miércoles, 5 de julio de 2023

Los tormentos de Lutero


Por el lugar en donde vivo pasan muchos predicadores evangélicos. Les gusta instalar sus bocinas por las calles y plazas para pregonar su mensaje, que puede ser resumido en esta frase: "acepta a Cristo en tu corazón y serás salvo". Muchas veces les he escuchado predicar que para salvarse no es necesaria una religión porque el único que salva es Jesucristo. Sus prédicas tienen un estilo muy eufórico, lleno de arrebatos y gritos, que buscan emocionar a la audiencia. He visto a algunos tratando de expulsar al demonio de alguna persona que se siente mal, y así convierten en espectáculo cuestiones tan delicadas como el exorcismo.

Mi intención no es hacer una crítica malsana –mucho menos una burla– a los protestantes tradicionales y a los innumerables grupos evangélicos que se van desprendiendo unos de otros, sino buscar comprender esa mentalidad religiosa –tan diferente a la católica–, que busca la salvación personal únicamente a través de Jesucristo prescindiendo de la Iglesia. Para ello hemos de ir a los tiempos de la Reforma protestante y aproximarnos a Martín Lutero, su fundador.

Se dice que Lutero, monje agustino, se había escandalizado por el comercio de indulgencias y el penoso ambiente moral –tanto del clero regular como del secular–, que encontró durante su viaje a Roma en 1510. Sin embargo aunque eso favoreció su rebeldía a la autoridad eclesiástica, en realidad no fue lo que detonó la Reforma protestante. El factor más importante que llevó a Lutero a querer reformar la Iglesia fue la mentalidad de miedo en que fue adoctrinado por su padre.

La primera escena de la película "Lutero" de 2003, cuando el monje corre bajo una tormenta eléctrica, y trata de escapar de la lluvia y los rayos, en medio de angustiosas súplicas a Dios por su salvación, refleja las tempestades que tenía en su conciencia. Lo acompañaba la idea de Dios como un juez severo, pronto para la ira y la cólera, sin clemencia ni misericordia. Vivió atormentado por sus pecados y sufrió de muchos pensamientos obsesivos con la idea de la condenación eterna. Se confesaba varias veces a la semana con el padre Staupitz, quien no lograba tranquilizar su conciencia. En una ocasión hizo una confesión de seis horas. El mismo Lutero dijo: "Si no hubiera sido por el padre Staupitz, me hubiera hundido en el infierno".

Como sucede con todas las personas escrupulosas, Lutero veía pecado donde no lo había. La mera inclinación al pecado, la sola concupiscencia –esa huella que dejó el pecado original y que todos padecemos como una cierta inclinación desordenada hacia el mal– era para él pecado consumado. Confundía el sentir con el consentir. El padre Staupitz no tenía la capacidad para tratar con la enfermedad psicológica de Lutero y solamente quedaban dos caminos de salida: uno era enloquecer, y el otro era escapar de esos laberintos mentales con la creación de una nueva doctrina que pudiera acomodarse a su conducta y así liberarse de todo reproche de su conciencia. Fue el camino que siguió el agustino.

Decía Jacques Maritain: "El luteranismo no es un sistema elaborado por Lutero; es el desbordamiento de la individualidad de Lutero", y así fue. El protestantismo no nació como una construcción teológica fruto de una reflexión serena, sino como la respuesta existencial a un hombre atormentado, afirma Bustos Pueche, estudioso de Lutero. Nació como una búsqueda de una doctrina que se acomodara a la mente de Lutero para que no perdiera la cordura. Él no tenía una formación teológica sólida. Cualquier cosa que no podía interpretar a su favor la rechazaba considerándola errónea. De esa manera estableció que siete libros del Antiguo Testamento y cuatro del Nuevo Testamento no entrarían a formar parte del canon bíblico. Fue Felipe Melanchthon, teólogo y amigo de Lutero, quien luego dio forma doctrinal al pensamiento luterano.

