lunes, 29 de septiembre de 2014

Miguel, Rafael, Gabriel

Es bellísima la descripción que hace Daniel del mundo angélico: "Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia" (Dan 7). 

Los ángeles no se cansan de adorar, alabar y servir a Dios. Esta es la mejor medicina para el alma. Nosotros los hombres somos criaturas espirituales y también, como los ángeles, nos realizamos en la adoración, la alabanza y el servicio para agradar a Él en todo. Verdadera desgracia es vivir distraídos en tantas cosas efímeras que llenan la cabeza de humo. Mientras más adoremos y vivamos en el servicio de Dios, más libres y felices seremos. 

"Verán el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre", dice Jesús. Hay una comunicación constante, puyes, entre el cielo y la tierra. No estamos solos. Miguel, Rafael y Gabriel, arcángeles del Señor, nos acompañan y fortalecen en el camino hacia el Reino. No nos cerremos entonces en nuestras soledades. Abramos el corazón a la comunión con ellos en cada elección que hacemos y en el sudor de nuestras batallas.

2 comentarios:

  1. Bello gracias Padre Hayen, estemos más atentos a las señales de los Arcángeles y Ángeles de Dios.

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  2. Hoy en misa aprendi que Miguel significa "Quien como Dios", Gabriel "Fortaleza de Dios" y Rafael "Medicina de Dios".

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