sola continencia, es como el hombre en el océano que quiere salvar su vida nadando sólo con una mano. Por lo tanto es necesario unir la humildad y la continencia”

Así como la soberbia juega un papel en los pecados contra la castidad, la humildad es esencial para el arrepentimiento. Los Evangelios nos dan muchos ejemplos de la humidad del arrepentimiento. En la parábola del fariseo y el publicano, por ejemplo, el recaudador de impuestos decía desde el umbral del templo, con los ojos bajos y golpeándose el pecho: “Oh Dios, ten piedad de mí que soy un pecador” (Lc 18,13). El hijo pródigo ni siquiera le pide a su padre que lo acepte en su familia: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo; acéptame como a uno de tus trabajadores” (Lc 15,18-19). Dimas, el buen ladrón en la cruz, no pide a Jesús ser admitido en su reino, sino que simplemente dice: “Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino” (Lc 23,42).

Cada una de estas personas desplegó una profunda humildad al grado que ni siquiera pudieron presumir de que Dios los restauraría en su gracia. Sin embargo cada uno recibió más de lo que esperaban, y mucho más de lo que merecían. El que se exalta a sí mismo será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Lc 18,14).

Hemos de acercarnos a Dios con humildad, siendo conscientes de nuestra condición de pecadores y de nuestra incapacidad para enderezar nuestras vidas. No podemos decir “No” a la tentación y a la lujuria sin su gracia. De hecho, el pensar que podemos superar los pecados habituales con nuestra propia fuerza es, precisamente, otra manifestación de orgullo. Es también un signo seguro de que volveremos a fracasar, pues dice la Biblia: La arrogancia precede a la ruina; el espíritu altivo a la caída (Prov 16,18).

La creencia herética de que podemos salvarnos nosotros mismos sin la gracia de Dios se llama “Pelagianismo”. Quizá tú has intentado salir de tus pecados habituales en el pasado con “fuerza de voluntad”, y has caído una y otra vez. Aquello no funcionó porque, aunque quisiste actuar bien, sin darte cuenta te comportaste más como Pelagio que como cristiano. Es imposible superar el pecado, especialmente el que se comete de modo habitual, con las propias fuerzas y sin contar con la gracia de Nuestro Señor.

Por eso estas meditaciones enfatizan que tenemos que pedir la gracia de Dios; porque por nosotros mismos, no podemos hacer nada. No podemos salvarnos a nosotros mismos, no podemos liberarnos nosotros mismos de nuestros pecados habituales, no podemos santificarnos nosotros mismos ni tampoco podemos divinizarnos a nosotros mismos. La Gracia realiza todas estas cosas en nosotros. Tenemos, pues, que cooperar con esa gracia, y pedirla frecuentemente, como dice san Alfonso:

“Lo más importante para adquirir la virtud de la castidad es la oración: es necesario orar, y orar continuamente. Se ha dicho que la castidad no puede ser adquirida ni se puede preservar a menos de que Dios brinde su ayuda para preservarla; pero esta ayuda la concede Dios solamente a aquellos que la piden. De ahí que los santos Padres enseñen que, de acuerdo con las palabras de la Escritura: Siempre oremos sin desfallecer. Pidan y ses les dará… Es imposible para un hombre –dice Casiano– que por su propia fuerza y sin la ayuda de Dios permanezca casto; por eso, en nuestra batalla con la carne, tenemos que pedir al Señor, con todo el afecto de nuestro corazón, el don de la castidad”.

La humildad te ayudará a reconocer tu total dependencia de la gracia de Dios. No creas que superar la impureza depende de ti. Por supuesto que no. No puedes ganar ningún mérito en la vida cristiana sin la ayuda de Dios. No somos salvados por nuestros propios esfuerzos, sino sólo con la gracia de Dios que trabaja en nosotros y a través de nosotros, capacitándonos para hacer el bien y evitar el mal (Ef 2,8-10). Es como podemos superar el pecado. Hay una anécdota de los Padres del Desierto:

Se contaba que Amma Sara durante trece años fue severamente atacada por el demonio de la impureza. Sin embargo ella nunca oró para ser liberada de ese combate, sino que sólo decía, “Señor, dame fuerzas”. Luego fue atacada por otro demonio más hostil y amenazador que el primero, quien la tentaba severamente por el lado de la vanagloria. Sin embargo, permaneciendo firme en su temor de Dios y profesando su castidad, se fue a orar a su celda interior. El demonio se manifestó a ella de manera corporal y le dijo: “Sara, tú me has vencido”. Pero Sara replicó: “Te ha vencido Cristo que vive en mí”.

No eres tú quien vencerá tus pecados habituales, sino Cristo tu Dios y Señor. Pide a Él que te dé fortaleza.

Propósito: Humíllate profundamente delante de Dios, y pide que te saque de raíz todo orgullo de tu vida, y pide su gracia para no permitir que tengas una caída. Continúa con los propósitos anteriores, siempre con espíritu de humildad.