Han pasado casi 480 años de la muerte de Lutero, y hoy por los alrededores de mi parroquia se sigue escuchando la frase protestante-evangélica: "Cierra tus ojos, sólo tienes que aceptar a Jesucristo en tu corazón y serás salvo". Es una frase que resume la idea que tenía el reformador de que basta la fe sin obras para obtener la salvación. Tenía razón Lutero en el sentido de que el acto de fe es el que nos posibilita la salvación, pero el protestantismo insiste tanto en que hay que creer en Jesucristo con mucha fuerza, con mucha intensidad; insiste en que hay que mantener lo más posible el esfuerzo de la fe que, finalmente,
ésta termina siendo un acto del hombre, y no un don de Dios.

En su libro "Mirar a Cristo" –decía el cardenal Ratzinger– que hay algunos cristianos que "no quieren obtener perdón alguno, y en general don alguno, de parte de Dios. Quieren el orden puro: no perdón sino justa recompensa, no esperanza, sino seguridad. Con un duro rigorismo de ejercicios religiosos, con oraciones y acciones, quieren procurarse un derecho a su felicidad en el cielo. Les falta la humildad esencial para el amor, la humildad de poder recibir dones más allá de nuestro actuar y merecer". En el fondo Lutero predicaba un esfuerzo personal para salvarse, lo que le daba seguridad para su conciencia atormentada. No buscaba confiar en Dios, sino la seguridad que Dios lo había salvado.

Los orígenes de la Reforma protestante nos enseñan a comprender porqué nuestros hermanos evangélicos tienen un estilo muy peculiar de predicación y de culto, con canto, alabanza, ruido, aplauso: "¡Cierra tus ojos, sólo cree y serás salvo!" "¡Confiesa con tu boca que Jesucristo es el Señor!" "¡Sólo él tiene poder!". Lo importante es sentir intensamente, creer vigorosamente. Ellos no conocen un secreto que tenemos los católicos: la oración silenciosa ante el Santísimo, la soledad sonora, la meditación sosegada, la confianza en la misericordia y la gracia que nos hace esperar la salvación de Dios.

9 comentarios:

  1. Este artículo está basado en la opinión de un hombre, sin sustento ni fundamento bíblico. No puede ser el hombre fuente de moral. No creo que lleguemos a un buen debate en este medio pero dejo una pequeña opinión. La Biblia enseña en Romanos 10:9 como ser salvo. Y dice lo mismo en la llamada versión evangélica (RV1960) que en la versión católica (DHH) igualmente enseña que la salvación es por gracia No por obras para que nadie se gloríe (Efesios 2: 8-9) Al final no existe biblia católica ni evangélica, existe Las Sagradas Escrituras, ese es otro tema que no hay espacio para hablar de los deuterocanonicos, que carecen de esencia divina. Ninguna encíclica, ni tradiciones ni opiniones de hombre pueden ser sustento para la guía espiritual que necesita el hombre. La iglesia católica es como el pueblo de Israel cuando pecaba y se apartaba de Dios por caer en mezclas con pueblos paganos, eso es lo que hoy se llama sincretismo o el ecumenismo promovido por la iglesia romana

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    1. Y que dicen ustedes los protestantes de la Carta del Apostol Santiago? Que por cierto fue eliminada por Lutero y después reincorporada por otros. Miren lo que expone claramente el Apóstol desde el principio de su carta: Santiago 1:16 :Amados hermanos míos, no os engañéis; Santiago 1:22: Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Y muy claramente en Santiago 2:14-16: Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene las obras? ¿Por ventura esta tal fe le podrá salvar?? Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta. Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Y si no creen en este Apóstol, que dicen del juicio final que esta en Mateo 25 donde seremos examinados por las obras. Ver Mateo 25:31-46. Es muy cómodo y camino fácil y amplio no hacer obras en nombre de Dios y por amor a nadie, solo por fe o creer en Dios. Y ojo, miren que los demonios también creen en Dios, pero no obran según manda Dios, quien desde el principio de Su Palabra ( Que no pasara, ni la puede cambiar ningún hombre), El manda a hacer obras de Caridad y Misericordia por nuestros semejantes y castiga a quien haga el mal o no haga el bien que debe hacer, que es uno de los peores pecados que hay: no hacer el Bien incluso hasta a los enemigos como claramente dijo el Señor (Mateo 5:44 y Lucas 6:35)

