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Apuntes sobre Teología del Cuerpo, Introducción


Resumen de las ideas más importantes de la primera lección sobre Teología del Cuerpo

Tesis de Juan Pablo II

“El cuerpo y sólo el cuerpo es capaz de hacer visible lo espiritual y lo divino, capaz de hacer visible lo invisible. Ha sido creado para trasladar a la realidad visible del mundo el misterio escondido desde la eternidad en Dios, y así ser signo del él”.

1. El cuerpo nos revela el significado y el fin de la vida 
Hay un itinerario: el cuerpo está hecho para la comunión en una sola carne con otra persona del sexo contrario. Este misterio nos lleva a la comunión entre el misterio de Cristo-Esposo y la Iglesia-Esposa. Y esta comunión nos transporta a participar de la comunión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

2. El cristianismo aprecia el cuerpo 
Es el diablo quien distorsiona la bondad de la creación, haciéndonos creer que el cuerpo es malo. La verdadera espiritualidad cristiana no desprecia la materia: “Dios todo lo hizo bueno”. Somos una religión encarnada. Es el diablo quien ha distorsionado la gloria del cuerpo a tal grado que causa la separación alma-cuerpo a través de la pornocultura en que vivie el mundo: fornicación, pornografía, etc. Cristo entró en la carne para salvar la carne y llevarla a la gloria.

3. Dios es bueno y el cuerpo es bueno 
A pesar de que nuestros cuerpos sufren por enfermedades, accidentes, traumas y confusiones sexuales, lo que podría llevarnos a dudar del amor de Dios, Dios nos ha mostrado su amor en Cristo crucificado. A pesar de que podemos dudar de la bondad de nuestros cuerpos debido a su descomposición, enfermedad y envejecimiento, el cuerpo es bueno intrínsecamente ya que está llamado a compartir la Resurrección de Jesucristo. Abracemos nuestros cuerpos con sus heridas ya que ellos narran la historia de la muerte y resurrección de Cristo.

4. Dios se comunica con nosotros a través de la materia 
El catolicismo es religión de los sentidos. Dios utiliza la materia de los sacramentos para comunicarse con nosotros y compartirnos sus misma vida divina. Entre toda la materia creada en el universo, el cuerpo del hombre y de la mujer es el signo más bello que Dios ha creado. Somos su imagen en la tierra llamados a la comunión con lo divino.

5. Tu cuerpo eres tú 
Tu cuerpo no es un caparazón en el que habitas. Tampoco es cualquier cuerpo. Tu cuerpo visibiliza en el mundo tu alma invisible. Lo que haces con tu cuerpo te lo haces a ti mismo. El cuerpo humano es el signo más poderoso de la creación para señalar el misterio divino. Con el pecado el hombre pierde su capacidad de ver su cuerpo como separado de su dimensión espiritual y divina, y lo vemos sólo como una “cosa”.

6. El Misterio escondido desde la eternidad ha sido revelado 
Este misterio se refiere al plan de Dios para la humanidad: Dios no es un tirano ni un legislador, sino un misterio de comunión de amor entre tres divinas Personas, y nos ha destinado para compartir este intercambio. Este misterio está inscrito en nuestros cuerpos. Así nos lo ha revelado Jesucristo, el Verbo encarnado.

7. La Biblia narra una historia de matrimonio 
La historia de la salvación es una historia nupcial que inició en la creación, luego la caída en el pecado, la Encarnación del Hijo de Dios, la Redención de Cristo y, finalmente las Bodas del Cordero del Apocalipsis. El Cantar de los Cantares es el libro del Antiguo Testamento que habla de un amor erótico y nos descubre que Dios se quiere casar con nosotros. Esta es la clave de interpretación de toda la Biblia. Los profetas Isaías, Ezequiel y Oseas hablan de la relación de Dios con su pueblo en términos nupciales. En nuestra relación con Dios hay “eros” y “ágape”, que son dos componentes del amor. El eros es un amor de atracción; el ágape es un amor de comunión y sacrificio.

8. Dios quiere casarse contigo 
El cuerpo humano narra una historia de amor en la lógica de Dios: primero es el amor; luego es el matrimonio; después son los bebés (la familia). Es decir, Dios te ama, quiere casarse contigo y después quiere fecundarte para que concibas la vida divina (la vida eterna) dentro de ti. Mira a la Virgen María como una imagen viva del misterio nupcial; se dejó fecundar con Dios y concibió en ella al que es la Vida Eterna: Cristo. María ilumina el cuerpo de la mujer como lugar donde Dios habita. Su cuerpo es signo del cielo en la tierra. El cuerpo del hombre es un llamado a entrar en las puertas del cielo, a entregar su vida ahí, a entregarse por completo. El cuerpo del hombre es imagen de ese derramamiento de vida eterna que Dios Padre realiza.