San Dimas, el Buen Ladrón, ruega por nosotros.

Mide tu progreso: desde que hice la última meditación,

Cuántas veces:

a. Deliberadamente me toqué impuramente al despertar

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

b. Deliberadamente vi fotografías o películas indecentes

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

c. Cometí actos impuros solo o con otras personas

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

d. Deliberadamente me deleité en pensamientos impuros

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

e. ¿Cuándo fue la última vez que fui a la Confesión? __________________
f. ¿Cuándo fue la última vez que asistí a la Santa Misa?________________



jueves, 9 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): mi marido usa magia negra

Pregunta: Descubrí hace algún tiempo que mi marido puede estar usando magia negra. Por el momento estamos separados, ya que descubrí infidelidades y sufrí acoso por parte de mujeres con las que él ha estado. El punto es que sufro de muchas opresiones en mi casa y escucho muchos ruidos. Sueño o veo personas lastimándome. No sé qué hacer, estoy muy desesperada porque por más que intento salir de esto, me pasan cosas con las que ya no puedo más. Espero me pueda ayudar, gracias.

Padre Hayen: con marido brujo y mujeriego, "pies para qué los quiero": ¡Córrele!... a invocar a todos los santos. Me parece terrible que esas mujeres de mala vida, no obstante te quitan a tu marido, se atreven a acosarte, seguramente por envidiosas. Claro, se atreven a molestarte porque se quieren quedar con él. Como esposa cristiana estás llamada a perdonar a tu esposo, lo que no significa que actúes con él como si nada hubiera sucedido, sino más bien a no guardarle rencor ni alimentar deseos de venganza. Imagínate tu situación: traicionada, dejada, embrujada ¿y todavía enojada? ¿A dónde irás así? Por eso para tu paz interior el perdón es muy importante. Jesucristo no se equivocó al decir: "hasta 70 veces siete" debemos de perdonar. Para perdonarlo, trata de comprender su historia que, seguramente, esconde muchas infidelidades que él vio en el ámbito de su familia. El pobre no aprendió a amar de otra manera.

Tienes todo el derecho a no admitirlo en tu casa mientras se siga comportando como un adolescente engolosinado con aventuras sexuales fuera del matrimonio. No tienes por qué compartir a tu marido con otras mujeres, así que el primer requisito para volver a vivir con él es que veas en él signos de auténtica conversión. Pero además, según mi opinión, él tiene que dejar la brujería. Tener a alguien en casa que le prende velas al diablo te expone a llevar una vida intranquila y llena de sustos. Pero no creas tan fácilmente, hija mía, que eso de la brujería funciona siempre. Dios le ha puesto límites a la acción del demonio y la mayoría de las personas que acuden a brujos, quedan defraudadas. Para que vivas tranquila, pide a tu párroco que bendiga tu hogar y te recomiendo que tengas agua y sal exorcizada como sacramentales que te protejan contra las insidias del Maligno. Procura ofrecer misas, muchas misas pidiendo a Nuestro Señor que tu esposo se arrepienta y deje esos malos caminos que llevan a la ruina eterna. La Eucaristía será tu mayor fortaleza, así como acudir a un sacerdote que te aconseje y te bendiga. Recibe un saludo cordial y una bendición.

(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook o en Twitter: @padrehayen)

miércoles, 8 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): maldiciones de los padres

Pregunta: Por muchos años me pesó no tener relación con mis padres. Él nos abandonó y ella fue abusiva, nos maldijo mucho desde niños; todavía hace cuatro años testificó en corte en mi contra para que perdiera a mis hijos. Ahora vivo entregada al Señor, no les guardo rencor y todo lo que hago es orar por ellos, eso es todo. ¿Usted cree que sea yo recipiente de maldiciones por no poder tener una relación con ellos?

Padre Hayen: me dolió mucho tu comentario por la lamentable actuación de tus padres hacia ti y tus hermanos. Es incomprensible cómo un padre puede maldecir a sus hijos y dañarlos emocionalmente de esa manera. Las maldiciones que tu madre te lanzó cuando eras niña seguramente no se cumplieron, puesto que veo que vives ahora entregada al Señor, no les guardas rencor y oras por ellos. ¡Qué mayor bendición que esa! Tu entrega a Dios y tu perdón hacia tus padres es la prueba de que las maldiciones que te lanzaron cayeron en el vacío.

¿Caerán maldiciones sobre ti por no poder tener una relación con ellos? No lo creo absolutamente. La relación con ellos quedó muy dañada por los abusos psicológicos de los que fuiste víctima. De hecho, sería muy difícil tener una relación normal con ellos, si tus padres no se arrepienten de sus faltas y hacen lo posible por reparar los daños que hicieron. Ojalá que eso sucediera algún día y pudieran volver a convivir como familia. Mientras tanto, tú estás haciendo tu parte, y lo estás haciendo de manera muy cristiana. Dice Jesús: "Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman" (Lc 6,28). El no guardar rencor y orar por ellos es la manera como estás viviendo el cuarto mandamiento: 'honrarás a tu padre y a tu madre'. Y, por los daños sufridos en el pasado, lo estás haciendo de manera muy edificante para quienes te rodean. Da gracias al Espíritu Santo, querida hija, por lo que está obrando en tu corazón. Te bendigo.

