martes, 17 de septiembre de 2019

Mujeres desencantadas de los hombres

Tengo varias fieles de mi parroquia que han terminado la universidad y algunas de ellas están decepcionadas de los hombres. Los ven inseguros, inmaduros, aniñados, afeminados o mujeriegos; incapaces de mantener un buen liderazgo durante el noviazgo y con poca claridad sobre su proyecto de vida. Esto a ellas las desencanta. Provenientes, muchos de ellos, de hogares de madres solas, los niños no tienen modelos masculinos ni el apoyo que necesitan para convertirse en hombres. Las niñas que, en cambio, observan a sus madres trabajar y sacar adelante a sus familias por lo que tienden a imitar ese modelo y a hacer lo mismo. Son ellas las que tienen claras sus metas y el empuje para abrirse paso en la vida.

Los niños están viviendo una grave crisis de identidad. Dominadores del espacio, de la vida social, amantes de los juegos violentos y de las aventuras –como es propio de la naturaleza masculina– hoy los varones son reprimidos para que no demuestren características varoniles. En las últimas décadas el feminismo se ha encargado de convencer a la sociedad de que las expresiones de masculinidad deben reprimirse. Si a un niño le gusta el box, la lucha libre, combatir con espadas de juguete o si gusta descabezar las muñecas de su hermanita con una resortera, se le debe refrenar; no vaya a ser que en el futuro se vuelva machista y violento. Y si dice que quiere ser torero será mejor internarlo en un psiquiátrico porque debe ser muy, muy anormal, loco quizá. La sociedad comprende cada vez menos la masculinidad.

¿Nos hemos puesto a pensar que hoy los problemas de conducta anormales en la infancia son mucho más de niños y no tanto de niñas? María Calvo señala que las investigaciones indican que los problemas de aprendizaje y de atención, de conductas antisociales, de hiperactividad y déficit de atención son cuatro veces más habituales en los niños que en las niñas. Son los varones quienes viven más frustrados y desanimados. El fracaso escolar hoy lo protagonizan ellos, así como también el acoso escolar y el consumo de drogas. Son los varones quienes tienen más problemas emocionales, padecen más esquizofrenia y tienen terrores nocturnos. También son los que más se suicidan.

Esta semana se publicó la noticia de que en el Estado de Chihuahua más del 70 por ciento del cuerpo de maestros en las escuelas son mujeres. Esto significa que en las aulas las formas de aprendizaje y de comportamiento, de afectividad y socialización están feminizadas, adaptadas al gusto, habilidades y preferencias de las mujeres. Las maestras son quizá las que les impiden a los niños tener juegos rudos y un poco salvajes en los recreos. Muchas de ellas les reprimen su masculinidad. Por eso –afirma la investigadora Judith Kleinfeld– muchos niños terminan rechazando, si no es que detestando, la escuela.

Cada vez más varones andan como perdidos en la vida, sin tener clara su vocación y su misión. La cultura popular tampoco ayuda. Caricaturas como las de Homero Simpson proyectan una imagen del hombre tonto y perezoso. Los personajes del cine son antihéroes y muchos otros son afeminados o abiertamente homosexuales. Estos son los modelos que la cultura hoy presenta como ideales para el hombre.

Mientras que nuestra sociedad desestime esta crisis varonil y siga prestando toda su atención a la mujer, las relaciones interpersonales y en las familias se verán más alteradas. Por lo pronto mis fieles parroquianas seguramente seguirán superándose profesionalmente, y deberán hacerse a la idea de que formar una familia con un hombre que tenga claro lo que quiere, que abrace ideales, que sea líder, esposo y padre responsable es cosa cada vez más rara.


1 comentario:

  1. Qué montón de estupideces dichas en este blog. El Papa jamás apoyaría estas teorías tan demagógicas.

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