sábado, 20 de septiembre de 2014

Católicos en la universidad

Ha iniciado el año escolar en las universidades, y algunos alumnos de nuevo ingreso, católicos practicantes, pueden sentirse inquietos. Les han dicho que en la universidad encontrarán profesores ateos que atacarán la fe de los estudiantes creyentes durante sus clases. También han oído decir que los católicos y personas religiosas, en general, sufren discriminación si sacan a la luz pública sus creencias espirituales y morales. ¿Qué debe hacer un estudiante católico que quiera preservar su fe en el ambiente universitario?

Conocí a un joven que desde niño fue católico practicante. Bastaron tres semestres de universidad para que dejara de ir a la iglesia. Al preguntarle por qué, contestó diciendo que en la universidad había entrado en contacto, a través de algún maestro, con otras ideas que lo hicieron ver la vida de otra manera, y ahora consideraba la religión como algo anticuado.

Muchas de las ideas liberales que hoy circulan en nuestra cultura tienen su origen en ambientes universitarios. Hay profesores ateos que imparten libre cátedra y es lógico que quieran transmitir sus propias visiones del mundo a sus alumnos, especialmente en los campos de las humanidades. A veces los maestros invitan a sus estudiantes a compartir sus propias visiones de la vida; otras veces se meten con el tema religioso –aunque su materia no trate sobre ello– para provocar a los alumnos. Pienso que, en este contexto de provocación, un estudiante que viva su fe católica no debe ocultarla, ni por temor al docente ni a sus compañeros.

El respeto es fundamental. Un maestro debería de saber que meterse con la fe religiosa es un tema tan delicado como meterse con la familia de los alumnos. Dios y la Iglesia son algo que muchos llevan en el corazón como algo profundamente amado, a veces más que la propia familia de sangre. Así que ante un hostigamiento a la fe, ningún creyente tenga miedo de pedir a un profesor, con toda cortesía, el respeto a sus propias creencias religiosas.

Desafortunadamente son pocos los estudiantes católicos que saben dar razones de su fe. Cuando en clase se toca el tema de Dios y el profesor agrede las creencias religiosas, la mayoría del alumnado es tímido y prefiere el silencio. Es muy raro que alguien levante su mano y, con buenos argumentos, deje callado al maestro. Quizá los más preparados no se atreven a debatir, por temor a represalias, contra quien tiene la autoridad en la clase.

Pero bueno, creo yo que a los catedráticos no les cae mal que los alumnos defiendan sus creencias religiosas. Lo que a ellos verdaderamente les desagrada es la falta de interés de un estudiante en su materia. Sin embargo, cuando se toma en serio el estudio y hay atracción en profundizar los argumentos, el profesor, por lo general, se mostrará complacido y aceptará que su alumno no comparta sus puntos de vista sobre cuestiones espirituales.

En clase no deben mezclarse, ciertamente, las disciplinas académicas con las cuestiones religiosas, pero a veces es inevitable, sobre todo por la provocación que hacen los maestros para suscitar un debate. No se trata de convertir el salón de clase en un campo de batalla ni tampoco en una catequesis. Pero si tenemos en cuenta que la universidad debe ser un espacio donde se estudian y debaten las cosas hasta llegar a sus verdades profundas y últimas, cabe el tema religioso. Un profesor universitario nunca debe pensar que posee toda la verdad, y descalificar a un alumno sólo porque tiene convicciones religiosas es, más bien, indicio de soberbia intelectual.

Un católico practicante no debe temer un choque intelectual con un maestro en la universidad. En realidad el debate es una ocasión para profundizar la fe y saber dar razones de ella. Los ataques a la fe católica vienen, más bien, de un ambiente cultural liberal y envilecido que dificulta mantener las propias convicciones morales. Existe, por lo general, una manera de pensar ‘políticamente correcta’ en los campus universitarios y quien no se ajuste a ella puede sentirse relegado. Se trata de un ambiente que presiona a abandonar la fe para asumir los principios liberales de ciertas élites intelectuales.

Aconsejo a los estudiantes universitarios católicos buscar asociarse para profundizar su fe; buscar maestros creyentes en comunión con la Iglesia para compartir sus convicciones; acercarse a sus párrocos para encontrar apoyo; leer libros católicos y frecuentar sitios web formativos; asistir a la Eucaristía. Perder la fe es, por lo general, consecuencia de la tibieza en la vida cristiana y no de debates intelectuales.

1 comentario:

  1. Eso es verdad en el ambiente Universitario cada vez mas son los que , aunque no tenga nada que ver, sacan en lo académico siempre a la Iglesia, y la mayoría de las veces es de manera negativa, lo digo por que nos hemos encontrado con un par de maestros que emiten comentarios para generar polémica, y algunos compañeros y yo alguna vez dimos nuestras razones de ser ''tan católicos'' y al hacer esto no se quedan tranquilos y los ataques suben de tono, y empiezan a atacar con que la Iglesia es un fraude etc., cosas fáciles de decir pero no demostradas, y son personas por lo general que están sumergidas en política y se creen intelectuales,y ciertamente son muchos los jóvenes que no practican su fe y al verse envueltos en estas ideas siguen estas corrientes pues les parecen acertadas, sin conocer la Fe, y apoyan ideas que pretenden ser ''modernas'' y cambiar nuestra perspectiva de las cosas como el aborto etc. incluso alguna vez alguna persona me llamo ''anticuado'' al oponerme al aborto, pues es fácil insultar, criticar y cuestionar a quien trata de vivir su fe, sin antes ponerse a analizar los distintos puntos de vista. Pero bueno debemos hacer caso a Cristo que nos dice ''por mi causa serán perseguidos''. Amen

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