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martes, 7 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): honra a tus padres

Pregunta: ¿Es cierto que si honramos a nuestros padres nos irá bien en el matrimonio y Dios protegerá nuestra economía?

Padre Hayen: El cuarto mandamiento, 'Honra a tu padre y a tu madre' tiene más importancia de lo que nos imaginamos. En el mundo judío antiguo, el asistir a los padres en sus necesidades traía la bendición de Dios, la expiación de muchos pecados y una larga vida. Además traía la buena fama de los hijos que hablaban bien de sus padres. (Por 'larga vida' entendemos, no la duración de la vida en arco del tiempo, sino la vida virtuosa y rica en caridad).

La palabra 'patrimonio' significa la hacienda heredada de los antepasados, sobre todo la 'herencia del padre'. No nos extrañe que una persona que tiene una relación fracturada con su padre no pueda progresar económicamente. Nada le sale, en todo fracasa. En muchos casos la raíz de este mal está en una mala relación con el padre que debe sanar. 'Matrimonio' significa la defensa de la madre. Por eso a quienes cuidan de su madre, gozan de un buen matrimonio, por lo general. Y quienes descuidan a sus madres, acaba yéndoles mal en sus propias familias, por lo general.

Si yo fuera soltero y tuviera que escoger una chica para iniciar una relación amorosa, jamás escogería a una mujer que me hablara mal de su madre, ni de su padre. Si entre la chica con la que salgo y sus padres hubiera una relación dañada, seguramente tendría yo muchos problemas en mi matrimonio. Con nuestros padres, "es de bien nacidos ser agradecidos".

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A un año de la visita del papa Francisco

Más que nunca, debemos celebrar el primer aniversario de la visita del papa Francisco a Ciudad Juárez. No sólo por aquello que 'recordar es volver a vivir', sino porque nuestro huésped del 17 de febrero de 2016 nos dejó un legado que debe marcar el rumbo de nuestra pastoral para los próximos años. ¿Tarea de la Iglesia solamente? No. La palabra del papa es para todos los que formamos esta sociedad fronteriza: políticos, empresarios, obreros, sindicatos, estudiantes, familias, jóvenes. Son cuatro ámbitos en los que el pontífice nos dejó una tarea para realizar.

Crear la cultura del encuentro, es el primer desafío. Las grandes guerras, dijo Francisco, surgen por la falta de comunicación creados por los pequeños desencuentros. No cansarnos de dialogar, nos recomendó. En Ciudad Juárez se deben de seguir fomentando los espacios de diálogo para que grupos aparentemente antagonistas se unan en la responsabilidad de crear espacios de trabajo digno y útil para todos, especialmente para los jóvenes, a quienes les faltan oportunidades.

El segundo desafío es la reinserción social. Más allá del trabajo que realizan los centros de readaptación social para reinsertar a los presos en la vida social, Francisco fue más a fondo y habló de que la readaptación social comienza con la curación del tejido social. Esto se logra, poco a poco, insertando a todos los niños en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando las instancias de participación ciudadana, servicios sanitarios, acceso a los servicios básicos. Se trata de una tarea que rebasa el ámbito de la Iglesia e involucra a todos los actores de la sociedad civil.

La misericordia como lubricante de las relaciones sociales, es el tercer desafío. El papa nos comparó con Nínive, una gran ciudad que se estaba destruyendo, fruto de la degradación, la violencia y la injusticia. Dios movió el corazón de Jonás para ser profeta de la misericordia y el perdón divino. El papa nos reta a tratarnos y organizarnos de manera diferente. Tenemos que comprender, cada vez más, que la injusticia y la degradación se están instalando como parte de nuestra cultura, y eso nos encamina hacia la ruina. La Iglesia tiene la misión de seguir evangelizando y de ser una Iglesia 'en salida', con rostro misericordioso, para anunciar a todos la esperanza cristiana: convertir lo que nos está destruyendo y sacar toda la bondad que llevamos dentro.

Por último, nos exhorta a seguir siendo una Iglesia y una ciudad sensible a la realidad de las migraciones. Aquí convergen mexicanos, centroamericanos y de otros países del mundo que acarician el sueño americano, y que son víctimas del narcotráfico, de la extorsión, del secuestro y de la trata de personas. El papa nos llama a ser luz para tantos hermanos nuestros que sufren estos males. Nos invita a apoyar a las organizaciones eclesiales y de la sociedad civil que trabajan a favor de los migrantes, a apoyar a quienes defienden y acompañan la vida. Hemos de seguir siendo Iglesia de brazos abiertos que conforta y sostiene.