9. Nuestra vocación suprema es el desposorio místico con Dios
Cuando hablamos de nuestra realidades terrenas para hablar de Dios, nos quedamos siempre cortos ante el misterio divino. Aún así las analogías tienen una cierta penetración del misterio. Observa cómo en la Cruz está Cristo, el nuevo Adán. Al pie de la cruz está María, la nueva Eva. Ella es la Madre de todos los vivientes en la vida espiritual. La sangre y el agua que brotan del costado de Cristo es como el flujo seminal que fecunda a la Esposa y las palabras “Mujer, ahí tienes a tu hijo” se refiere al fruto de la Iglesia que es Juan, el hijo.

10. La diferencia sexual es importantísima; lo vemos en la Eucaristía y en el matrimonio 
En toda Eucaristía hay un hombre en la cruz y una mujer al pie de la cruz representada por al Virgen. Dios es el Esposo y la humanidad es la esposa. Esta humanidad debe recibir, primero, el amor de Dios. El cuerpo de la mujer narra la historia de recibir el amor divino, mientras que el cuerpo del varón narra la historia de ofrecer ese amor. Por eso sólo el varón puede ser sacerdote, ya que representa a Cristo, quien pone la semilla. La mujer no puede recibir la ordenación sacerdotal, porque ella no es la que pone la semilla sino que es su receptora. El mundo insiste en tener mujeres sacerdotisas, lo que es imposible porque no puede haber una relación de esposa a esposa durante la Misa, ni durante el matrimonio. Por eso la diferencia sexual hombre-mujer es importantísima en la Eucaristía como en el matrimonio.

11. El demonio profana el misterio nupcial y Dios nos llama a la batalla 
El enemigo de Dios lanza sus dardos más venenosos hacia lo más sagrado del mundo, que es la unión sexual como signo de la comunión con Dios. Lo más sagrado del mundo es lo más violentamente profanado. El pecado y sus consecuencias provoca que el hombre no pueda ver claramente su cuerpo como signo sagrado. Si no vemos las diferencias sexuales entre hombre y mujer llamados a la comunión, no entenderemos lo que es distingue a Dios del hombre y su llamado a la comunión. Así caemos en una vida separada de Dios y de los demás. Por eso Dios nos llama en Efesios 6 al combate espiritual. Queremos ser libres para amar de Verdad.

12. Jugar con el plan de Dios sobre la sexualidad es muy peligroso 
 La vida social, económica y cultural dependen en su estabilidad y armonía de los debates sobre el sexo, el género y el matrimonio. Si vivimos confundidos existe el peligro de confundir la tendencia básica de la humanidad, el camino de la raza humana. El sexo se entrelaza con todo. Es la columna vertebral de la humanidad. El equilibro de la humanidad está determinado por quién tiene sexo con quién y cómo. Si las uniones sexuales se orientan al amor y a la vida, se construyen familias y culturas fuertes, que viven en la verdad del amor y la vida. Cuando las uniones sexuales se orientan contra el amor y la vida, se engendra la cultura de la muerte.

13. Respetar el significado del sexo y del amor es la base de la cultura de la vida 
No es el placer el objetivo de las relaciones sexuales. Si así fuera, la sociedad se vuelve utilitarista: si las personas sirven para la lujuria, son aceptadas. Si no sirven para la lujuria son ignoradas y descartadas. Cuando se acepta la experiencia del sexo y del amor en su verdadero significado, y la manera en que están intecontectados, se ponen las bases para construir una cultura de la vida.

14. San Juan Pablo II nos invita a descubrir la verdad de nuestra sexualidad y a prepararnos para amar de verdad 
Las verdades que enseña Juan Pablo se enfocan en la realidad de la familia. No hacen fuerza a nadie para que acepte estas enseñanzas, sino que invita a la reflexión y a confrontar nuestras experiencias personales con la teología del cuerpo. El mensaje del papa es de sanación sexual, no de condenación. Nos invita a pasar del legalismo a la libertad, a vivir la verdad de la sexualidad para prepararnos para amar de verdad. Este curso de Teología del Cuerpo nos llevará a descubrir lo que significa ser hombre, ser persona humana.

Plan de la obra para las siguientes lecciones:

1. La creación del cuerpo (nuestro origen).
2. La redención del cuerpo (nuestra historia marcada por el pecado).
3. La resurrección del cuerpo (nuestro futuro en la vida eterna).
4. El celibato como vocación cristiana.
5. El sacramento del matrimonio como regalo divino.
6. El matrimonio como signo humano del amor divino.
7. Una “ética del dormitorio” como consecuencia de esta visión de la sexualidad.

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