sábado, 3 de mayo de 2014

El respeto por los mayores


En el Imperio Romano, el jefe del hogar romano tenía una gran autoridad. Su palabra era ley. Los niños crecían bajo la atenta vigilancia del abuelo, del padre del abuelo, del abuelo de su abuelo… y por si eso fuera poco, de una multitud de tíos abuelos. Cuando los mayores morían, los familiares hacían máscaras de cera, o pequeñas figuras para recordarlos. Eran los guardianes de la familia y de las antiguas tradiciones. Eran lo que define a los hijos, y eran la esencia de lo que significaba ser romano. A diferencia de los griegos, que esculpieron los cuerpos musculosos de los jóvenes atletas, los romanos preferían esculpir los bustos de los ancianos, aunque fueran calvos y tuvieran papadas y verrugas. Las feministas de hoy habrían odiado el patriarcado de la Roma antigua. Sin embargo era era un patriarcado que funcionaba.

2 comentarios:

  1. Con tristeza vemos en la sociedad de hoy, como hacen a un lado a los adultos mayores, no se les respeta, se les abandona a su suerte o a los cuidados de extraños por quienes son maltratados. Dios nos pide Honrar a los padres, se nos ha olvidado, y a la vez se nos olvida que eso mismo que sembramos eso mismo cosechamos…

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  2. Cecilia, Dios me concedió la gracia de cuidar a un anciano sacerdote de 90 años. Lo que en un principio creí que sería una carga, he descubierto, con gran alegría, que es una inmensa bendición y un privilegio. Saludos.

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