El próximo jueves 16 de febrero será una maravillosa oportunidad para congregarnos y orar juntos, como diócesis, ahí donde Francisco celebró su última Eucaristía en México. Y el viernes 17, ¡qué bendición poder revivir la visita en una solemne acción de gracias!

El Osito Bimbo, de luto
Murió Don Lorenzo Servitje, fundador del grupo Bimbo. Muchos en México lo recordarán como un empresario católico ejemplar. Don Lorenzo se tomó en serio lo que dijo Pablo apóstol: "Todo cuando hagan, de palabra o de obra, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre". Como discípulo de Jesucristo edificó sus empresas en la responsabilidad social y aplicando el espíritu de la Doctrina Social de la Iglesia. Fue un hombre que generó una gran cantidad de empleos y contribuyó enormemente al bienestar social en comunidades rurales e indígenas.
  
Generoso en obras de caridad y humanista, don Lorenzo fue fundador del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (Imdosoc), que tanto bien sigue haciendo para formar empresas con responsabilidad social. Su constante esfuerzo por devolver la ética a la política y por generar una sociedad limpia de corrupción y más igualitaria, hizo de don Lorenzo Servitje un apasionado buscador del Reino de Dios ordenando las realidades temporales según Dios. Sí, fue un millonario muy exitoso, pero Dios le dio a manos llenas porque don Lorenzo nunca vivió apegado al dinero, sino que fue solamente su administrador para el servicio del Reino. Dios nos regale a los mexicanos más empresarios-héroes de la estatura de Lorenzo Servitje. Descanse en paz.

lunes, 6 de febrero de 2017

Confesionario (sin absolución): clases de yoga

Pregunta: Mi maestra de teatro ha incluido el yoga dentro de las clases de actuación. ¿Qué me sugiere hacer? Gracias por su respuesta.

Padre Hayen: si tú eres católico practicante no debes participar en dichas clases de yoga. Puedes decir a tu maestra que tú no eres budista ni brahamanista, ya que el yoga es una disciplina practicada por dichas religiones, aunque el budismo no es propiamente una religión. Tienes todo el derecho de objetar a dichas clases ya que tu conciencia religiosa no te lo permite. Puedes sugerir a tu maestra que en vez de yoga todos se pongan a rezar el Rosario. Seguramente ella no estará de acuerdo, pues así tampoco estés de acuerdo con sus ejercicios de yoga. Como sugerencia, mientras los demás practican sus posturas de yoga, tú puedes hacer un rato de meditación con la Palabra de Dios, y seguramente sacarás mucho más provecho que tus compañeros de clases de teatro que practican yoga. Saludos y bendiciones.

(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook o en Twitter: @padrehayen)

La embolia ofrece una nueva señal


Durante una fiesta, una mujer, Juana, se "tropezó" y se cayó. Ella nos aseguró que todo estaba bien y que se había tropezado porque tenía zapatos nuevos (le preguntaron si quería que se llamase a una ambulancia, pero ella dijo que no). Se aseguraron de que todo estaba bien y le trajeron un nuevo plato de comida. Aunque Juana parecía un poquito desorientada, continuó divirtiéndose el resto de la noche. Más tarde esa noche, su esposo llamó diciendo que Juana había sido internada en un hospital porque había sufrido una embolia/derrame cerebral. Unas horas después ella había fallecido.

Juana había sufrido una embolia durante la fiesta pero nadie supo reconocer los síntomas. Si alguien hubiera reconocido los síntomas y cómo identificar una embolia, quizás Juana estuviera con nosotros hoy. Algunos no mueren, pero continúan viviendo una vida sin esperanza. Lo importante es hacer algo lo más pronto posible.

Un neurólogo dice que si él puede ver/atender a una víctima de una embolia en menos de 3 horas, puede totalmente invertir/revocar los efectos de una embolia en su totalidad. Dice que el secreto está en reconocer la embolia, diagnosticarla y hacer que el paciente reciba atención médica en menos de 3 horas, lo que a veces es difícil.

Cómo reconocer una embolia
A veces los síntomas de una embolia son difíciles de identificar. Desafortunadamente la falta de conciencia de cómo identificar una embolia significa desastre. La víctima de una embolia puede sufrir grave daño en el cerebro mientras la gente que está cerca no consigue reconocer los síntomas de una embolia. Ahora los médicos dicen que cualquier persona puede reconocer sencillamente una embolia haciendo tres simples preguntas:

H: Pídale a la persona que hable y diga una simple oración Coherentemente). (Por ejemplo: Hoy hace mucho calor)

L: Pídale a la persona que levante los dos brazos.

S: Pídale a la persona que sonría.

Si la persona tiene dificultad con cualquiera de estas tareas, llame a una ambulancia inmediatamente o llame a un número de emergencia y describa estos síntomas a la enfermera o al médico.

