miércoles, 20 de mayo de 2020

Verdad, profecía y adoración: obra del Espíritu

Santuario de Lourdes, Francia. Procesión de las antorchas.

Muchas cosas hace el Espíritu Santo en la Iglesia. Hoy aprendemos tres (Jn 16,12-15). Primero, nos guía hasta la verdad completa: "Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena". Aquellos que todo lo quieren ver escrito en versículos de la Biblia se quedan a mitad del camino. Se les olvida que la verdad crece y se desarrolla gracias a la acción del Espíritu que guía a los cristianos no sólo por la Sagrada Escritura sino por la Tradición viva de la Iglesia Católica. Dios va revelando la verdad completa en la Iglesia.

Una segunda enseñanza es que el Espíritu regala profetas para la Iglesia: "hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir." La Iglesia no solamente vive de la Palabra de Dios y de testimonios del pasado. Como organismo vivo, también manifiesta carismas, entre ellos el de la profecía. Con el debido discernimiento y aprobación de los sucesores de los Apóstoles, las apariciones marianas, y los fenómenos místicos extraordinarios como son las visiones, las locuciones y otros portentos –nos guste o no– son expresión del ministerio profético del que habla san Pablo en el Nuevo Testamento. Pero sobre todo el ministerio profético se manifiesta en el discernimiento de los signos de los tiempos que personas santas saben hacer inspiradas por el Espíritu.

Por último, el Espíritu nos hace crecer en adoración al Señor: "Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando". Está bien que la Iglesia se preocupe por dar de comer al hambriento y por la promoción de los derechos humanos. También es correcto que nuestra Iglesia proclame una moralidad alta al defender la vida, la familia y la justicia social, pero si los católicos no crecemos en adoración y alabanza nos quedamos incompletos. Estamos llamados a glorificar al Señor, alabar sus maravillas, proclamar su misericordia, elogiar su hermosura y gozarnos en su Palabra. De esa manera se despertará el deseo ardiente de contemplar su rostro en el Cielo.

1 comentario:

  1. Vivir en santidad. Gracias Padre, en vísperas de Pentecostés tomaré un momento para orar y adorar. Bendiciones. Gracias por escribir y comunicar lo que Dios te inspira, siempre ilumine tu vida con su verdad y te conceda el gozo de adorarlo y ayudarnos también a entrar en comunión.

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