lunes, 1 de mayo de 2017

Confesionario sin absolución: me turban las cenizas de la que fue mujer de mi esposo

Pregunta: Buenas tardes, soy de Chihuahua y tengo meses viviendo en Ciudad Juárez. Me junté con un hombre que fue mi compañero de la escuela primaria, y no lo veía desde hacía 20 años. Él enviudó el año pasado y decidimos unir nuestras vidas. Yo tengo tres hijos, él tiene dos y a ellos los quiero como si fueran míos. No pensé que la muerte de su esposa le doliera tanto. Puso las cenizas de su mujer en la sala de la casa, y ahora a mis hijos y a mí nos están sucediendo cosas horribles. Este fin de semana mi niño de 14 años habló muy ronco, su mirada era otra, nos dijo que nos iba a matar a todos, como si se le metiera un demonio. Estoy muy asustada, mi pareja es escéptico. Dice que es muy católico pero en estos momentos está molesto con Dios por lo sucedido y no quiere ni ir a misa. Tengo miedo y me siento impotente. Ayúdeme por favor.

Padre Hayen: sobre las cenizas de la que fue la esposa de tu marido, debo decirte dos cosas. Es de mal gusto que, si ya se casó contigo, tu esposo conserve las cenizas de su difunta ex esposa en la sala de la casa, esto por dos motivos. Primero, tu esposo debió tener su período de duelo para llorar a su difunto amor y enterrarlo para siempre. Si hoy tiene una relación contigo es porque se supone que ya superó la defunción de la que fue dueña de sus quincenas. Después de un buen período de duelo, un viudo puede contraer nuevas nupcias, si así lo desea, porque el matrimonio termina con la muerte del cónyuge. Si un día encuentras a tu marido abrazado y llorando a esas cenizas, es que no ha cerrado un capítulo de su vida que ya debe estar finiquitado. Sobre el muerto las coronas. A los que ya se fueron los enterramos, les ponemos sus flores y nosotros continuamos viviendo nuestras vidas.

El segundo motivo por el que no debe conservar las cenizas en casa es porque las casas no son lugares propios para los difuntos. Así como no me imagino a alguien conservando un ataúd con un cadáver en una habitación de la casa, tampoco creo que es saludable conservar las cenizas en el hogar. Los muertos tienen lugares especiales para que se haga oración por ellos, estos son las criptas y los cementerios. Los panteones y los nichos en las iglesias son lugares de oración, y cuando los visitamos vamos en actitud de rogar a Dios por el difunto. Colocar las cenizas en un closet o sobre un mueble en casa es correr el riesgo de que se olvide la oración por el muerto y a éste se le trate como una cosa. Además aumentan las posibilidades de olvido y de malos tratos a medida de que van pasando las generaciones.

Por último, si tu hijo habla con ronquera y parece poseído, eso no tiene que ver con unas cenizas de difunto en casa. Con la muerte, el alma del fallecido se separó del cuerpo y entró en la presencia de Dios. Y ahí, frente a la misericordia y justicia divina se decidió la suerte eterna de la señora: cielo, infierno o purgatorio, aunque el purgatorio no es un estado definitivo sino transitorio hacia el cielo. Un muerto no puede poseer a otra persona, ni tampoco ronda buscando dónde descansar. Eso de que las almas 'penan' son creencias populares, más cercanas a la superstición que a nuestra fe. Así que lo más seguro es que se trate de otra cosa, y no de una posesión. De cualquier manera hay que llevarlo con un sacerdote para que haga oración por él, o bien con un psicólogo porque pudiera estar sugestionado.

Dices que tu esposo es muy católico. Oye pero, alguien que se jacte de ser muy católico debe buscar casarse por la Iglesia y no vivir solamente amancebado. Y también debe, mínimamente, buscar hacer la voluntad de Dios y acudir a la iglesia con regularidad. Busquen un sacerdote que los oriente sobre su situación para que puedan casarse y, en estado de gracia, acercarse a comulgar. Y si tu esposo está enojado con Dios porque se llevó a su ex pareja, todo indica que aún no está superada la partida de quien fuera su mujer. Una vez terminado el luto, entonces el muerto al pozo y el vivo al gozo. No tengas miedo, hija mía, y dedícate a convencer a tu marido a que lleven esas cenizas a su lugar apropiado. Y a tu hijo, tráemelo para darle una bendición. Que Dios te ilumine y san Miguel te defienda.

(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook/Messenger : Eduardo Hayen Cuarón; o en Twitter: @padrehayen)

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