Nueva señal de embolia: sacar la lengua.
Otro signo o señal de embolia es ésta: pídale a la persona que saque (o que le muestre) la lengua. Si la lengua esta "torcida", si se va a un lado o al otro, eso es también señal de una embolia. Si así ocurre, llame inmediatamente a una ambulancia y a su médico para que le describa los signos. Si usted actúa inmediatamente una vida podría ser salvada.

sábado, 4 de febrero de 2017

Meditación no. 8 contra los pecados de la carne

Apártate de las ocasiones de pecado
(Rosemary Scott)

Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de tu; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna (Mt 5,29-30)




Oración: Hago el firme propósito, con la ayuda de Tu gracia, no volver a pecado y evitar las ocasiones próximas de pecado.

Estas frases son de las más difíciles de nuestro Maestro divino, que sin embargo hemos de obedecer como cualquiera de Sus mandamientos. No está haciendo referencia a una mutilación física, como explica san Juan Crisóstomo:

“(Jesucristo) nos dio estos mandamientos no como discusión sobre nuestros miembros -¡lejos el Señor de decirnos tal cosa! En ninguna parte dice que nuestro cuerpo tiene culpa de tales cosas. A lo que Él acusa es a la mente malvada. No es el ojo que ve, sino la mente y el pensamiento… Además, cuando Cristo habla de los miembros del cuerpo, él no estaría diciendo que se trata de un solo ojo, solamente el derecho, sino ambos ojos. Para él, quien peca con su ojo derecho, obviamente también peca con su ojo izquierdo” (Homilía XVII sobre el Evangelio de Mateo).

Aquí el santo hace un señalamiento excelente. Si tuviéramos que arrancar nuestro ojo derecho, continuaríamos viendo imágenes indecentes con el ojo izquierdo. Si tuviéramos que cortar nuestra mano derecha, nos quedaría la izquierda para seguir pecando. Lo que Jesús dice realmente es que a veces la única manera de tener victoria sobre un pecado habitual es tomar medidas extremas para quitar de nuestras vidas todas las ocasiones de pecado. Lo que es una inmediata ocasión de pecado, cercana o querida, tiene que ser abandonada sin tardanza o demora.

Esto es, definitivamente, el caso de los pecados contra la castidad. En la introducción a este programa “Limpios de corazón”, se te dijo que debías destruir toda la pornografía y cortar los medios que te llevan a ella. Si no lo has hecho, hazlo ahora. Si descubres que es más difícil deshacerse de ciertas revistas o videos que otros, quizá tienes un apego particular a esos objetos. Pide a Dios que te ayude a desapegarte de ellos.

Esta limpieza de casa puede resultar difícil e inconveniente para ti. Puede ser tan difícil como el cortar tu mano o arrancarte tu ojo. Por eso Jesús utilizó esa metáfora para describir esta dificultad. Pero si tú estás seriamente determinado para superar los pecados de la carne, harás todo esfuerzo para deshacerte de todo acceso a la pornografía. La experiencia demuestra que la gente que no lo hace, permanece destinada a continuar pecando una y otra vez.

¿Por qué tienes que tomar esta medida tan extrema? ¿Por qué no puedes solamente dejar todas las revistas pornográficas en una caja en el closet y nunca volverlas a mirar? Porque los pecados contra la castidad son una forma de idolatría, como dice san Alfonso:

Al ofender a Dios buscando el placer, el pecador hace del placer su dios, al hacerlo su último fin. Dice san Jerónimo: “Lo que la persona desea, si le rinde culto, es un dios para ella. Un vicio en el corazón es un ídolo en el altar”. Y dice santo Tomás: “Si amas los deleites, los deleites son tu dios”. Según san Cipriano, “lo que el hombre prefiere a Dios, se vuelve un dios para él”.

Cuando el hombre prefiere un placer vil a la gracia divina, convierte su placer en su último fin, lo convierte en su dios. ¡Qué deshonra tiene que ser para Dios, quien es infinitamente bueno, el verse Él mismo cambiado por algo tan vil y miserable!

La Escritura asocia la impureza con la idolatría (Rom 1,22-26, Col 3,5). El Antiguo Testamento atestigua la frecuencia con la que los israelitas desobedecieron el mandamiento “No tendrás dioses extraños ante mí”, y es interesante notar que su idolatría tenía que ver con frecuencia con algunas formas de conducta impura. Por ejemplo, el culto al becerro de oro se convirtió en una orgía (Exodo 32,6). Algunos hombres de Israel cometieron ambas cosas, actos impuros con mujeres moabitas y culto a sus dioses (Num 25,1-3). Después de entrar en la Tierra prometida, muchos israelitas comenzaron a adorar los dioses cananeos de la fertilidad como Baal, quien estaba representado por ídolos de lascivia y cuyos ritos contenían rituales de fornicación (Num 25,1-9) y prostitución religiosa (1Re 14,23-24).

