miércoles, 19 de junio de 2019

El dedo en la llaga

Como balde de agua fría cayó el documento pontificio “Hombre y mujer los creó” sobre todos aquellos católicos que veían a Francisco como un papa de avanzada o un papa progre. Con el aval del Santo Padre, la Congregación para la Educación Católica ha publicado este documento que deja muy clara la postura de la Iglesia Católica frente y contra la ideología de género, que desde las cúpulas de poder y del dinero trata de imponerse sobre las culturas de los países menos desarrollados.

El documento dice que estamos ante una “emergencia educativa”, es decir, ante algo gravísimo que está sucediendo en el ámbito de las escuelas y universidades. Es ahí donde a las nuevas generaciones de niños y jóvenes se les está adoctrinando –lavando el cerebro– para desestructurar a las familias. Esto se está logrando con la falsa enseñanza de que no existen diferencias entre el hombre y la mujer, y que todo se debe a condicionamientos culturales. En las clases de educación sexual, de biología o de civismo, en las escuelas se enseña hoy que las personas podemos elegir el comportamiento sexual que queramos, independientemente de lo que nos indica la naturaleza masculina o femenina.

“Varón y mujer los creó” nos dice que la única Familia que existe es la que está conformada por un hombre y una fémina, y que el único espacio moralmente válido para ejercitar las relaciones sexuales es dentro del matrimonio. Nos enseña así que no hay comparación entre la heterosexualidad y la homosexualidad, ni para vivir el amor en pareja ni para la educación de los hijos. Es la familia la que tiene el derecho de educar a los niños, y no el Estado. No es la pareja la que tiene derecho a adoptar, sino que es el menor el que tiene derecho de ser adoptado por dos personas de sexo contrario que reemplacen su origen natural de un padre y una madre.

Algunas instituciones católicas y sacerdotes, sobre todo en el ámbito educativo-pastoral, han cedido a las presiones de la cultura secular y de los grupos LGBTQ claudicando de enseñar la doctrina de la Iglesia. Basta mencionar a James Martin, el jesuita que promueve la bienvenida a la Iglesia de las familias gay en Estados Unidos; o a universidades como La Salle en Ciudad de México, que recientemente canceló una conferencia de los argentinos Agustín Laje y Nicolás Márquez sobre ideología de género; o la Universidad Iberoamericana que abre espacios para debatir la legalización del aborto y que permite el “día de la diversidad” en su campus.

¿Obedecerán a las enseñanzas de la Iglesia y al papa estos sacerdotes y centros educativos que se dicen “progres”, o seguirán contribuyendo a la pérdida de la identidad católica de sus alumnos y a la decadencia cultural que marca nuestras sociedades? Está por verse. Lo cierto es que si quieren seguir llamándose "católicas" deben de respetar el derecho de los alumnos y padres de familia de recibir formación católica, y no las barbaridades que hoy está enseñando la cultura secular. Cierto también es que Francisco no es el papa liberal que muchos han creído. En materia de aborto, eutanasia y género, el obispo de Roma ha sido muy claro y ha puesto los puntos sobre las íes, dejando ver que la enseñanza de la Iglesia obedece a una visión del hombre que no cambia ni cambiará con el tiempo.

“Hombre y Mujer los creó” es un documento que debe ser leído, meditado y estudiado por todos los católicos y hombres de buena voluntad, pero principalmente por los padres de familia que tienen a sus hijos en escuelas públicas y privadas, así como por las instituciones educativas católicas. El papa no nos llama a discriminar a las personas homosexuales ni a faltarles el respeto, pero sí a combatir la ideología de género –el homosexualismo político– para edificar la vida pública sobre los cimientos sólidos de la naturaleza humana.

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