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    2. Estimado Señor Romeo Barbera. Estoy de acuerdo totalmente con usted, en esto: en el contenido biblico que presentó. Pero lo usa en un contexto que No es. En lo que yo escribí no hay ninguna expresión en contra de las obras, ese tema lo manejan desacertadamente ustedes. Las obras son parte de los resultados de haber nacido nuevamente, es más la biblia dice que Dios preparó de antemano buenas obras para que anduviesemos en ellas (Efesios 2:10) por ejemplo amamos porque Dios nos amó. Pero NO HAY sustento alguno para creer que por obras podemos salvarnos en ninguna parte de la Biblia. Por eso dice Efesios 2 "para que nadie se gloríe" si así fuera entonces para que vino Cristo?. Es muy peligroso y aventurado creer que por obras uno puede obtener la vida eterna. Permítame decirle que no estoy en ningún momento debatiendo para imponer pero las Sagradas Escrituras son claras. Usted siga siendo católico lo cual respeto, ninguna iglesia salva, ni católica ni evangélica, pero asegúrese de hacer lo que dice la Escritura es la única forma de manifestar amor a Cristo. Juan 14:15 dice Jesús hablando Si me amáis, guardad mis mandamientos.

      Nadie debería evangelizar a nadie para convertirlo de una religión a otra, pero si se debe evangelizar para hacer discípulos de Cristo (Mateo 29:19) el gran error de las religiones tradicionales es cree que Dios le pertenece a sus doctrinas particulares y se vive en contienda mientras la gente se está perdiendo

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  2. Excelente reflexión. El protestantismo es antibíblico desde la A hasta la Z. Le felicito!!

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  3. "El Cristianismo de la historia NO es el protestantismo. Si hay alguna verdad segura, es esta. (...) Profundizar en la historia es dejar de ser protestante". (John Henry Newman, ex-protestante)

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  4. Lutero no solo se apartó de la verdadera Iglesia y de Cristo y traiciono sus votos de entrega a Dios por sus trastornos emocionales, si no también porque se enamoró por cierto de una monja y buscó la excusa de algunos aspectos mal de la Iglesia de entonces, para casarse y justificar así su traición. Por qué no buscó el camino de San Francisco de Asís, que en su tiempo habían algunos casos peores en la Iglesia en Roma. San Francisco no se apartó, ni fundo tienda parte y podía haberlo hecho, sino que transformó con su vida ejemplar la Iglesia de entonces; porque cada vez que alguna parte de Su Iglesia se desvía, Dios actúa dentro de ella misma para corregirle el rumbo y no permitirá que las puertas del infierno la destruyan. Las puertas que abre el infierno actúan dividiendo y destruyendo como hicieron Lutero, Calvino y otros y siguen dividiéndose.

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    1. Las verdaderas reformas de la Iglesia no provienen de la rebeldía contra la autoridad sino de la santidad de algunos de sus miembros. San Ignacio de Loyola fue un santo dado a la Iglesia por la Providencia para responder a la rebelión de Lutero y de sus seguidores.

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    2. Correctamente Padre. La santidad ( unidad con Dios y Su Cuerpo mistico la Iglesia) es lo que transforma todo, por eso lo que necesitamos hoy dia es cristianos santos.

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  5. La Septuaginta(LXX) contenía lo que hoy llaman los deuterocaónicos. La Septuaginta fue usada por Jesucristo y sus apóstoles. Ej. Hechos 8, 26-38 que cita a Isaías 53, 7-8 de la LXX.

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