La Sagrada Escritura recopiló estos acontecimientos para prevenirnos e instruirnos (1Cor 10,6-11). Los pecados contra la castidad en los que incurrimos son nuestros dioses falsos. Se trata de ídolos que anteponemos a nuestro Señor, no menores que aquellos de los hijos de Israel.

Así como Dios pedía que su pueblo elegido se purificara de toda lascivia, sacando a todos los ídolos inmorales de su tierra, también Él nos manda deshacernos de los nuestros. Dios nunca les dijo a los israelitas que solamente ocultaran a sus ídolos en sus closets y nunca les volvieran a dar culto; sino que repetidamente les mandó a que los destruyeran completamente:

Quemaréis las esculturas de sus dioses, y no codiciarás el oro y la plata que los recubre, ni lo tomarás para ti, no sea que por ello caigas en un lazo, pues es una cosa abominable para Yahveh tu Dios; y no debes meter en tu casa una cosa abominable, pues te harás anatema como ella. Las tendrás por cosa horrenda y abominable, porque son anatema (Dt 7,25-26).

Suprimiréis todos los lugares donde los pueblos que vais a desalojar han dado culto a sus dioses, en lo alto de los montes, en las colinas, y bajo todo árbol frondoso; demoleréis sus altares, romperéis sus estelas, quemaréis sus cipos, derribaréis las esculturas de sus dioses y suprimiréis su nombre de este lugar (Dt 12,2-3).

Quemar, suprimir, demoler, romper, derribar. Así como una vez les ordenó a los israelitas, así también Dios nos manda hacer estas cosas con los ídolos en nuestra vida.

Jesucristo nuestro Señor dijo: “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero” (Mt 6,24). De manera semejante, no puedes servir a Dios y a Baal, o Venus, o Baco. Odiarás a los falsos dioses de la impureza y amarás a nuestro Señor, o amarás la impureza y despreciarás a Dios. Recuerda que el odio hacia Dios es una de las siete hijas de la lujuria. Quizá todavía no lo has experimentado, pero si continúas dando culto a los ídolos de la impureza terminarás odiando a nuestro Santísimo Señor. Es el efecto de la lujuria en el alma.

Así que obedezcamos a Dios; quitemos esas “cosas abominables” de nuestras casas. Aplastemos todos nuestros ídolos de impureza y purifiquemos nuestras vidas de toda forma de idolatría. Jesucristo es nuestro Rey, y sólo ante Él hemos de doblar nuestra rodilla. Vayamos sólo a contemplarlo a Él para obtener consuelo. Y desde ahora, llenemos nuestras almas con el Pan de Vida y no con el veneno de los vicios.

Propósito: Si todavía no lo has hecho, destruye todos los ídolos de la impureza. Pide a Dios que te muestre cuáles son las ocasiones próximas de pecado en tu vida, y que te inspire con ideas para deshacerte de ellas. Si ya has quitado todas las ocasiones próximas de pecado, continúa con tus propósitos anteriores.

San Juan Crisóstomo, ruega por nosotros.

Mide tu progreso: desde que hice la última meditación,

Cuántas veces:

a. Deliberadamente me toqué impuramente al despertar

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

b. Deliberadamente vi fotografías o películas indecentes

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

c. Cometí actos impuros solo o con otras personas

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

d. Deliberadamente me deleité en pensamientos impuros

_____0 _____1 _____2 ­­­_____3 o más veces

e. ¿Cuándo fue la última vez que fui a la Confesión? __________________

f. ¿Cuándo fue la última vez que asistí a la Santa Misa?________________

De curanderos, ateos e incautos católicos

A propósito de la Jornada Mundial del Enfermo que celebraremos el próximo sábado 11 de febrero, en varias ocasiones he encontrado a personas que se confiesan católicas pero que, cuando les apareció una enfermedad, empezaron a buscar, desesperadas, a curanderos y brujos. Los hechiceros asustaron a estos ingenuos diciéndoles que alguien les había puesto un mal, un trabajo negro, y que ellos, los brujos, les quitarían esa supuesta maldad. Pero las enfermedades de los incautos nunca desaparecieron y lo único que los curanderos les quitaron fue su dinero. ¿Pero por qué siguen muchos bautizados recurriendo a esta falsa solución?

En este mundo de alta tecnología encontramos a muchos católicos que viven alejados de Dios y de los valores espirituales. Católicos sólo de barniz que, en realidad, no saben quiénes son, de dónde vienen ni a dónde van. Católicos que nunca entendieron el valor y el significado de la vida y que, cuando aparecen las enfermedades serias, crisis personales o ven que se acerca la muerte, caen en la cuenta de que edificaron sus vidas como castillos de arena.

En una ocasión conversé con dos médicos ateos que, en su niñez, fueron bautizados católicos. Uno de ellos negaba absolutamente la existencia de Dios. Decía que el hombre solamente era un compuesto de materiales biológicos y que su destino, una vez llegada la muerte, era la desaparición total y para siempre. El otro, si bien no se confesaba ateo, se declaraba agnóstico, es decir, alguien incapaz de tener respuestas sobre el misterio de la vida y afirmaba que, si Dios existía, tenía que ser un Dios muy lejano, totalmente ajeno a nuestros asuntos humanos.

