sábado, 14 de junio de 2014

Suicidios en la era de Feisbuk y Tuiter

Con tinta verde quedó escrito el mensaje póstumo de Cynthia, la mujer que a balazos quitó la vida a sus dos hijos para después suicidarse. Casi con la brevedad de un mensaje de Tuiter decidió grabar en un espejo la causa que la empujó a cometer su locura: “Porque tengo depresión, porque estoy siempre triste, porque tengo que gastar miles de pesos en antidepresivos, porque tengo esta enfermedad que no me deja vivir, porque nadie me ayuda, porque se burlaron de mi depresión”.

Cynthia no es la primera que lo hizo. En menos de dos meses suman tres los casos de madres homicidas que luego se quitan la vida. Las tasas de personas suicidas han aumentado en un 60 por ciento a nivel mundial. El suicidio es hoy una de las tres primeras causas de muerte entre personas de 15 a 44 años. En México es la segunda causa de defunción para este grupo, y las cifras no incluyen los intentos de suicidio, que son hasta 20 veces más frecuentes que los casos de suicidio consumado. ¿Qué orilla a una persona a quitarse la vida? En la mayoría de los casos se trata de depresión y trastornos por consumo de alcohol.

¿Depresión en esta época? ¿Pero cómo? Hay tanto entretenimiento, tenemos acceso a cientos de canales de televisión, cada vez son más las personas que utilizan la internet y los teléfonos móviles. Vivimos enviando mensajes de texto. ¡Qué raro! ¿Por qué hay cada vez más gente deprimida, si nuestras conquistas materiales nos tienen tan entretenidos y ocupados? Se supone que si existe mayor comunicación, las personas se sienten más acompañadas y menos solas. Pues no es así.

Francisco, nuestro querido papa, nos ha dicho que, en esta época, las comunicaciones sociales han hecho que vivamos en un mundo cada vez más pequeño. Sin embargo, hay muchas personas se sienten excluidas y aisladas, alejadas del prójimo. Es paradójico que en un mundo cada vez mejor comunicado exista tanto aislamiento de unos y otros. Vivimos tan ocupados subiendo fotos a Feis y enviando tuits, que hemos dejado de ver que algunos amigos o vecinos están pasando por momentos difíciles. Y la tristeza que los embarga no se quita con ‘laiks’ o con enviarle mensajes religiosos, sino con visitarle e interesarse por su persona.

El aumento de suicidios pone en crisis la era de las comunicaciones sociales. Esta aldea global en la que el mundo se ha convertido, pone de manifiesto la pobreza de nuestra comunicación. La hemos convertido en intercambio de miedos, banalidades, inseguridades, y hasta de miserias y perversiones. Estamos construyendo Babel, la ciudad en donde todos hablan y nadie se entiende. Es una embriaguez de información que fluye y que nadie digiere, y que nos hace sordos para escuchar los gritos que piden ayuda y que, quizá, están muy cerca de nosotros. A nuestra comunicación le falta amor y comunión. Con razón el papa afirma que “la comunicación es, en definitiva, una conquista más humana que tecnológica”.

Tres madres quitan la vida a sus hijos y después ellas se suicidan. Nadie estaba ahí para escuchar, consolar y orar por ellas. El próximo caso –Dios guarde la hora– puede ser el de algún amigo, vecino o familiar cuyo lamento no hemos escuchado, cuyas lágrimas no hemos percibido.

Hay esperanza. La luz vendrá cuando recuperemos el sentido de la calma. Aprender a guardar silencio y a escuchar, dice Francisco. Si queremos tener una mirada más profunda sobre el mundo y la realidad, hay que tomar un poco de distancia de la locuacidad de los medios para meditar y orar. Así entenderemos al que es distinto de nosotros para salir a su encuentro. Pero podemos hacer algo más: crear comunidades pequeñas de vida cristiana alrededor de nuestras parroquias donde las personas se sientan acogidas, acompañadas, formadas en la fe católica. Esa será una comunicación mucho más llena de riqueza y contenido que las frías salas de chat en las que muchos estamos encerrados en la era de las comunicaciones sociales.



















1 comentario:

  1. Que doloroso que pase esto, así como a mi, estoy segura que habemos muchos que al enterarnos de algo así nos afecta mucho, pero yo en , lo particular pido todas las noches por las personas que sufren depresión,y los invito hermanos para hacercarnos más a los que están a nuestro lado y que Dios nos ayude a todos.

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