Estos médicos creían solamente en la ciencia. Pero, ¿qué puede decir la ciencia sobre el significado de la vida, sobre la existencia del bien y del mal, sobre el misterio del dolor y la muerte? Para estos médicos el hombre se reduce a un animal más de la evolución de la materia. ¿Qué respuesta puede dar la ciencia al hambre de felicidad, de absoluto y de eternidad que lleva el hombre en su interior?

Entre aquellos católicos que recurren a curanderos y los católicos que han sido arrastrados por las olas del ateísmo o de la indiferencia religiosa, hay dos cosas en común. Unos y otros tuvieron una deficiente formación en su fe cristiana –el último curso que hicieron en la Iglesia fue para recibir su primera Comunión–, y también les faltó tener un encuentro vivo con la persona de Jesucristo. Pertenecer exteriormente a una religión no basta. El catolicismo de pantalla, aquel en el que el sacramento del Bautismo se quedó como un regalo sin abrir, no sirve.

"Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas" (Jn 8,12)
Profesarnos católicos debe conducirnos hacia el encuentro cotidiano con el Hijo de Dios y Salvador del mundo. Solamente así podemos descubrir la belleza y la grandeza de la vida. Entenderemos entonces qué significa la expresión del Señor: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). Confesarnos católicos no es tener nociones de las palabras y enseñanzas de Jesús de Nazaret, sino es apoyar la propia vida en su persona.

Hallar a Jesucristo vivo es la clave de la vida cristiana. Lo descubrimos como una persona divina con rostro humano que ilumina nuestra existencia y nos conduce a la salvación, llenándola de luz, paz y alegría. La diferencia abismal entre Jesucristo y los fundadores de otras religiones –muchos de ellos fueron grandes maestros de sabiduría– es que éstos están muertos y Jesús está vivo. Y no está vivo de manera imaginaria sino real. No es locura ni necesitan psiquiatra. Lo pueden experimentar millones de personas que lo siguen todos los días. Los discípulos de Jesús suelen ser personas cuerdísimas, equilibradas, de serenas relaciones interpersonales, alegres, esforzadas por ser honestas y trabajadoras.

A esos cristianos católicos que viven una vida de adicción amorosa al Maestro, y que se esfuerzan por vivir sus días de manera más santa, los podemos llamar ‘sal de la tierra y luz del mundo’. Son ellos, y no la propaganda ni las redes sociales, quienes viviéndolo, difunden el cristianismo en el mundo.

jueves, 2 de febrero de 2017

El mundo caótico de Pablo Picasso

Muchos tenemos la impresión de que el arte va a la deriva. Si las antiguas pinturas religiosas nos arrancaban emociones estéticas, hoy lo feo y lo grotesco, el caos y el sinsentido se han apoderado de lienzos y murales. Admiré mucho tiempo a Pablo Picasso. Todos decían que era un genio de la pintura del siglo XX, creador del cubismo. Quizá lo admiré por dejarme arrastrar por los aplausos que se deben dar a los famosos, aunque la mayoría no entienda sus obras y les parezcan absurdas.

Pablo Picasso fue un hombre de enorme talento para pintar. Pero está lejos de ser un genio de la humanidad. A Picasso nunca le gustó estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando donde se estudiaba pintura clásica. Él prefirió ser un espíritu libre y terminó rompiendo todas las reglas de la pintura, al grado de escandalizar al público de su época. Se juntó con anarquistas en Barcelona, se hizo comunista y supo bien plasmar en sus lienzos sus desórdenes internos.

Picasso llevó una vida personal bastante confusa. Varias amantes desfilaron por su vida, algunas de ellas con grandes diferencias de edad; de hecho mientras estaba casado sostuvo una relación con una menor de edad durante más de ocho años. No es de extrañar que sus aventuras con siete mujeres hayan tenido una enorme influencia en su obra pictórica.

A los trece años conoció a Ángeles Méndez a quien le dedicó su primer dibujo. Luego vino Germaine, la mujer que le rompió el corazón a Casagemas, pintor, poeta y el mejor amigo de Picasso. Casagemas se había suicidado por el rechazo de ella, y tras la tragedia, Picasso la hizo su amante.

Jacqueline y Picasso en una corrida de toros en Francia, 1954
Después conoció a Fernanda Olivier quien era una modelo para artistas. Picasso la invitó a su estudio e iniciaron una relación amorosa. Él era muy celoso al grado de obligarla a vestir de negro, de pies a cabeza, para que ningún otro hombre la volteara a ver. En ocasiones hasta le quitaba los zapatos o la dejaba encerrada en el estudio para que no escapara. En 1911, Fernande le fue infiel y pidió a su amiga Eva que espiara a Picasso, pero éste acabó convirtiendo a Eva en su nueva amante.

Con Eva, Picasso inició su período cubista en el que la representaba a ella como guitarra y con formas fragmentadas. Sin embargo la relación terminó debido al cáncer que puso fin a la vida de Eva.

Llegó Olga Pavlova. Esta fue la mujer que Picasso encontró en Roma en el año 1917, mientras el pintor trabajaba en el diseño de la coreografía y vestuario de una obra. No perdió el tiempo y se hicieron amantes. Con Olga, Picasso se volvió más dócil. Lo veían con ella en las fiestas que quería, e incluso se vestía elegantemente con tal de gustarle. Pero la vida burguesa no era para Picasso, quien se hartó y, como era habitual en él, la convirtió en los monstruos de sus obras.

No había terminado su relación con la Pavlova cuando vino su nuevo amor: Marie Therese, una chica de 17 años a la que acostumbraba a tratar como una niña, regalándole muñecas y dulces. Tuvieron una hija y con ella Picasso hizo cuadros eróticos como el llamado "El sueño y Minotauro", en el que plasmó toda su lujuria por aquella menor de edad. Al enterarse de la muerte de Picasso, Marie se suicidó en 1977.

Las señoritas de Aviñón, Picasso, 1907
Conoció a Dora Maar, quien lloraba mucho y se deprimía porque el artista la comparaba con Marie. La pintó en "Mujer llorando" y en 1945 puso fin al “noviazgo” porque ya iniciaba uno nuevo. Dora, por la tristeza, tuvo que ser internada en un sanatorio. “Me utilizó hasta que no quedó nada más de mí, más que los cientos de retratos que había pintado” dijo.

La siguiente mujer en la vida de Picasso fue Françoise Gilot, quien tuvo el valor de dejarlo tras enterarse de que la engañaba. Con ella tuvo  dos hijos, Claude y Paloma. Los días con Francoise también marcaron la obra artística de Picasso. Esta vez, los cuadros se volvieron más alegres.

Su último gran amor fue Jacqueline, mujer sumisa y retraída que se entregó completamente a él de manera esclavizante, haciendo todo lo que él le pedía. A los 84 años, el artista padecía de úlceras y problemas de próstata, por lo que tuvieron que intervenirlo quirúrgicamente. Murió el 8 de abril de 1973. Jacqueline no se pudo recuperar de su gran perdida y acabó suicidándose en 1986.

Lo que podía esperarse de un artista que era incapaz de ser fiel a una sola mujer, y que vivía en el desorden, rompiendo reglas morales, era también un desorden y un rompimiento de reglas en el mundo de la pintura. En la etapa final de su vida, Picasso elaboraba collares con periódicos, con pedazos de madera, desperdicios, papeles de diversos colores, tejidos adheridos en un lienzo, de modo que todos estos elementos componían un cuadro. Con esto simbolizaba la descomposición de la materia.

La obra de Picasso es deshumanizante. Ahí está lo absurdo, lo monstruoso, lo sucio, lo corrompido. Formas repulsivas están presentes en sus cuadros. Estamos ante la demolición de lo humano. El arte de Picasso es tan caótico como lo fue su vida personal. Pero dejemos que el artista hable por sí solo. Estas son las tristes palabras de quien fue considerado como uno de los más grandes iconos del arte pictórico de los últimos tiempos.

La mujer que llora, Picasso, 1937
"En el momento en que el arte ya no es alimento de los mejores, el artista puede exteriorizar su talento en toda clase de tentativas de nuevas fórmulas, en todos los caprichos y fantasías, en todos los expedientes de la charlatanería intelectual. El pueblo ya no busca ni consuelo ni exaltación en las artes. Y los refinados, los ricos, los ociosos, los destiladores de quintaesencias, buscan lo nuevo, lo extraordinario, lo original, lo extravagante, lo escandaloso. Por mi parte, desde el “cubismo” y más lejos aún, he contentado a esos señores y a esos críticos con las múltiples extravagancias que me han venido a la cabeza, y cuanto menos las han comprendido, más las han admirado. A fuerza de divertirme con todos esos juegos, con todas esas paparruchas, esos rompecabezas, acertijos y arabescos, me hice célebre rápidamente. Y la celebridad significa para un pintor: ventas, ganancias, fortuna, riqueza.
En la actualidad, como sabéis, soy célebre y muy rico. Pero cuando estoy a solas conmigo mismo, no tengo el valor de considerarme artista en el sentido grande y antiguo de la palabra.

Ha habido grandes pintores como Giotto, Tiziano, Rembrandt y Goya. Yo no soy más que un bufón público que ha comprendido su tiempo. La mía es una amarga confesión, más dolorosa de lo que pueda parecer, pero que tiene el mérito de ser sincera”. (Declaraciones de Picasso, publicadas en Die Welt, noviembre 1981).


El catolicismo y la carne

El aspecto más distintivo del cristianismo sobre otras religiones es la encarnación de Dios en la raza humana. Las demás religiones se escan...